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Gregorio Garcés

Biografía

Garcés, Gregorio. Hecho (Huesca), 13.III.1733 – Roma (Italia), 16.VII.1805. Religioso jesuita (SI), gramático.

Ingresó en el noviciado de Aragón de la Compañía de Jesús el 14 de septiembre de 1749. Estudió Artes y Gramática en el colegio de nobles de Calatayud y Teología en Zaragoza, donde fue maestro de Gramática. Antes lo había sido en Tarazona. Estuvo durante tres años en el ministerio de las misiones, por lo que tuvo que recorrer varios obispados de Aragón.

Tras la expulsión de los jesuitas de España, en 1767, por parte de Carlos III, se trasladó junto a muchos de sus compañeros a Italia, primero a Córcega y, poco después, a Ferrara, donde permaneció la mayor parte del tiempo de destierro. Por la riqueza cultural de la ciudad, el período de Ferrara fue muy importante en la formación de Gregorio Garcés. No obstante, aún pudo volver de Italia en 1798, gracias al decreto expedido por Carlos IV para el regreso de los jesuitas desterrados, pero el decreto fue anulado tras el reconocimiento de los jesuitas por parte de Pío VI, por lo que en 1801 Gregorio Garcés volvió a Italia, donde pasó los últimos años de su vida.

Backer, Backer, Carayon y Sommervogel (1890) le atribuyen varias obras inéditas. Estos autores también comentan que dejó inacabada una Introducción filosófica a la elocuencia mediante el buen uso de las ideas, una exposición, con autoridades extraídas de los mejores oradores, de la filosofía de las ideas y su utilidad para la oratoria. El autor manifestó este interés en producir tratados de este tipo con sus Modelos de vida humana y sagrada elocuencia, ilustrados con varias observaciones, obra también inédita. Pero la más relevante es, sin duda alguna, Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana (1791) en dos tomos, escrita durante el exilio en Ferrara, donde el autor mantuvo contacto con los intelectuales jesuitas más importantes del momento, y publicada por encargo y a expensas de la Real Academia Española. Constituye una apología purista de la lengua a partir de su gramática y fraseología. Dicho carácter apologético —muy de moda en la Ilustración española, con Gregorio Mayans y Siscar a la cabeza— le fue dado a la obra como reacción de los jesuitas españoles ante el movimiento crítico antiespañol que venía suscitado por determinados autores italianos, los cuales argumentaban que la decadencia de la literatura clásica y el auge del gusto barroco era dado por la influencia española. Como contraargumento, y para apoyar el carácter apologético, Gregorio Garcés se valió de las autoridades literarias del Siglo de Oro, donde, según el autor, la lengua alcanzó su máxima perfección, la cual había que mantener. Quiso hacer, por tanto, lo mismo que Quintiliano para la lengua latina: restaurar la perfección perdida. Y para ello se basó en el concepto clásico de auctoritas, algo que, como se puede ver por las obras anteriormente mencionadas, se refleja en toda su producción. Pero las autoridades escogidas no sólo servían para autorizar el uso, sino además para ejemplificarlo, funciones que se encuentran desempeñadas en las muestras literarias del académico Diccionario de autoridades (1726-1739), aunque en esta última obra la amplitud cronológica de las citas es mucho mayor —al incluir la Edad Media y los siglos xvii y xviii— y no se atendía a pretensiones puristas. Un posible paralelismo entre las dos obras es el que da pie para que Margarita Lliteras (1995: passim) llame al Fundamento una “gramática de autoridades”.

Así pues, la obra goza de un interés por partida doble, para los estudiosos tanto de la lengua como de la literatura españolas. Y aunque haya habido críticos que ponían en duda la utilidad para los primeros —al considerarla, más bien, un corpus de ejemplos susceptibles de ser analizados posteriormente—, han sido lingüistas como María Paz Battaner, Margarita Lliteras, Emilio Ridruejo o Ángela Arce Castillo quienes mejor han expuesto la utilidad de la obra para el estudio de la gramática. El primer tomo, dedicado a las partículas, comienza con una digresión, por parte de Garcés, acerca del origen y formación de las lenguas.

Las partículas aparecen estudiadas por orden alfabético, y reciben el sustento de aquellas autoridades áureas. La estructura del segundo tomo es algo más complicada, con una introducción sobre las excelencias de la lengua española y el peligro que conlleva su contaminación de extranjerismos, además de presentar un catálogo de posibles autoridades de la lengua.

Tras la introducción, Gregorio Garcés se ocupa, en la primera parte, de las clases de palabras, en concreto el artículo, el nombre y el pronombre; y, ya en la segunda, del verbo y la fraseología.

Pese a su clasicismo, Fundamento es considerada por la crítica especializada como una obra pionera en varios aspectos, por ejemplo, en el tratamiento de la formación de palabras en español o en el análisis de lo que modernamente se llama “marcadores del discurso”. La obra, a pesar de considerarse “el trabajo descriptivo sobre gramática española más rico de los elaborados en el siglo” (Ridruejo, 1999: 546), no tuvo una cálida acogida entre sus contemporáneos.

No obstante, Andrés Bello, el gran gramático, que la manejó para la elaboración de su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, dijo en su favor: “[...] aunque sólo se considere un glosario de voces y frases castellanas de los mejores tiempos, ilustradas con oportunos ejemplos, no creo que merezca el desdén con que hoy se le trata” (1972: 8-9). De hecho, los ejemplos que manejó Andrés Bello en su Gramática (1847) aparecieron antes en el Fundamento de Gregorio Garcés. También en algunas otras cuestiones metodológicas se ve la mano del autor español en la obra del venezolano.

Conviene recordar, asimismo, que Fundamento mereció la consideración académica de figurar en su Catálogo de los escritores que pueden servir de autoridad en el uso de los vocablos y de las frases de la lengua castellana (1874).

 

Obras de ~: Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana, expuesto en el propio y vario uso de sus partículas, Madrid, en la imprenta de la Viuda de Ibarra, 1791; Retrato compendioso del Apóstol, y Taumaturgo S. Antonio de Padua con la novena, etc., Zaragoza, Franc. Magallón, 1801; Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana, expuesto en el propio y vario uso de sus partículas por ~. Preceden a esta obra las observaciones críticas sobre la excelencia de la lengua castellana por A. Capmany, con notas de F. Merino Ballesteros, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1852- 1853, 2 vols. (2.ª ed.); Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana expuesto en el propio y vario uso de sus particulas, por ~, con adiciones de J. Pérez Villamil y algunas notas y un pról. por A. M.ª Fabié, Madrid, Imprenta de Leocadio López, 1885; Lodi in onore di SS. MM. Martino e Sebastiano (inéd.); Drama in Deiparæ honorem (inéd.); Introducción filosófica a la elocuencia mediante el buen uso de las ideas (inéd.); Vida de la Madre Isabela Tresfel (inéd.); Modelos de vida humana y sagrada elocuencia, ilustrados con varias observaciones (inéd.); Modelos de humana y sagrada eloquencia illustrados con varias observaciones (inéd.).

 

Bibl.: A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, 1847 (Caracas, Ministerio de Educación, 1972); A. de Backer, A. de Backer, A. Carayon y C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, Bruxelles, Oscar Schepens, 1890- ; M. Batllori, La cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos: Españoles-Hispanoamericanos- Filipinos. 1767-1814, Madrid, Gredos, 1966; M. P. Battaner Arias, “Garcés (1791) entre la elocutio y el inventario de formas”, en J. A. Bartol Hernández, J. de Santiago Guervós y J. F. García Santos (coords.), Estudios filológicos en homenaje a Eugenio de Bustos Tovar, vol. 1, Salamanca, Universidad, 1992, págs. 11-120; M. Lliteras, “El Tratado de las partículas de Gregorio Garcés (1791) y su presencia en A. Bello”, en M. T. Echenique, M. Aleza y M. J. Martínez (eds.), Actas del I Congreso de Historia de la Lengua Española en América y España, Valencia, Universidad-Tirant lo Blanch, 1995, págs. 371-381; E. Ridruejo Alonso, “La formación de palabras en la obra de Gregorio Garcés”, en M. Fernández Rodríguez, F. García Gondar y N. Vázquez Veiga (eds.), Actas del I Congreso Internacional de la Sociedad Española de Historiografía Lingüística (La Coruña, 18-21 de febrero de 1997), Madrid, Arco Libros, 1999, págs. 547-558; Á. Arce Castillo, “Identificación de rasgos pragmáticos en las definiciones del Tratado de las partículas de Gregorio Garcés (1791)”, en M. Maquieira Rodríguez, M. D. Martínez y M. Villayandre (eds.), Actas del II Congreso Internacional de la Sociedad Española de Historiografía Lingüística (León, 2-5 de marzo de 1999), Madrid, Arco Libros, 2001, págs. 219-220; C. J. Classen, “Das Studium der Reden Ciceros in Spanien in fünfzehnten und sechzehnten Jahrhundert”, en Faventia, 24.2 (2002), págs. 55-103.

 

Francisco M. Carriscondo Esquivel

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