Repullés y Vargas, Enrique María. Madrid, 30.X.1845 – 13.IX.1922. Arquitecto.
Máximo exponente, junto con Ricardo Velázquez Bosco, del eclecticismo madrileño, cuya dilatadísima trayectoria profesional comprende todo tipo de realizaciones en las más variadas vertientes propias del estilo ecléctico. Además de arquitecto fue —entre otras muchas ocupaciones— restaurador, crítico de la arquitectura, erudito, colaborador de numerosas revistas especializadas y académico de Bellas Artes, lo que le convirtió en una de las figuras más prestigiosas y laureadas de su época. A lo largo de su vida acumuló numerosos cargos corporativos, oficiales y honorarios (jefe superior de Administración Civil, presidente de la Sociedad Central de Arquitectos, miembro correspondiente de varias sociedades extranjeras de arquitectos, inspector de Construcciones Civiles y vocal de arquitectura del Ministerio de Fomento, la Junta Consultiva de Teatros y el comité permanente de los congresos de arquitectos), así como destacadas condecoraciones (Gran Cruz de Isabel la Católica, Civil de Alfonso XII y comendador de número de Carlos III).
Repullés cursó los estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde contó con la tutela del profesor Aníbal Álvarez. Se tituló el 22 de marzo de 1869, el mismo año que arquitectos tan reputados como Fernando Arbós o Emilio Rodríguez Ayuso. Precisamente con este último realizó, nada más concluir la carrera, su primera obra importante, la Escuela Modelo de Madrid (1869-1884), edificio clasicista situado en la madrileña plaza del Dos de Mayo que después de varias reformas perdió gran parte de su aspecto original. Paralelamente, durante esos años diseñó un proyecto no ejecutado de monumento al poeta Quintana —premiado con una medalla de tercera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876—, erigió varias viviendas de aspecto modesto en diversos lugares de la ciudad —como las ubicadas en la calle Santa Feliciana (1880)— y realizó el edificio de la Bolsa “vieja” en la plazuela de la Leña (1883), que poco después fue sustituido por una nueva sede construida tras la convocatoria de un concurso en el que triunfó la propuesta de Repullés.
Su éxito en este certamen, convocado en 1884, marcó el inicio de un ascenso profesional imparable. La Bolsa de Madrid (1884-1893), situada en la plaza de la Lealtad frente al obelisco del Dos de Mayo, es una obra paradigmática del eclecticismo madrileño. El arquitecto planteó una solemne construcción de aspecto clasicista, cuyo eje está marcado por una gran sala basilical (el salón de contrataciones) flanqueada por diversas dependencias secundarias y precedida por un monumental pórtico de orden corintio. En la decoración recurrió a un repertorio ecléctico, en el que predominan las referencias neorrenacentistas y neobarrocas. Tras este singular encargo, recibió otros de parecida importancia, entre los que destaca el Ayuntamiento de Valladolid (1897-1908), donde empleó un eclecticismo más libre y decorativo, basado en modelos renacentistas de aire plateresco enriquecidos con elementos de diseño moderno, que también repitió en una casa-palacio en la calle Lisboa, en Madrid (hoy demolida).
Siguiendo las directrices eclécticas más ortodoxas, en la arquitectura religiosa optó por el historicismo medievalista, que asimiló directamente gracias a varios trabajos de restauración —llevados a cabo durante muchos años— en importantes templos medievales, como las iglesias de San Jerónimo el Real en Madrid y San Vicente en Ávila y las Catedrales de Ávila, Toledo y Salamanca. En algunas ocasiones sus proyectos se decantaron por el estilo neomudéjar, del que son buenos ejemplos la iglesia parroquial de Hortaleza (1878-1879) y la iglesia de Santa Cristina en el paseo de Extremadura (1904-1906), pero en otras se acercó más al neogótico, como en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de la calle Bravo Murillo (1902-1914) y sobre todo en la inconclusa Basílica Teresiana de Alba de Tormes (1898-1922), cuyo proyecto mereció una medalla de plata en la Exposición Universal de París de 1900 y otra de primera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901. Este magno edificio responde a un goticismo riguroso, que recuerda al proyecto definitivo del marqués de Cubas para la madrileña Catedral de la Almudena, cuyas obras dirigió el propio Repullés desde 1904 hasta su muerte, responsabilizándose de la supervisión de todos los trabajos y de la ejecución de algunas destacadas capillas (como las de las familias Pallarés y Matrana). Sólo excepcionalmente el arquitecto se alejó de los modelos medievales para emplear un estilo clasicista de raíz herreriana. Fue en el oratorio del Santo Cristo del Olivar en la calle Cañizares (1910-1919). Finalmente, en relación con la arquitectura religiosa, también hay que recordar su proyecto para la Basílica de Atocha y el Panteón de Hombres Ilustres (1890) —presentado al concurso ganado por Fernando Arbós—, que recibió un premio en la Exposición Universal de Chicago de 1893.
Son incontables sus trabajos en otros ámbitos tipológicos.
Deben mencionarse, en primer lugar, dos importantes residencias-estudio construidas para dos insignes artistas del momento, el escultor Mariano Benlliure y el pintor Joaquín Sorolla, quienes por cierto le realizaron sendos retratos a comienzos del siglo XX. Para el primero proyectó en 1908 una casa-taller de sorprendente estilo modernista —quizá sugerido por el propio escultor—, que finalmente no se llevó a cabo y fue reemplazada por un edificio reformado por Repullés años más tarde. Sí realizó, poco después, la casa-estudio de Joaquín Sorolla en el paseo del General Martínez Campos (1910-1911) —hoy convertida en Museo Sorolla— en un estilo ecléctico más convencional. La singular experiencia modernista del encargo de Benlliure fue un hecho aislado en la obra del arquitecto —manifiesto opositor al art nouveau—, a excepción de algunos detalles decorativos (actualmente perdidos) presentes en la sede de la Sociedad Azucarera Española (1905-1906) de la calle Ruiz de Alarcón.
En cuanto a la arquitectura funeraria, Repullés ejecutó varios panteones notables, entre los que sobresale el que levantó en el cementerio de la Almudena para la familia Careaga, donde empleó un estilo de aspecto neobizantino, y el sencillo Panteón de Hombres Ilustres en el cementerio sacramental de San Justo (ambos del año 1902). También proyectó edificios comerciales, como un mercado no realizado para la ciudad de Ávila, y algunas modernas construcciones escolares, caso del Colegio Alfonso XIII (hoy San Isidro) en la calle Fuenterrabía (1902-1903) que constituye un digno ejemplo de arquitectura pública. Por último, hay que mencionar algunos de sus numerosos edificios de viviendas, realizados casi siempre según el modelo habitual de la arquitectura doméstica madrileña (paramentos de ladrillo visto, balcones de balaustre y miradores ferro-vítreos), según puede apreciarse en los situados en las calles Conde de Aranda (1888- 1890), San Agustín (1893), Luis Vélez de Guevara (1897) y Atocha (1897-1898).
A partir de finales del siglo XIX, Repullés se consolidó como un personaje extraordinariamente influyente en el panorama arquitectónico madrileño, no sólo por sus triunfos, cargos y realizaciones —que le valieron una sólida reputación—, sino también por una intensa labor crítica —plasmada en cientos de artículos y numerosas publicaciones—, que le convierten en uno de los mejores estudiosos de la arquitectura de su tiempo. Fue colaborador habitual de numerosas revistas especializadas, entre las que destacan Anales de la Construcción y de la Industria, Resumen de Arquitectura, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Arquitectura y Construcción. En esta última se responsabilizó durante muchos años de la sección de “Actualidades” y de los artículos necrológicos de arquitectos. Entre todos sus escritos, que versan sobre las más variadas materias de carácter arquitectónico —desde aspectos técnicos a semblanzas necrológicas de autores fallecidos—, deben resaltarse sus trabajos sobre los “Efectos de los terremotos de Andalucía en los edificios y medios de aminorarlos” (1885), los “Concursos Públicos”, “El obrero en la sociedad” y el “Simbolismo en el Arte” —opúsculos publicados como folletos o en diversas revistas—, así como su discurso sobre La casa-habitación moderna desde el punto de vista artístico, leído en 1896 con motivo de su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución de la que llegó a ser secretario poco antes de su muerte, acaecida en septiembre de 1922. Por aquel entonces era un arquitecto, casi octogenario, que gozaba del respeto y la admiración de todos sus colegas.
Obras de ~: con E. Rodríguez Ayuso, Escuela Modelo en la plaza del Dos de Mayo (reformada), Madrid, 1869-1884; proyecto de monumento a Quintana (no realizado), 1876; iglesia parroquial de San Matías en Hortaleza, Madrid, 1878-1879; viviendas para Luis de Ezpeleta en la calle Santa Feliciana, Madrid, 1880; restauración y ampliación de la iglesia de San Jerónimo el Real en la calle Ruiz de Alarcón, Madrid, 1880-1882; Bolsa de Comercio en la plaza de la Lealtad, Madrid, 1884- 1893; dos edificios de viviendas para Mariano de Goicoechea en la calle Conde de Aranda, Madrid, 1888-1890; proyecto para la nueva basílica de Atocha (no realizado), Madrid, 1890; viviendas en la calle San Agustín, Madrid, 1893; viviendas para María Goyeneche en la calle Atocha, Madrid, 1897-1898; viviendas en la calle Luis Vélez de Guevara, Madrid, 1897; Ayuntamiento de Valladolid, 1897-1908; Basílica Teresiana de Alba de Tormes, Salamanca, 1898-1922; panteón González Careaga en el cementerio de la Almudena, Madrid, 1902; panteón de Hombres Ilustres en el cementerio de San Justo, Madrid, 1902; Escuelas Alfonso XIII (hoy colegio San Isidoro) en la calle Fuenterrabía, Madrid, 1902-1903; iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en la calle Bravo Murillo, Madrid, 1902-1914; obras del colegio de la Divina Pastora en la calle Santa Engracia (proyecto de J. Urioste Velada), Madrid, 1903-1909; panteón de los duques de Denia en el cementerio de San Isidro, Madrid, 1904; dirección de obras de la catedral de la Almudena (proyecto del Marqués de Cubas), Madrid, 1904-1922; iglesia de Santa Cristina en el paseo de Extremadura, Madrid, 1904-1906; sede de la Sociedad Azucarera en la calle Ruiz de Alarcón, Madrid, 1905-1906; proyecto de casa-estudio para Mariano Benlliure en la calle Zurbano (no realizado), Madrid, 1908; panteón Acha en el cementerio de San Isidro, Madrid, 1909; palacete de Joaquín Sorolla (hoy Museo Sorolla) en el paseo del General Martínez Campos, Madrid, 1910-1911; oratorio del Santo Cristo del Olivar en la calle Cañizares, Madrid, 1910-1919; casa-palacete en la calle Lisboa, Madrid, 1912-1916; capillas de Pallarés y los marqueses de Matrana en la catedral de la Almudena, Madrid, c. 1918.
Escritos: Disposición, construcción y mueblaje de escuelas públicas de instrucción primaria, Madrid, Imprenta Fortanet, 1878; Efectos de los Terremotos de Andalucía en los edificios y medios de aminorarlos, Madrid, 1885; con S. Castellanos, Biografía y obras arquitectónicas de Emilio Rodríguez Ayuso, Madrid, 1892; El obrero en la sociedad, Madrid, Imprenta y Lit. de los Huérfanos, 1892; La casa-habitación moderna desde el punto de vista artístico, discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, Imprenta y Lit. del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1896; Panteones y sepulcros en los cementerios de Madrid, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1899 (reprod. facs., Ávila, Universidad Nacional de Educación a Distancia-Ávila, Fundación Cultural Santa Teresa, 1991); “El marqués de Cubas”, en Arquitectura y Construcción (AC), 46 (1899), págs. 32 y ss.; “Antonio Ruiz de Salces”, en AC, 50 (1899); “El arquitecto don Agustín Ortiz de Villajos”, en AC, 125 (1902), págs. 345- 351; “Arturo Mélida”, en AC, 127 (1903), págs. 35-49; “Eduardo de Adaro”, en AC, 164 (1906), págs. 68-71 y 81-87; con S. Castellanos, La obra del arquitecto Manuel Medrano, Madrid, Imprenta Artística, 1907; “José Urioste Velada”, en AC, 9 (1909), págs. 205 y ss.; La nueva catedral de Nuestra Señora de la Almudena, Madrid, Tipografía Artística, 1916; “Fernando Arbós”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (BRABASF), 40 (1916), págs. 225-227; “Juan Bautista Lázaro”, en BRABASF, 52 (1919), págs. 257-263.
Fuentes y bibl.: Archivo General de la Villa de Madrid, Padrón Municipal [Partida de nacimiento].
VV. AA., “Homenaje a un arquitecto y apuntes biográficos”, en La Construcción Moderna, 13 (1906), págs. 265-266; L. M. Cabello Lapiedra, “Excmo. Sr. D. Enrique María Repullés y Vargas”, en AC, anuario (1922), págs. 89-119; B. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Alcor, 1948 (reed., Madrid, 1980); P. Navascués Palacio, Arquitectura y arquitectos madrileños del siglo XIX, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1973, págs. 288-295; E. Ruiz Palomeque, Ordenaciones y transformaciones urbanas del casco antiguo de Madrid durante los siglos XIX Y XX, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1976; J. R. Alonso Pereira, Madrid 1898-1931 de corte a metrópoli, Madrid, Comunidad de Madrid, 1985; C. Díez de Baldeón, Arquitectura y clases sociales en el Madrid del siglo XIX, Madrid, Siglo XXI, 1986; J. Hernando, Arquitectura en España 1770-1900, Madrid, Cátedra, 1989; C. Saguar Quer, Arquitectura funeraria madrileña del siglo XIX, Madrid, Universidad Complutense, 1989; A. Urrutia Núñez, “Bibliografía básica de arquitectura en Madrid. Siglos XIX y XX”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid, 3 (1991), págs. 199- 266; P. Navascués Palacio, Arquitectura española (1808- 1914), en J. Pijoán (dir.), Summa Artis: historia general del arte, vol. XXXV, Madrid, Espasa Calpe, 1993; A. Urrutia Núñez, Arquitectura española siglo XX, Madrid, Cátedra, 1997; VV. AA., Arquitectura de Madrid: casco histórico y ensanches, Madrid, Fundación Cultural Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 2003.
Óscar da Rocha Aranda