Hermosilla Sandoval y Rojas, Ignacio de. Llerena (Badajoz), 1718 – Madrid, 29.XI.1794. Historiador.
Presbítero, estudió Cánones y Leyes en el colegio de San Miguel entre 1739 y 1741, aunque el rector no le concedió el título de bachiller por justas causas que dicho señor para ello tiene, según consta en los libros de matrícula de dicha institución, que se conservan en el Archivo Universitario de Granada. Fue examinador sinodal del Obispado de Almería. Hermano de José de Hermosilla, uno de los arquitectos más destacados de los reinados de Fernando VI y Carlos III, y uno de los primeros pensionados en Roma de 1747 a 1751. Es probable que gracias al prestigio que alcanzó su hermano, Ignacio se trasladase a la Corte. Una vez allí, ingresó en el aparato burocrático borbónico. Así fue nombrado oficial de Cámara de Gracia y Justicia. Su excelente formación y cultura le posibilitaron asistir a la tertulia de Agustín de Montiano, a la que acudían Ignacio de Luzán, el marqués de Valdeflores, Eugenio Llaguno o Juan de Iriarte y fue junto a ellos uno de los principales promotores del desarrollo de los estudios históricos y del buen gusto. Su relación con Montiano fue estrechísima. En 1751 donó a la Real Academia de la Historia una serie de monedas antiguas, islámicas y modernas, siguiendo el ejemplo de su mentor, que formaron el núcleo fundacional del monetario de dicha institución, como así lo señala Miguel Pérez Pastor en su Discurso y catálogo del monetario de la Academia (1759). Por esta razón y sus dotes ingresó en la corporación en la categoría de académico honorario en 1752 para rápidamente ascender a supernumerario al año siguiente. El 28 de junio de 1754 fue elegido censor, cargo que ocupó también en 1767-1768.
El 14 de noviembre de 1753 fue nombrado secretario general de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cargo de gran importancia que ocupó durante veintitrés años, hasta el 1 de septiembre de 1776, en que al tener que trasladarse a América por orden del Rey fue sustituido por Antonio Ponz. Pasó entonces a la categoría de académico de honor y dos años más tarde, el 18 de enero de 1778, fue nombrado consiliario.
En ambas academias estuvo involucrado en proyectos de gran relevancia. Fue asimismo miembro de la Real Academia Española, en la que ingresó en calidad de supernumerario (1764) y en 1767 fue elegido numerario y ocupó el Sillón P, en el que sustituyó al conde de Torrepalma. Fue revisor del Diccionario en las ediciones de 1770, 1780 y 1791.
Al poco de ingresar en la Real Academia de la Historia fue comisionado, junto a Lorenzo Diéguez, para revisar los archivos del Priorato de Uclés y del convento de Santa Fe en Toledo con el fin de recopilar información verídica para el proceso de beatificación de la infanta doña Sancha de Castilla. También auxilió a Pedro Rodríguez Campomanes y Lorenzo Diéguez en la comisión que se les encargó para revisar los códices antiguos de la Biblioteca de El Escorial con la intención de establecer la cronología de los visigodos.
Por Real Decreto de 18 de octubre de 1755 le fue otorgado a la Real Academia de la Historia el oficio de cronista de Indias, y a finales de ese mismo año Agustín de Montiano nombró a tres revisores de Indias, Francisco de Rivera, José Marcos Benito e Ignacio de Hermosilla. Con el fin de cumplir la nueva e importantísima atribución de la corporación se les encargó que formaran un plan y método de trabajo. Aunque no existió la unanimidad de criterios en los informes de los tres revisores, fue el de Hermosilla uno de los más equilibrados.
La Academia remitió sus planes al Consejo de Indias, que los fundió en uno solo.
Ignacio de Hermosilla fue una figura fundamental en el desarrollo de la conciencia de la protección de nuestras antigüedades y monumentos históricos, que tomó cuerpo en España en la última década de la primera mitad del siglo XVIII. A él se debe la idea de promover el dibujo de las antigüedades de la Alhambra en 1756, que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando encargó, tras unos inicios titubeantes, a Diego Sánchez Sarabia en 1760, primero, y que años después en 1766, bajo la dirección de su hermano, José de Hermosilla, auxiliado por José de Villanueva y Juan Pedro Arnal, no sólo concluyeron sino que ampliaron a la mezquita de Córdoba.
Ignacio de Hermosilla y Tiburcio Aguirre redactaron las Instrucciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a José de Hermosilla para corregir, perfeccionar y completar los dibujos del Palacio Arave y del edificado de orden del señor emperador Carlos en la Alhambra de Granada, y ambos fueron encargados por la Academia de velar por el cumplimiento del proyecto. Las Antigüedades Árabes de España, como se conoció este importante proyecto, no se publicó hasta finales de la centuria y primer lustro del XIX. Hoy se sabe, no obstante, que el proyecto tuvo un carácter más amplio, ya que la Real Academia de la Historia inició paralelamente la recogida de material epigráfico y numismático islámico, en el que también participó activamente Hermosilla. Aunque desde 1759 la Academia de la Historia había encargado a Miguel Casiri la ordenación de las monedas islámicas de su monetario, no fue hasta 1767 cuando, bajo la dirección de Pedro Rodríguez Campomanes, encargó a Jerónimo Antonio Gil que grabara el material numismático reunido para su publicación, al que decidió incorporar el epigráfico al año siguiente, para lo que se le encargó al académico sevillano Joaquín José Cevallos la dirección de la copia de las inscripciones islámicas del Alcázar de Sevilla, además de las existentes en el palacio de Pilatos. Hermosilla no sólo proporcionó abundantes monedas sino que remitió, por acuerdo de la Real Academia de San Fernando, seis inscripciones islámicas del palacio de la Alhambra y un cuaderno de todas las inscripciones islámicas que existían en Granada en 1556. Asimismo leyó una disertación en la Real Academia de la Historia sobre la entrada de los árabes en España.
Con estos trabajos no sólo se inician los estudios arabistas en España, sino que constituyen el punto de partida de la conservación monumental en España, aunque en este momento sólo se abordara desde un punto de vista figurativo. No fue ésta su única iniciativa.
En 1762 emprendió a su costa el examen de las antigüedades de Talavera la Vieja (Cáceres), la antigua Augustobriga, y lo llevó a cabo durante varios años, en diversas visitas al pueblo acompañado por un dibujante y Nicolás José Lobo, canónigo de Talavera de la Reina. Los resultados de la exploración de Hermosilla y veintiocho dibujos de sus antigüedades, entre los que destacan varios edificios del foro y restos de la llamada Curia, fueron presentados a la Academia el 2 de julio de 1762.
Finalmente redactó una memoria sobre dichas investigaciones y Jerónimo Antonio Gil grabó las láminas de las antigüedades de Talavera la Vieja, que se le abonaron el 7 de mayo de 1766, aunque la estampación de la obra, que adoptó el título de Descripción de las ruinas de Talavera la Vieja, no se llevó a cabo hasta dos años después, en 1768. El trabajo, aunque finalizado en esta fecha, no fue publicado hasta 1796 en el primer tomo de las Memorias de la Real Academia de la Historia y al que José Cornide adicionó sus propias investigaciones sobre la antigua Augustobriga, hoy sepultada bajo las aguas del pantano de Valdecañas.
El 26 de agosto de 1767 examinó también las ruinas de la ciudad y castillo califal de Vascos (Navalmoralejo, Toledo), en las estribaciones de la sierra de la Estrella, uno de los mejor conservados de su época, de los que dejó una minuciosa descripción, aunque en este caso no mandó realizar ningún dibujo del monumento.
Por todos sus meritorios trabajos e investigaciones se le otorgó la Cruz de la Orden de Carlos III en 1772, para después ser nombrado 1.er oficial de la Secretaría del Despacho Universal de Indias (1776) y finalmente ministro de capa y espada del Consejo Supremo de Indias (1785).
Obras de ~: Dictamen sobre la legitimidad de la venerable señora Doña Sancha Alfonso, dado a la Real Academia de la Historia por D. Ignacio Hermosilla y Sandoval, de la misma Real Academia, Madrid, 18 de julio de 1753 (ms.); Sobre el método de escribir la historia de Indias, Madrid, 15 de mayo de 1756 (ms., Real Academia de la Historia, 9/4161); Sobre los matrimonios y los hijos de Dña. Urraca, Madrid, 2 de julio de 1757 (ms., Real Academia de la Historia, 9/5979); Noticias de la ciudad de los Bascos, Madrid, 25 de septiembre de 1767 (ms. Real Academia de la Historia, 9/5996); Disertación chronologica sobre la entrada de los Árabes en España, s. f. (ms. Real Academia de la Historia, 9/5993/2); Oración que en la Junta Pública celebrada por la Real Academia de San Fernando para la distribución de premios generales el día 17 de julio de 1784 dixo don Ignacio Hermosilla y Sandoval, Madrid, 1784; “Noticia de las ruinas de Talavera la Vieja, leída en la Academia el 2 de julio de 1762”, en Memorias de la Real Academia de la Historia, I (1796), págs. 345-362.
Bibl.: C. Bedat, Los académicos y las juntas: 1752-1808, Madrid, 1982; M. T. Nava Rodríguez, Reformismo ilustrado y americanismo: La Real Academia de la Historia (1735-1792), Madrid, 1989; “Bases y objetivos de una historia general del nuevo mundo: el cargo de cronista mayor de las Indias entre 1755 y 1764”, en Cuadernos de Historia Moderna, 10 (1989-1990), págs. 103-120; D. Rodríguez, La memorial frágil. José de Hermosilla y Las Antigüedades Árabes de España, Madrid, 1992; J. M. Medrano, “Ignacio de Hermosilla y la inspección ocular de las ruinas de Talavera la Vieja”, en Anticuaria y Arqueología. Imágenes de la España Antigua, 1757-1877, Madrid (1997), págs. 29-32; A. Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, 1999; M. Almagro-Gorbea y J. Maier, “La Real Academia de la Historia y la Arqueología española en el siglo XVIII”, en J. Beltrán et al. (eds.), Illuminismo e Ilustración. Le antichità e i suoi protagonisti en Spagna e in Italia nel XVIII secolo, Roma, 2003, págs. 1-27.
Jorge Maier Allende