Chacón, Alonso (o Alfonso). A. Ciacconius. Baeza (Jaén), 15.XII.1530 – Roma (Italia), 14.II.1599. Arqueólogo, epigrafista e historiador dominico (OP).
Hijo de Alonso Quemado y María Sánchez Chacón, ambos pertenecientes a la nobleza de Baeza, recibió su primera formación en su ciudad natal en el convento de la orden dominica en la que ingresó (1548), tras cursar sus estudios superiores en la recién fundada universidad de dicha localidad. Completó su formación en Sevilla donde obtuvo, por oposición, una prebenda en el Colegio de Santo Tomás (1553) en el que, durante quince años, completó sus estudios en Teología y Humanidades, alcanzando el grado de doctor en Teología y el de maestro en Artes, y del que fue elegido rector en dos ocasiones (1562 y 1564). Su estancia en la capital hispalense, foco de atracción de aficionados y estudiosos del pasado y en la que, desde finales del siglo xv, se habían ido constituyendo algunas de las más ricas colecciones de antigüedades de la Península, fue decisiva para su formación clásica. Entró en contacto con algunas de las principales figuras del humanismo hispano, como Benito Arias Montano, Antonio Agustín, el portugués Luis Andrés Resende y, especialmente, Ambrosio de Morales, de quien fue discípulo y con el que colaboró en la recopilación de material arqueológico como se desprende tanto de las alusiones a él en las Antigüedades de España como de la correspondencia mantenida con su maestro. Recogió objetos e inscripciones romanas de diversas localidades de la Bética, entre ellas Jaén, Alcolea del Río, Sevilla o Itálica, y fue el único que, con anterioridad al siglo xviii, dejó constancia de la existencia de epígrafes en Mulva, la antigua Munigua. Chacón, ya en su etapa sevillana, dispuso de los dos elementos esenciales del humanista: una colección de antigüedades y una biblioteca.
Pero su verdadera obra arqueológica e histórica se desarrolló en Roma, donde residió a partir de 1567, año en que fue nombrado penitenciario menor de la basílica de San Pedro por el papa Pío V. A su llegada fue acogido por el cardenal Francisco Pacheco de Toledo y residió en su palacio hasta 1576, fecha en que se trasladó a una casa en la falda de la colina del Pincio. Durante los diez primeros años se ocupó del estudio y edición, con ilustraciones encargadas a diversos maestros, de la columna trajana. A la obra, dedicada a Felipe II, se añadió un opúsculo suyo, dedicado al entonces papa Gregorio XIII, que versaba sobre la tradición, ya mencionada en la vida de Gregorio Magno de Paulo Diácono, que sostenía que gracias a la intercesión de este Papa (siglo vi), el alma de Trajano había sido liberada del infierno.
Desde su llegada a Roma, donde reunió una colección de antigüedades y una rica biblioteca, comenzó a recopilar, en relación con sus trabajos para una biografía de los papas (edición póstuma) y otros temas relativos a la Historia de la Iglesia, un inmenso material del pasado antiguo de la ciudad y, en especial, a partir de los datos contenidos en el Liber pontificalis, de los restos paleocristianos.
Éstos, aunque ya habían sido objeto de atención por parte de investigadores como Onofrio Panvinio, muerto un año antes de la llegada de Chacón a Roma, y autor de diversas obras concernientes a la vida de los papas, la historia de la religión y la historia de la Iglesia, así como a las principales basílicas de Roma, todavía no habían recibido el mismo tratamiento que las antigüedades no cristianas. Sus trabajos sobre los antiguos monumentos cristianos de Roma, entre los que destaca la Historica Descriptio Urbis Roma, constituyen una de las fuentes esenciales para el conocimiento de la topografía basilical de la ciudad de Roma y de sus cementerios e hipogeos; para la historia de la arquitectura; para el estudio de la escultura, de la iconografía, de los mosaicos, de la pintura e incluso de los diversos materiales utilizados en los monumentos, pero sobre todo para la epigrafía antigua, medieval y moderna de la ciudad de Roma. Tampoco faltan en ellos abundantes datos hagiográficos, así como sobre reliquias. La mayoría de sus obras, sin embargo, nunca fueron editadas, pero se debe su conocimiento al propio Chacón que incluyó una relación de sus obras en un catálogo bibliográfico confeccionado por él mismo y publicado en París en 1731. Entre ellas destaca un estudio en ocho libros De gemmis, lapidibus, marmoribus, saxis, terris, succis, metallis et rebus metalliferis, así como otro en cuatro sobre antigüedades romanas con numerosas ilustraciones de pintores y diseñadores. Esta ingente obra arqueológica convierte a Chacón en uno de los principales arqueólogos humanistas y, en particular, en uno de los pioneros de la Arqueología paleocristiana.
Aunque Chacón es, sobre todo, conocido por su historia del pontificado y por su obra arqueológica, no descuidó, sin embargo, otros temas relacionados con su patria: confeccionó un léxico hispano-latino ilustrado y una crónica de Hispania que abarcaba desde los orígenes hasta sus días. Hizo también una descripción de su viaje desde Sevilla a Lisboa y desde esta ciudad a Roma, Nápoles y el santuario de Loreto; escribió sobre algunos remedios medicinales, los cometas y otros signos celestes. Estos trabajos, en su mayoría inéditos, se conservan en parte manuscritos en bibliotecas italianas y españolas.
Tras su muerte, su obra cayó en un injusto olvido hasta que, en el siglo xix, gracias a las investigaciones de G. B. de Rossi y, en el xx, a las de A. Recio Veganzones, su figura y sus obras fueron recuperadas para la Epigrafía y la Arqueología.
Obras de ~: Historia utriusque belli Dacici a Traiano Caesare gesti, Romae, 1576; Bibliotheca libros et scriptores ferme cunctos ab initio Mundi ad annum MDLXXXIII ordine alphabetico complectens. Auctore et collectore F. Alfonso Ciacconio, Ordinis Praedicatorum Doctore Theologo nunc primum in luce prodit studio et cum observationibus Francisci Dionysii Camusati, Parisiis, MDCCXXXI; De signiis Sanctissimae Crucis quae diversis olim orbis regionibus, et nuper hoc anno 1591 in Gallia et Anglia diuinitis ostenta sunt, et eorum explicatione tractatus, Romae, 1591; Vitae et gestae summorum Pontificum, Romae, 1600-1601; Historica descriptio urbis Romae sub Pontificibus, et locorum 300 sacrorum quae in ea reperiuntur deq. eorum origine et rebus in iis olim gestis insignioribus, et quae in eisdem visuntur, commendatione dignissima (inéd.); De Coemeterriis vetustis Urbis Romae intra quae SS. Martyrum et Christi confessorum cospora in primitiva ecclesia sepeliebantu, et de illorum vestigiis et ruinis nuper refertis (inéd.); Lexicon hispanoico Latinum in quo non solum origines reconditiores vocum sed rerum naturae et artis imagines exprimuntur (inéd.); Chronicon Hispaniae ab origine illius gentis ad nostra haec usque tempora deductum (inéd.); Itineraria varia ab Hispali Olyssiponem ab eadem in Urbem Romam, ab Urbe Roma Neapolim et Lauretanam Deiparae virginis aedem (inéd.); Antiquitatum Romanarum, lib. 4.
Bibl.: I. Góngora, Historia del colegio mayor de Sto. Tomás de Sevilla, Sevilla, Imp. de E. Rasco, 1890; E. Tormo, “El padre Alfonso Chacón. El indiscutible iniciador de la Arqueología de la Arte Cristiana”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 111 (1942), págs. 151-199; A. Recio, La “Historica descriptio Urbis Romae”, obra manuscrita de Fr. Alonso Chacón, OP (1530-1599), en Anthologica Annua (Roma), 1968, págs. 44-102; “Alfonso Chacón, primer estudioso del mosaico cristiano de Roma y algunos diseños chaconianos poco conocidos”, en Rivista di Archeologia Cristiana. Miscellanea in onore di Luciano de Bruyne e Antonio Ferrua, III, anno L, n.os 1-4 (1974), págs. 295-329; C. Gasparri y M. L. Ubaldelli, “Le Antichità Romane di Alonso Chacón. Prolegomena”, en Studia Oliveriana, 11 (1991), págs. 57-94.
Helena Gimeno Pascual