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Simón Hergueta Martín

Biografía

Hergueta Martín, Simón. Abárzuza (Navarra), 28.X.1852 – Madrid, 5.XI.1930. Médico, internista.

Sus estudios de Medicina los realizó en el Colegio de San Carlos de Madrid siendo durante la carrera un buen estudiante, como lo demuestra el que fuera alumno interno por oposición. Su maestro, y por el que decidió estudiar Medicina, fue su tío Ezequiel Martín de Pedro, afamado clínico que trabajaba en el Hospital General de Madrid y del que recibió grandes influencias durante los primeros años y a lo largo de la carrera. En 1875, obtuvo el grado de doctor con la tesis titulada De la Hidroterapia en general y su aplicación en las enfermedades palúdicas. Ese mismo año ingresó por oposición con el número uno, en el Cuerpo de Sanidad Militar, aunque no llegase a desarrollar la carrera militar. En 1876, igualmente mediante oposición, ingresó en el Cuerpo Médico de la Beneficencia Provincial comenzando a trabajar durante muchos años en las salas de medicina interna del Hospital de San Juan de Dios y el Hospital Provincial.

Fue uno de los mejores internistas madrileños de finales y principio de siglo. Gran clínico imbuido del pensamiento fisiopatológico de su maestro, se dedicó inicialmente al estudio de las ginecopatías. En este campo realizó estudios interesantes ante todo sobre lo que denominó uterismo torácico caracterizado por alteraciones anatómicas o inflamatorias del útero y neuralgia del quinto par intercostal izquierdo, con palpitaciones e incluso pseudo-angina de pecho. Este síndrome clínico poco conocido resaltó su sagacidad clínica viendo no pocas pacientes que habían sido malinterpretadas. Posteriormente se dedicaría totalmente a la medicina interna donde destacó sobremanera, fundamentalmente por su talante clínico tan necesario en esa época.

Participó activamente, dando cursos de Clínica Médica en el Hospital General, dentro de la denominada Escuela Libre de Medicina que había fundado su tío Ezequiel Martín de Pedro en 1868, una auténtica revolución en la enseñanza de la Medicina en esos años.

En esta época, se ocupó de diversas patologías y ante todo de los problemas relacionados con la tuberculosis y otras afecciones pulmonares, enfermedades reumáticas, malaria y lesiones del sistema nervioso. Siguiendo a su maestro difundió de forma importante la termometría clínica y el estudio semiológico diario de sus pacientes, algo no muy frecuente por parte de los médicos y que era de capital importancia sobre todo para el seguimiento de los pacientes infecciosos. Estudió en profundidad la epidemia de gripe que azotó a Madrid, llamando la atención sobre diversos aspectos clínicos y entre ellos la alteración funcional del gran simpático en un conjunto de casos, hecho sobre el que no se había llamado la atención hasta entonces. Su talante clínico era extraordinario y poco frecuente en su época. Enamorado de su profesión, le dedicaba cuantas horas podía al Hospital organizando reuniones y sesiones con los estudiantes que allí venían o con los médicos que trabajaba a su lado, aunque también acudían miembros de otros servicios por cuanto en ella se aprendía. Aunque no fue catedrático, uno de los puestos más deseados de su época, daba clases de Patología Médica y era por los estudiantes considerado como tal por su maestría y dedicación.

Hergueta estuvo muy identificado con el Hospital de la Beneficencia de Madrid y fue muy respetado en sus opiniones por todos los que trabajaban en él. La Diputación Provincial le encargó una ponencia sobre la reorganización de los hospitales que de ella dependían, así como la redacción de un nuevo reglamento, lo cual hizo con honda satisfacción. Su discurso en la Academia sobre El médico en Sociedad fue importante, pues en él profundizó en las condiciones que eran necesarias en el médico de primeros de siglo cuando la sociedad estaba cambiando y las nuevas técnicas de diagnóstico comenzaban a incidir en la mentalidad del médico. En este sentido, profundizó en la necesidad de la vocación, educación, caballerosidad, sentido moral y humildad que deben caracterizar al médico, señalando que la “medicina es la humillación eterna de la soberbia humana”.

En realidad Hergueta era un profundo humanista entregado a sus enfermos y muy preocupado por la actitud no siempre correcta de los médicos de entonces, los cuales realizaban exploraciones muy superficiales y no profundizaban en la relación con el paciente. De su escuela salieron importantes discípulos que le admiraban por su comportamiento ante los pacientes y por su extrema humildad. Entre ellos cabe destacar a Antonio María Cospedal y Tomé y Francisco Huertas y Barrero.

Hombre inquieto atento a cuantos le rodeaban en la necesidad de publicar las observaciones que se iban produciendo en el día a día, haciéndoles ver laimportancia que ello tenía para otros compañeros.

De sus publicaciones merecen destacarse su detallada monografía Consideraciones generales acerca de las enfermedades del hígado y sus artículos sobre el uterismo torácico, sobre la pulmonía de gran frecuencia en esos años y sobre todo de mal pronóstico por la ausencia de un tratamiento etiológico.

Igualmente publicó trabajos sobre los diversos tipos de reumatismo y sobre los mejores tratamientos durante la epidemia de gripe, así como sobre sus complicaciones.

Sus preocupaciones sobre el médico de su tiempo le llevaron a realizar reflexiones sobre cómo debería ser y cambiar para adaptarse a una nueva sociedad. Su libro El médico en Sociedad tuvo honda repercusión por la visión humanística de la medicina que preconizaba.

Otra publicación de gran interés y valor fue Semblanzas y recuerdos de los médicos más prestigiosos del cuerpo facultativo de la Beneficencia Provincial de Madrid. Se trata de una auténtica obra histórica que recoge las biografías de los médicos que desempeñaron su labor en dicho Hospital. El reconocimiento que recibió por parte de la Beneficencia le llenó de satisfacción, pues no en vano había dedicado toda su vida a esa institución que para él lo era todo.

Recibió diversos honores y distinciones, entre ellos la Gran Cruz de Isabel la Católica. En 1896 fue designado senador del reino por la Real Academia Nacional de Medicina. En 1895 ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso Circunstancias que favorecen el desarrollo de las enfermedades del pecho en Madrid, ocupando el Sillón número 31, vacante por fallecimiento de José María Benavides. Años después sería elegido vicepresidente de la corporación.

 

Obras de ~: Consideraciones generales acerca de las enfermedades del hígado, Madrid, Escuela Tipográfica del Hospicio, 1887; “Patogenia y tratamiento de la neumonía”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina (ARANM), 22 (1902), págs. 105-115; Del uterismo torácico, Madrid, Imprenta y Librería de Nicolás Moya, 1903; El médico en Sociedad, Madrid, Imprenta de Enrique Teodoro, 1910; “Reflexiones sobre el reumatismo articular”, en El Siglo Médico, 1918; “Tratamiento de la gripe”, en El Siglo Médico (1918), pág. 835; “Tratamiento curativo de la gripe”, en ARANM, 38 (1918), págs. 514-518; Semblanzas y recuerdos de los médicos más prestigiosos del cuerpo facultativo de la Beneficencia Provincial de Madrid, Madrid, Imprenta Provincial, 1918; “Observaciones sobre las cardiopatías consecutivas a la gripe”, en ARANM, 39 (1919), págs. 323- 326; “Concepto clínico actual de la epidemia gripal”, en ARANM, 40 (1920), pág. 21.

 

Bibl.: A. María Cospedal, “Biografía del Excmo. e Ilmo. Señor don Simón Hergueta y Martín”, en ARANM, 52 (1932), págs. 287-302; V. Matilla, “Hergueta y Martí”, en 202 biografías académicas, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987, págs. 90-91; M. Díaz-Rubio, Médicos españoles del siglo xx. Segunda serie, Madrid, You & Us, 2003.

 

Manuel Díaz-Rubio García

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