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Narciso Esparragosa y Gallardo

Biografía

Esparragosa y Gallardo, Narciso. Caracas (Venezuela), 1759 – Guatemala, 21.VIII.1819. Médico, ginecólogo y cirujano.

Médico y cirujano venezolano, inició los estudios de medicina en la Universidad de Santiago de León, de Caracas, en 1782, donde cursó los cuatro años reglamentarios de la enseñanza médica y se graduó en Filosofía en 1785. Poco antes de obtener el grado de bachiller, se trasladó a Guatemala (1786) y allí comenzó a trabajar en la Universidad de San Carlos, donde obtuvo en el grado de bachiller en Medicina en 1789, bajo la tutela y la enseñanza de su maestro, José Felipe Flores, médico ilustrado que participó en las reformas sanitarias de la Ilustración en América y España. Esparragosa fue el primer bachiller en medicina graduado por la Universidad de la Nueva Guatemala de la Asunción y el decimotercer bachiller de la universidad colonial.

Comenzó a ejercer como cirujano en el hospital de San Juan de Dios y el 17 de septiembre de 1791 fue nombrado cirujano mayor de dicho hospital, cargo que desempeñó durante treinta años, hasta su muerte. El hospital ejercía también entonces labores docentes, por lo que Esparragosa solicitó en 1800 al gobierno fondos y autorización para la construcción de un anfiteatro anatómico destinado a la práctica de disecciones en el mismo hospital, convencido de la necesidad de una reforma de los estudios de cirugía y de la importancia de la anatomía para el aprendizaje quirúrgico. A pesar de que en octubre de ese mismo año fue autorizada formalmente la construcción, se encontró con la oposición de los frailes del hospital, contrarios a la disección de cadáveres por motivos religiosos, lo que postergó nueve años la realización definitiva del proyecto. Finalmente, la inauguración del anfiteatro anatómico tuvo lugar en 1809.

Esparragosa fue el principal impulsor de la reforma de la enseñanza quirúrgica en Guatemala, mediante la creación de colegios de cirugía que se proponían elevar la profesión al rango universitario. Gracias a su obstinada persistencia tuvo lugar la fundación del Real Colegio de Cirugía en la misma sede que ocupaba el Hospital General de la capital de Guatemala. El centro se inauguró tras recibir la imprescindible autorización de los Reales Colegios de Cirugía de España, en 1804. Desde su fundación, la Junta nombró a Esparragosa director del Colegio de Cirugía de Guatemala y catedrático de medicina en la misma institución.

Con motivo de la tramitación de las autorizaciones para la puesta en marcha del colegio de cirugía, Esparragosa mantuvo una relación científica frecuente con los cirujanos españoles que impulsaban la reforma quirúrgica en la Península y formaban parte de la junta, entre ellos con Antonio Gimbernat. A través del cirujano catalán, envió comunicaciones científicas sobre asuntos de carácter quirúrgico para su presentación y debate en los seminarios que se desarrollaban periódicamente en el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, de Madrid.

La transición del siglo XVIII al XIX marcó la etapa de plenitud de la obra científica y el prestigio profesional de Narciso Esparragosa, que le llevó a la consideración de cirujano más prestigioso de Guatemala y le reportó una selecta clientela como médico de partos entre los sectores privilegiados de la sociedad guatemalteca. En el país centroamericano publicó en 1798 una Memoria en la que daba a conocer un nuevo procedimiento para resolver partos difíciles y accidentes del parto, que se reeditó dos décadas más tarde en Barcelona. Guiado por una incansable curiosidad científico-técnica y por el espíritu de innovación, inventó un nuevo modelo de fórceps flexible, al que denominó de asa elástica. Estaba construido a partir de pelos de ballena y buscaba aportar al instrumento obstétrico una mayor flexibilidad que los rígidos instrumentos de hierro empleados hasta entonces, que podían provocar serios daños en el feto durante las tracciones realizadas en el momento del parto.

Cultivador de las más diversas especialidades quirúrgicas, Esparragosa se mantuvo informado de las novedades que se producían en las técnicas terapéuticas en Europa y procuró su aplicación en el continente americano.

Introdujo nuevos procedimientos para la extracción del cristalino en las intervenciones de cataratas, llevó a cabo operaciones de trepanación de los senos maxilares y extirpó tumores cancerosos. También consta que realizó un informe científico sobre un caso de hermafroditismo.

Esparragosa fue un temprano introductor en Guatemala de la nueva vacunación antivariólica que estaba recibiendo un gran impulso en toda Europa tras la difusión del descubrimiento de Jenner. Al igual que su maestro José Felipe Flores, Esparragosa inició los ensayos de vacunación poco antes de la llegada a Guatemala de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, encabezada por Francisco Javier Balmis, y creó un ambiente científico y social favorable a la difusión de la nueva técnica preventiva. Se sumó al proyecto de la Corona española y, tras marchar Balmis de Guatemala, formó parte de la Junta Central de la Vacuna de Guatemala, órgano encargado de mantener la estrategia de vacunación a amplios sectores de la población para garantizar la eficacia duradera del procedimiento. En 1815 publicó un Método sencillo y fácil para el conocimiento y curación de las viruelas... con el que aspiraba a difundir entre los profesionales sanitarios la nueva técnica.

 

Obras de ~: Memoria sobre una invención fácil y sencilla para extraer las criaturas clavadas en el paso, sin riesgo de su vida, no ofensa de madre, y para extraer la cabeza que ha quedado en el útero separada del cuerpo, Guatemala, 1798 (reed., Barcelona, Oficina de Brusi, 1816); Método sencillo y fácil para el conocimiento y curación de las viruelas, Guatemala, Ignacio Beteta, 1815.

 

Bibl.: C. Martínez Durán, Las ciencias médicas en Guatemala, Guatemala, Editorial Nacional, 1945; M. Burke, The Royal College of San Carlos, Durham, Duke University Press, 1977; Th. Glick, “Esparragosa y Gallardo, Narciso”, en J. M.ª López Piñero, Th. F. Glick, V. Navarro Brotons y E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, vol. I, Barcelona, Ediciones Península, 1983, págs. 305 y 306.

 

Josep Lluís Barona Vilar