Olavide y Landazábal, José Eugenio de. Madrid, 6.IX.1836 – 2.III.1901. Médico, dermatólogo, fundador de la Dermatología en España. Creador del Museo Olavide.
Hijo de José María de Olavide (cirujano) y de Juliana de Landazábal, ambos de origen vasco, nació en Madrid en donde discurrió la mayor parte de su vida. Realizó los estudios primarios en las Escuelas Pías de San Fernando y obtuvo el grado de bachiller en Filosofía en el Instituto de San Isidro a los trece años (1849). Estos estudios le sirvieron posteriormente para el desarrollo de su personalidad como escritor y para la evolución de su pensamiento. Se matriculó en la Facultad de Medicina de Madrid (Atocha) con catorce años, aprobando el curso preparatorio, posteriormente sacó las máximas calificaciones obteniendo el grado de bachiller en Medicina —por unanimidad y censura de sobresaliente y Premio Extraordinario por oposición—. Después de siete cursos más el preparatorio obtuvo el título de licenciado también por unanimidad y censura de sobresaliente y Premio Extraordinario por oposición. Estas relevantes notas hicieron que consiguiera en la mayoría de los cursos la gratuidad en sus estudios.
Durante el segundo curso (1852-1853) padeció una enfermedad grave, etiquetada como fiebres intestinales, que le impidió asistir a clase, existen documentos de diversos profesores de la Facultad enviados al rector doctor Juan Fourquet (prestigioso catedrático de Anatomía) y valedor de Olavide; en los escritos se solicitaba, en atención a su conducta, aplicación y aprovechamiento, la realización de examen para no perder curso. En 1853 obtuvo el premio de Anatomía Dr. Fourquet que se conseguía por votación de los propios alumnos.
Compañeros de estudios fueron Julián Calleja Sánchez (1836-1913), también alumno brillante y predilecto de Fourquet, que era un entusiasta de los estudios anatómicos que influyó en Olavide y le indujo a que se presentase como alumno interno de Operaciones.
Posteriormente Calleja obtuvo por oposición la Cátedra de Anatomía de Granada (1862). Otro condiscípulo que influyó en el pensamiento de Olavide fue Ezequiel Martín de Pedro (1836-1875), fallecido prematuramente a los treinta y ocho años siendo catedrático de Patología y Clínica Médica e introductor de la mentalidad fisiopatología en España, amistad que les llevó a compartir trabajo en la Escuela Teórico- Práctica de Medicina y Cirugía, creada como centro privado en el Hospital Provincial.
El 12 de diciembre de 1854 fue nombrado alumno interno de la Clínica de Operaciones, posteriormente fue nombrado alumno interno de Oftalmología (1 de diciembre de 1855), hasta que el 1 de octubre de 1856 dejó ambos cargos para pasar a Clínica Quirúrgica. Durante los dos últimos años obtuvo la calificación de sobresaliente, siendo designado por los propios compañeros como el representante de la promoción para el solemne acto de la investidura de licenciado, pronunciando el discurso “¿Han sido útiles los sistemas en Medicina?”. En este discurso analizaba los sistemas filosóficos empleados en los estudios de Medicina, como eran el metodismo, el empirismo, dogmatismo, etc. Con veintidós años se le concedió el Premio Extraordinario para el grado de licenciado. Posteriormente, en el curso 1858-1859 se matriculó en las asignaturas de Historia de la Medicina y Análisis Químico para la obtención del grado de doctor. Durante el verano de 1858 marchó a París, donde realizó estudios con los doctores Bouillard, Audral, Velpeau, Nelaton. Algunos autores refieren la posible estancia posterior de Olavide en París, pero no se han encontrado datos e incluso en algunos documentos el propio autor refiere que el conocimiento que tiene de los grandes dermatólogos franceses del momento —Bazin, Devergie y Hardy— es por sus libros, lo que confirma su formación autodidacta. El 17 de octubre de 1859 leyó en Madrid el discurso para obtener el grado de doctor, en un acto solemne ante el claustro de profesores de la Universidad Central, cuyo título es ¿Hay puntos de semejanza entre el Dogmatismo y el Metodismo? La tesis fue calificada de sobresaliente por unanimidad y Premio Extraordinario —el primero que se concedía en el doctorado con medalla y título gratis—, y en este discurso profundizó en los conceptos desarrollados en el discurso de licenciatura abogando por la coexistencia del dogmatismo y el metodismo, dos sistemas que defendía la medicina clásica, estando ajeno a las nuevas ideas como el positivismo que empezaban a debatirse.
En 1861 realizó oposiciones para cargos públicos, obteniendo el número uno entre los veinticinco aspirantes a médico del Real Patrimonio, siendo destinado al Real Sitio de El Pardo, y después de varios destinos ascendió en 1868 a médico de la Real Familia, por escasos meses, debido a la Revolución de Septiembre de dicho año. Posteriormente, en 1875, con la restauración borbónica con Alfonso XII fue de nuevo nombrado médico de la Real Casa, continuando con dicho cargo hasta su muerte en 1901. También en 1861 obtuvo, de nuevo por oposición y con el número uno, la plaza de médico-cirujano de San Juan de Dios, cargo que fue decisivo para la posterior evolución hacia la Dermatología. El Hospital de San Juan de Dios había sido creado en 1552 por Antón Martín, discípulo directo de san Juan de Dios, con el fin de atender a los enfermos —llagados pobres—. Fue desde un principio un hospital de enfermedades de la piel y venéreas, estaba situado en la actual plaza de Antón Martín (comienzo de la calle Atocha). Cuando llegó Olavide era un centro que albergaba principalmente enfermos procedentes del mundo de la prostitución con preferencia de mujeres con sífilis, úlceras de diversa filiación y otras enfermedades cutáneas consecutivas a la mala higiene y bajo estrato social de las enfermas. A Olavide le asignaron dos salas (una de hombre y otra de mujeres) con un total de unas ciento veinte camas —algunos autores lo reducen a la mitad—. En esa época los enfermos de piel eran el subproducto de medicina y el interés de los otros especialistas por esta patología era nulo. Olavide no había dado nunca indicios de su afición a la dermatología —es más, todo parecía que su vocación estaba orientada a la cirugía—, pero el trabajar con este tipo de enfermos hizo crecer su interés por la dermatología, especialidad en esa época con poco reconocimiento en España. De esta forma autodidacta y con la influencia de la escuela francesa, comenzó a tener una dedicación y entrega total por la dermatología. Se rodeó de magníficos colaboradores (Castelo, Hernando de Benito, Federico Rubio, etc.), organizó por primera vez las sesiones clínicas, creando el primer Servicio de Dermatología en España y, con ello, se puede afirmar que con él empieza la Dermatología en España.
Olavide es el autor de la famosa obra Dermatología general y Atlas de clínica iconográfica de enfermedades de la piel o dermatosis (1871-1881), que es una obra fundamental, que supone una aportación excepcional a la Dermatología Española, equivalente a la obra de Alibert en Francia. El texto comprende un libro de texto con nueve figuras y un atlas con ciento sesenta y ocho láminas, siendo considerado como una de las publicaciones mejores de la época. La realización del libro fue un trabajo en equipo, colaborando artistas notables, como acuarelistas o cromolitógrafos, la realización duró diez años y se publicaba en un principio en fascículos por suscripción. La edición de esta magnífica obra supuso un gran esfuerzo a Olavide debido al tamaño de las láminas y a la gran riqueza iconográfica, y el coste superaba la capacidad económica del autor, por lo que necesitó un gran aporte oficial para su realización. El político Manuel Ruiz Zorrilla (1833-1895), presidente del Consejo de Ministros, y Pedro Mata (1811-1877), catedrático de Medicina Legal y posterior gobernador civil de Madrid, le dieron el apoyo económico para su finalización. Otra aportación importante fue la creación en 1811 de un laboratorio micrográfico que estaba al cargo de Antonio Mendoza (1811-1872), donde se realizaban técnicas microbiológicas y de tipo histopatológico para el estudio de la dermatosis. Este laboratorio fue causa de innumerables problemas por la poca financiación con la que contaba y los escasos resultados prácticos obtenidos.
En 1872 ingresó como académico de la Real Academia de Medicina con el discurso El parasitismo y el morbilismo vegetal ante la razón y los hechos. Olavide fue el iniciador de la realización en España de las figuras de cera dermatológicas —Moulage— para la utilización en las clases ante los alumnos, que posteriormente configuraron el denominado famoso “Museo Olavide”, que en esa época era de reconocimiento mundial junto al de París —Museo de Saint Louis—. Rodeado de sus discípulos y con la colaboración de escultores como E. Zofío, realizaron figuras de cera de las enfermedades más características de la época, siguiendo la técnica de realización del francés J. Baretta (1833-1923). Las figuras son de gran realismo, reflejando de forma fiel no sólo las lesiones sino que en muchas ocasiones también el órgano afectado. Todas las esculturas van acompañadas de una historia clínica detallada con la evolución de la enfermedad y el tratamiento recibido. Con el nombre de “Museo Anatomo-patológico, cromo-litográfico y microscópico del Hospital San Juan de Dios”, este museo a la muerte de Olavide (1901) pasó a llamarse “Museo Olavide” llegando a tener cerca de mil quinientas figuras de cera y siendo uno de los más importantes del mundo por el número de figuras y por la calidad de éstas. El declive de este museo comenzó en la década de 1940, llegando a desaparecer. Después de numerosas gestiones, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) en el año 2005 ha conseguido recuperar la mayoría de las figuras y actualmente están en fase de catalogación y restauración para su próxima exposición.
Jose Eugenio de Olavide se casó en 1861 con Mariana Malo Calvo, hija del doctor Joaquín Antonio Malo, y tuvieron cuatro hijos, de los cuales el mayor, José Olavide y Malo, fue dermatólogo y desempeñó el cargo de presidente de honor de la AEDV el año 1922.
Olavide es descrito por sus biógrafos como una persona que no gozó de buena salud, era de estatura regular, delgado, de andar pausado, parco en palabras, mirada muy penetrante, algo concentrado en el trato social, muy expansivo con sus amigos y afectuoso y cariñoso con todos. Su educación y ambiente familiar conservador y tradicional fueron remodelando su ya espíritu caritativo, con atención principal al desamparado y doliente, ayudando, sirviendo y consolando, siempre desde una meta altruista y perfeccionista. Su amor por la enseñanza lo materializó con sus obras y con el tesón y esfuerzo por conseguir sus propósitos. Todo ello hizo de él “un modelo de maestro por la facilidad, la fluidez y la corrección del lenguaje, por la naturalidad y la elegancia de la acción”.
Obras de ~: ¿Hay puntos de semejanza entre el dogmatismo y el metodismo?, Real Sitio de El Pardo, 1859; “Lipoma submuscular en la espalda”, en La España Médica, 14 (1859), págs. 51-52; Del Herpetismo y de las enfermedades que deben considerarse como de naturaleza Herpética, Memoria, Madrid, Congreso Médico Español, 1864; Atlas de la Clínica Iconográfica de Enfermedades de la piel o Dermatosis, Madrid, Imprenta de T. Fortanet, 1871-1873; “Lecciones de Dermatología General o estudio sintético de las Afecciones Cutáneas; Sobre el examen microscópico del vapor atmosférico de la enfermería del Dr. Martín de Pedro en el Hospital General”, en El Siglo Médico, 19 (1872), págs. 404-407; “El parasitismo o morbidismo vegetal ante la razón y ante los hechos”, en Memorias de la Real Academia de Medicina de Madrid (1872), págs. 41-71; Del modo de administración y aplicación del ácido fénico, Madrid, Imprenta de la Biblioteca de Instrucción y Recreo, 1873; De la sarna y su tratamiento, Madrid, R. Labajos, 1874; De las enfermedades cutáneas producidas por vegetales parásitos, 1874; De las enfermedades cutáneas producidas por vegetales parásitos; su descripción y tratamiento, Madrid, Tipografía del Hospicio, 1878; Lecciones sobre la pelagra, Madrid, T. Fortanet, 1880; Del Reumatismo y de las dermatosis reumáticas, Madrid, Oficina Tipográfica del Hospicio, 1881.
Bibl.: López de La Vega, “El Dr. D. Jose Eugenio de Olavide”, en El Anfiteatro Anatómico Español, 2 (1874), págs. 5-7; F. Castelo, Doctor Olavide. Nota biográfica, Madrid, Escuela Tipográfica del Hospicio, 1901; L. Portillo, “El Doctor Olavide”, en Revista Española de Dermatología y Sifilografía, 3 (1901), págs. 147-148; P. Laín Entralgo, Historia de la Medicina, Barcelona, Salvat, 1979 (2.ª ed.); F. J. Padrón, Contribución al estudio de D. Jose Eugenio de Olavide y su obra, tesis doctoral, Cádiz, 1990; J. Calap Calatayud, Un maestro de la Dermatología Española, Cádiz, 1996; A. García Pérez, “Los orígenes de la enseñanza de la dermatología en España”, en Actas Dermo-Sifiliográficas (ADS), 88 (1997), págs. 421-433; X. Sierra, “El nacimiento de la Dermatología en España. José Eugenio de Olavide (1836-1901)”, en Piel, 12 (1997), págs. 118-122; E. del Río de La Torre, “José Eugenio Olavide I: biografía, actividad asistencial docente y académica”, en ADS, 89 (1999), págs. 495-503; “José Eugenio Olavide II: Su teoría Dermatológica”, en ADS, 90 (1999), págs. 638-645; “José Eugenio Olavide”, en ADS, 92 (2000), págs. 127-137; L. Conde- Salazar Gómez, Piel de Cera, Madrid, Ed. Luzán, 2007; http: //www.ihmc.uv-csic.es/documentos/publicaciones/d152fd.pdf.
Luis Conde-Salazar Gómez