Zuhayr al-‘Āmirī. ?, f. s. X – Alquería de Alfunt (Granada), 4.VIII.1038. Rey de la taifa de Almería-Murcia (1028-1038).
Esclavo al servicio del califato de Córdoba, de origen eslavo, posiblemente de la zona de Europa oriental. Zuhayr fue castrado en su infancia y adiestrado para servir en diversas funciones, y la desintegración del estado omeya le ofreció la posibilidad de aprovechar el poder del que gozaba en provecho propio, en buena medida gracias al apoyo de sus compañeros de partido, los ṣaqāliba.
Las primeras apariciones de Zuhayr en las fuentes van ligadas a las del eslavo Jayrān, del que posiblemente fuera hermano; con él batalló a favor del califa omeya Hišān II al-Mu’ayyad, que aparece en las monedas almerienses de 1013/1014, aunque posiblemente había sido asesinado ya cuando dicha moneda fue acuñada. La fuerte relación entre Jayrān y Zuhayr se puede comprobar en que el segundo sucedió al primero en el gobierno de Murcia cuando éste acudió a tomar posesión de Almería, en 1014.
La intervención de Jayrān, al que secundaba Zuhayr, tuvo como efecto indeseado la instauración de ‘Alī b. Ḥammūd en el califato, contra lo que resistieron los ṣaqāliba, encabezados por Muŷāhid de Denia y por Jayrān, que apoyaron a miembros del clan omeya o a descendientes de Ibn Abī ‘Āmir, aunque, en la mayor parte de los casos, éstos no pasaron de marionetas en manos de sus ambiciosos protectores. El primero en esta serie fue al-Murtaḍà (1018), al que siguió un nieto de Almanzor, Muḥammad al-Mu‘taṣim (1022). El califa Ḥammūdí al-Qāsim intentó atraerse a algunos ṣaqāliba, y en especial a Jayrān y a Zuhayr; sin embargo, tuvo poca fortuna en este empeño, y fue pronto preterido por los propios beréberes de su partido a favor de su sobrino Yaḥyà, por lo que Zuhayr se apartó de la política cordobesa durante un tiempo, aunque Jayrān aún mantuvo sus intervenciones hasta el año 1026. No obstante, desde este momento se encuentra Zuhayr vinculado a los beréberes, con los que colaboró en numerosas ocasiones contra los reyezuelos andalusíes.
Cuando en 1028 el propio Jayrān muere, Zuhayr le sucede al frente de la taifa de Almería, tras vencer la oposición de Musallam de Orihuela. Además del esplendor comercial y de la riqueza de esta región, la propia ciudad había sido mejorada con un gran programa de obras públicas por su antecesor, que incluyó la construcción de las murallas, que otorgaban una gran fuerza defensiva a la ciudad; en época de Zuhayr prosiguió esta actividad con la construcción de la mezquita aljama de Almería, muy ponderada por las fuentes árabes.
En el mismo año 1028 tuvo que acudir a Murcia, donde los co-gobernadores a los que había designado mantenían una fuerte pugna, que llevó a uno de ellos, Ibn al-Jaṭṭāb, a acudir a Muŷāhid de Denia buscando ayuda para expulsar a Ibn Ṭāhir, ofreciéndole su lealtad a cambio. Para evitar que Murcia saliera de su ámbito de influencia encarceló a Ibn al-Jaṭṭāb en Almería, quedando Ibn Ṭāhir como único gobernador de la región.
Los dominios abarcados por su reino incluían Játiva —con Alcira—, Murcia y el Levante hasta la zona de Alicante y Lorca, después de cederle al rey de Valencia ‘Abd al-‘Azīz la ciudad de Játiva, Almería, Jaén y Baeza, una extensión enorme que aun trató de aumentar, llevando su ambición hasta crear la primera taifa expansiva de al-Andalus.
En el año 1035 Zuhayr apoyó al pretendiente Ḥammūdí Idrīs, en alianza con la taifa de Granada, que fue una de las constantes de la actuación de Zuhayr durante su gobierno en Almería; aunque tras algunos éxitos militares contra la taifa de Sevilla, la muerte de Idrīs volvió a dejar al partido beréber sin califa.
Zuhayr llegó a ocupar Córdoba (1035-1036), aliado con el partido beréber, en contra de la taifa de Sevilla, que reclamaba lealtad a los demás reyes para el falso Hišām II, al que al parecer el propio Zuhayr había tratado y expulsado de su reino. Esta ocupación se mantuvo hasta que la alianza con Bādīs b. Ḥabūs, rey de la taifa de Granada, se comenzó a resquebrajar para romperse posteriormente, según las crónicas andalusíes debido al exceso de ambición de Zuhayr, que intentó monopolizar el poder en su favor, reduciendo a su aliado al papel de comparsa, y a la alianza que sostenía con un enemigo de Bādīs, Muḥammad b. ‘Abd Allāh al-Birzālī. Esto desencadenó un choque en el que Zuhayr fue traicionado (4 de agosto de 1038) por parte de sus tropas, tanto esclavos negros como soldados norteafricanos, y cayó muerto a manos de sus propias tropas, antes de que el resto huyera en desbandada. Fueron despedazados por los granadinos, que apresaron a buena parte de los hombres de confianza de Zuhayr, entre los que se encontraba el Kātib Aḥmad b. ‘Abbās; la mayor parte de ellos, incluido este erudito —por el que intercedieron algunos personajes destacados de al-Andalus—, fueron ejecutados.
Los almerienses declararon sucesor de Zuhayr al rey de Valencia, ‘Abd al-‘Azīz, que ejercía un patronazgo sobre los ṣaqāliba en virtud de su condición de descendiente de Almanzor, el protector de todos ellos. ‘Abd al-‘Azīz dominó la misma durante un corto tiempo.
La trayectoria de Zuhayr muestra la grandeza y la miseria de los reyes eslavos de al-Andalus del siglo XI, pues si bien logró alcanzar un enorme poder y mantuvo en jaque tanto a las taifas árabes como a las beréberes, no pudo consolidar su posición. Y ello por carecer de una base social para sostenerse, extraño tanto a la población andalusí como a la norteafricana, por lo que en el campo de batalla sólo podía contar con mercenarios de dudosa fidelidad.
Fuentes y bibl.: Al-‘Uḏrī, Kitāb tarsī’ al-ajbār, f. s. XI (ed. de ‘Abd al-‘Azīz al-Ahwānī, Madrid, Instituto de Estudios Islámicos, 1965, pág. 83); ‘Abd Allāh b. Buluqqīn, Tibyān, p. m. s. XII (trad. de E. Lévi-Provençal y E. García Gómez, Madrid, Alianza, 1980, págs. 104-105); Ibn Bassām, Al-Ḏajīra fī maḥāsin ahl al-Ŷazīra, p. m. s. XII (ed. de I. ‘Abbās, vol. I, Beirut, 1979, págs. 656-663); Ibn al-Jaṭīb, Kitāb a‘māl al-a‘lām, m. s. XIV (ed. de E. Lévi-Provençal, Beirut, 1956, pág. 216); Ibn al-Jaṭīb, Al-iḥāṭa fī ajbār Garnāṭa, m. s. XIV (ed. de ‘Inān, vol. I, El Cairo, 1973-1977, págs. 518-519); Ibn ‘Iḏārī, Al-Bayān al-mugrib fī ajbār al-Andalus wa-l-Magrib, f. s. XIV (ed. de E. Lévi-Provençal, vol. III, Paris, P. Geuthner, 1930, págs. 169-171; trad. de F. Maíllo Salgado, La caída del califato de Córdoba y los reyes de taifas, Salamanca, Universidad, Estudios Árabes e Islámicos, 1993, págs. 146-148, y Crónica anónima de los reyes de taifas, Madrid, Akal, 1991, págs. 23-25); Al-Maqqarī, Nafḥ al-ṭīb min guṣn al-Andalus, s. XVII (ed. de R. Dozy et al., vol. II, Leiden, Brill, 1855-1861, págs. 360 y 413).
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José Ramírez del Río