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Justo García Morales

Biografía

García Morales, Justo. Madrid, 19.I.1914 – 29.III.1998. Bibliotecario, bibliógrafo y crítico literario.

Hijo del bibliotecario y erudito oriolano Justo García Soriano, vivió desde niño el ambiente de la bibliografía y la bibliofilia, y cursó la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central desde 1929. Discípulo, en bibliografía, de Pedro Sainz Rodríguez y Luis Morales Oliver, accedió al Cuerpo Auxiliar de Archivos, Bibliotecas y Museos en las primeras oposiciones celebradas, en 1933, a los dieciocho años, y en 1944 al Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios.

Después de haber desempeñado su destino como auxiliar en la Biblioteca Pública de Ávila, y antes de una breve estancia como facultativo en la de Cáceres, pasó a prestar sus servicios, desde 1935, a la Biblioteca Nacional, centro al que permaneció vinculado el resto de su vida. Durante la Guerra Civil de 1936- 1939 colaboró con Antonio Rodríguez-Moñino en el inventario de las bibliotecas incautadas, y en los años siguientes participó en los trabajos iniciales del catálogo colectivo español de incunables y libros impresos en el siglo xvi, con Diosdado García Rojo.

La labor de García Morales como bibliotecario se dirigió, sobre todo, a incorporar a las bibliotecas españolas, y especialmente a la Biblioteca Nacional, a la normativa internacional en lo relativo al control bibliográfico, en una primera etapa, y posteriormente al enriquecimiento y difusión de sus fondos, estableciendo las bases de los catálogos colectivos que luego se han elaborado, y una práctica en las adquisiciones que todavía está vigente.

Una de sus principales realizaciones como bibliotecario fue la creación, en 1952, siguiendo las directrices internacionales, del Servicio Nacional de Información Bibliográfica, primer gran proyecto de difusión a toda la comunidad erudita internacional del contenido de las bibliotecas españolas, y éxito personal de García Morales, a través del que se puso de manifiesto, con reconocimiento general, además de su gran formación y la amplitud de sus saberes, el alto grado de implicación personal que constituyó la clave de su éxito.

Fruto de la actividad de este Servicio fue la publicación de la Guía de las bibliotecas de Madrid (Madrid, 1952), de la Lista de obras ingresadas en las bibliotecas españolas (Madrid, 1954-1957), de la Bibliografía española (Madrid, desde 1958), primera bibliografía nacional de carácter oficial, todavía vigente.

Entre 1967 y 1969 fue subdirector de la Biblioteca Nacional. La labor del Servicio Nacional de Información Bibliográfica fue en cierto modo continuada, en un sentido más especializado, en el Centro Nacional del Tesoro Documental y Bibliográfico, creado en 1972, del que fue su primer director. Sus amplios conocimientos y su entrega personal le permitieron desarrollar una labor de gran eficacia para la recuperación del patrimonio documental y bibliográfico español, consiguiendo, no siempre con los medios económicos adecuados, la incorporación de miles de piezas que enriquecieron la Biblioteca Nacional y otras bibliotecas y archivos. Además estableció unos principios de valoración y unas relaciones con bibliófilos y libreros que han permitido a sus sucesores continuar su tarea de un modo fructífero. La elaboración de repertorios de uso, y la reproducción de catálogos de bibliotecas para el Centro del Tesoro Bibliográfico, han sido la base de los posteriores catálogos colectivos y de la política de adquisiciones de los últimos años.

Fue presidente de la Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas (ANABAD) entre 1975 y 1979. También fue miembro de diversas juntas técnicas de archivos, bibliotecas y patrimonio, participando en la elaboración de las leyes de Depósito Legal y del Patrimonio Histórico. En sus últimos años fue vocal de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español, del Ministerio de Cultura.

Entre 1948 y 1975 intervino en la organización de numerosas exposiciones y en la redacción de sus catálogos, tales como la Exposición antológica de ediciones ilustradas del Quijote (Alcalá de Henares, 1956), Carlos V y su época: Exposición bibliográfica y documental (Barcelona, 1958), Exposición antológica del tesoro documental, bibliográfico y arqueológico de España (Madrid, 1959), III Congreso Internacional de Bibliofilia: Exposición bibliográfica (Barcelona-Madrid, 1963), El documento notarial en la historia (Madrid, 1963), las varias organizadas por el Centro de Formación y Perfeccionamiento de Funcionarios de Alcalá de Henares entre 1960 y 1970, etc.

Paralelamente a su labor bibliotecaria, García Morales desarrolló una considerable obra erudita, y promovió importantes colecciones literarias y bibliofílicas.

En colaboración con su padre, Justo García Soriano, publicó la edición del Quijote para la Editorial Aguilar, varias veces reimpresa y elogiada desde 1948, y elaboró La imprenta en Orihuela en 1950, complemento de la Biblioteca del murciano de J. P. Tejera.

Una de sus primeras aportaciones personales fue el descubrimiento y publicación, en 1948, del Auto de la huida a Egipto, una de las más antiguas piezas del teatro español, en la recién iniciada colección “Joyas bibliográficas”, que él mismo dirigió; en ésta, así como en “Reimpresiones bibliográficas”, en la Editorial Torculum de Barcelona, y en la colección “Primeras ediciones” del Ministerio de Cultura, que también dirigió, publicó numerosas ediciones de bibliófilo. De su labor como cervantista, además de la mencionada edición juvenil hecha en colaboración con su padre, destaca otra edición del Quijote con estudios, comentarios y notas, publicada por la Editorial Codex, de Madrid, en 1965-1969. También dio a conocer dos comedias inéditas de Lope de Vega, El príncipe inocente y El amor desatinado, tomadas de manuscritos del siglo xviii que reproducían fielmente originales perdidos del Fénix, publicadas por la Junta Conmemorativa del IV Centenario del Nacimiento de Lope de Vega. Fue uno de los mejores conocedores de la historia de la Biblioteca Nacional, especialmente en su primera etapa como Biblioteca Real, sobre la que publicó estudios básicos. Como crítico literario destaca su estudio, de 1961 y reimpreso en 1964, sobre Vicente Medina y el otro 98, una visión de la literatura del desastre, desde la luminosa tierra murciana, algo diferente de la habitual. Asimismo, escribió y publicó algunas obras literarias que han alcanzado menos difusión, como su relato La Tía Remedicos.

Además de todas estas actividades, de don Justo, como fue generalmente conocido de sus amigos y discípulos, cabe destacar, y quizá por encima de todo, su magisterio personal. Primero en el Servicio Nacional de Información Bibliográfica, y luego en el Centro del Tesoro Documental y Bibliográfico (siempre en la Biblioteca Nacional), don Justo recibía incontables visitas, para las que, pese a sus múltiples y variadas actividades, siempre tenía tiempo, y a las que siempre proporcionó cumplida y generosa información a sus consultas. Desde el más modesto aprendiz de bibliógrafo al más ilustre profesor e investigador, todos recibieron a manos llenas del tesoro de su fértil memoria, de su abundante sabiduría, de su experto manejo de las fuentes, de su amena y entusiasta charla. Éste es el motivo por el que, independientemente de que hubieran pasado o no por sus clases de la Escuela de Documentalistas, en la que enseñó bibliografía durante muchos años, prácticamente todos los que en la segunda mitad del siglo xx se han dedicado al estudio del libro antiguo en España se consideran discípulos suyos, no sólo por lo que pudieron aprender de viva voz, sino por la actitud de servicio y el entusiasmo puesto en la tarea que vieron practicar al maestro y que han heredado en gran medida.

 

Obras de ~: M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, ed. de J. García Soriano y ~, Madrid, Aguilar, 1947; Anónimo, Auto de la huida a Egipto, intr. de ~, Madrid, Joyas Bibliográficas, 1948; “Las colecciones cervantinas y la Sección de Cervantes de la Biblioteca Nacional”, en Boletín de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas (BDGAB), 2 (1952), págs. 16-20; “Cooperación entre los países iberoamericanos para formar un inventario bibliográfico y realizar otros servicios afines”, en VV. AA., Congreso Iberoamericano y Filipino de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual: Ponencias, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1952, págs. 236-247; “Servicio de Información Bibliográfica”, en BDGAB, 9 (1953), págs. 20-27; “La Biblioteca Nacional a través de la actuación de sus directores (siglo xviii)”, en BDGAD, 27 (1955), págs. 58-63; Anónimo, Pliegos poéticos góticos, ed. de ~ y M. L. Pardo Morote, Madrid, Joyas Bibliográficas, 1957-1961, 6 vols.; Breve guía de las principales bibliotecas de Madrid, Madrid, Anaba, 1958; Etapas y situación actual de la bibliografía, Madrid, Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1958; “Los fundadores del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos”, en BDGAB, 45 (1958), págs. 6-10; Vicente Medina y el otro 98, Murcia, Sucesores de Nogu’rs, 1961; “Dos ‘nuevas’ comedias de Lope de Vega”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (RABM), 70 (1962), págs. 393-408; “El libro español en las tipografías de Europa en el momento de la erección de la biblioteca de El Escorial”, en RABM, 71 (1963), págs. 32-37; L. de Vega Carpio, El príncipe inocente, ed. y pról. de ~, Madrid, Biblioteca Nacional, 1964; “Los empleados de la Biblioteca Real (1712-1836)”, en RABM, 73 (1966), págs. 27-89; L. de Vega Carpio, El amor desatinado, ed. y pról. de ~, Madrid, Biblioteca Nacional, 1968; “Un informe de Campomanes sobre las bibliotecas españolas”, en RABM, 75 (1968-1972), págs. 91-126; La Biblioteca Real (1712-1836), Madrid, Ayuntamiento, 1971; “Don Gabriel Álvarez de Toledo, primer bibliotecario mayor de la Librería Real”, en VV. AA., Homenaje a Guillermo Guastavino, Madrid, Anaba, 1974, págs. 55-76; “El Servicio Nacional del Tesoro Documental y Bibliográfico”, en Revista de Educación, 22 (1974), págs. 84-93; “Las ‘Trasnochadas de la pluma’ de don Sancho de Londoño”, en VV. AA., Homenaje a don Agustín Millares Carlo, Las Palmas de Gran Canaria, Caja Insular de Ahorros, 1975, págs. 637-660; “El Tesoro Documental y Bibliográfico”, en VV. AA., Primeras Jornadas de Bibliografía celebradas los días 24 al 26 de mayo de 1976 en la Fundación Universitaria Española, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1977, págs. 43-63; “Ortega y Gasset y los bibliotecarios” y “50 años de experiencia bibliotecaria”, en Boletín de la Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas (ANABAD), 33 (1983), págs. 427-443 y págs. 647-658, respect.; Justo García Soriano, erudito y humanista español del siglo xx, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1984; La Tía Remedicos, Orihuela, Sucesores de Such Serra, 1984.

 

Bibl.: M. del R. Fernández Roca y L. A. García Melero, “Biobibliografía de Justo García Morales”, en VV. AA., Homenaje a Justo García Morales: Miscelánea de estudios con motivo de su jubilación, Madrid, Anabad, 1987, págs. 13-42.

 

Manuel Sánchez Mariana

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