Lope y Aguilar, Tadeo. Madrid, c. 1753 – 1802. Capitán de Infantería e ingeniero de los Reales Ejércitos, Plazas y Fronteras en la Corte de Carlos III, matemático.
Colaboró con la Sociedad Matritense de Amigos del País, en la comprobación e inspección de maquinarias y herramientas, actividad desarrollada como práctica en las clases de Artes y Oficios impartidas por la sociedad. Esta sociedad y otras Reales Sociedades Económicas fueron decididamente apoyadas por Carlos III para fomentar el desarrollo tecnológico de España, particularmente en lo referente a las ciencias aplicadas (agricultura, mecánica, hidráulica, aritmética...). Tadeo Lope y Aguilar se incorporó como socio de mérito el 24 de abril de 1790 invitado por la propia Junta Directiva. Tradujo tratados técnicos extranjeros como Elementos de Física experimental del físico francés Sigaud de la Fond. Lope trabajó ocasionalmente en grupo para la sociedad, frecuentemente con el teniente coronel de la Milicia de Cochabamba José Alvarellos o el capitán del Regimiento de Murcia Bernardo Hidalgo. Su trabajo en la clase de Artes y Oficios posibilitó a estos oficiales ofrecer sus conocimientos en la concesión de patentes.
No obstante la mayor parte de su experiencia docente la desarrolló en el real seminario de nobles de Madrid que, fundado por Felipe V, y regentado por los jesuitas hasta su expulsión en 1767, fue un centro de educación de los hijos de la nobleza y, en alguna medida, continuaba al Colegio Imperial de San Isidro, heredero a su vez, en lo que a matemáticas se refiere, de la famosa Academia Real de Matemáticas, fundada por Juan de Herrera en 1582, al servicio de Felipe II, y dirigida por el portugués Juan Bautista Labaña. En 1790, Agustín Pedrayes, que había pasado a ser profesor de Matemáticas del seminario al anexionarse éste la Casa de Pajes, pidió permiso por enfermedad y pasó a ocuparse sin sueldo de la asignatura Tadeo Lope. En 1794 solicitó, al mismo tiempo que Francisco Verdejo y Rodrigo Oviedo, la cátedra que dejó vacante Antonio Gregorio Rosell. Aunque se concedió a Verdejo, se le debió nombrar catedrático, título que utilizó en su obra magna Curso de matemáticas, donde recoge toda su tarea docente a la que dio en general un enfoque historiográfico. Por ejemplo, al referirse a los orígenes de las reglas de cálculo dice: “En el año 1623 aplicó Gunter los logaritmos de los números, senos y tangentes a una líneas rectas trazadas sobre una regla generalmente de 2 pies ingleses, este instrumento que tiene la forma de una escala se usa en el día comúnmente por la Navegación y para otros fines y se llama por lo general el Gunter”.
El Curso de Matemáticas, comenzó a publicarse en 1794 y estuvo proyectado para que tuviera cuatro tomos, de los cuales el último debía estar dedicado al cálculo infinitesimal, pero no vio la luz. En la obra su autor comenta sus intenciones al publicarla, que no eran otra que “suplir y mejorar el curso manuscrito [de Pedro Lucuze] por donde se enseñan las Mathemáticas en las Reales Academias de Barcelona, Oran y Ceuta a los jóvenes que aspiran a las carreras de ingenieros”, pues estaba falta de “todos los adelantamientos que se han corrido desde la formación de aquella obra”. El libro también contó con detractores, como el ingeniero Juan Cavallero, que se quejó al Rey porque, a su juicio, la obra tenía carencias como “no tratar nada de Algebra, a excepción de las ecuaciones de los primeros grados, ni del Cálculo Diferencial e Integral, como de la teoría de curvas, partes en el día precisas para la inteligencia de los escritos mathemáticos y para poder hacer algunos adelantamientos útiles en estas ciencias [...] y que sólo se reduce a dar unas cortas reflexiones sobre el ataque y defensa de plazas [...] además de que en el corto número de asuntos que en él se tratan han hecho tantos progresos las mathemáticas de un siglo a esta parte, que casi ha mudado el semblante”.
El Curso de matemáticas comienza el primer volumen con un prólogo general en el que Lope describe “el camino de los inventores, esto es, explicar las proposiciones según fueron halladas, o a lo menos, según pudieron hallarse sucesivamente”, probablemente con intención de provocar en el lector la capacidad de inventiva. En el primer tomo se recoge la aritmética y el álgebra y termina con el cálculo de probabilidades y la estadística matemática. En el tomo segundo aborda sucesivamente la geometría y los logaritmos, y en el tercero las tablas de los logaritmos.
Obras de ~: Curso de Matemáticas, Madrid, Imprenta Real, 1794, 1795, 1798, 3 vols.
Bibl.: A. M. Moral Roncal, “Los socios militares de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País (1775- 1815)”, en Militaria. Revista de Cultura Militar, n.º 6 (1994), págs. 103-113; F. J. Martín Pliego, “Tadeo Lope y Aguilar: el cálculo de probabilidades en la España del Siglo xviii”, en J. Santos del Cerro y M. García Secades (coords.), Historia de la probabilidad y la estadística II, Toledo, Delta Publicaciones Universitarias, 2004, págs. 241-248; E. García Camarero, “El matemático Vallejo y la ciencia en el Ateneo de Madrid”, en VV. AA., Ateneistas Ilustres II, Madrid, Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, 2007, págs. 701- 716; S. Garma Pons, “Las matemáticas y la cultura científica en la España del siglo xix”, en Ciencia y Cultura, (2007); “De Rousseau a Darwin: El buen salvaje y el último mono, en VV. AA., Actas de los XV-XVI Seminarios Orotava de Historia de la Ciencia. Encuentros Educativos de la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, http://www.gobiernodecanarias.
org/educacion/3/Usrn/fundoro/web_fcohc/003_actividades/ SemOro/semoro_15-16.html.
Alfonso V. Carrascosa
