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Émile Cartailhac

Biografía

Cartailhac, Émile. Marsella (Francia), 15.II.1845 – Ginebra (Suiza), 26.XI.1921. Prehistoriador francés.

Hijo de una familia de clase media protestante, en la que su padre era un honesto inspector de aduanas, estudió Derecho, pero dejó la abogacía al interesarse por la naciente ciencia prehistórica y estudiar los dól­menes del Aveyron, la tierra de su madre. Muy joven, en 1867, entra de conservador en el Museo de Toulouse, que llegará a dirigir (1912), y revitaliza y crea el Bulletin de la Société Archéologi­que du Midi de la France, de la que será presidente (1914-1921). Ese mismo año recibe también el encargo de organizar la sección de Prehistoria de la Ex­posición Universal de París, y de 1869 a 1889 dirige la importante revista especializada Matériaux pour l’histoire naturelle et primitive de l’homme. Profesor li­bre de Antropología en Toulouse (1882), pasa a ense­ñar Arqueología Prehistórica en la Facultad de Letras (1890) y contribuye a crear el Institut de Paléontho­logie Humanine de París (1920). Fue también de l’Académie des Sciences, Inscrip­tions et Belles-Lettres de Toulouse (1899), correspondiente del l’Institut de France (1900), doctor honoris causa por la Universidad de Oxford (1912) y chevalier (1887) y officier (1912) de la Légion d’honneur, etc.

Su importancia en España se debe a su interés por la Península Ibérica desde su participación en el IX Congreso Internacional de Antropología y Ar­queología Prehistórica celebrado en Lisboa en 1880, en el que defendió supuestos restos del hombre tercia­rio. A partir de 1881 publicó algunos trabajos y una obra fundamental en su época, Les Ages préhistoriques de l’Espagne et du Portugal (1886), muy bien ilustrada, pero que, aunque con lagunas respecto a España, con­tribuyó al conocimiento de nuestra Prehistoria por Europa. Tras haberse opuesto firmemente muchos años, fue de los primeros prehistoriadores “oficiales” en aceptar la antigüedad de las pinturas de la cueva de Altamira, descubiertas hacía veinte años por M. de Sautuola en 1879.

En 1902, tras visitar las cuevas con E. Pérez del Mo­lino y M. Menéndez Pelayo, publicó el famoso artículo “Mea culpa” d’un sceptique, en el que reconocía su error al no haber aceptado este capítulo de la cul­tura humana, pues, una vez más, en la ciencia, los da­tos se imponen a las teorías imperantes. Interesado en el arte paleolítico, dio conferencias y descubrió otras cuevas pirenaicas francesas, como Niaux y Gargas, en ocasiones publicadas con H. Breuil. Con éste y H. Obermaier, viajó en 1909 a España para estudiar sus cuevas bajo el patrocinio del príncipe Alberto I de Mónaco.

 

Obras de ~: (sobre la Península Ibérica): Congrès Internatio­nal d’Anthropologie et d’Archéologie Préhistorique. Rapport sur la session de Lisbonne, Paris, 1880; “Notes sur l’archéologie préhis­torique en Portugal”, en Bulletin de la Société d’Anthropologie (1881); “L’époque de la Madeleine en Espagne”, en Maté­riaux pour l’histoire naturelle et primitive de l’homme, I, 1884, págs. 527-528; “Les grottes artificielles sépulcrales du Por­tugal”, en Matériaux pour l’histoire naturelle et primitive de l’homme, 3e série, II, 1885, pág. 1; Les Ages préhistoriques de l’Espagne et du Portugal, Paris, Reinwald, 1886; Monuments primitifs des Iles Baléares, Toulouse, Éditions Privat, 1892; “Quelques mots sur les Basques”, en Revue des Pyrénées, V (1893), págs. 58-80; “Les cavernes ornées de dessins. La grotte d’Altamira. ‘Mea culpa’ d’un sceptique”, en L’Anthropologie, 13 (1902), págs. 348-354; “Note sur Altamira”, en Comptes rendus de l’Académie des Inscriptions (1902), pág. 549; con H. Breuil, “Les peintures de la grotte d’Altamira à Santillana (Espagne)”, en Comptes rendus de l’Académie des Inscriptions et Belles-Lettres (1903), 136 (1903), págs. 256-264 y 534 res­pect.; con H. Breuil, “Les peintures et gravures murales des cavernes pyrénéennes. I, Altamira”, en L’Anthropologie, XV (1905), págs. 625-644; con H. Breuil, La caverne d’Altamira à Santillana, près de Santander (Espagne), Monaco, 1906 (1908); Les peintures préhistoriques de la caverne d’Altamira (conferencia en el Musée Guimet), Paris, Leroux, 1904; con H. Breuil, “Les peintures et gravures murales des cavernes pyrénéennes. Altamira et Marsoulas”, en L’Anthropologie, XV (1905), pág. 625; “Les cavernes ornées des Pyrénées, du Midi de la France et du nord de l’Espagne”, en Revue de Comminges, St-Gaudens, Abadie (1907).

 

Bibl.: Comte Bégouen, “Éloge de M. Émile Cartailhac”, en Bulletin de la Société Archéologique du Midi de la France, NS 46 (1917-1921), págs. 7-17 (bibl., págs. 17-24); P. Bosch-Gimpera, “Émil Cartailhac”, en Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans, VII (1921-1926), págs. 219-220; A. Palau, Manual del librero hispanoamericano, III, Barcelona, A. Palau, 1950, pág. 225, n.os 46299-46302; R. D’Amat, “Cartailhac”, en M. Prevost y R. D’Amat (eds.), Dictionnaire de biographie française, VII, Paris, 1956, pág. 1268; F. Márquez Miranda, “Émile Cartailhac y el arte paleolítico europeo”, en Siete ar­queólogos. Siete Culturas, Buenos Aires, Hachette, S.A., 1959, págs. 201-344; M. Brézillon, Dictionnaire de la préhistoire, Paris, Larousse, 1969, págs. 60-61; E. Gran-Aymerich, Dic­tionaire biographique d’Archéologie, Paris, CNRS Éditions, 2001, págs. 143-144; M. Ayarzagüena, “Édouard Philippe Émile Cartailhac”, en M. Ayarzagüena y G. Mora (eds.), Pioneros de la arqueología en España, del siglo xvi a 1912, 3, Ma­drid, Museo Arqueológico Regional, 2004, págs. 227-229.

 

Martín Almagro Gorbea