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Juan de Cárdenas

Biografía

Cárdenas, Juan de. Constantina (Sevilla), 1563 – México, 1609. Metalúrgico.

Juan de Cárdenas nació en el pueblo de Constan­tina, en la Sierra Norte de Sevilla y pasó a Nueva Es­paña a la edad de catorce años, en torno a 1577, datos que se deducen de las informaciones que él mismo proporciona en la obra por la que es más conocido. En la aún reciente Universidad de la capital mexi­cana estudió artes y medicina y muy joven todavía, en 1584, ejercía ya su profesión de médico en el hos­pital de la ciudad de Guadalajara; en 1588 partió para establecerse en la ciudad de México, donde continuó en el ejercicio y el magisterio de la medicina, pero en los primeros años del siglo XVII regresó a Guadalajara, pues consta que trató en su enfermedad al presidente de la Audiencia de esta ciudad, Santiago de Vera, que falleció en 1606. Aunque médico de profesión, Cár­denas es conocido, sobre todo, por un libro de mate­ria no médica sino esencialmente de Historia Natu­ral. En 1591, cuando contaba veintiocho años, daba a la prensa su obra más divulgada, la Primera parte de los problemas y secretos maravillosos de las Indias. Compuesta por el Doctor Juan de Cárdenas, médico, que dedicó al virrey Luis de Velasco. En ella indica que la había escrito “a la edad de veintiséis años” y que “por sus pocos posibles y muchos trabajos no la pudo imprimir hasta los veintiocho”, añadiendo que hasta el momento de su edición había vivido “solo y desamparado de quien le favoreciese”, si bien parece que la salida a la luz del libro obedeció al apoyo que ante el virrey le brindaron sus maestros en la Facul­tad mexicana Juan de la Fuente y Hernando Ortiz de Hinojosa, este último catedrático de teología y canónigo de la catedral metropolitana. Al final de su vida dio a conocer un estudio sobre un producto de amplio futuro: el chocolate. Lo tituló Del chocolate; qué provecho hace y si es bebida saludable o no y vio la luz en México el mismo año de su muerte, que según su biógrafo E. Uranga se produjo en 1609.

La obra por la que Cárdenas es conocido, la Pri­mera parte de los problemas y secretos maravillosos de las Indias pretendía ser, tal como su propio título in­dica, sólo una parte de un estudio que iba a abarcar el conjunto de las Indias entonces conocidas. El au­tor avisa al final de ella de la pronta aparición de una segunda parte dedicada a la América del Sur, sin que se sepa que este anuncio hubiera tenido nunca cum­plimiento. Así pues, su obra se limita al ámbito de Nueva España en el que se desenvolvió la mayor parte de su vida.

El tratado está dividido en tres libros, en el pri­mero de los cuales, dedicado al “sitio, temple y cons­telación de la tierra”, aborda la geografía física de la Nueva España e intenta explicar las causas de algu­nos fenómenos que habían causado la admiración de los españoles: la razón de la frecuencia de los temblo­res de tierra, la abundancia de volcanes y de fuentes termales, los contrastes climáticos en ámbitos geográ­ficamente muy próximos —las costas son sumamente cálidas, mientras que las tierras del interior son frías— o la causa de la existencia de dos estaciones, lluviosa y seca, perfectamente diferenciadas y coincidentes res­pectivamente con el verano y el invierno. Tanto en este libro como en los otros dos, Cárdenas no se limita a la descripción de lo que conoce; intenta ir más allá y proporcionar explicaciones a fenómenos descono­cidos y asombrosos para los españoles. En muchas de tales explicaciones sigue las tradiciones aristotélicas. Así por ejemplo, en relación con los terremotos, su origen se encontraría, según Cárdenas, en la existen­cia de grandes cavernas subterráneas llenas de agua. El calor del sol convertiría el líquido en vapor y su acu­mulación y presión para su salida serían la causa de los movimientos, más frecuentes en América porque en ella se dan aquellas causas en mayor grado. Su teoría de los volcanes se basa en la presencia y la combustión de masas de azufre en el interior de la tierra.

El libro segundo es el de mayor interés y aquél por el que Cárdenas es más conocido. Se dedica a las pro­ducciones vegetales y minerales de la Nueva España y se inscribe en la línea de las obras contemporáneas de Francisco Hernández, Fray Bernardino de Sahún, Juan de Barrios, Agustín Farfán o Gregorio López. Describe plantas como el cacao, el maíz, el chile o el tabaco, al que califica de “planta admirable y santa”. En la parte que hace referencia al beneficio de minerales, se ocupa ampliamente del procedimiento de amalgamación de los de plata con mercurio y explica la razón por la que se añade sal en el curso del proceso y las causas de que se produzcan altas pérdidas de azogue. En la expli­cación de estas pérdidas, el historiador de la ciencia E. Portela descubre incipientes preocupaciones termodi­námicas, mientras que en la aclaración de los mecanis­mos de la actuación del mercurio sobre los minerales de plata, sigue la teoría vigente entre sus contemporá­neos y aun de los metalurgistas de cien años más tarde: no es otra cosa que cuestión de simpatías y antipatías; las primeras son la razón de la unión del azogue a la plata, con el auxilio del calor que le presta la sal, como podría proporcionárselo cualquier otra sustancia “ca­liente”. La antipatía entre el calor y el mercurio, que son de naturalezas opuestas, es la causa de las pérdidas de este último en el proceso y no la conversión del azo­gue en plata como creían los mineros.

El libro tercero se aplica a la geografía humana y la zoología de la Nueva España: “las propiedades y quali­dades de los hombres y animales nacidos en las Indias”. Si en la explicación de los fenómenos físicos Cárdenas se inscribía en la tradición aristotélica, en la de las ca­racterísticas físicas y morales se mantenía también en la rutina escolástica más ortodoxa, o en el galenismo más tradicional en la explicación de las enfermedades que aquejaban a los novohispanos. Es también llama­tiva la distancia que mantiene el sevillano frente a la cultura indígena por contraste con otros de sus con­temporáneos, como Acosta o Sahagún.

Como un ejemplo de su forma de aplicar las catego­rías de “frío” y “caliente” a la medicina, así explica la actuación curativa del atole: “El atole es provechoso a toda enfermedad; por el atole entendemos este or­dinario que se hace de sólo maíz cocido con cal [...] y este tal, por ser de suyo tan templado, es sano y me­dicinal para todo género de enfermedad, y es la razón ésta: como todo lo que de suyo es templado, participa igualmente de dos estremos. Por la parte que el dicho atole participa del frío, es medicina de calor [...] y por la parte que participa de calor, es medicinal del mal frío [...] y así será como el aceite rosado y como la cera y el azúcar, que por su templanza, ni hacen daño a frío ni a calor, sino igualmente aprovechan a lo uno y a lo otro”.

La segunda de sus obras conocidas, Del chocolate; qué provecho hace, intenta zanjar la polémica que en­tonces se abría en torno a la naturaleza y cualidades del cacao. Cárdenas se pronuncia a favor de su bon­dad y concluye que “es perverso este fruto crudo y co­mido sin mezcla”, pero el chocolate hace muchísimo provecho en todo y en esto se compara el cacao a la víbora, que ella de por sí es veneno mortífero pero “mezclada con sanctas y cordiales medicinas es reparo y contrahierba”.

 

Obras de ~: Primera Parte de los problemas y secretos maravi­llosos de las Indias. Compuesta por el Doctor Juan de Cárdenas, MédicoDirigida al Ilustrísimo Señor Don Luys de Velasco, Vi­rrey desta Nueva España, México, Pedro Ocharte, 1591 (re­impr. facs. en México, Museo Nacional de Arqueología, His­toria y Etnología, 1913; Madrid, ed. Cultura Hispánica, 1945 (Colección de Incunables Americanos, IX); Valladolid, Maxtor, 2003; ed. también en Madrid, Alianza Editorial, 1988); Del chocolate; qué provecho hace y si es bebida saludable o no, México, 1609.

 

Bibl.: E. Maffei y R. Rúa Figueroa, Apuntes para una Biblio­teca Española de libros, folletos y artículos, impresos y manuscritos relativos al conocimiento y explotación de las riquezas minerales y alas ciencias auxiliares, Madrid, J. M. Lapuente, 1871 (reimpr. facs., León, Cátedra de San Isidoro, 1970); W. Deuchler, Juan de Cárdenas. Ein Beitrag zur Geschichte der Spanischen Naturbetrachtung und Medizin in Mexiko während des 16. Jahrhunderts, Bern, P. Haupt, 1930; E. Uranga, Juan de Cár­denas: sus amigos y sus enemigos, México, 1967; E. Trabulse, Historia de la Ciencia en México, México, Conacyt-Fondo de Cultura Económica, 1983; [J. M.ª] L[ópez] P[iñeiro], “Cárdenas, Juan de”, en J. M.ª López Piñero, Th. F. Glick, V. Navarro Brotons y E. Portela Marco, Diccionario his­tórico de la ciencia moderna en España, vol. I, Barcelona, Edi­torial Península, 1983, pág. 178; J. M.ª López de Azcona, I. González Casanovas y E. Ruiz de Castañeda, Minería Iberoamericana. Repertorio Bibliográfico y Biográfico. vol. III, Biografías Mineras, 1492-1892, Madrid, Instituto Tecnoló­gico Geominero de España-Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas de España-Sociedad Estatal V Centena­rio, 1992; J. Sánchez Gómez, “La técnica en la producción de metales monedables en España y en América, 1500-1600”, en J. Sánchez Gómez, G. Mira Delli Zotti y R. Dobado González, La savia del Imperio, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1997.

 

Julio Sánchez Gómez

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