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Muhammad b. al-Qasim b. Hammud

Biografía

Muḥammad b. al-Qāsim b. Ḥammūd, al-Mahdī. ?, p. s. XI – Algeciras (Cádiz), 440 H./16 junio 1048-4 junio 1049 C. Califa Ḥammūdí de Algeciras.

La dinastía Ḥammūdí tuvo dos ramas, derivadas de los hermanos ‛Alī y al-Qāsim. La principal, a la cual pertenecen la mayoría de los soberanos de la misma, fue la formada por los descendientes de ‛Alī. Como hijo de al-Qāsim al-Ma’mūn, Muḥammad pertenecía a la rama secundaria o menor, que sólo contó con dos representantes. Se ignora la fecha exacta de su nacimiento, pero sabemos que ya estaba vivo en ŷumādà II de 414/septiembre de 1023, cuando su padre fue expulsado de Córdoba, dirigiéndose a Sevilla donde, según narra Ibn ‛Iḏārī, estaban sus dos hijos, Muḥammad y al-Ḥasan, que fueron echados de la ciudad por los sevillanos.

Inicialmente, el designio de al-Qāsim había sido que su heredero fuese su sobrino Yaḥyā b. ‛Alī, pero cuando este se rebeló contra él, revocó su decisión y otorgó la sucesión califal a su hijo Muḥammad, tal y como consta a través de monedas acuñadas en 1022-1023 en las que se le da el título de “príncipe heredero”. Sin embargo, su voluntad no pudo cumplirse, ya que al-Qāsim fue finalmente derrocado en 1023 por Yaḥyā, quien lo encarceló en la alcazaba de Málaga, donde permaneció durante trece años. Allí murió finalmente asesinado en ša‛bān de 427/30 mayo-27 junio 1036 por orden del hermano del anterior, su sobrino Idrīs I al-Muta’ayyad. Su cadáver fue enviado a Algeciras, donde estaban desde su derrocamiento sus dos hijos.

Cuatro años después de haber derrocado a su tío al-Qāsim murió Yaḥyà b. ‛Alī, el 11 noviembre 1035. Sus dos primos, Muḥammad y Ḥasan, habían sido enviados a Algeciras cuando su padre fue encarcelado y allí permanecían bajo la custodia del gobernador de la ciudad, llamado Ibn al-Ḥaŷŷāŷ, según narra la crónica magrebí al-Mu‛ŷib. Los lazos familiares entre los primos estaban fortalecidos mediante alianzas matrimoniales, ya que Yaḥyā estaba casado con Fátima, hija del propio al-Qāsim, y la esposa de Muḥammad era hermana de Yaḥyā. Al parecer, cuando murió Yaḥyā, Muḥammad fue reconocido por la guarnición beréber como señor de la ciudad, si bien no adoptó la dignidad califal. En cualquier caso, ello suponía la escisión entre las dos principales ciudades peninsulares bajo dominio de la dinastía Ḥammūdí, cuya sede originaria había sido Málaga y que además había ejercido el control de Ceuta, logrando así un dominio estratégico de toda la zona del Estrecho.

La capacidad de gobierno de Muḥammad en Algeciras, sin embargo, no parece haber sido muy amplia, al menos a juzgar por el único dato que tenemos respecto a su actuación, relativo al intento de apoderarse de la ciudad protagonizado por Abū-l-Fawz Naŷā’ al-‛Alawī en 1042, que narra el cronista Ibn ‛Iḏārī. Éste había sido, junto al beréber Mūsà b. al-Baqannā, el más alto dignatario Ḥammūdí. Al morir envenenado el califa Ḥasan al-Mustanṣir, Naŷā’ se sublevó en Ceuta y trató de apoderarse de Algeciras, siendo entonces la madre de Muḥammad, Sabī‛a, la que salió a su encuentro y lo hizo desistir de su propósito, dirigiéndose entonces a Málaga. Dado que, como hemos visto, Muḥammad ya era un niño en 1023, su edad en este momento debía de ser, como mínimo, de veinte años. Puede que fuese, tal vez, esta bisoñez la que explique el protagonismo de la madre en este episodio.

Sin embargo, Muḥammad acabó adoptando el título califal, si bien debido a la fuerza de las circunstancias y no por propia iniciativa. Según narra el ya citado Ibn ‛Iḏārī, en el año 439/28 junio 1047-15 junio 1048 un grupo de caudillos beréberes, descontentos con el gobierno del califa malagueño Muḥammad b. Idrīs, que ostentaba el título desde el año anterior, acordó proclamar a Muḥammad b. al-Qāsim. Entre ellos se encontraban Isḥāq al-Birzālī, soberano de Carmona, Muḥammad b. Nūḥ, señor de Morón, ‛Abdūn b. Jazrūn de Arcos y el zīrí granadino Bādīs b. Ḥabbūs. Muḥammad decidió adoptar el título califal de al-Mahdī, el mismo que su rival malagueño, siendo invocado su nombre durante el sermón previo a la oración colectiva del viernes, uno de los símbolos de la soberanía en el Islam clásico. Ninguna fuente menciona la fecha exacta de su proclamación pero, al reseñar su muerte en 440/16 junio 1048-4 junio 1049, Ibn ‛Idārī afirma que su califato duró un año y ocho meses, lo que significa que debió ser elevado a la dignidad califal en 1047.

El título califal de al-Mahdī adoptado por Muḥammad b. al-Qāsim posee claras resonancias mesiánicas, ya que su significado es el de “bien encaminado” o “guiado por Dios”. Se trata de un concepto de tipo mesiánico y milenarista, que se basa en la creencia en una segunda intervención divina en la historia de los hombres. El mahdī es una figura escatológica que, en el momento del juicio final, deberá hacer reinar la justicia eterna. La doctrina islámica del mahdī se desarrolló originalmente en medios chiíes, ya desde el s. VIII, aunque se trata de un concepto también presente en ciertas tendencias sunníes (como los almohades), y ha habido mahdīs en diversos momentos de la historia del Islam.

En este preciso contexto, año 439/1047-1048, la crisis de la legitimidad califal había llegado a su momento más bajo en al-Andalus, pues había tres Ḥammūdíes que ostentaban dicha dignidad de forma simultánea: Muḥammad b. Idrīs en Málaga, Muḥammad b. al-Qāsim en Algeciras e Idrīs b. ‛Alī en Bobastro (Málaga). A ellos había que añadir un cuarto en Sevilla, el presunto Hišām al-Mu’ayyad, patrocinado por los Abadíes. Esta circunstancia provocó los lamentos de un legitimista omeya como Ibn Ḥazm, quien clamaba contra el escándalo que, a su juicio, suponía el hecho de que cuatro hombres que vivían en lugares que era posible recorrer en tres días pretendiesen ostentar el califato al mismo tiempo.

Tras ser proclamado y con la ayuda de quienes lo habían alzado al califato, Muḥammad pretendió unificar los dominios Ḥammūdíes y se dirigió contra Málaga, pero no tuvo éxito, debiendo regresar a Algeciras. Allí murió a los pocos días Muḥammad en 440/16 junio 1048-4 junio 1049, según la crónica al-Mu‛ŷib, que se hace eco de noticias que afirman que murió de tristeza, hemos de suponer que causada por dicha derrota. Por otro lado, aunque Muḥammad fue sucedido por su hijo al-Qāsim, se conservan cuños fechados entre los años 1051 a 1055 en los cuales sigue apareciendo el nombre y el título de su padre. Ello podría significar que la fecha que las fuentes narrativas dan de la fecha de la muerte de Muḥammad es incorrecta o, lo que parece más probable, que su hijo no llegase a proclamarse califa.

 

Bibl.: F. Codera, “Estudio crítico sobre la historia y monedas de los Ḥammūdíes de Málaga y Algeciras”, en Museo Español de Antigüedades, VIII (1877), págs. 427-466; F. Guillén Robles, Málaga musulmana, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Universal, 1880 (Málaga, Escuela de Estudios Árabes de Granada, 1957); F. Codera, “Ḥammūdíes de Málaga y Algeciras”, en Estudios críticos de historia árabe española, Zaragoza, Andrés Uriarte, 1903 (Colección de Estudios Árabes, t. VII), págs. 301-322; A. Huici Miranda, Kitāb al-mu‛ŷib fī taljīṣ ajbār al-Magrib. Lo admirable en el resumen de las noticias del Magrib (traducción española), Tetuán, Editora Marroquí, imp. Cremades, 1955, págs. 58-63; L. Seco de Lucena, Los Ḥammūdíes, señores de Málaga y Algeciras, Málaga, Ayuntamiento de Málaga, 1955, págs. 39-40, 45-46 y 50-52; D. Wasserstein, The Rise and Fall of the Party Kings. Politics and Society in Islamic Spain, 1002-1086, Princeton (New Jersey), Priceton University Press, 1985; M.ª J. Viguera, Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes, Madrid, Mapfre, 1992, págs. 119-120; F. Maíllo Salgado, La caída del califato de Córdoba y los Reyes de Taifas, Salamanca, Universidad, Estudios Árabes e Islámicos, 1993, págs. 119, 182-183, 192 y 204; M.ª J. Viguera (coord.), Los reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo XI, Madrid, Mapfre, 1994; F. Clément, Pouvoir et légitimité en Espagne musulmane à l’époque des taifas (Ve-XIe siècle). L’imam fictif, París, L’Harmattan, 1997; M. Acién Almansa, “Los ḥammūdíes, califas legítimos de Occidente en el siglo XI”, en De Toledo a Huesca. Sociedades medievales en transición a finales del siglo XI (1080-1100), Zaragoza, 1998, págs. 45-59.

 

Alejandro García Sanjuán

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