Castellarnau y Lleopart, Joaquín. Tarragona, 30.V.1848 – Segovia, 1943. Ingeniero de montes, biólogo y microscopista.
Nació en Tarragona en el seno de una familia acomodada y en un ambiente relacionado con la tradición naturalista, puesto que por la línea materna estaba emparentado con Antonio de Martí y Franqués, uno de los grandes científicos del período ilustrado.
Esta tradición familiar seguramente influyó en la decisión de cursar estudios de ingeniería forestal en la Escuela de Montes de Villaviciosa de Odón, donde Castellarnau llegó en 1864, a los dieciséis años de edad. Recibió el título en 1870, a los veintidós años, siendo el número uno de su promoción. Después de varios destinos en Huesca y Lérida, en 1871 fue trasladado al Distrito forestal de Segovia y un año después destinado a la Comisión para el Servicio del Pinar de Valsaín, donde permaneció hasta finales de 1884. Ahí estableció una serie de relaciones que marcaron el rumbo de su vida, tanto en lo personal como en lo científico. En lo personal, su matrimonio con Luisa Contreras, sobrina del marqués de Lozoya, y subuena relación con la familia real; en lo segundo, su amistad y colaboración con Rafael Breñosa, sus primeros contactos con destacados miembros de la Sociedad Española de Historia Natural y la definitiva orientación de sus preocupaciones científicas que, en la vertiente experimental, desarrollará hasta 1901.
A partir de este año se integró de forma más intensa en la vida corporativa; primero en la tercera División Hidrológico-forestal, con destino en Zaragoza, y luego en el Consejo Forestal en Madrid hasta 1906.
En 1911 fue director de la escuela durante un año y en 1912 ascendió a presidente de la Junta de Montes, jubilándose en 1915. Desde esta fecha hasta su muerte desarrolló una intensa labor académica e institucional.
Desde el punto de vista profesional, su vida se caracterizó por dos períodos de actividad, como ingeniero forestal, 1870-1883 y 1901-1915, con un ínterin de dieciséis años dedicados íntegramente a la investigación, que fueron los que más contribuyeron a cimentar su reputación científica. Pero sus primeros escarceos científicos se remontan a 1877, durante su estancia en el Pinar de Valsaín, cuando publicó su Estudio ornitológico del Real Sitio de San Ildefonso, trabajo en el que están presentes notables apreciaciones de tipo ecológico y que ha sido considerado como un precedente de la disciplina en nuestro país. No fue, sin embargo, en el campo de la zoología hacia donde orientó su actividad científica ulterior, cuyo programa fue perfilando en años sucesivos. En 1880 publicó el Estudio micrográfico del tallo del Pinsapo, trabajo que marcó su nueva orientación, centrada en la histología vegetal y la microscopía, terreno en el que en años posteriores produjo obras fundamentales.
Su interés por las técnicas microscópicas vino reforzado por su estancia, en 1883, en la prestigiosa Estación de Zoología Marina de Nápoles, uno de cuyos resultados fue la publicación, en 1885, de su obra La Estación Zoológica de Nápoles, y sus procedimientos para la conservación y examen microscópico de los animales marinos inferiores, en la que se divulgaban las técnicas utilizadas en este centro, muy poco conocidas, y que desempeñó un papel pionero en la difusión de los métodos más avanzados en microscopía. Por otra parte, su estancia en Nápoles fue decisiva para su plena incorporación al paradigma evolucionista, en su versión haeckeliana, claramente perceptible en algunos de sus trabajos posteriores. En 1885 es destinado a la Comisión de la Flora Forestal en concepto de “Comisión para el estudio micrográfico del sistema leñoso de las especies forestales”, que confirió estabilidad a sus investigaciones.
Todo ello, además, le llevó a interesarse por la óptica microscópica, en especial por las modernas teorías del alemán Ernest Abbe, de cuya difusión en España fue pionero. El primero de los trabajos de este tipo que publicó fue Visión microscópica. Notas sobre las condiciones de verdad de la imagen microscópica y el modo de expresarlas (1885), donde se expusieron por primera vez en nuestro país las teorías del científico alemán, y cuya importancia fue reconocida por el prestigioso Journal of the Royal Microscopical Society en 1886 y por el propio Abbe. Fue en este campo, en principio una necesidad técnica derivada de sus estudios histológicos, en el que publicó sus obras más importantes a partir de 1900.
En el campo de las técnicas microscópicas mantuvo una estrecha colaboración con su amigo Rafael Breñosa, destinado también en el Pinar de Valsaín. Alguno de los trabajos publicados de Castellarnau son en gran medida deudores de esta colaboración, como por ejemplo el titulado Los cristales de oxalato de calcio en la madera de la encina, de novedoso enfoque y larga gestación. Iniciado en 1880, fue redactado en 1884 y publicado en 1887; su objetivo es estudiar los cristales que aparecen en algunas maderas de encina, cuyas formas cristalográficas difieren para la misma especie situada en localidades diferentes. La correspondencia entre ambos ingenieros publicada por C. Arévalo pone de manifiesto la inestimable colaboración de Breñosa en el trabajo, que debió actuar como verdadero guía de Castellarnau en su incursión por la microcristalografía.
En 1901, la Comisión para el estudio micrográfico fue disuelta por la Junta de Montes, lo que comportó que Castellarnau abandonase sus investigaciones y pasara a dedicarse a tareas burocráticas dentro de la administración forestal, en las que ocupó diferentes responsabilidades, entre ellas la de director de la escuela y finalmente, la presidencia de la Junta de Montes desde 1913 hasta su jubilación en 1915. A partir de este momento se dedicó a las labores académicas, de conferenciante y a la redacción de algunas de sus obras clásicas de microscopía. En 1934 se le concedió la Medalla Echegaray al mérito científico, premio en el que acompañaba a Echegaray, Saavedra, Torres Quevedo, Cajal y Bolívar, que lo habían recibido con anterioridad. Este mismo año fue nombrado presidente de honor de la Sociedad Española de Historia Natural y en 1938 lo fue como presidente de laAcademia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en la que había ingresado en 1913, y cuya presidencia de honor desempeñó en 1940. Murió en 1943, en Segovia, a los noventa y cinco años de edad.
Obras de ~: “Estudio ornitológico del Real Sitio de San Ildefonso. Catálogo razonado de las aves sedentarias y emigrantes que se encuentran en esta localidad de la Sierra de Guadarrama”, en Anales de la Sociedad Española de Historia Natural (ASEHN), VI (1877), págs. 155-209; “Estudio micrográfico del tallo del Pinsapo (Abies pinsapo, Boiss.)”, en ASEHN, IX (1880), págs. 401‑464; “Estudio micrográfico del sistema leñoso de las Coníferas españolas, y en particular del género Pinus”, en ASEHN, XII (1883); con R. Breñosa, Guía y descripción del Real sitio de San Ildefonso, Madrid, 1884; La Estación Zoológica de Nápoles, y sus procedimientos para la conservación y examen microscópico de los animales marinos inferiores, Madrid, 1885; “Visión microscópica. Notas sobre las condiciones de verdad de la imagen microscópica y el modo de expresarlas”, en ASEHN (1885), págs. 257‑352; con R. León del Rivero y R. Breñosa, Memoria de ordenación de las Reales Matas de Valsain: estudios sobre carbones, cortezas y cultivos, Madrid, 1886; “Los cristales de oxalato de calcio en la madera de la encina (Q. ilex, Linn.)”, en Revista de Montes, XI (1887), págs. 149-156; “Unidad del Plan generativo en el Reino Vegetal”, en ASEHN (1888), págs. 31‑74; Estudio general del sistema leñoso de las especies forestales españolas, y descripción micrográfica de la madera del olmo y del haya, 1894; Las traqueidas de los ‘Pinus’. Estudio de la constitución óptica de sus paredes por medio de la luz polarizada, Madrid, 1899; Descripción micrográfica de la madera de las especies Carpinus betulus, Linn., Corylus avellana, Linn. y Agnus glutinosa, Gärtn., Madrid, 1904; con J. M. Navarro y H. Robredo, La enfermedad del castaño, Madrid, 1909; Teoría general de la formación de la imagen en el microscopio, Madrid, 1911; “Morfología general de las plantas según las leyes biogénicas”, discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales pronunciado el 3 de mayo de 1914, en Revista de Montes, XXXVIII (1914), págs. 365‑371, 406‑415, 442‑449, 480‑488 y 508‑516; La teoría celular y los problemas biológicos, Madrid, 1915; La imagen óptica. Telescopio y microscopio, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1919; “Algo acerca de la historia de las dos leyes biológicas fundamentales omne vivum ex ovo y omnis cellula ex cellula”, en Real Sociedad Española de Historia Natural (RSEHN), Tomo extraordinario publicado con motivo del 50º aniversario de su fundación, Madrid, 1921, págs. 3-16; “¿Pueden explicarse químicamente los fenómenos esenciales de la vida?” (discurso leído en la sesión inaugural del curso 1922‑1923 de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales), en VV. AA., Discursos de la sesión solemne inaugural, Madrid, 1921‑1930; “La Florística: su origen y sus problemas”, en Ibérica, 606-607 (1925), págs. 364-367 y 378-380; “De la explicación de los fenómenos en las ciencias naturales”, en VV. AA., Conferencias y reseñas científicas de la Real Sociedad Española de Historia Natural, t. 1, Madrid, 1926, págs. 7-23; “De la finalidad de los fenómenos en los seres vivos”, discurso leído en la sesión inaugural del curso 1928‑1929 de la Academia de Ciencias, en VV. AA., Discursos de la sesión solemne inaugural, Madrid, 1921‑1930, págs. 3‑27; Apuntes arqueológicos, Segovia, 1934; Recuerdos de mi vida (1854‑1941), Burgos, 1942 (2.ª ed.)
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Vicente Casals Costa