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Vespasiano Manrique de Lara Gonzaga

Biografía

Manrique de Lara Gonzaga, Vespasiano. Conde de Paredes (X). Mantua (Italia), 8.IX.1621 – El Puerto de Santa María (Cádiz), 5.V.1687. Virrey de Valencia.

Pertenecía a una familia de origen italiano, los duques de Guastalla, rama segunda de los Gonzaga. Era el segundogénito del matrimonio contraído entre César Gonzaga Doria, duque de Guastalla y de Ariano, príncipe de Molfeta, e Isabel de Ursino, sobrina del papa Sixto V.

Vespasiano Manrique de Lara fue menino del príncipe Baltasar Carlos en la Corte de Felipe IV. Militó en el ejército de Galicia durante cerca de cinco años, y posteriormente fue nombrado gentilhombre de cámara y consejero de la Cámara de Castilla.

En septiembre de 1646 se casó con Inés Manrique de Lara Enríquez y Luján, X condesa de Paredes de Nava y Grande de España. Manrique de Lara adoptaría dicho título anteponiéndolo al suyo.

Vespasiano Manrique de Lara fue nombrado virrey de Valencia el 21 de diciembre de 1667 gracias al apoyo y la confianza de Nithard, valido de la regente Mariana. Tras el estallido de las tensiones motivadas por la actuación de Juan José de Austria, que buscaba apoyos para su causa, dada la nueva situación generada por la muerte de Felipe IV, la minoría de edad de Carlos II y la regencia de la reina Mariana, el nombramiento del conde de Paredes como virrey de Valencia respondía a la decisión de Nithard de cambiar a todos los virreyes de la Corona de Aragón, con la finalidad de rodearse de personajes leales a la causa de la Corona. La confianza de Nithard en Vespasiano de Gonzaga descansaba en el parentesco que éste había establecido con los Lara, una de las familias más leales a la Corona, a causa de su matrimonio.

El conde de Paredes juró los cargos de lugarteniente y capitán general del reino de Valencia el 3 de marzo de 1668. Estuvo al frente del virreinato valenciano durante seis años. Su larga estancia ratifica la aprobación de su gestión gubernativa. Los esfuerzos del virrey se dirigieron a pacificar el reino, que estaba sufriendo la agudización del bandolerismo, favorecido por la inestabilidad climática (sequías durante 1668 y 1671 e inundaciones a lo largo de 1671 y 1672). Entre sus acciones, estableció un estrecho control sobre los bandos y focos de tensión que afectaban a todos los sectores de la sociedad, y envió comisionados a los diferentes puntos del reino de donde llegaban noticias de discordias que podían desencadenar conflictos.

La férrea persecución de los bandidos se concretó en la extradición de algunos forajidos a los presidios de Orán, Peñón y Melilla, así como en el envío a la horca de los más peligrosos. Estas medidas, en sí impopulares, se agravaron al perseguir también a aquellos que les protegían, lo que desencadenó importantes conflictos jurisdiccionales con el arzobispo de Valencia, Luis Alfonso de los Cameros.

A estas dificultades cabe añadir las surgidas con los miembros de la ciudad, jurados y Consell General, a causa de la decisión del virrey, que en uso de su potestad económica y sin procedimiento judicial, embarcó a cinco consellers hacia Ibiza por una controversia sobre la facultad de amasar el pan.

La defensa de la costa constituía una prioridad de la política virreinal. La custodia del litoral estaba basada en una amplia red de infraestructuras —baluartes, torres, fortalezas y castillos— estratégicamente dispuestas a lo largo de toda la costa levantina, pero tras el recrudecimiento de la represión corsaria desde finales de la década de 1660, ésta parecía insuficiente. Con la finalidad de corregir la ineficacia de los oficiales al mando de la zona en el ejercicio de sus deberes, se inició una reestructuración de la organización militar.

En 1673, el conde de Paredes emitió unas ordenanzas.

Como en anteriores reglamentos, recordaba las funciones, derechos y deberes del veedor general, de las compañías de caballos del Grao, Moncofa y Villajoyosa, así como de los requeridores, alcaldes, artilleros, guardas vigías y soldados. La novedad residía en incentivar a los guardas del litoral al concederles la totalidad del botín en la captura de las embarcaciones moriscas.

La delicada situación que atravesaba la Monarquía hispánica en el plano internacional, a causa de los continuos enfrentamientos que Luis XIV motivaba aprovechando la minoría de edad de Carlos II, se reflejaron en una serie de medidas contra los franceses en el reino de Valencia. El 1 de diciembre de 1673 se organizó la Junta de represalias, por la que se exigía permiso de residencia a los franceses, y se les prohibía tener armas y comerciar con Francia. Como consecuencia de esta junta, se inició un recuento de franceses habitantes en el reino, así como el registro de las mercancías de origen francés con el fin de evitar fraudes a la prohibición.

La Monarquía hispánica, a raíz de la declaración de guerra a las Provincias Unidas, contó con la colaboración valenciana. El 29 de enero de 1674, la regente, Mariana de Austria, solicitó la contribución del reino a través del servicio voluntario. Los estamentos decidieron servir con un tercio de cuatrocientos infantes pagados durante siete meses en Cataluña.

En abril de 1675, Vespasiano Manrique de Lara cesó en su cargo como virrey y regresó a la Corte, donde actuó como consejero de la Cámara de Castilla de Carlos II. En 1682, fue nombrado capitán general del mar océano y costas de Andalucía y gobernó la Armada Real. Consiguió importantes donativos procedentes de los viajes de las flotas y galeones para el Monarca.

Falleció en El Puerto de Santa María el 5 de mayo de 1687 y fue sepultado en el monasterio de los capuchinos de Jerez de la Frontera.

 

Bibl.: A. López de Haro, Nobiliario Genealógico de los Reyes y títulos de España, Madrid, Luis Sánchez, 1622, págs. 243- 247; L. Salazar y Castro, Historia Genealógica de la Casa de Lara, vol. II, Madrid, Imprenta Real, por Mateo de Llanos y Guzmán, 1696; J. Mateu Ibars, Los virreyes de Valencia: fuentes para su estudio, Valencia, Ayuntamiento, 1963; Vv. Aa., Nuestra Historia, vol. V, Valencia, Mas Ivars, 1982; S. García Martínez, Valencia bajo Carlos II, Villena (Valencia), Ayuntamiento, 1990; F. Requena Amoraga, La defensa de las costas valencianas en la época de los Austrias, Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 1997; E. Callado Estela, Inmunidad eclesiástica y delincuencia en el siglo XVII, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2003.

 

María Peligros Belchí Navarro

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