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Vicente Fernández de Córdoba y Alagón y Glimes de Brabante

Biografía

Fernández de Córdoba y Alagón y Glimes de Brabante, Vicente. Conde de Sástago (XII). Zaragoza, 8.IV.1741 – ?, 8.III.1814. Noble, director de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País.

Grande de España de primera clase y con numerosos títulos nobiliarios aunados en su persona, estudió durante los primeros años en su ciudad de nacimiento.

Fue designado regidor del Real y General Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.

Participó de forma muy activa en el nacimiento de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, de la que fue designado primer director entre los años 1776 y 1780. Su labor se vio desde el principio fuertemente contestada por buena parte de los socios.

La política de nombramientos y la toma de decisiones las realizó siempre a la distancia, con escasa asistencia a las juntas generales.

A esto hay que añadir su rivalidad con el marqués de Ayerbe, y una concepción providencialista de la nobleza, como estamento ungido por Dios y al que los cargos directivos le eran inherentes. Toda esta desavenencia se agravó cuando, alineado con su gran amigo Ramón de Pignatelli, se enfrentó a los sectores más progresistas y reformistas que pretendían establecer un modelo de política social que contrastaba con el seguido por la Casa de Misericordia, entidad que éste regía. La presentación de dos dictámenes paralelos sobre la obra que Tomás de Anzano había publicado en referencia al buen gobierno de los hospicios, Elementos preliminares para poder formar un sistema de gobierno de Hospicio General —uno dirigido por Pignatelli y el conde de Sástago, y otro por algunos de los ilustrados más avanzados de la institución comandados por el deán Juan Antonio Hernández de Larrea—, manifestaba en realidad la controversia entre dos concepciones antagónicas de solventar el problema de la mendicidad: una que apostaba únicamente por la aplicación de medidas represivas, pero sin modificar las estructuras socioeconómicas, y la otra que pretendía subsanar el problema con una política de erradicación de la pobreza basada en el fomento y desarrollo de los sectores económicos con el apoyo del Estado. El éxito de la política ilustrada fue transitorio. Durante algún tiempo los sectores más reaccionarios se alejaron de los cargos directivos y algunas de las ideas ilustradas se plasmaron en el Plan Gremial de 1782, un proyecto redactado por Larrea y Antonio Arteta que pretendía la liberalización del mercado de productos manufacturados y la eliminación de los obstáculos gremiales a la producción, además de manifestar la necesidad de que el control de la actividad gremial pasase a manos de inspectores designados por la Sociedad Económica y no por el Ayuntamiento. Este plan nunca se pudo llevar a cabo por la hostilidad de las clases pudientes y la decisión del Consejo de Castilla de paralizar la aplicación de sus contenidos.

Junto a ello, la pretensión del conde de Sástago de se le designara director a perpetuidad fue rechazada por el conde de Floridablanca. Todo ello motivó que prácticamente abandonara la sociedad desde 1780, año en que cesó como director, hasta 1796, cuando pronunció la necrológica de Pignatelli, y volvió a presentar una serie de propuestas encaminadas a reprimir la proliferación de mendigos en la ciudad desde la propia Sociedad Económica. Tales propuestas fueron rechazadas de nuevo por los socios, que consideraban esos asuntos competencia de la Real Audiencia y del Ayuntamiento.

Otra de sus realizaciones más significativas fue la creación de una Junta de Navegación del Ebro, que permitiese la salida de los excedentes agrarios a través de la utilización de la vía marítima hasta su destino final en Tortosa. Su evidente talante ilustrado queda un tanto difuminado por una actuación lastrada por sus condicionamientos de clase, que dificultaban su inserción en una institución que acogía individuos de extracciones sociales diferentes y que proponían soluciones en algunos casos rupturistas con las que mantenían la estructura del Antiguo Régimen.

La dedicación pública del conde no culminó con su papel en la Sociedad Económica, puesto que a la muerte de Pignatelli asumió el cargo de protector del Canal Imperial de Aragón y del Real de Tauste, en el que desarrolló una enorme labor como demostraron la construcción de los caminos del puerto de Miraflores, la iglesia de San Fernando de Torrero y la puesta en marcha de una yeguada de caballos de arrastre, propiedad del canal. Esta atracción por la hípica le condujo a escribir algunas obras sobre el desarrollo de la cría caballar.

Durante la Guerra de la Independencia, y en el primer asedio a la ciudad de Zaragoza, contribuyó económicamente a la defensa, viendo su palacio del Coso ocupado e incendiado. Fue designado vocal de la Junta Suprema del reino de Aragón y, más tarde, representante del reino ante la Junta central. El correspondiente traslado a Madrid le libró de sufrir las consecuencias del segundo asedio y de las epidemias que se propagaron, si bien no pudo desempeñar el cargo, ya que el nombramiento fue revocado al contar Aragón con dos miembros y no tres.

 

Obras de ~: “Informe sobre la mendicidad en Zaragoza”, en Actas de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Zaragoza, 1777; “Relación de las importaciones de géneros extranjeros en Aragón en el año 1774, con costos e impuestos”, en Actas de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Zaragoza, 1778; “Informe firmado por el Conde de Sástago y Diego de Torres sobre la obra de Tomás de Anzano, Preliminares para la erección y gobierno de un hospicio”, Zaragoza, 1779 (Archivo Histórico Provincial de Zaragoza); Carta a D. Miguel de Tornos, Tesorero General del Ejército y Reino de Aragón, sobre la memoria de las utilidades de la arcilla, satisfaciendo el deseo de saber su dictamen, Zaragoza, Blas Miedes, 1784; Reflexiones sobre la decadencia de los caballos de España, causas de ella y medios de repararla, Zaragoza, 1785; Compendio del arte de embridar, Zaragoza, Medardo Heras, 1788; Elogio del M.I. Sr. D. Ramón Pignatelli, que en Junta General celebrada el día 18 de marzo de 1796 por la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País leyó su socio el conde de Sástago, Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Francisco Magallón, 1796; Descripción de los Canales Imperial de Aragón y Real de Tauste dedicada a los augustos Soberanos D. Carlos IV y Doña María Luisa de Borbón, Zaragoza, Francisco Magallón, 1796; Informe sobre mendicidad, Zaragoza, 1797 (Archivo de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País).

 

Bibl.: G. Pérez Sarrión, Agua, agricultura y sociedad en el siglo xviii. El Canal Imperial de Aragón, 1766-1808, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1984; M. D . A lbiac Blanco, “Introducción y estudio”, en Elogio del muy Ilustre Señor Don Ramón Pignatelli, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1988, págs. 9-62; J. F. Forniés Casals, La política social y la Ilustración aragonesa (1773-1782): la acción social de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 1997; G. Pérez Sarrión, Aragón en el Setecientos. Crecimiento económico, cambio social y cultura, Lérida, Editorial Milenio, 1999; J. F. Forniés Casals, “Los Grandes de España en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País en tiempos del conde de Aranda”, en J. A. Ferrer Benimeli, E. Sarasa y E. Serrano (dirs.), El conde de Aranda y su tiempo, vol. I, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2000, págs. 391-415.

 

Luis Blanco Domingo