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Luis del Alcázar

Biografía

Alcázar, Luis del. Sevilla, 6.IV.1554 – 14.VII.1613. Jesuita (SI), humanista y escriturista.

Luis del Alcázar fue el mayor de los hijos varones de Melchor del Alcázar y de Ana de la Sal Hurtado de Mendoza, hermana del famoso e influyente, obispo de Bona. Los Alcázar formaban una familia de origen neoconverso. El cronista Ortiz de Zúñiga, en su Discurso genealógico de los Ortices de Sevilla (Cádiz, 1670), trazó el árbol familiar del linaje delos Alcázar —al que él mismo pertenecía por línea materna— y fijó su origen en uno de los caballeros que participaron en el repartimiento de Sevilla. Naturalmente, Ortiz de Zúñiga salvaguardó el apellido Alcázar de los rumores ciertos —como han demostrado investigaciones recientes— que corrían por la Sevilla del siglo XVII sobre el origen converso de la familia.

La presencia de los Alcázar en la política municipal y en la vida económica y cultural de la ciudad fue muy influyente durante los siglos XVI y XVII. Principalmente se dedicaron a la actividad financiera y comercial, participando en el comercio de ultramar y en las rentas del almojarifazgo. Melchor del Alcázar perteneció a la oligarquía sevillana y desempeñó el cargo de caballero veinticuatro. El tío de Luis fue el célebre poeta epigramático Baltasar del Alcázar, conocido por el sobrenombre de Marcial sevillano. También fueron poetas, aunque de menor prestigio que su tío, su hermano Juan Antonio y su sobrino Melchor del Alcázar.

La principal fuente de datos sobre la vida de Luis del Alcázar es el esbozo biográfico que aparece en el Libro de descripción de verdaderos retratos [...] del pintor Francisco Pacheco, quien lo retrató para su libro en 1612, unos meses antes de la muerte del jesuita.

Del esbozo biográfico del libro de Pacheco parece inferirse que el contacto entre el pintor y el teólogo se produjo gracias a la intervención del humanista Francisco de Medina.

Fue alumno del colegio jesuita de Sevilla y con catorce años fue admitido en la Compañía de Jesús. A pesar de la oposición del padre, cuya voluntad era que su hijo se formara en la Universidad de Alcalá de Henares, Luis fue confiado por los superiores de la compañía al inquisidor Carpio. Finalmente, Melchor, persuadido de la vocación mostrada por su hijo, aceptó que hiciera el noviciado con los jesuitas. Unos años después, en 1587, el propio Melchor del Alcázar fue el principal inspirador en el cabildo de la ciudad para la fundación, con licencia real, de las escuelas jesuitas del colegio de San Hermenegildo.

En Córdoba estudió artes entre 1570 y 1573, y teología entre los años 1573 y 1577. Durante los años 1578-1581 enseñó artes y teología escolástica.

A solicitud de Melchor, el general de los jesuitas Claudio Acquaviva permitió en 1581 que Luis acompañara a dos de sus hermanos a Roma con el séquito del conde de Olivares, embajador de Felipe II. No se sabe qué tipo de problemas surgieron durante su estancia en Roma, pero el hecho es que Acquaviva lo instó a volver de Roma aconsejado por Diego de Acosta, provincial de Andalucía.

De regreso en Sevilla, Alcázar impartió retórica entre los años 1582 y 1583. Después, y hasta 1597, se ocupó de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras en Sevilla y Córdoba. También enseñó escolástica hacia 1591.

Desde 1592 se entregó a la tarea de preparar la edición de los comentarios al Apocalipsis, obra que le haría célebre en su tiempo y que le otorgó la consideración de teólogo excepcional. La monumental obra exegética fue titulada Vestigatio Arcanu Sensus in Apocalypsi y fue publicada en Amberes un año después de su muerte. El texto fue ilustrado con veinticuatro grabados diseñados por el poeta-pintor Juan de Jáuregui, quien se inspiró en los que había realizado Durero con el mismo tema en 1498. Sus comentarios constituyeron el comienzo de la exégesis científica del Apocalipsis, ya que situó el texto en el marco de la Iglesia primitiva. Aunque en ocasiones se le ha reprochado que se inclina en exceso hacia el alegorismo moral, su influencia fue decisiva en las exégesis de la obra consideradas canónicas de Hugo Grotius y Bossuet.

Murió Alcázar a los cincuenta y nueve años, y, según expone Pacheco, concurrieron a su funeral las personas principales de la ciudad y una nutrida representación de las órdenes religiosas. Su cuerpo fue enterrado en la Casa Profesa de los jesuitas en Sevilla.

 

Obras de ~: Vestigatio Arcanu Sensus in Apocalypsi, Amberes, Juan Keerberger, 1614; In eas Veteris Testamenti partes quas respicit Apocalipsis, nempe Cantica Canticorum, Psalmos Complures, multa Danielis aliorumque librorum capita, lib. V, Lyon, Postios, 1631; Expositio libri Job, In Proverbia Salomonis, In Hiyeremiam, In I ad Corintios, In Iooannem, In epistula ad Romanos (en Biblioteca Universitaria de Salamanca ms. 272, 760).

 

Bibl.: W. Bousset, Die Offenbarung Johannis, 1906; M. Guillemot, “L’Apocalypse de Jáuregui”, en Revue Hispanique, XLII (1918), págs. 564-579; E. B. Allo, L’Apocalypse, Paris, 1933; A. Feuillet, “Les diverses méthodes d’interpretation de l’Apocalypse”, en L’Ami de Clergé, 71 (1961), pág. 263; R. Pike, Aristócratas y comerciantes. La sociedad sevillana en el siglo xvi, Barcelona, Ariel, 1978, págs. 50-60; F. Pacheco, Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, ed. de P. M. Piñero y R. Reyes, Sevilla, Diputación, 1985, págs. 79-84; E. Olivares, “Luis del Alcázar. Biografía.

Escritos. Bibliografía” y F. Contreras, “Vestigatio arcani sensus [...] Estudio y comentarios”, en Archivo Teológico Granadino, 52 (1989), págs. 5-50 y 51-168.

 

José Manuel Rico García

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