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Manuel Lassala y Sangermán

Biografía

Lassala y Sangermán, Manuel. Eurilio Cleoneo, Sectani Luci, Settanus Filius Luci. Valencia, 25.XII.1738 – 22.IV.1806. Jesuita (SI) expulso, poeta y dramaturgo.

Usó el nombre poético de Eurilio Cleoneo entre los Arcades de Roma y los seudónimos de Sectani Luci o Settanus Filius Luci. Su padre fue Bernardo Lassala Vergés, que, nacido en Lees (valle de Aspe, en Francia) el 10 de mayo de 1696, llegó a Valencia en 1710, vivió en Cádiz posteriormente por cuestiones comerciales, y se estableció definitivamente en Valencia, convirtiéndose en un importantísimo hombre de negocios. En esa ciudad, en el templo de los Santos Juanes, contrajo matrimonio en 1736 con Inés Sangermán, natural de Segorbe (Castellón), de la que tuvo cinco hijos: Bernardo, Manuel, Joaquín, Josefa y Francisca. Bernardo era señor de Prechac (Bearne) y abad laico con asiento en Cortes. Tuvo también privilegio de hidalguía otorgado por el rey Fernando VI en 1751.

De la infancia de Manuel Lassala no se tiene dato alguno. Dominó el italiano, el francés, el castellano y el valenciano/catalán, así como el latín y el griego, lenguas clásicas en las que compuso poemas, como el romance multilingüe que compuso para Francisco Pérez Bayer.

Niño prodigio, según Hervás, quien hace hincapié en los buenos profesores que tuvo de Humanidades y Filosofía en Valencia, y de Ciencias en Italia: “En la edad de 12 años logró victoria pública de certamen poético dictando, de repente, en las lenguas española, latina y griega tres composiciones poéticas, de metro diferente, sobre diversos asuntos”. Como antes de entrar en la Compañía, el 2 de octubre de 1754 en Tarragona, ya había cursado el trienio filosófico (“En la filosofía tuvo por maestro al doctor D. Sebastián Sales, defendió dos veces conclusiones filosóficas y se graduó de bachiller”, según Hervás), una vez terminado el noviciado, después de dos años de docencia de letras humanas en Calatayud, estudió la Teología en el colegio de San Pablo en Valencia, y permaneció en su ciudad natal como profesor de Retórica en el colegio de nobles de San Ignacio, aunque fue a ordenarse de sacerdote, el 31 de diciembre de 1761, a Zaragoza.

En el seminario de nobles de Valencia “enseñó primeramente la retórica, cinco años, y, uno, la lengua griega” (1761-1767), según Hervás. Allí publicó, a expensas de la ciudad, dos oraciones filosóficas pronunciadas en la Universidad en la apertura anual de estudios (De Syllogismo in pristinam dignitatem restituto. De Summo Bono Morali assequendo, 1763), donde se enfrenta abiertamente a Voltaire en la manera de alcanzar el supremo bien moral. En Valencia fue donde también se despertó su vena de dramaturgo con la representación y edición de varias tragedias: Yefté (Valencia, 1761), José descubierto a sus hermanos (1763) y Don Sancho Abarca (obra dedicada al conde de Aranda, entonces capitán general del reino de Valencia, en un acto literario celebrado en el seminario de nobles de San Ignacio de la Compañía de Jesús, en mayo de 1765). Refiriéndose a esta primera etapa vital valenciana, Hervás, al reseñar los manuscritos del valenciano, orienta hacia dónde iban las inquietudes intelectuales, bastante ilustradas, del docente Lassala, anterior al exilio: “En Valencia, entre otros manuscritos, el autor dejó tres oraciones latinas pronunciadas en la apertura anual de los estudios. Estas tres oraciones eran sobre las ciencias matemáticas, sobre el estudio de las lenguas orientales, y en alabanza de Luis Vives”.

Exiliado a Ferrara tras el extrañamiento de 1767 y residir el curso 1767-1768 en San Bonifacio (Córcega), enseñó Filosofía en el colegio jesuítico de aquella ciudad, que en 1771 le publicó las Theses ex omnibus philosophiae partibus, defendidas bajo su dirección por un alumno, y allí hizo los últimos votos el 2 de febrero de 1772.

Después de la supresión de la Compañía (agosto de 1773), se estableció pronto en Bolonia, donde fue muy conocido como poeta ocasional, en latín en las ocasiones pomposas, y en italiano en las menos solemnes, ganándose la benevolencia de las autoridades locales eclesiásticas (Eminentissimo Principe Ignatio Boncompagnio Ludovisio SR.E. Cardinali Amplissimo [...] Carmina) o académicas (Ad Clarissimum Virum Eustachium Zanottum Bononiensis Scientiarum Instituti Praesidem Perpetuum [...] Carmina). Sonado fue su poema Rhenus (1781), también dedicado al cardenal Ignacio Boncompagni, legado papal en Bolonia, en cuyos cuatro libros, describe los estragos que causó en Bolonia una avenida del Reno, con cuyo motivo hace la descripción geográfica de aquel y otros ríos.

No rehuyó la sátira, como demuestra el gusto por volver en reiteradas ocasiones sobre los “Sermones” o Sátiras de Cayo Sectano, hijo de Lucio, compuestas en verso latino por el abate Manuel Lassala y Sangermán.

Según Hervás, “desterrado de España, luego que llegó a Bolonia se dedicó al estudio matemático; en el de los elementos, tuvo por maestro al célebre algebrista el jesuita Vicente Ricati [Vincenso Riccati, Treviso, 1707-1775], en astronomía, al famoso doctor Eustaquio Zanotti, y asistió a las experiencias físicas de la insigne doctora Laura Bassi”. En la supuesta autobiografía se alude: “Después se ha dedicado al estudio de la Poesía, de las Lenguas Arábiga, Hebrea, Latina, Griega, Alemana, Inglesa, Francesa, Italiana, Castellana, Portughesa y Limosina y varia erudición”.

Pero bien pronto vuelve a su vocación dramática y hoy se le recuerda, más bien, por sus tragedias neoclásicas —Ifgenia in Aulide (Bolonia, 1779, dedicada a la condesa Ippolita Caprara), Ormisinda (1783, dedicada a la marquesa Tanari, la que había sido mecenas del padre Isla), Lucia Miranda (1784, tragedia, cuyo asunto está tomado de la historia de los españoles en el Paraguay, el cual “es enteramente nuevo en el teatro”, según Sempere y Guarinos); Sancho García y Giovanni Blancas (ib., 1793)—, las más de ellas inspiradas en otras de Moratín, Cadalso y Vicente García de la Huerta, cuyo hermano Ramón era compañero de Lassala en el exilio de Bolonia. Aunque Lassala pasa, sobre todo, por ser autor de tragedias, cultivó otros géneros dramáticos, en italiano y en español.

Por ejemplo, Il filosofo moderno es una comedia al estilo goldoniano, de ideología claramente anti ilustrada, caracterizada por su moderno editor Joaquín Espinosa como “breve a pesar de desarrollarse a lo largo de tres actos. Su estilo abandona la solemnidad del género trágico que estaba de moda y que Lassala con la habilidad que le proporcionaba su formación humanística supo cultivar. Sin duda tiene muchas cosas en común con el modelo Goldoni”.

Como traductor, hay que recordar las Fabulae Locmani sapientis (1780), curiosa traducción del árabe de las fábulas del sabio persa Lokman en versos latinos esópicos. Como no consta que Lassala supiese árabe, Batllori supone que, “además de las anteriores versiones latinas de Erpen y Lefèvre, le ayudaría en la empresa el jesuita tortosino Joaquín Plà”, el cual llegará, diez años después, a ser catedrático de Caldeo en la Universidad de Bolonia (Batllori, 1966: 501). La traducción está dedicada a su paisano y orientalista Francisco Pérez Bayer, el pedagogo de más prestigio y poder del reino. Estas Fabulae son elogiadas por Luciano Gallisá y por Sempere y Guarinos, quien destaca “la pureza y sencillez de estilo y facilidad de versificación” (Sempere y Guarinos, 1785-1789, III: 180).

Como buen jesuita, también fue polemista contra los nuevos filósofos dieciochescos, bastante aplicado, pues publicó (Bolonia, 1787) unos sermones latinos, en verso, bajo el pseudónimo de Caius Sectanus Lucii filius (L. Sectanus era un pseudónimo del también exjesuita Giulio Cesare Cordara, literato e historiador [Alessandria, Italia, 1704-1785]), que el mismo Lassala tradujo al italiano (ib., 1790) y al español (Valencia, 1795). Sin embargo, está muy lejos del ardor dialéctico y contundencia argumental de sus compañeros José Isla y Lorenzo Hervás.

El jesuita Lassala hoy es recordado, sobre todo, por sus tragedias neoclásicas, siendo considerado como uno de los literatos valencianos del setecientos más importantes. La Ifigenia in Aulide tiene dos fuentes principales confesas: la Ifigenia de Eurípides y la Iphigenie de Racine, tragedia del periodo clásico francés, el s. XVII. El valenciano hace evolucionar el mito desde la Grecia clásica y arcaica hasta el settecento italiano, que Lassala acomodó a la sociedad y el gusto de la época, influido por la educación jesuítica, el teatro jesuítico, la dicotomía teológica jansenismo vs. molinismo y la cuestión de los jesuitas expulsos. Las tragedias bíblicas (Joseph descubierto a sus hermanos), que versan sobre la historia del patriarca José, también son de estética neoclásica. El jesuita valenciano apostando por la tragedia es, sin duda, la contribución principal de los jesuitas españoles expulsos a la reforma teatral neoclásica.

Se conserva, además, un rico epistolario suyo en la Biblioteca Universitaria de Valencia. En latín compuso unas Orationes habitae ad Senatum et Academiam valentinam (1763), dedicada una al tema de cómo alcanzar el supremo bien moral, y en ella se enfrenta abiertamente a Voltaire. También escribió un diálogo en verso titulado La tragedia española vindicada, además de algunas piezas en italiano como Ormisinda y Berenice, un par de sainetes y una Loa a San Vicente Ferrer.

Lassala no dice nada de cómo fue su vida privada, pero a través de sus manuscritos se pueden hoy saber algunos detalles que son de interés para conocerlo mejor. De su nutrido epistolario se deducen dos circunstancias biográficas importantes: la primera, el amor correspondido que sintió por su madre y que se mantuvo encendido a pesar de los treinta y dos años de destierro; la segunda, la perfecta adaptación a la sociedad italiana y más concretamente a la de Bolonia, ciudad que le acogió espléndidamente y en la que disfrutó de la amistad tanto de las más notables familias (Zane, Caprara, Sagredo, Tanari, Malvasia y Zambeccari, Pepoli, etc.), como de los más destacados hombres de letras (F. Albergati Capacelli, G. B. Roberti, S. Bettinelli y otros), y políticos de la ciudad, como con el cardenal legado Buoncompagni, después secretario de Estado, con el general Caprara, con el rector y colegiales del Real Colegio de España o de San Clemente en Bolonia (Italia), a los que les mostró su gratitud en las dedicatorias de varias obras.

Pero particularmente cantó en mil y mil versos, bajo el nombre de Emilia, las virtudes, la amistad y el ingenio de la poetisa marquesa Justina Sagredo Tanari.

Esa capacidad de adaptación, su preparación literaria y su innegable talento para las letras le abrieron las puertas de distintas academias italianas. En concreto, fue admitido en tres academias romanas: la Arcadia (tomando el nombre de “Eurilio Cleoneo”), el 1 de diciembre de 1775, siendo Custode Gioacchino Pizzi; la Academia dei Forti, con el nombre de “Zeleuco”, el 14 del mismo mes y año, y la de los Aborigeni, el 9 de febrero de 1780, con el nombre de “Lisido Tarentino”.

También la academia de los Inestricati de Bolonia lo admitió entre sus socios el 3 de agosto de 1786.

Según Fuster, Lassala se encontraba en Bolonia “sin cargo ni cuidado alguno, gozando la pensión que le daba el gobierno español, a que agregaba lo que su tierna madre le enviaba”, por lo que pudo dedicarse al aprendizaje de las lenguas hebrea, alemana, arábiga, inglesa, francesa, italiana, “ejercitándose, para no olvidarlas, en la castellana y lemosina”. A pesar de que no consta que recibiese pensión doble por su actividad literaria, “se hizo con una copiosa librería” y pudo emplear sus haberes en la impresión de las muchas obras que escribió y publicó, “y también en el alivio de muchos de sus compañeros que se hallaban necesitados”.

El 28 de septiembre de 1793 Leandro Fernández de Moratín visitó a Lassala en Bolonia y en su Diario lo dibuja como “aplicado, estudioso, de bello carácter, autor de varias tragedias frías; leí dos que acaba de publicar [...] y me parecieron entrambas de corto mérito”. Lassala regresó a Valencia en junio de 1798, mes en el que consiguió un permiso eclesiástico para celebrar misa, sellado por el arzobispo de Valencia el día 23 del mismo mes. No se sabe la razón por la que, a pesar de los avatares sufridos por los jesuitas, nuevamente expulsados en marzo de 1801, permaneció en España, aunque es fácil deducir que se debió tener en consideración su salud delicada y su avanzada edad.

Lo bien cierto es que consiguió vivir junto a su madre, que nunca había abandonado la ilusión de verle regresar de su exilio, hasta la muerte de ella en 1803, y publicar varias composiciones latinas y castellanas, por lo general de carácter religioso, en Valencia, donde falleció y participó en actos públicos, como en la Junta pública de la Real Sociedad Económica de Amigos del País (1800) con unos endecasílabos, o en la llegada a Valencia de la prodigiosa imagen del Santo Cristo de San Salvador (1803). Aprovechó para traducir algunos poemas, compuestos en Italia, como Agostino e Margherita (“Escenas líricas en italiano”, los llama Hervás en 1793), que vieron la luz en 1801 (Santa Margarita. Poema traducido del latín en verso castellano). Murió en Valencia, y fue enterrado en la capilla de San Bernardo de la iglesia del convento de San Francisco el Grande, hoy desaparecido a causa de un grave incendio.

Hervás reseña diecisiete impresos y otros tantos manuscritos de Lassala en 1793, quien tuvo el cénit de su prestigio literario en Italia hacia 1782, además de por sus frecuentes estrenos teatrales, por el poema De serificio Coorum Bononiensiun, libellus singularis (1782), compuesto con motivo de la función que hicieron en Bolonia los mercaderes de velos cuando Pío VI volvió a Roma de su infructuoso viaje a Viena.

La producción literaria de Lassala fue muy conocida en Bolonia, pues, ya en 1786 aparece como socio de cuatro Academias, citadas y aludidas por Fuster, con la coletilla: “Las muchas obras de estos cuerpos literarios abundan de composiciones de Lassala”. Sin embargo, exagera Menéndez y Pelayo cuando dice que sus obras admiraron a Italia.

No es fácil seguir la pista a la producción de los jesuitas expulsos, desperdigada en diversas ciudades italianas y españolas, tanto en su impresión (diversidad de imprentas) como en su conservación (diversidad de archivos y bibliotecas). Lassala fue más afortunado que muchos de sus compañeros doblemente expulsos (en 1767 y 1801), porque sus numerosas publicaciones se concentraron en pocas ciudades (Valencia y Bolonia) e imprentas (Benito Monfort y José Estevan, en Valencia; S. Tommaso d’Aquino y Lelio della Volpe, en Bolonia). Además, el hecho de evitar el segundo destierro, habiendo permanecido y fallecido en Valencia en 1806, hizo que se conserven dos gruesos legajos con muchos de sus manuscritos, en la biblioteca de la Universidad de Valencia (legajos, M-573 y M-574), examinados por Espinosa Carbonell.

Entre sus contemporáneos, Lassala también tuvo la suerte de ser reseñado amplia y elogiosamente por el también valenciano Sempere y Guarinos. Por otra parte, no era difícil conseguir noticias de Lassala, poeta, así latino como castellano, quien procuraba estar siempre en el candelero. Para él la elección de su amigo Zanotti para rector perpetuo del estudio boloñés, la entrada en Bolonia del nuevo legado cardenal Boncompagni Ludovisi, la boda del príncipe de Teano con una hija de los príncipes Albani, la convalecencia de Pío VI después de larga enfermedad, una solemne procesión del Corpus Christi, una riada extraordinaria del Reno el año 1781, el paso de Pío VI por Bolonia a su vuelta de Viena y su solemne entrada en la ciudad eterna, la profesión religiosa de la condesa Delfini Dosi, el nombramiento de un nuevo cardenal y otros temas de menor fuste todavía, eran ocasión bastante para templar su lira (Batllori, 1966: 500-501).

En resumen, Lassala, siempre deseoso de llevarse bien con el poder en Italia y en España (publicó una oda A la conquista de Menorca, en 1782), fue un escritor relativamente fecundo en los campos del teatro y la poesía, y que logró cierto prestigio en Italia, más que en España, como atestigua su asociación a diversas academias, para las cuales “ha hecho muchas composiciones, que se han publicado en diversas colecciones poéticas” (Hervás).

Sempere, hablando de la tragedia Lucia Miranda, llama la atención sobre la originalidad del asunto y la maestría de Lassala para “escoger y pintar bien aquellas situaciones de los objetos que más mueven el alma” (Sempere y Guarinos, 1785-1789, III: 186).

Bastante menos favorable es el juicio de Batllori sobre “estas composiciones originales, llamémoslas así, para entendernos”, de Lassala, el cual “poeta de salón y de salón dieciochesco, no dejaba pasar oportunidad alguna para fingir en versos latinos o italianos una emoción poética que no sentía, ni podía sentir, ni hubiera podido expresar en esas lenguas extrañas si de verdad la hubiera sentido” (Batllori, 1966: 500).

En conclusión, fue el más prolífico de los dramaturgos y poetas entre los jesuitas valencianos expulsos, que en su época tuvo bastante prestigio, que pronto se diluyó, de manera que nadie ha sentido la necesidad de reeditar ninguna de sus obras. Como la mayoría de los expulsos valencianos, combinaba una sólida formación humanística con el dominio de varias lenguas clásicas y modernas, y con el estudio de las ciencias matemáticas y de la naturaleza. Como la mayor parte de los expulsos valencianos, fue un patriota españolista manifiesto, aunque enmascarado en la dulzona melancolía y añoranza familiar (patriotismo valenciano): “Siempre tuvo presente su patria, sin olvidarse jamás de ella en una ausencia de treinta años, manteniendo correspondencia con su amada madre, sus deudos y amigos de España” (Fuster).

 

Obras de ~: Yefté. Tragedia, Valencia, 1761; Josef descubierto a sus hermanos, Valencia, 1762; De Syllogismo in pristinam dignitatem restituto. De Summo Bono Morali assequendo, en Orationes habitae ad Senatum et Academiam Valentinam, Valencia, 1763; Joseph, Valencia, 1764; Don Sancho Abarca, Valencia, 1765; De summo bono morali assequendo, Valencia, 1765; Eminentissimo Principe Ignatio Boncompagnio Ludovisio SR.E. Cardinali Amplissimo [...] Carmina, Bolonia, 1778; Ad Clarissimum Virum Eustachium Zanottum Bononiensis Scientiarum Instituti Praesidem Perpetuum [...] Carmina, Bolonia, 1778; Ifigenia in Aulide, Bolonia, 1779; Fabulae Locmani sapientis ex arabico sermone latinis versibus interpretate ab Emmanuele Lassala ad clarissimum virum Franciscum Perezium Bayerium, Bolonia, 1780; Rhenus, Bolonia, 1781; Ifigenia en Aulide, Valencia, 1781; De Serificio Coorum Bononiensium Libellus Singularis Ad Pium Sextum, Bolonia, 1782; Romance al traductor de Ifigenia. A la conquista de Menorca por las Armas Católicas. Al denuedo y constancia con que peleó el Navío Santo Domingo el día 16 de enero de 1780, Valencia, 1782; Viaggio da Bolonia a Ferrara, 1782 (ed. de M. Fabbri, Abano Terme, Piovan, 1995); Ormisinda Tragedia con alcune Scene Liriche: Il Pimmalione, la Partenza d’Enea, Didone Abbandonata, Il Misantropo, Andromaca, Bolonia, 1783; Fábulas de Lokman el Sabio, Madrid, 1784 (ed. bilingüe latino-castellana); Lucia Miranda, Bolonia, 1784; Vicentio Ranutio Cardinali amplissimo Anconae aepiscopo, exacta legatione apud Lusitaniae reginam in Italiam redeunti carmen, Bolonia, 1786; C. Sectani L. Fil. Sermones, Bolonia, 1787; Emanuelis Lassalae Carmina, Bolonia (breve antología anterior a 1789); Sermoni di Caio Settano Figlio di Lucio, Bolonia, 1790 (ed. bilingüe latino-italiana); Villancico para la Misa de la Solemne Profesión de D.ª Inés Lassala y Beltrán, sobrina del Autor, Valencia, 1791; Giovanni Blancas, Bolonia, 1793; Sancio Garcia, Bolonia, 1793; Sátiras de Cayo Sectano, Hijo de Lucio, Valencia, 1795 (ed. bilingüe latino-castellana del propio autor dedicada a su madre); Parabolae Sacrae Latinis Versibus Illustratae, Valencia, 1800; Raphael. Carmen Desumptum ex Libro Tobiae, Valencia, 1800; Margarita, Valencia, 1800 (en latín); Santa Margarita, Valencia, 1801; Litaniae Beatae Mariae Virginis, Valencia, 1802; Carmen de Inventa Sacra Imagine B. Mariae Virginis, Valencia, 1803; La llegada a Valencia de la prodigiosa imagen del S. S. Christo de S. Salvador, Valencia, 1803; Il filosofo moderno, s. f. (ed. de J. Espinosa Carbonell, Valencia, Universidad de Valencia, Departamento de Filología Francesa e italiana, 1990); En dos gruesos legajos (ms. 573 y 574) de la Biblioteca Universitaria de Valencia: Sátiras de Cayo Sectano hijo de Lucio. Traducidas del latín al castellano (inéd.); Los sermones [...] en versos españoles sueltos (inéd.); Favole di Locmano il Savio. Tradotte in lingua toscana (inéd.); Parabolae Sacrae Latinis Versibus Illustratae (inéd.); Parabole Sacre Spiegate in versi Latini (inéd.); Raphael. Carmen desumptum ex Libro Tobiae latinis versibus illustrato (inéd.); Los Salmos Penitenciales. Los Cánticos Graduales. Las lamentaciones de Jeremías. Traducidos del Hebreo verso latino (inéd.); Emilia. Poemetto (inéd.); La Cavagnola. Poemetto (inéd.); Minerva Placata. Componimento Drammatico (inéd.); Doveri dell’Uomo. Poemetto (inéd.); Perlina. Scherzo Poetico (inéd.); Roberto. Tragedia (inéd.); Poesías sueltas en Italiano y algunas en Francés y en Griego (inéd.); Varias Poesías sueltas en Español (inéd.); Poesías latinas sueltas y un Pliego de Inscripciones (inéd.); Poesías en varios idiomas de diferentes Autores. Dirigidas a D. Manuel Lassala (inéd.); Cartas Particulares escritas a D. Manuel Lassala (inéd.); Agostino. Margherita di Cortona (inéd.); Berenice. Tragedia. Acto 1.° (inéd.); Poesías en varios idiomas. Duplicados (inéd.); Prosa. Papeles varios. En Latín, Español e Italiano (inéd.); Poesías varias de D. Manuel Lassala compuestas en su adolescencia (inéd.); La tragedia española vindicada. Juguete (inéd.); Elementos de Dialéctica, Aritmética y Geometría (inéd.). Manuscritos reseñados por Hervás: Epodeon liber singularis. Elegiarum liber singularis. Epigrammatum liber singularis (inéd.); Raccolta di sonetti e canzoni (inéd.); Poemetto nella morte di un canario ucello. Canti IV (inéd.).

 

Bibl.: J. Sempere y Guarinos, Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritos del reynado de Carlos III, Madrid, Imprenta Real, 1785-1789, 6 ts. en 5 vols.; J. P. Fuster, Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días, con adiciones y enmiendas a la de don Vicente Ximeno, vol. II, Valencia, 1827, págs. 277-295; F. Peirolón y Latassa, Memoria literaria de la vida y escritos de D. Manuel Lassala, entre los Arcades de Roma “Eurilio Cleoneo”. Redactada por don F. P. y L., sobrino del autor, Valencia, 1828; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, Bruxelles-Paris, 1890, vol. IV, cols. 1542- 1545; vol. IX, col. 576; vol. XI, col. 1772; C. Calcaterra, Il barocco in Arcadia, Bolonia, 1950, págs. 85-97; M. Batllori, Cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos, Madrid, Gredos, 1966, págs. 53-55 y 499-503 (Obras Completas, vol. X); L. Fernández de Moratín, Diario (Mayo 1780-marzo 1808), ed. de R. y M. Andioc, Madrid, Castalia, 1968; J. Espinosa Carbonell, “El epistolario de Manuel Lassala de la Biblioteca Universitaria de Valencia”, en Homenatge a José Belloch Zimmermann. A cura de Joaquín Espinosa i Emili Casanova, Valencia, Facultat de Filologia, 1988, págs. 90-109; “Aproximación al estudio de los manuscritos italianos de Manuel Lassala”, en Estudios dedicados a Juan Peset, Valencia, Universidad, 1982, págs. 563-580; M. Fabbri, “Tradizione e rinnovamento nel teatro tragico dei gesuiti espulsi”, en Vagabondi, visionari, eroi. Appunti su testi in minore del Settecento spagnolo, Albano Terme, Piovan, 1984, págs. 101-118; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, vol. V, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1989, págs. 67-71; J. Sanchís Llopis y Mª. J. Carbonell Boria, “Poemas en griego de Manuel Lassala”, en Actas del VII Congreso Español de Estudios Clásicos, vol. 3, Madrid, Universidad Complutense, 1989, págs. 405-412; C. Martínez Aguilar y R. Rodrigo Mancho, “Una tragedia celebrativa: Don Sancho Abarca (1765), del jesuita valenciano Manuel Lassala”, en El conde de Aranda y su tiempo, vol. II, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2000, págs. 659-666; M. Batllori, “Lassala y Sangermán, Manuel”, en Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma-Madrid, Institutum Historicum, S. I.-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 2288-2289; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 331-336; Mª. Sebastià Sáez, “La Andromaca de Manuel Lassala: una scena lirica setecentista”, en Tycho: revista de iniciación en la investigación del teatro clásico grecolatino y su tradición, 2 (2014), págs. 97-118; “Manuel Lassala como dramaturgo neoclásico del Settecento: de Jjigenia a Andrómaca”, en C. Macías Villalobos et al. (eds.), Europa Renascens: la cultura clásica en Andalucía y su proyección europea, Zaragoza, Instituto de Estudios Humanisticos - Libros Pórtico, 2015, págs. 1023-1034; De la Ifigenia en Áulide de Eurípides a la Ifigenia in Aulide de Manuel Lassala, tesis doctoral, Valencia, Universitat de València, 2016; “El mito trágico de ‘Andrómaca’ en el panorama hispánico dieciochesco: traducciones, versiones y recreaciones”, en Studia philologica valentina, 19 (2017), págs. 153-164; F. J. Briante Benítez, “Manuel Lassala y sus dos tragedias sobre el patriarca Joseph”, en Cuadernos para investigación de la literatura hispánica, 45 (2019), págs. 269-300.

 

Antonio Astorgano Abajo