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Luciano Gallissá y Costa

Biografía

Gallissà y Costa, Luciano. Vic (Barcelona), 5.XII.1731 – 1810. Jesuita (SI) expulso, filólogo clásico, semitista, bibliotecario e historiador.

Hizo sus primeros estudios literarios en el colegio que la Compañía de Jesús tenía en Vic (Barcelona).

Se mostró como uno de los más aprovechados discípulos, “preludiando ya la gloria que había de alcanzar en el cultivo de las letras humanas”, según el padre Casanova, que analizó el programa de fiestas escolares de los días 13 y 14 de julio de 1745, en los que el adolescente Gallissà, de catorce años, estudiaba y presentó toda la Eneida (“excepto el libro cuarto, que, por menos decente, no se construye en las escuelas de la Compañía”). Ingresó en el noviciado jesuítico de Tarragona el 3 de septiembre de 1746.

Aunque al entrar en la Compañía de Jesús ya había cursado un año de Filosofía, realizó el trienio de Artes completo en Urgel (1749-1752). Tras enseñar Letras Humanas en Lérida (1752-1755) y estudiar Teología en Barcelona (1755-1759), donde se ordenó de sacerdote en 1758, fue catedrático de Retórica y Poética en la Universidad de Cervera (1759-1763). Aquí Gallissà se estrenó con un drama, Apolo y Minerva en Parnaso (1759, año en el que desempeñaba el cargo de “maestro de mayores”), con ocasión de la llegada de Carlos III a España, y se distinguió por su deseo de renovar la enseñanza de la Gramática Latina. “Enseñó la retórica en Lérida tres años, y cuatro en la Universidad de Cervera”, en palabras de Hervás.

Parece que hubo una conspiración dentro de la Compañía de Jesús, tendente a dispersar el grupo de jóvenes jesuitas humanistas reunidos en Cervera, en torno a Finestres. Sus miembros fueron estratégicamente repartidos en diferentes casas de la región catalano- aragonesa. Por eso, después de la tercera probación en Tarragona (1763-1764), Gallissà inició la docencia de Filosofía para los jóvenes jesuitas en Seo de Urgel (Lérida), donde hizo los últimos votos el 2 de febrero de 1766, y donde le alcanzó la pragmática sanción de expulsión de la Compañía en 1767, por lo que fue embarcado en Salou el 1 de mayo de 1767 en la saetía Nuestra Señora del Buen Viaje, navío que estaba integrado en una escuadra al mando del capitán Antonio Barceló.

Durante un año, compartió el destierro con sus compañeros en San Bonifacio (al sur de Córcega, lugar asignado a la provincia jesuítica de Aragón) hasta el 12 de junio de 1768, fecha en la que se salió amistosamente de la Compañía, pues, tras doctorarse en ambos Derechos en la Universidad de Cesena, se estableció con sus antiguos compañeros de la provincia de Aragón en Ferrara, donde fue elegido bibliotecario público de la Universidad (8 de mayo de 1779), cargo que desempeñó hasta su retorno a España, “cuyo empleo honorífico ejercita actualmente”, escribe Hervás en 1793. Allí alternó el estudio de la Filología Clásica con el de la Filología Hebraica —tema, este último, de su correspondencia con Gian Bernardo de Rossi, bibliotecario de Parma— y redactó una Distribuzione dei libri della Biblioteca, sólo publicada actualmente, que constituye una nueva división de los libros (para un mejor uso por profesores, alumnos y lectores) y una división de las ciencias distinta de las propuestas por Francis Bacon (seguido por D’Alembert en la Encyclopédie), Thomas Hobbes y John Locke. Como parte de sus funciones de bibliotecario de Ferrara, Batllori reproduce una serie de cartas de Gallissà de los años 1781-1783, “Dos hebraístas catalanes, amigos de Gian Bernardino Rossi: Gallissà y Pla”.

De entre los dos mil quinientos jesuitas españoles residentes en Italia en 1788, el inquisidor y helenista Nicolás Rodríguez Laso se interesó por contactar, de manera especial, con Gallissà en Ferrara, cuya “Biblioteca Comunale” “estaba ordenada por don Luciano Gallissà con mucho método”. El 9 de septiembre, el novelista Pedro Montengón se desplazó a Bolonia desde Ferrara para visitarlo: “Tratamos de los ex jesuitas que, en dicha ciudad de Ferrara, se dedican a escribir y del célebre Gallissà, catalán, que no ha querido publicar nada, sin embargo de su doctrina.

Este sujeto es señalado por el vasto conocimiento que tiene de los libros y haber adquirido muchos y muy raros en Italia”. Nicolás Laso intentó entrevistarse con Gallissà en Ferrara el 24 de septiembre y el 10 de octubre, a la ida y a la vuelta de su viaje a Venecia, pero no lo consiguió porque el catalán estaba de vacaciones en Faenza. El 24 de septiembre de 1788, el inquisidor Laso visitó la biblioteca particular de Gallissà: “Con él [Francisco Gustà] fuimos [Laso y Pedro Montengón] a casa del conde Crispi, donde vive Gallissà, que se hallaba ausente en Faenza para recobro de su salud.

Vimos la librería de este ex jesuita, que es copiosa y rara” (Rodríguez Laso, 2006).

Gallissà escribió poco, pero Hervás dice que imprimió Apolo y Minerva en Parnaso, un “drama para solemnizar el pasaje de los augustos Reyes Católicos Carlos III y Amalia, santísima consorte, por Cervera en el 1759. En esta ocasión el señor abate Gallisá publicó en obsequio de los reales personajes poesías griegas, latinas, francesas y españolas”. El abate de Horcajo observa que “con el nombre del señor Gallisá en Italia se han publicado composiciones griegas y latinas en varias colecciones literarias y sin su nombre una oración latina, una disertación italiana y otras composiciones”.

En 1793, Hervás estaba magníficamente informado de la actividad literaria de Gallissà, pues anota que “prepara para la imprenta algunas obras, entre las que tiene concluidas las siguientes”. Son los siete inéditos, por cuyos títulos se observa que tratan de asuntos relacionados con su profesión de bibliotecario (Piano sulla maniera d’ordinare una biblioteca pública, “plan que se presentó por el autor pocos meses después que fue elegido bibliotecario de la universidad de Ferrara y será parte de la siguiente obra: Scelta degli studi, e de’ libri”). No se conoce la amplitud, y, por lo tanto, el esfuerzo, de otras dos obras de biblioteconomía: Continuación de la biblioteca de escritores ferrareses de Giovanni Barotti, “obra escrita por Gallissà por comisión del cardenal Juan María Riminaldi” (Hervás) y Mantissa ad utramque Nicolai Antonii bibliothecam hispanam.

Según Hervás, fue un meticuloso editor de dos libros de obras jurídicas de Jean-Jacques Burlamaqui (Ginebra, 1694-1748), durante mucho tiempo libros de texto en toda Europa, de gran influjo en Rousseau y en los independentistas americanos; motivo suficiente para ser alabados por Gregorio Mayans y prohibidos por la Inquisición española (edicto de 15 de enero de 1756). Se trata de dos obras, traducidas del francés al italiano y publicadas en Venecia en 1780 (Principi del diritto naturale et civile y Principi del diritto politico opera postuma), que “se han corregido y cotejado con sus originales por el señor Gallisá, que las ha ilustrado con notas” (Hervás).

De contenido más filosófico y erudito son las Observationes philosophicae, in quibus praeter animadversiones varias, las Osservazioni filosofiche sulla “Teodicea” di Leibnitz y la moralizante Defensa del P. Lallemand, “obra que se ha enviado a Madrid para darse a la luz pública” (Hervás), y que, en efecto, fue publicada por Antonio Sancha en julio o agosto de 1790, “sin que se entendiese que era de algún jesuita” (Manuel Luengo).

Regresó a su patria en 1798, al amparo del permiso otorgado por Carlos IV, y logró evitar la nueva expulsión de 1801. Redactó en Vic la biografía de su maestro, De vita et scriptis Iosephi Finestres (1802), que en realidad es una historia de la introducción del Humanismo en la Universidad de Barcelona, y de su renovación en la Universidad de Cervera.

A pesar de su escasa producción literaria, los elogios que en Italia se le tributaron suponen la continuación de los que le había dirigido Gregorio Mayans.

Gallissà fue muy admirado por sus contemporáneos.

Se dice que el cardenal Mattei lo presentó a Pío VI como “el hombre más sabio de Europa”, y que Bonaparte le propuso dirigir en París la que más adelante sería la Bibliothèque Nationale. Además de lo escrito por el inquisidor Nicolás Rodríguez Laso en 1788, Hervás recoge el elogio que le había escrito Sempere y Guarinos en su Biblioteca española, en el artículo Andrés, hablando del señor Gallissà, dice: “He visto carta desde Italia por un sabio muy acreditado, que dice que, de cuantos hombres doctos ha tratado, difícilmente antepondría algunos a éste”. Los jesuitas expulsos comparten esta excelente opinión del secularizado Gallissà. Así, el helenista Bartolomé Pou escribe: “No conozco joven igual”. Rafael Nuix (1741-1802) dice que “allí en Cervera, con sus libros selectísimos, sus eruditas conversaciones y sus grandes composiciones se abría ya el camino para la obra literaria que se le preparaba, tanta, tan espléndida y extendida, que no pienso añadir ni una palabra a la verdad llamándolo el segundo Marco Varrón de la república literaria”. Juan Andrés (1740-1817) lo llamaba “el más erudito español que yo conozco”. Incluso el ultramontano padre Manuel Luengo califica a Gallissà en 1790 de “un sabio y erudito de primer orden”.

Gallissà, excelente bibliotecario y buen humanista y helenista (amigo de Bartolomé Pou y antiguo profesor de Griego de la Universidad de Cervera y del colegio de los jesuitas de Seo de Urgel), amigo de Juan Andrés y de Joaquín Pla, filósofo bastante innovador y discípulo predilecto de Finestres (1688-1777), es calificado por Batllori de “intelectual de ateneo y de tertulia, admirado en el pequeño círculo de sus amistades por su ingenio y por su cultura, pero perezoso para emprender obras serias”. A pesar de esta fama de “vago”, no desmentida por Batllori pero contradicha por Finestres (“su vida siempre ha sido un continuo estudio de los mejores autores latinos, griegos y otras lenguas, en cuya aplicación es imponderable lo que ha aprendido y observado”), no se tendrá una valoración exacta de su personalidad hasta que no se estudien sus trabajos como bibliotecario, pues parece indiscutible su importancia en la renovación de los estudios humanísticos, capitaneada por su maestro José Finestres en la llamada Escuela de Cervera: “Puesto bajo los cuidados de Finestres, ninguno aprendió del maestro más ni mejor en pura latinidad, en helenismo verdadero y solidísimo, en gusto literario, en juicio crítico.

De ninguno tampoco escribió Finestres tantas cosas y tan bellas como del P. Gallissà” (Casanovas).

 

Obras de ~: Apolo y Minerva en Parnaso, Cervera, Imprenta de la Universidad, 1759; Respuesta apologética a la carta impresa en el “Memorial literario de Madrid”, de febrero de 1788, contra el prospecto y la reimpresión de las “Reflexiones morales sobre el Nuevo Testamento”, escrito en francés por el Padre Lallemand, Madrid, Imprenta de Antonio Sancha, 1790; De vita et scriptis de Josephi Finestres et a Monsalvo in Cervariensi Academia Juris civilis primarii antecessoris emeriti, commentarium libri III [...], Cervera, 1802; Dos cartas a Juan Bautista Colomés, en Biblioteca Apostólica Vaticana, Fondo Ferrajoli, leg. 679; Piano sulla maniera d’ordinare una biblioteca pública, s. f. (inéd.); Scelta degli studi, e de’ libri, s. f. (inéd.); Supplemento e continuazione della biblioteca degli scrittori Ferraresi, che scrisse il dottore Giovanni Barotti. Manuscrito en foglio, s. f. (inéd.); Mantissa ad utramque Nicolai Antonii bibliothecam hispanam, s. f. (inéd.); Observationes philosophicae, in quibus praeter animadversiones varias ad omnem humanitatem pertinentes loca plurima scriptorum graecorum et latinorum emendantur et illustrantur, s. f. (inéd.); Osservazioni filosofiche sulla “Teodicea” di Leibnitz, s. f. (inéd.).

 

Bibl.: J. Salarich, Vich: su historia [...] sus hijos, Vic, Imprenta Soler, 1854, págs. 202-204; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, vols. III y XII, Bruxelles-Paris, O. Schepens-A. Picard, 1890, col. 1.131 y col. 470, respect.; J. Galobardes i Planes, P. Luciano Gallissá y Costa: Discurso biográfico leido el día 7 de julio de 1893 en el solemne acto de colocar el retrato del sabio jesuita catalán en la Galeria de Vicenses Ilustres, Vich, Imprenta y Libreria de Ramon Anglada, 1894; I. Casanovas y M. Batllori, Josep Finestres, Estudis biogràfics, Barcelona, Biblioteca Balmes, 1931, págs. 111-128 y 532; M. Cascón, Los jesuitas en Menéndez y Pelayo, Santander, Aldus, 1940, pág. 603; R. Casadevall, El P. Gallissà y el marqués de Avilés: discurso biográfico, Vich, Imprenta Portavella, 1940; I. Casanova, La cultura catalana en el siglo XVIII. Finestres y la Universidad de Cervera, Barcelona, Biblioteca Balmes, 1953, págs. 99-101; M. Batllori, La Cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos, vol. X, Madrid, Gredos, 1966, págs. 355-390 y 676; J. Finestres, Epistolari, 1969 (ed. facs. de M. Batllori, suplement, Barcelona, Biblioteca Balmes, 1982, pág. 380); A. Pladevall i Arumi, “Noves dades per a la biografia del P. Llucià Gallissà”, en Ausa. Publicació del Patronat d’Estudis Ausonencs, XI, 114-115 (1985), págs. 409-424; M. Batllori, “El problema de la división de las ciencias en el siglo XVIII”, en Historia y pensamiento: homenaje a Luis Díez del Corral ofrecido por la Universidad Complutense, vol. I, Madrid, Eudema, 1987, págs. 99-117; “Gallissà y Costa, Luciano”, en Ch. E. O’Neill y J. M. Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 1560-1561; N. Rodríguez Laso, Diario del viage a Francia e Italia (1788), ed. crítica de A. Astorgano, Zaragoza, Institución Fernando El Católico y Real Sociedad Económica de Amigos del País, 2006; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Cuenca, Diputación Provincial, 2006.

 

Antonio Astorgano Abajo