Oviedo, Pedro de. Madrid, c. 1570 – La Plata (Argentina), 18.X.1649. Cisterciense (OCist.), catedrático de Artes y Teología en Alcalá y luego obispo de Santo Domingo (República Dominicana), Quito (Ecuador) y arzobispo de La Plata (Argentina).
Pedro de Oviedo nació en Madrid, en fecha desconocida, pero se supone que al principio de la década de 1570; ingresó en Huerta el 11 de diciembre de 1592, fue recibido por fray Luis de Rivera. Coincidieron en el noviciado de Santa María de Huerta (Soria) tres grandes personajes que ocuparon cargos de responsabilidad en la Universidad y en la Congregación y que terminaron los tres de obispos. El que tuvo una carrera más larga en el obispado fue fray Pedro de Oviedo, que recorrió todo Hispanoamérica, desde las Antillas hasta Argentina; los otros dos fueron fray Ángel Manrique, que regentó la diócesis de Badajoz, y el otro fray Vicente de Guevara, que recibió el nombramiento de obispo del Nombre de Dios en Filipinas, cargo al que renunció a los seis meses.
Profesó a principios de 1594, en manos de fray Bernardo Gutiérrez. Ese mismo año, fue enviado juntamente con fray Ángel Manrique a estudiar Filosofía al Colegio que tenía la Congregación en el Monasterio de Santa María de Meira (Lugo). En 1596 pasó a Alcalá para cursar los estudios teológicos, con un mayor énfasis en la Sagrada Escritura; diez años después, explicó, durante tres años, Artes en el Colegio de la Congregación en el Monasterio de San Clodio (Orense). Acabados estos cursos le hicieron lector en Alcalá, y en 1613 le mandaron graduarse; a la primera oposición ganó la cátedra y luego pasó a la Cátedra de Vísperas.
De su labor universitaria pasó a la de gobierno; durante diez años, de 1611 a 1621, alternó el cargo de abad del Colegio de Alcalá con el de definidor general o consejero en el gobierno central de la Congregación, hasta que en 1621 fue promovido al obispado de Santo Domingo, en Hispanoamérica; algunos amigos y admiradores habían intentado, sin conseguirlo, que fuera elegido general de la Congregación. Recibió la ordenación episcopal, en la capilla del noviciado de la Compañía de Jesús, en Madrid, de manos del cardenal Spínola. La primera acción en su diócesis fue celebrar sínodo. Poco duró aquí su labor; a los cinco años, fue trasladado a Quito y de aquí, veinte años después, en 1645, fue trasladado al arzobispado de La Plata, en Argentina.
En total, ejerció su ministerio pastoral en aquellas tierras durante veintiocho años, distinguiéndose sobre todo por la pobreza, rayana en la miseria, al dar todo lo que poseía a los pobres y, a veces, sin tener con qué sustentar a su propia familia. Al final de su vida, quiso dejar la labor pastoral para retornar a su Monasterio de Huerta, como hiciera, a finales del siglo xii el santo obispo de Sigüenza y antes abad hortense, san Martín de Finojosa, que dejó el obispado, para vivir en la comunidad como un simple monje. A este efecto pagó a su costa un agente en la Corte para negociar esta gracia, que no logró conseguir. Falleció en La Plata, Argentina, en 1649, el mismo día en que fallecía en Badajoz, su connovicio, el obispo fray Ángel Manrique.
Obras de ~: Commentarium in Dialecticam Aristotelis, s. l., s. f.; In Logicam Aristotelis, s. l., s. f.; In Physicam Aristotelis, s. l., s. f.; Commentatium in Primam Partem D. Thomae, s. l., s. f.; In Primam secundae D. Thomae, s. l., s. f.
Bibl.: C. Cordón, Obispos, Generales y Abades de Huerta, s. l., s. f. (inéd.) (en Archivo de la Abadía de Santa María de Huerta, fols. 21v.-22v.); C. Henríquez, Poenix reviviscens, Bruxellis, apud J. Meerbequium, 1626, págs. 447-449; C. de Visch, Bibliotheca Scriptorum Sacrae Ordinis Cisterciensis, Colonia, apud ioannem Busaeum bibliopolam, 1656, pág. 270; A. Manrique, Cisterciensium seu verius Ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, vol. IV, Lugduni, sumpt. haered. G. Boissat, & Laurent. Anisson, 1659, págs. 683, 685-686, 690 y 696-697; F. Zamora Lucas, “Mitras y coronas en el Real monasterio de Santa María de Huerta”, en Celtiberia, 23 (1962), págs. 7-50; L. Esteban, “Los escritores hortenses” y L. Herrera, “Actas de nombramientos de varios obispos de monjes de Huerta”, en Cistercium, 79 (1962), págs. 286-288 y págs. 322-325, respect.
Agustín Romero Redondo, OCist.