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Luis Moya Blanco

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Biografía

Moya Blanco, Luis. Madrid, 10.VI.1904 – 25.I.1990. Arquitecto, catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, miembro honorario del Instituto de Estudios Madrileños.

Estudió el bachillerato en el madrileño Colegio del Pilar, institución religiosa con la que mantuvo un fructífero contacto profesional durante toda su vida. Hijo de Luis Moya e Idígoras, prestigioso ingeniero de Caminos, rechazó seguir los pasos de su progenitor, influenciado, sin duda, por su profesor de Historia y Latín del bachillerato, Fidel Fluidio, de quien dice “que con tan fervoroso apasionamiento hablaba de la antigüedad clásica griega y romana”, y siguiendo los pasos de su tío Juan Moya e Idígoras, catedrático de Modelado y Diseño en la Escuela de Arquitectura. Tras haber colaborado en el estudio del hermano de su padre, se matriculó en la Escuela de Arquitectura de la madrileña calle de los Estudios.

De su tío Juan aprendió a relacionar la inquietud arquitectónica con la constructiva, y a sentir verdadera pasión por los procesos artesanales. Durante la Gran Guerra, años en que los materiales escaseaban, aprendió el secreto de las bóvedas tabicadas, convirtiéndose en un verdadero maestro. El cálculo de estructuras de hormigón armado fue otra de sus especialidades.

Luis Moya, antes de su ingreso en la Escuela, ya se había marcado la trayectoria que quería seguir en la arquitectura, un camino que le alejará de la arquitectura moderna, para luchar por la recuperación de la arquitectura clásica, dentro de la línea tradicional española. Se apartó de la arquitectura académica, de la ecléctica, buscando en la antigüedad; en lo que él llamó “moderna tradición”. Trabajó por la recuperación de lo clásico, considerando que la modernidad alejaba al hombre de la esencia del humanismo. Fue alumno, entre otros, de Anasagasti, de López Otero y de Muguruza, y compañero de promoción de Luis Martínez Feduchi, de Joaquín Vaquero Palacios y de José Manuel Aizpurúa.

A partir del tercer año de carrera, compagina la Escuela con el estudio de Pedro Muguruza. Obtuvo la licenciatura en el año 1927, y presentó como trabajo de fin de carrera, dirigido por López Otero, un cenotafio y auditorio dedicado al compositor Beethoven, en Viena. Este trabajo fue galardonado con el Premio Manuel Aníbal Álvarez, mereciendo ser publicado en la revista Arquitectura Española, revista de la que, en 1960, fue nombrado redactor-jefe, dimitiendo al hacerse cargo de la dirección de la Escuela.

Con la licenciatura recién estrenada, en 1928, su proyecto para un dispensario antituberculoso y antivenéreo, en Palencia, fue galardonado con el Segundo Premio y su proyecto fue publicado en Arquitectura, en noviembre de 1928. Al año siguiente, junto con Joaquín Vaquero, participó en el monumental faro dedicado en Santo Domingo a Cristóbal Colón. En el concurso internacional convocado al efecto, fue el único español seleccionado, e invitado a presentar proyecto definitivo, proyecto que en 1932 obtuvo el Tercer Premio. Defensor del trabajo en equipo, en 1932, junto con el escultor Enrique Pérez Comendador, presentó proyecto para un monumento en homenaje a Pablo Iglesias (proyecto publicado en Arquitectura, en septiembre-octubre de 1932, y en Nueva Forma, en septiembre de 1971). En dos importantes concursos convocados en el año 1935 consiguió el Primer Premio: Edificio para Hogar-Escuela de Huérfanos de Correos y Museo del Coche y del Arte Popular.

En 1934, se casó con Concepción Pérez Masegosa.

En esos años era arquitecto conservador de la Biblioteca Nacional, institución a la que volvió años después, resolviendo un gravísimo problema de humedades en los sótanos. La solución dada por Moya fue añadir varias plantas por debajo del edificio. Luis Moya dotó al edificio proyectado por Francisco Jareño, en la década de 1880, de infraestructuras y servicios propios para el siglo. Difícil resulta no encontrar en cada planta de la Biblioteca Nacional la huella de quien fue su arquitecto conservador.

En marzo de 1936 fue nombrado catedrático de Dibujo de Composición Elemental, Cátedra que no desempeñó hasta después de la Guerra Civil. Sus relaciones con los marianistas, y su declarada pasión por san Agustín fueron los argumentos para su detención en julio de 1936 y encierro en la checa madrileña de la calle de Santa Isabel. Salvó su vida y su libertad, colaborando como arquitecto en la restauración de edificios en el Madrid republicano, para lo que se tuvo que inscribir en la Confederación Nacional de Trabajadores.

Autor de un proyecto colosal en el año 1937, Sueño Arquitectónico para una Exaltación Nacional, en 1939 se incorporó a la Junta de Reconstrucción de Madrid, colaborando con Pedro Muguruza y Pedro Bidagor y posteriormente, en 1946, con Diego Méndez, en la fachada occidental del teatro de la Ópera, y con Enrique Huidobro y Manuel Thomas, en la cruz de la basílica del Valle de los Caídos.

Director de la Escuela de Arquitectura entre 1963 y 1966, simultaneó el cargo con la Cátedra de Proyectos V. En 1970, pasó a la situación de supernumerario, jubilándose poco después, pero continuó la docencia en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, impartiendo Estética y Composición.

Se escapa a las posibilidades de una breve relación la inclusión completa de las obras proyectadas o ejecutadas por Luis Moya. Unas breves anotaciones pueden dar la pauta de su ingente labor. Junto a proyectos monumentales, se verifica su intervención en edificios públicos y privados, además de edificios religiosos.

Entre 1943 y 1945 trabajó en la reconstrucción de la iglesia de Manzanares (Ciudad Real), junto a Pedro Muguruza y Enrique Huidobro.

Es autor de la iglesia de la Virgen Grande, en Torrelavega (Santander), durante los años de 1956 y 1962, construida sobre ruinas anteriores, con nave elíptica, de no pequeña dimensión, formando un eje litúrgico realzado por la bóveda casi plana, con dieciséis puntos de luz natural en su cimborrio. La fachada principal, airosa espadaña, surge como complemento de un conjunto de viviendas y destaca perfectamente la integración urbana del edificio.

Nadie como Luis Moya supo interpretar, arquitectónicamente, lo que el mutualismo laboral quiso significar con las universidades laborales, levantadas y sostenidas con el capital privado de los mutualistas. Desde el primer momento, el Ministerio de Trabajo encargó los estudios arquitectónicos a Luis Moya, quien aparece retratado en el mural que para el anfiteatro de la Universidad de Gijón, construida entre 1945 y 1956, realizara Enrique Segura. Allí aparece Moya, con un plano enrollado en la mano. En la presentación de la exposición dedicada a Luis Moya en la arquería de los Nuevos Ministerios quedó escrito: “Con la asombrosa obra de Gijón, la obra más significativa de Moya, verdadera analogía de la ciudad (mitad ciudad histórica mitad ciudad industrial, entre tradición y modernidad, escenográfica y surreal, compleja y contradictoria), lleva al límite el juego combinatorio y representativo del lenguaje clásico, concluyendo una etapa”.

Tras su aportación en la Universidad Laboral de Gijón, trabajó en la Fundación San José, transformada en Universidad Laboral (proyecto en colaboración con Ramiro Moya y Pedro R. de la Puente).

Destaca también la iglesia de San Agustín, en Madrid, de 1945, en el n.º 10 de la calle de Joaquín Costa. Edificio clasicista con elementos decorativos alejados del clasicismo, es una construcción en ladrillo, con un zuncho que recoge los empujes laterales. Los nervios de la cúpula recuerdan los trazados de la arquitectura árabe.

En 1953 fue, conjuntamente con Joaquín Vaquero, invitado a participar en el concurso para la Catedral de San Salvador, invitación, sin duda, fruto de la huella dejada en el monumento a Colón, en la República Dominicana.

Hay que reseñar asimismo la capilla del Colegio de Nuestra Señora del Pilar, en el madrileño barrio del Niño Jesús, en la que resuelve una difícil cubierta, proyectándola en forma de una silla de montar, y el Escolasticado de los marianistas, en Carabanchel Alto (municipio aún no anexionado a Madrid en aquellas fechas). Ambas son dos muestras de ese constante colaborar con la institución religiosa donde cursó el bachillerato. Entre 1959 y 1960 proyectó, y se construyó, un nuevo pabellón en su Colegio de Nuestra Señora del Pilar.

Integrado en la Ciudad Universitaria madrileña, proyectó, en 1963, el Colegio Mayor Chaminade, edificio en el que destaca el racional aprovechamiento del terreno.

Entre 1970 y 1971, construyó la iglesia parroquial del Espíritu Santo y de Nuestra Señora de la Araucana, en la calle de Puerto Rico (Madrid). Es un conjunto de luminosos arcos, con fachada a modo de un gran retablo, con valores independientes de la propia iglesia y la cubierta formada por una bóveda nervada.

El conjunto es prototipo de una tipología eclesiástica propia, de acuerdo con las nuevas disposiciones litúrgicas marcadas desde el Concilio Vaticano II.

Entre 1942 y 1944 llevó a cabo el Museo de Arte e Historia de América y la iglesia parroquial de Santo Tomás de Aquino, en la Ciudad Universitaria madrileña, edificio en el que destaca la bóveda de la sala central, proyectada como sala de honor, y convertida en capilla (el diseño de este edifico es de Martínez Feduchi).

En el n.º 8 de la calle de Pedro de Valdivia, en el edificio proyectado y construido por Luis Moya, donde vivió y falleció, puede leerse una placa incluida en el “Plan Memoria de Madrid”, con la leyenda: “El arquitecto erudito y soñador Luis Moya Blanco construyó esta casa en la que vivió de 1957 a 1990”.

En 1953 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pronunciando su discurso de ingreso La geometría de los arquitectos griegos preuclidianos, que fue contestado por Eugenio D’Ors. Años más tarde, en 1976, Moya fue el académico receptor de Luis Cervera Vera.

Luis Moya, a pesar de la intensa actividad como arquitecto y como docente, no desatendió su faceta investigadora, que dejó escrita en más de ciento veinte títulos en artículos y conferencias, en España y fuera de España.

Al cumplirse cincuenta años de infatigable entrega a la docencia, siempre compatibilizando con el trabajo en su estudio y en las obras, la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, en la Navidad de 1985, organizó una exposición de felicitaciones navideñas, dibujos originales de Luis Moya; dibujos testimonio de la profunda y arraigada religiosidad de Luis Moya, efectuados siempre en sus vacaciones estivales; costumbre iniciada en 1947, y que tuvo continuación anual hasta 1987, con el único paréntesis de 1969 (año de la muerte de su hermano Juan). Cuarenta dibujos en los que la arquitectura es una constante, junto a textos de san Agustín, su otra gran pasión. Negro sobre blanco, a excepción del año 1964, en que hizo uso del color. La simbología religiosa no la recogió Moya hasta el año 1952, y lo hizo con el símbolo de la cruz.

Los símbolos centrales de la Navidad, la Virgen y el Niño, fueron recogidos a partir de 1957. Inició la serie un dibujo homenaje a su profesor Fidel Fluidio, asesinado durante la Guerra Civil. Bóvedas tabicadas, columnas, arcos, capiteles, y figuras infantiles, junto a la muerte, fueron motivos con frecuencia tratados en estas felicitaciones navideñas, que se solían acompañar con textos de san Agustín, a modo de máximas.

Fue Luis Moya uno de los ocho fundadores del Instituto de Estudios Madrileños, en el año 1951, institución fuertemente vinculada a la historiografía madrileña. Cofundador junto con Enrique Lafuente Ferrari, José Simón Díaz, Agustín González de Amezúa, Luis Araujo-Costa y Blanco, Joaquín de Entrambasaguas y Peña, Cayetano Alcázar Molina y Ernesto Giménez Caballero.

En marzo de 2000, en la arquería de los Nuevos Ministerios, preparado conjuntamente por el Ministerio de Fomento y la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, se organizó una exposición sobre la obra de Luis Moya.

 

Obras de ~: Iglesia de la Virgen Grande, Torrelavega (Cantabria), 1937-1964; Museo de América, Madrid, 1943-1854; Iglesia de San Agustín, Madrid, 1945-1955; Universidad Laboral, Zamora, 1952; Universidad Laboral, Gijón (Asturias), 1956; Iglesia del colegio Santa María del Pilar, Madrid, 1963; Colegio mayor universitario Chaminade, Madrid, 1966.

Escritos: Bóvedas tabicadas, Madrid, Dirección General de Arquitectura, 1947; La liturgia en el planteamiento y composición del templo moderno, Madrid, Real Congregación de Arquitectos, 1949; Madrid, escenario de España, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1952; La geometría de los arquitectos griegos pre-euclidianos, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1953; “Evolución de Madrid y El Madrid castizo”, en Arquitectura (Madrid) (enero de 1962); Ideas en la arquitectura madrileña de la época de Napoleón, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1971; Felicitaciones navideñas, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Universidad de Navarra, 1988.

 

Bibl.: A. Calzada, Historia de la arquitectura española, Barcelona, Editorial Labor, 1933; C. Flores, Arquitectura española contemporánea, Madrid, Ediciones Aguilar, 1961; A. Fernández Alba, “Notas para un panorama de la arquitectura contemporánea en España”, en Arquitectura (abril de 1964); R. Moneo, Los últimos 25 años, Madrid, Información Comercial Española, 1967; La crisis de la arquitectura española, 1939-1972, Madrid, Edicusa, 1972; R. Solís Vaquero, Artistas españoles contemporáneos, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1973; V. Pérez Escolano, “Arte de Estado frente a cultura contemporánea”, en Arquitectura (abril de 1976); L. Doménech Girbau, Arquitectura de siempre, Barcelona, Tusquets, 1978; A. G. Capitel, La arquitectura de Luis Moya, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos, 1982; E. Bru y J. L. Mateo, Arquitectura española contemporánea, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1984; VV. AA., La Ciudad Universitaria de Madrid, Madrid, Ciudad Universitaria, Colegio Oficial de Arquitectos, 1988; Universidad de Navarra, Acto Académico en honor de Luis Moya, Pamplona, Universidad de Navarra, 1991; L. Benévolo, Historia de la arquitectura moderna, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1994; K. Frampton, Historia crítica de la arquitectura moderna, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1994; A. G. Capitel y J. García-Gutiérrez Mosteiro, Luis Moya Blanco, arquitecto, 1904-1990. Catálogo exposición en Ministerio de Fomento, Madrid, Ministerio de Fomento, marzo de 2000; L. M. Aparisi Laporta, “Don Luis Moya Blanco” ( conferencia pronunciada el 5 de marzo de 2002), en VV. AA., Fundadores del Instituto de Estudios Madrileños, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, CSIC, 2003, págs. 125-160.

 

Luis Miguel Aparisi Laporta

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