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Martín de Solórzano

Biografía

Solórzano, Martín de. Hazas de Cesto (Cantabria), m. s. xv – ?, 1506. Arquitecto.

Originario de Santa María de Haces, actual Hazas de Cesto en la comarca de Trasmiera (Cantabria), y miembro de una conocida familia de canteros, Martín de Solórzano es, a partir de los contactos mantenidos con el foco de arquitectura toledano, el más interesante de la saga. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con su hermano Bartolomé, muy bien conocido por la historiografía, Martín es una figura todavía oscura, al que se refiere la documentación de manera lacónica. De hecho, durante muchos años fue confundido con un Maestre Martín, activo en Castilla durante las décadas de 1510 y 1520, a pesar de que Solórzano había muerto en 1506.

Su principal centro de producción es Ávila. Allí construyó su obra maestra, el Convento de Santo Tomás, del que últimamente se ha refrendado su autoría, y desarrolló una amplia labor constructiva que le ocupó en varios edificios religiosos e incluso alguno civil, caso de la desaparecida vivienda del obispo Alonso Carrillo de Albornoz. Sus intervenciones en la ciudad fortificada dieron lugar a una modalidad local del tardogótico, caracterizada por la preponderancia de los aspectos estructurales y espaciales sobre los ornamentales. El uso del granito impedía las alharacas ornamentales y favorecía la solidez estructural, dando lugar a edificios de aspecto sólido y monumental.

La primera obra documentada de Martín de Solórzano es Santo Tomás de Ávila. Como ha anotado Martínez Frías, esta obra maestra revela una profunda formación anterior y, sin duda, una experiencia previa en obras no menores que aún no han salido a la luz. Por otro lado, la complejidad del edificio, el más completo ejemplo medieval de entre los conservados de palacio real inserto en un convento, lo convierte en el más cercano antecedente del propio Monasterio de El Escorial. La planta del conjunto se ordena a partir de una sucesión de patios de tamaño creciente desde el dispuesto en el compás que forma la fachada de la iglesia, hasta el enorme patio de los Reyes ubicado tras la capilla mayor del templo. La ubicación de la casa real en esta zona estuvo condicionada por su carácter de palacio de verano, pero dificultaba en exceso el recorrido, siempre quebrado, de los Monarcas desde su residencia hasta el coro alto del templo, donde se habilitaron dos sitiales para su uso. La situación en altura de los asientos reservados a los Reyes Católicos provocó la disposición también en alto del altar mayor del templo, característica experimentada en otros ejemplos peninsulares como San Vicente de Arana (Ávila) o la Iglesia de Jesús de Setúbal.

El monasterio fue fundado en 1479 por María Dávila, mujer de Hernán Núñez Arnalte, secretario y tesorero de los Reyes, aunque en ese mismo año el Papa otorgó una bula a los Monarcas aprobando la erección del nuevo monasterio, quienes se reservaron el patronato de la capilla mayor, donde a la postre sería enterrado el príncipe don Juan. La primera piedra se colocó el 11 de abril de 1482 y se terminó once años más tarde, dado que en el verano de 1493 los monjes ocupaban el edificio.

Posiblemente cuando todavía se trabajaba en el Monasterio de Santo Tomás, Martín de Solórzano recibió el encargo de diseñar las trazas del santuario de Nuestra Señora de Sonsoles. El nuevo edificio sustituyó a otro anterior de menor porte que se hallaba muy deteriorado en torno a 1480, cuando los cofrades deciden renovarlo. Solórzano inició los trabajos en los primeros años de la década de 1490, con la intención de crear un edificio de tres naves de desigual anchura. La capilla mayor es rectangular y muy profunda, cerrada mediante bóveda estrellada, como habitualmente las diseñaba Solórzano. El arco de triunfo que conecta este espacio con el cuerpo de la iglesia se adorna con la característica decoración de bolas tan querida por el maestro. La obra tuvo un largo proceso constructivo y consta documentalmente que Solórzano seguía ocupado en la misma en 1504.

El prestigio suscitado por la obra de Santo Tomás le llevó a contratar la Librería Capitular de la Catedral de Ávila, extenso espacio rectangular cerrado con dos bóvedas de crucería. La librería se contrató con el maestro en 1495, aunque su terminación quedó en manos de su hijo Juan y de Pedro de Rasines, quienes la finalizaron en 1499.

En 1496 se produce el salto desde Ávila hasta dos ciudades cercanas que pretendían sustituir sus viejas iglesias mayores por nuevas y más amplias catedrales.

Es, además, el año en que se inicia su relación con Juan de Ruesga, un maestro del foco toledano desplazado hacia el norte, al que permanecerá unido desde ahora hasta el final de sus días. En 1496, durante el obispado del dominico Diego de Deza, conocedor de lo obrado por Solórzano en Santo Tomás, fue llamado junto a Ruesga a la ciudad del Tormes para hacerse cargo de la obra de la nueva catedral. Nombrados maestros de la obra, fueron los encargados de derribar las casas y abrir los cimientos durante los últimos años del siglo xv.

El mismo año de 1496 Martín de Solórzano acudió a Coria ante el llamamiento efectuado por el cabildo catedralicio con el objeto de ocuparse de las trazas y condiciones para la construcción del nuevo templo mayor cauriense. El diseño presentado por Solórzano era muy cercano al de Santo Tomás. Se trataba de una iglesia de planta de cruz latina con una profunda cabecera, un crucero y un amplio cuerpo de una sola nave de tres tramos. Martín de Solórzano únicamente hizo la cabecera, ya que por causas desconocidas fue sustituido por Bartolomé de Pelayos, si bien en diciembre de 1502 pujó junto a Ruesga en la subasta que se realizó del resto de la obra según trazas y condiciones redactadas por Pelayos, que finalmente se hizo con la obra.

La relación con Solórzano y con fray Diego de Deza no termina aquí. En 1504 el prelado dominico llamó a Solórzano a Palencia para encargarle la maestría de la obra de la catedral en sustitución de su hermano Bartolomé, cuyo prestigio se había resentido después del fiasco de la Iglesia de Santa Clara de Valladolid.

Solórzano no pudo terminar la iglesia porque murió en 1506, siendo sustituido por Juan de Ruesga.

En Ávila se le habían multiplicado los encargos. El 6 de marzo de 1504 Solórzano había contratado la reconstrucción del cuerpo de la Iglesia de la parroquial de San Juan Bautista. El espacio definido por el arquitecto tiene muchas similitudes con Santo Tomás: nave única muy ancha, en este caso dividida en tres tramos de diferente tamaño, cerrada con bóvedas de crucería adornadas con terceletes y pies de gallo como era habitual en el arquitecto. Al mismo tiempo, Solórzano había contratado la Iglesia de Santiago, muy similar a la anterior pero caracterizada por una capilla mayor poligonal, extraña a lo hasta ahora conocido del arquitecto.

 

Obras de ~: convento de Santo Tomás, Ávila, 1482-1493; santuario de Nuestra Señora de Sonsoles, Ávila, desde 1490; librería de la catedral, Ávila, desde 1495; intervención en la Catedral, Salamanca; intervención en la Catedral, Coria, desde 1496; intervención en la Catedral, Palencia, 1504; iglesia de San Juan Bautista, Ávila, 1504; iglesia de Santiago, Ávila, 1504.

 

Bibl.: T. García Cuesta, “La catedral de Palencia según los protocolos. La obra de Cantería”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología (BSAA), XX (1954), págs. 91-142; J. M. Azcárate Ristori, “Sentido y significación de la arquitectura hispano-flamenca en la Corte de Isabel la Católica”, en BSAA, XXXVII (1971), págs. 201-223; F. M. Sánchez Lomba, “Martín de Solórzano: la influencia de Santo Tomás de Ávila en los proyectos constructivos de la Catedral de Coria”, en Norba, III (1982), págs. 63-76; J.-M. Martínez Frías, “Contribución al estudio de la obra de Martín Ruiz de Solórzano en Ávila”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, LXXXIX (2002), págs. 197-232; L. Vasallo Toranzo, “Arquitectura y patrimonio del convento de la Concepción Francisca de Zamora”, en F. Ferrero Ferrero et al., 389 años del convento de la Concepción, Zamora, Junta de Castilla y León, 2003, págs. 125-143.

 

Luis Vasallo Toranzo