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Gabriel Alonso de Herrera

Biografía

Alonso de Herrera, Gabriel. Talavera de la Reina (Toledo), 1470-1480 – ?, c. 1539. Agrónomo y tratadista.

Herrera nació en Talavera de la Reina entre 1470 y 1480, fueron sus padres Lope Alonso de Herrera y Juana González. Fue estudiante en Granada entre 1492 y 1502, posiblemente estudiando sacerdocio en el colegio dirigido por fray Hernando de Talavera y practicando la horticultura. En 1502-1503, ya bachiller, fue empleado por el marqués de Mondéjar para administrar algunos huertos en Granada.

Alrededor de 1499, Herrera apareció en el círculo de Jiménez de Cisneros, probablemente introducido por fray Hernando. Durante los diez años siguientes, hasta 1512, Alonso de Herrera viajó por España, desde Vizcaya hasta los reinos de Aragón y Valencia y a través de Andalucía. Sus viajes estaban motivados por la búsqueda de manuscritos de agronomía, escritos en latín, que sirvieron como base para su Obra de agricultura, escrita en Talavera y publicada por primera vez en 1513. Un tiempo después, se sabe que fue empleado en Toledo por Cisneros. La edición de 1539 fue la última que —con revisiones del autor— se hizo en vida de Herrera, quien murió entre la fecha de esta publicación y de la edición póstuma de 1546.

Fue una obra muy difundida en su tiempo y hasta 1862 se cuentan veintiocho ediciones castellanas en diferentes lugares de la Península. Fuera de España, se tradujo al francés en 1596 y al italiano, con seis impresiones entre 1557 y 1608.

Al igual que otros tratados de agricultura de tradición popular compilados durante el mismo período, la Obra de Herrera fue más práctica que teórica y, a pesar de que estaba dirigida a propietarios de fincas (siguiendo la tradición de los tratados agrónomos romanos), refleja, de una manera interesante, las prácticas comunes de los campesinos. Si los libros de agronomía romana se ocupaban del manejo de las fincas y los manuales de agronomía hispanoárabe, por el contrario, fueron codificaciones de la agricultura campesina, Herrera se basó en los dos enfoques.

La Obra se divide en seis libros, el primero de los cuales trata de generalidades y de las calidades de suelos, aunque está dedicado principalmente al cultivo de cereales de secano. El segundo de los libros se ocupa de los viñedos y el tercero de los árboles, mientras que el cuarto trata de las hortalizas. El quinto libro se ocupa de los animales de granja, de su cuidado y enfermedades y, por último, el libro sexto es un calendario breve del año agrícola inspirado en Paladio.

La teoría con la cual Herrera se acerca a la agronomía se basa en las “cuatro cualidades” (calor, frialdad, humedad y sequedad), según la cual los antiguos griegos entendían el equilibrio de los procesos metabólicos, ya fuesen animales o vegetales.

La idea era que en una práctica agrícola razonable estas cualidades debían estar en equilibrio. Así, un suelo seco o sembrado necesita humedad. Debido a que este sistema era conocido de todos los agricultores de la época, Herrera no explica en su obra cómo se desarrollaba concretamente en la práctica.

Que una semilla fuera “fría y seca” era fácilmente interpretado por agricultores ya familiarizados con el sistema.

Aunque Herrera combinó la reverencia por los antiguos con la experiencia práctica, aquéllos fueron para él en realidad más importantes. En el prólogo a la Obra, afirma que su misión era la de sistematizar la antigua tradición: “concordar a las veces discordes autores, cotejar, desechar, escoger, reprobar algunos usos antiguos y modernos”. Las fuentes antiguas representan alrededor del sesenta por ciento de todas las citas extraídas del libro; las obras más citadas son las romanas: De agricultura de Palladius, un autor del siglo IV a. C., y De re rustica del hispanorromano Lucius Junius Columella (siglo I a. C.) En el número total de citas, sin embargo, Herrera cita al italiano Pietro dei Crescenzi más que a cualquier otro autor. Fiel a su método, sin embargo, Herrera no copia en realidad a Crecentino, sino que compara pasajes de su Liber cultus rurus con las obras latinas.

Por otra parte, Herrera cita dos autoridades árabes; el primero es Ibn Sina (Avicena), fuente de Alonso de Herrera sobre las propiedades médicas de varios alimentos, y el otro es Ibn Wafid (999-1075), un miembro de la escuela hispanoárabe de agronomía, cuyo libro de agricultura circulaba en la tradición medieval castellana.

En sus tratados sobre plantas, Herrera siguió un patrón general: primero la plantación, incluyendo el tipo de suelo más adecuado para la planta en cuestión; luego un tratado sobre el cuidado de la planta, incluyendo fertilizantes, injertos, podas y enfermedades; y finalmente una sección sobre las propiedades medicinales y alimenticias de la fruta. Las propiedades medicinales de las plantas se entienden en términos de patología humoral, es decir, las cuatro cualidades mencionadas anteriormente. Cuando las autoridades difieren entre sí, Herrera generalmente permite al lector decidir sobre el fondo del asunto por sí mismo.

Aunque Herrera observó las técnicas de cultivo hispanomusulmanas durante su estancia en Granada, por lo general se refiere menos a la práctica musulmana que a las técnicas utilizadas por los italianos.

Herrera señala que el uso de fertilizantes había hecho posible a los musulmanes de Granada plantar una sucesión de diferentes cultivos en el mismo terreno; el cultivo continuo había sido habitual en la agricultura árabe pero comparativamente raro en la Europa medieval.

Los componentes básicos del sistema agrónomo de Herrera fueron el suelo, el agua y los fertilizantes, con gran énfasis en el agua. Al clasificar los diferentes tipos de suelos, Herrera utilizó el mismo sistema que usaron los romanos, de acuerdo con el cual los suelos podían ser gruesos o delgados, ligeros o compactos, húmedos o secos. Aunque los agrónomos andalusíes desaconsejaron el arado de profundidad (para minimizar la pérdida de agua por evaporación), Herrera creía que, al romper los terrones de tierra con un arado, el suelo era más capaz de preservar su “tempero y humor”.

Se refiere también a las cuatro cualidades, citando a Crecentino: “si la tierra es fría y húmida, mezclarle algunas cargas de arcilla, la cual dice ser caliente y seca y con su sequedad embeberá la demasiada humidad y con ser caliente, templará la frialdad”.

Sin embargo, en conclusión, Gabriel Alonso de Herrera pensaba que regular el suelo ya fuera con agua o fertilizante no era tan bueno para la agricultura como un suelo naturalmente bueno, humedecido con la lluvia; parecía no tener experiencia con los sistemas de irrigación a gran escala. La Obra de Agricultura de Gabriel Alonso de Herrera encontró la mejor acogida en las áreas productoras de trigo de Castilla la Vieja, en los distritos vinícolas como La Rioja y en los huertos toledanos, que utilizaron las norias para el trigo.

 

Obras de ~: Obra de Agricultura copilada de diversos autores, Alcalá de Henares, Arnao Guillén de Brocar, 1513 (ed. con intr. de J. U. Martínez Carreras, Madrid, Atlas, 1970, Biblioteca de Autores Españoles, t. 235; ed. facs. con intr. de T. F. Glick, Valencia, Valencia Cultural, 1979, Serie Hispaniae Scientia; edición crítica de E. Terrón, Madrid, Ministerio de Agricultura y Pesca. Servicio de Publicaciones, 1981).

 

Bibl.: C. E. Dubler, “Posibles fuentes árabes de la Agricultura general de Gabriel Alonso de Herrera”, en Al-Andalus: revista de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, 6, 1 (1941), págs. 135-156; T. F. Glick, “Agronomía y medio ambiente en la Obra de agricultura de Gabriel Alonso de Herrera”, en G. Alonso de Herrera, Obra de Agricultura [Alcalá, Arnao Guillen de Broca, 1513], op. cit., 1979, págs. 14-49; C. Baranda Leturio, “Ciencia y humanismo: la Obra de agricultura de Gabriel Alonso de Herrera (1513)”, en Criticón, 46 (1989), págs. 95-108; “Retórica y discurso científico: la Obra de Agricultura de Gabriel Alonso de Herrera (1513)”, en Actas del III Simposio Internacional de la Asociación Española de Semiótica (Madrid, 5, 6 y 7 de diciembre de 1988), vol. 1 (Retórica y lenguajes), Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1990, págs. 175-184; G. Menegale, Gabriel Alonso de Herrera tra passato e modernita: Le tecniche idrauliche ed agricole nella Spagna del primo Cinquecento, tesis doctoral, Padova, Universita degli Studi di Padova, 2001 (inéd.).

 

Thomas F. Glick

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