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José Sicardo Martínez

Biografía

Sicardo Martínez, José. Madrid, 1643 – Sassari (Cerdeña), I.1715. Misionero agustino (OSA), examinador sinodal y del tribunal de la Nunciatura en España, predicador real, arzobispo e historiador.

Hijo de Juan Bautista Sicardo, natural de Pigna, en el Piamonte italiano, y Clara Martínez del Río.

Orientado hacia la vida religiosa, profesó en el Convento San Agustín de Salamanca el 27 de mayo de 1659. Cursó los estudios en la Universidad salmantina, donde fue actuante mayor y menor, graduándose de bachiller en Teología. La provincia agustiniana de Castilla le nombró lector en Artes en el convento de Pamplona (Navarra).

Antes de embarcarse para América, en 1668 publicó un breve opúsculo mariano titulado Ecos de la expectación de María Santíssima, que originaron las vozes del Evangelio de la Dominica quarta de Adviento del año de 1667, Imp. Mateo de Espinosa y Arteaga, Madrid 1668. La obra está dedicada a Francisco de Figueroa, prior del Convento de Nuestra Señora de la Cerca, Santiago de Compostela, luego obispo de Tropea (Italia).

En efecto, fue destinado a Nueva España con la finalidad de mantener la alternancia en los cargos entre criollos y españoles en la provincia agustiniana de México. Junto con otros religiosos agustinos salió de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), rumbo a las Indias, el 14 de julio de 1668. Desembarcaron en el puerto de Veracruz el 7 de septiembre y llegaron a la capital mexicana el 7 de octubre del mismo año. Los agustinos criollos opusieron toda clase de impedimentos para impedir que los españoles fueran incorporados a la provincia de México, e incluso aprobaron su regreso a España. Como esta determinación no podían llevarla a efecto por carecer de medios económicos, se vieron obligados a dispersarse en pueblos indígenas o conventos de otras órdenes religiosas, al no ser acogidos en ningún convento de la Orden agustiniana.

En estas circunstancias, José Sicardo pasó a Michoacán, donde vivió un año con el obispo agustino Francisco Sarmiento y Luna, a quien acompañó en la visita pastoral. Este obispo le nombró examinador sinodal de la diócesis de Michoacán y visitador del curato de Santa Ana, minas de Guanajuato, en la villa de Santa Fe, hoy capital del Estado, al tiempo que impartía un curso de Artes a estudiantes y eclesiásticos.

Fundó la Cofradía de San Nicolás de Tolentino, construyó una capilla al santo en la iglesia parroquial y actuó como vicario de Santa Ana. El 12 de septiembre de 1671 calmó una revuelta popular, arriesgando incluso “su vida en servicio de su Majestad”. Entre tanto, los agustinos españoles fueron admitidos en la provincia de México, y Sicardo salió destinado para el Colegio de San Pablo, donde fue profesor de Teología tanto en este colegio como en el convento de la capital mexicana.

Por la Universidad de México se graduó de doctor en Teología, una vez conseguido el correspondiente permiso del prior general, Nicolás Oliva, de fecha 29 de agosto de 1674. El claustro de teólogos religiosos de la Universidad de México eligió a Sicardo el 4 de diciembre de 1676 para que defendiera el derecho que tenían las órdenes religiosas para optar al cargo de rector de la universidad, proponiendo la alternancia entre religiosos y seculares. En el capítulo provincial de 1678 salió elegido prior de Oaxaca, y una vez finalizado el trienio volvió al convento de México, donde fue admitido como maestro de la provincia, el 7 de julio de 1681, por el breve de Inocencio XI. En este tiempo se ocupó de escribir la historia de la provincia de México, con autorización del provincial Antonio de Quesada, fechada el 2 de mayo de 1682. Trabajó también en la causa de beatificación de Bartolomé de Jesús María, publicando un folleto con el resultado de sus investigaciones. El 2 de mayo de 1684, el Cabildo de la ciudad de México le nombró procurador para la causa de beatificación del mártir Bartolomé Gutiérrez.

El 30 de noviembre de 1684 se vio obligado a abandonar México a causa del proceso que contra él inició el prior criollo del convento de México, Jerónimo Colina, quien le declaró “apóstata excomulgado”, en decreto de 26 de junio de 1684, a tenor de las Constituciones de la Orden. Salió hacia La Habana, y aquí obtuvo el permiso para viajar a Europa de parte del prior del convento agustino de La Candelaria (Colombia), para desembarcar en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 4 de abril de 1685. En julio imprimió un Memorial en el cual expone sus puntos de vista sobre la situación de la provincia de México, y continuó su viaje hacia Roma. El 6 de junio de 1685 introdujo su causa en la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares para el pertinente estudio de su causa, siendo absuelto por sentencia definitiva de 20 de junio de 1687. Mientras esta resolución llegaba, asistió al capítulo general de la Orden agustiniana celebrado en Roma el 9 de julio de 1685, en el que participó en calidad de discreto de la provincia de Nuestra Señora de Gracia, de Perú. Por otro lado, el capítulo intermedio de la provincia de Castilla de 1685 eligió a José Sicardo como procurador de las causas de canonización de Juan de Sahagún y Alonso de Orozco, cargo en el que permaneció hasta el capítulo de 1687. En su estancia en Roma informó al nuevo prior general de la situación de la provincia de México, quien confirmó la alternativa en la provincia mexicana. También preparó una Vida de Santa Rita, que imprimió en Génova en 1688, antes de su regreso a España, una vez que había conseguido del prior general una patente de 11 de abril de 1688, en donde se hace constar que José Sicardo está afiliado a la provincia de Castilla y, por lo tanto, goza de todos los derechos, privilegios y prerrogativas de los miembros de la provincia. En efecto, en la provincia de Castilla, finalmente, fue recibido por maestro, dándole también los títulos de teólogo y examinador del Tribunal de la Nunciatura en España. Por su parte, Carlos II le nombró predicador real en 1690. En este tiempo desempeñó el cargo de procurador ante la Corte de las dos provincias mexicanas, de México y de Michoacán. Intervino sobre todo a favor de la alternativa enviando frailes a Nueva España y consiguó que en las Indias se pudiera celebrar la canonización de San Juan de Sahagún, efectuada en 1690, pero impedida por los obipos al carecer de documentos que así lo acreditasen. Esta cédula lleva la fecha de 23 de abril de 1694.

Un nuevo viaje emprendió a Roma en 1695, acompañando a su hermano Juan Bautista Sicardo, también agustino, para solucionar los litigios tenidos con el agustino Félix de Orellana. Una vez aclarado el conflicto, José Sicardo regresó a España. A partir de 1699 figura entre los candidatos a obispo de la Iglesia.

Primero para la sede de Solsona, en Cataluña, luego para la de Sassari (Cerdeña), siendo propuesto para esta Iglesia el 2 de febrero de 1702. Clemente XI le preconizó obispo de Sassari el 12 de mayo, en sustitución por defunción del elegido Giorgio Stogia, arzobispo que no llegó a tomar posesión. El domingo, 6 de agosto de 1702, en la iglesia del Colegio Doña María de Aragón, de Madrid, recibió la consagración episcopal del arzobispo titular de Tiro y patriarca de las Indias Occidentales, Pedro Portocarrero Guzmán.

A su diócesis llegó José Sicardo el 24 de diciembre y el 31 recibió el palio arzobispal. El 1 de enero de 1703 tuvo lugar la entrada pública en la ciudad arzobispal y su primer documento oficial fue el “Edicto general”, fechado el 14 de enero de 1703.

Aunque quiso realizar la visita pastoral a la diócesis, los jurados, justicias y especialmente los canónigos de la catedral se opusieron, dando lugar a un pleito que ganó en Roma el arzobispo Sicardo. Iniciada la visita fue descubriendo no pequeños desórdenes y abusos en su Cabildo, dando lugar a nuevas acusaciones y litigios. En esta ocasión hubo de viajar a España para responder ante la Corte por haber sido acusado de deslealtad a la Corona. Los hermanos Sicardo, José y Juan Bautisa, parecía se inclinaban a favor del partido del archiduque Carlos de Austria, pretendiente al trono de España, y, según esto, contrarios a los Borbones. Pues bien, durante el viaje a la Península Ibérica cayó en manos de piratas holandeses que le condujeron prisionero a Menorca. Una vez liberado se dirigió a Barcelona donde vivió unos dos años, en cumplimiento de una real orden de 18 de julio de 1709, por la que se le hacía saber que Barcelona era el lugar de residencia mientras esperaba la resolución a su causa. Una vez comprobada la falsedad de las acusaciones, el Rey permitió volver al arzobispo José Sicardo a su diócesis, según consta en la provisión de 30 de abril de 1711. En Sassari falleció en enero de 1715, después de haber realizado una intensa labor pastoral y legislativa en la diócesis turritana.

Escribió varias obras, principalmente de carácter histórico, que le acreditan como pionero en la ciencia histórica, aclarando, interpretando o intentando dar sentido a los acontecimientos, aunque a veces no acierte completamente en sus explicaciones. Dos obras demuestran este juicio sobre los escritos de Sicardo: Christiandad del Japón, y dilatada persecución que padeció. Memorias sacras de los mártyres de las ilustres Religiones de Santo Domingo, San Francisco, Compañía de Jesús, y crecido número de seglares. Y con especialidad de los Religiosos del Orden de N. P. S. Agustín, Imp. Francisco Sanz, Madrid 1698, y la segunda, de desigual interés pero con abundante documentación imprescindible para el conocimiento de la historia agustiniana de México de los siglos xvi y xvii, lleva por título Suplemento crónico a la historia de la Orden de N. P. S. Agustín de México, cuyo manuscrito ha sido editado, con una larga introducción, por el historiador Roberto Jaramillo Escutia (México, 1996).

 

Obras de ~: Ecos de la expectación de María Santísima que originaron las vozes del Evangelio de la Dominica quarta de Adviento del año de 1667, Madrid, Typ. de Mateo de Espinosa, 1668; La flor de Christo animada en la vara de la Cruz, Madrid, Typ. Matheo de Spinosa, 1668; Vida y virtudes del V. Fray Bartolomé de Jesús María, México, 1683; Interrogatorio de la vida y virtudes del V. Hermano Fr. Bartolomé de Jesús María, religioso lego de San Agustín, natural de la Villa de Jalapa de la Feria, para las informaciones de oficio que practica el M.R. Sr. Arzobispo de México, México, 1683; Memorial al Consejo de Indias, Madrid, 1683; Adiciones a la Historia de Méjico del Padre Maestro Grijalva (1684), inéd.; Reverendiss. P. Generali Ordinis Heremitarum S. Augustini. Mexicana Plurium, Romae, Typ. Rev. Cam. Apost, 1686; Admirable vida de la gloriosa B. Rita de Cassia, Génova, Imp. Antón Jorge Francheli, 1688 (Madrid, Imp. Joaquín Ibarra, 21759; Madrid, Imp. José Doblado, 31778; Madrid, Imp. José Doblado, 41784; Madrid, Imp. Núñez, 51824; Madrid, Imp. Núñez, 61825; Madrid, Imp. Alejandro Fuentenebro, 71859; Buenos Aires, Imp. Mayo, 81860; Barcelona, 91862; Madrid, Imp. L. Aguado, 101900; Madrid, Imp. de los Hijos de G. Fuentenebro, 111912 (con novena y bendición de las rosas); Madrid, edición de José R. Cabeza, 1913; El Escorial, Imp. del Real Monasterio, 1923; trad. al inglés por J. Murphy, Life of Sister St. Rita of Cascia of the Order St. Augustine, Chicago, 1916); Relación del milagroso sudor de sangre de los brazos de San Nicolás de Tolentino, Genova, 1688; Christiandad del Japón, y dilatada persecución que padeció. Memorias sacras de los martyres de las ilustres Religiones de Santo Domingo, San Francisco, Compañía de Jesús, y crecido número de seglares; y con especialidad de los Religiosos del Orden de N. P. S. Agustín, Madrid, Imp. Francisco Sanz, 1698; Vidas de los Venerables Padres del Convento de San Agustín de Salamanca que predicaron el Evangelio en los Reinos de México y Filipinas (1699), inéd.; Vida y milagros del Glorioso San Nicolás de Tolentino, religioso del orden de los Ermitaños de nuestro Padre San Augustín, con una devota novena al Santo, Madrid, Imp. Manuel Ruiz de Murga, 1701 (la novena que lleva al final de la obra fue impresa en Génova el año 1696; Madrid, 1745; Sampaloc, Imp. Convento de Nuestra Señora de Loreto, 1749); “Edicto general, Sacer, 14, enero de 1703”, en A. Virdis, “L’Edicto General’ dell’Arcivescovo Sicardo”, en Archivio Storico Sardo di Sassari, (ASSardo), 6 (1980), págs. 133-154 (en español y sardo); Informe sobre los abusos que debían corregirse en la ciudad de Sácer, su obispado y en la isla de Cerdeña, dirigido a S.M¸ Barcelona, 1707; “Vida de fray Martín de Rada”, en M. Vidal, Agustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo convento de San Augustín N.P. de dicha ciudad, I, Madrid, Imp. Eugenio García, 1751, págs. 295-302; “Vida de Nicolás de Perea”, en Idem, págs. 414-416; “Vida de Alonso de Castro, obispo electo de Nueva Segovia”, en Idem, II, Madrid, 1758, págs. 8-9; “Vida de Pedro de Arce”, en Idem, págs. 125-127; “Vida de Gabriel de la Madre de Dios”, en Idem, págs. 135-137; “Vida de Lorenzo de Aguilar”, en Idem, págs. 156-157; “Adiciones a la Historia de México”, en Archivo Agustiniano (AA), 14 (1920), págs. 61-78; 299-311; 15 (1921), págs. 320-336; 16 (1921), págs. 207-219; 17 (1922), págs. 307-321; “Memorial impreso de fray José Sicardo (1688)”, en A. Rubial García, Una monarquía criolla. (La provincia agustina de México en el siglo xvii), México, Dirección General de Publicaciones, 1990, págs. 149-168; Suplemento crónico a la historia de la Orden de N. P. S. Agustín de México. Paleografía, introducción, notas y edición de R. Jaramillo Escutia, México, 1996; Advertencias historiales (inéd.); Tratado moral sobre los diezmos que los mineros deben pagar a la Iglesia (inéd.); Vida de santos de la Orden de nuestro Padre San Agustín, sacadas de los antiguos manoscriptos [sic] del P. fr. Jerónimo Román, que dejó en la Biblioteca del Convento de San Felipe el Real de Madrid, y resta probar que fuesen de dicha orden los conventos donde florecieron dichos santos, que por falta de tiempo no executó dicho Señor Arzpo [sic] ni pudo perfeccionar esta obra (inéd.); Historia del convento de N. P. S. Agustín de Salamanca (inéd.).

 

Bibl.: P. Otgiano-Cossu-A. Briseño, Demostración legítima de los justificados procedimientos del Ilustrissimo Señor don fray Sicardo Arzobispo Metropolitano Turritano, Primado de Serdeña y Corsega que saca a luz el Promotor Fiscal de su Curia, Madrid, 1711; M. Vidal, Agustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo convento de San Augustín N.P. de dicha ciudad, II, Madrid, Imp. Eugenio García, 1758, págs. 204-207; J. Lanteri, Eremi Sacrae Augustinianae. Pars prima in qua agitur de omnibus augustinianis episcopis italis deque exteris qui intra Italiam episcopatum gesserunt post magnam Ordinis unionem peractam ab Alexandro IV anno MCCLVI. Accedit appendix de Cardinalibus augustinianis italis, deque generalibus non episcopis, Romae, Typ. Bernardi Morini, 1874, págs. 181-182; T. López Bardón, Monastici Augustiniani R.P. Fr. Nicolai Crusenii continuatio atque ad illud additamenta sive Bibliotheca Manualis Augustiniana in qua breviter recensentur Augustinenses utriusque sexus virtute, litteris, dignitate ac meritis insignes ab anno 1700 usque ad 1800, operis volumen tertium, Vallisoleti, Typ. J. E. de la Cuesta, 1916, págs. 111-113; G. de Santiago Vela, “Historiadores de la Provincia agustiniana de México en los siglos xvi y xvii”, en AA, 9 (1918), págs. 251-255; Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, VII, Madrid, Impr. del Asilo de huérfanos del S.C. de Jesús, 1925, págs. 488-507; A. M. de Castro, Misioneros agustinos del Extremo Oriente, 1565-1780. (Osario Venerable). Año de 1780, ed. de M. Merino, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1954, págs. 209-211; A. Virdis, “L’Edicto general’ dell’Arcivescovo Sicardo”, en Asardo, 6 (1980), págs. 109-154; 7 (1981), págs. 94-240; A. Ruiz Zavala, Historia de la Provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de México, I, México, Ed. Porrúa, 1984, págs. 198- 207; II, págs. 656-658; P. Borges Morán, “Notas sobre la historia de los agustinos en América”, en I. Rodríguez, (ed.), Agustinos en América y Filipinas. Actas del Congreso Internacional. Valladolid, 16-21 de abril de 1990, I, Madrid-Valladolid, 1990, págs. 461-463; A. Hartmann, “The Augustinians in the Land of the Rising Sun”, en Idem, II, págs. 805-806, 808, 812-819, 822-825; R. Lazcano, Bibliographia Missionalia Augustiniana. América Latina (1533-1993), Madrid, Ed. Revista Agustiniana, 1993, págs. 407-410; R. Jaramillo, “El criollismo y la crónica agustiniana: Fray José Sicardo”, en Novahispania, 3 (1998), págs. 45-82; L. Neccia, “La provincia agostiniana di Sardegna dal xvii al xix secolo: Cenni storici”, en Analecta Augustiniana, 64 (2001), págs. 260-261; R. Lazcano, Agustinos españoles escritores de María, Guadarrrama (Madrid), Ed. Revista Agustiniana, 2005, págs. 293-298.

 

Rafael Lazcano González

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