Andriani Escofet, Severo Leonardo. Barcelona, 6.XI.1774 – Pamplona (Navarra), 24.IX.1861. Obispo.
Después de haber seguido la carrera militar por algún tiempo en el Cuerpo de Guardias de la Real Persona, decidió abrazar el estado eclesiástico. Ordenado sacerdote en 1800, obtuvo una canonjía en la catedral de Gerona, de donde pasó a la de Huesca, en cuya ciudad había sido gobernador militar su padre. Doctor en Cánones por la universidad oscense, obtuvo algún tiempo después la dignidad de maestrescuela, en virtud de la que desempeñó el cargo de juez escolar, cancelario y rector de la universidad. Nombrado obispo de Pamplona el 15 de marzo de 1830, fue consagrado el 13 de junio de ese mismo año en la catedral de Huesca, de manos del obispo de la diócesis, Eduardo Sáenz de la Guardia. Desempeñó su ministerio pastoral hasta que fue desterrado por los gobiernos liberales —abiertamente hostiles a la Iglesia— cuando lo fueron muchos de los obispos de España; quedó confinado en Ariza, un pueblo de la frontera de Aragón, en el verano de 1835, por orden del general Rodil, y allí vivió en casa de su hermana.
Posteriormente residió algunos años en Madrid, hasta que consiguió regresar a su diócesis, después de que se demostrara su inocencia tras habérsele procesado.
A principios de 1840 pudo regresar a Pamplona y se dedicó a la restauración espiritual de su diócesis. Durante la regencia de Espartero fue desterrado de nuevo; marchó a Francia y se estableció en Pau, hasta que en 1844 volvió nuevamente a su diócesis. El 6 de abril de 1845 fue nombrado administrador apostólico de Burgos. Combatió la práctica del Gobierno de nombrar gobernadores eclesiásticos intrusos, refutando el Discurso canónico-legal sobre nombramiento de gobernadores, escrito por Pedro González Vallejo, arzobispo ilegítimo de Toledo, nombrado por el Gobierno sin la aprobación de la Santa Sede. Cuando publicó esta obra, Andriani había recibido autorización para regresar a su diócesis, después de varios años de exilio, pero dejó su libro en semianonimato; de lo contrario hubiera podido provocar nuevas represalias del Gobierno.
No pretendió demostrar que toda su doctrina era cierta y la de Vallejo falsa, sino dejar claramente fijados los principios teológicos y canónicos, en virtud de los cuales “es dudosa la jurisdicción que hoy ejercen los obispos nombrados con el título de vicarios capitulares por delegación del cabildo”, para concluir que siguiendo una doctrina insegura “nacen males grandes y positivos que reclaman eficazmente un remedio poderoso”. Protestó en numerosas ocasiones contra la política antirreligiosa de los gobiernos liberales y mantuvo estrecha correspondencia con la Santa Sede sobre su situación y los problemas de la Iglesia en España. El papa Gregorio XVI le confirmó su estima y confianza.
Obras de ~: Juicio analítico sobre el Discurso canónico-legal, que dio a luz el Excmo. e Ilmo. señor D. Pedro González Vallejo, arzobispo presentado para Toledo. Lo publica un prelado español, Madrid, Imprenta de E. Aguado, 1839.
Bibl.: F. de Lubián, Relación de la Santa Iglesia de Pamplona, Pamplona, Editorial Gómez, 1955, apéndice, págs. 71-79 [contiene: biografía de ~ por E. Obanos, 1861 y otra anónima]; R. Ritzler y P. Séfrin, Hierarchia Catholica, vol. VII, Padua, Il Messaggero di S. Antonio, 1968, pág. 297; J. Goñi Gaztambide, “Severo Andriani, obispo de Pamplona (1830- 1861)”, en Hispania Sacra, 21 (1968), págs. 179-312; V. Cárcel Ortí, Política eclesial de los gobiernos liberales españoles (1830-1840), Pamplona, Eunsa, 1975, págs. 426-428, 439- 440 y 485-486; F. Díaz de Cerio, Regesto de la correspondencia de los obispos de España en el siglo xix con los nuncios, según el fondo de la nunciatura de Madrid en el Archivo Vaticano (1791- 1903), vol. III, Città del Vaticano, Archivo Vaticano, 1984, págs. 44-53; Historia de los Obispos de Pamplona. Siglo xix, Pamplona, Eunsa, 1997.
Vicente Cárcel Ortí