Vega, Garcilaso de la (II). El joven. ?, p. t. s XIV – Burgos, 1351. Justicia Mayor, adelantado mayor y merino mayor de Castilla.
Garcilaso de la Vega II, llamado el Joven, era hijo de Garcilaso de la Vega I, el Viejo. En 1326, se encuentra en la Corte regia de Alfonso XI, “mozo de pequeña edad”. Garcilaso II ocupó altos cargos administrativos.
Tras la muerte de Alvar Núñez de Osorio, lo sustituyó en uno de los cargos más importantes, el de justicia mayor, que ostentó entre 1328 y 1344. Durante el reinado de Pedro I llegó a ser adelantado mayor y merino mayor de Castilla, como su padre. Asimismo, ostentó el puesto de mayordomo mayor de los infantes don Fadrique y don Tello, mientras que su hermano, Gonzalo Ruiz, lo fue del infante don Fernando. Garcilaso II destacó en sus acciones militares en la frontera andaluza, en especial en la batalla de El Salado. Según la Crónica de Alfonso XI, Garcilaso de la Vega y su hermano Gonzalo Ruiz dirigieron las tropas de los infantes Fadrique y Fernando, pasando ambos el puente de El Salado, con ochocientos hombres, llevando por divisa ave maria, emblema de este linaje. Garcilaso II quedó malherido en la batalla. Tras la muerte de Alfonso XI, Pedro I le otorgó el cargo de adelantado mayor de Castilla, a petición de Juan Núñez de Lara, señor de Vizcaya.
Sin embargo, la situación política cambió bruscamente, ya que Pedro I otorgó su privanza a Juan Alfonso de Alburquerque, enemigo de Juan Núñez de Lara y, por lo tanto, también de sus partidarios, como era Garcilaso de la Vega II. En 1351, el Rey convocó a sus caballeros en Burgos, adonde acudió este personaje “con muy grandes compañías, así de caballeros sus parientes e amigos, como de otras compañas suyas”. Juan Alfonso de Alburquerque tejió una intriga contra él, primero acusando a Garcilaso de provocar grandes tumultos en la Corte y el reino con sus hombres, a lo que añadió que había urdido una intriga contra el Rey. Pedro I ordenó su muerte de una manera muy cruel, según relata la Crónica de Pedro I: “e dixo el rey, ‘mando vos que le matedes’, e entonces entró el ballestero e diole con una porra en la cabeza e Juan Fernandez Chamorro diole con una brocha, e le firieron de muchas feridas fasta que morió, e mandó el rey que le echasen en la calle, e se fizo asi. E ese dia, Domingo, por cuanto el rey era entrado nuevamente en la ciudad de Burgos, corrian toros en aquella plaza delante los palacios del obispo al Sermental donde Garci Lasso yacia en tierra, e non le levantaron de alli. E el rey vio como el cuerpo de Garci Lasso yacia en tierra e pasaban los toros por ensima del e mandolo poner en un escaño, e asi estovo todo aquel dia alli, e después fue puesto en un ataud sobre el muro de la ciudad en comparanda e alli estovo grand tiempo”.
Crónica de Pedro I, 415.
Garcilaso de la Vega II se casó dos veces, la primera con Urraca Rodríguez de Rojas, con quien no tuvo descendencia, y la segunda con Leonor Cornago, de quien obtuvo su primogénito, Garcilaso de la Vega III. Leonor Cornago, tras la muerte de su marido, fue apresada en Burgos por orden de Pedro I, si bien sus criados tuvieron tiempo de coger a su hijo Garcilaso y llevarlo a Asturias de Oviedo, bajo la protección del infante Enrique.
A lo largo de su vida, Garcilaso de la Vega II amplió el patrimonio recibido de su padre tanto en Asturias de Santillana, como en otras comarcas de Castilla Vieja. En 1338, firmaba con su hermano, Gonzalo Ruiz, una concordia por la que éste reconocía la preeminencia de Garcilaso II y se comprometían a conservar íntegro el patrimonio heredado e incluso a incrementarlo.
En efecto, sus bienes y propiedades fueron aumentando por medio de una política de adquisiciones en Asturias de Santillana. Además, Gonzalo Ruiz recibió de Alfonso XI, en agradecimiento del servicio prestado en la batalla de El Salado, una serie de donaciones reales en los Valles de Piélagos, Carriedo, Villaescusa, Cayón, Camargo, Alfoz de Lloreda, Ruiseñada, Orejo y rentas, como las del pozo de la sal de Cabezón. En 1350, tras la muerte de su hermano, Gonzalo Ruiz de la Vega, los testamentarios ofrecían, a Pedro I, la reversión de las donaciones realizadas por Alfonso XI, sin embargo el monarca las rechazó y cumpliendo las disposiciones del testamento, las vendían a Garcilaso II y su mujer, doña Leonor por 54.000 maravedís. A su muerte, según nos ha llegado por información del Becerro de las Behetrías, su señorío se extendía por las merindades de Asturias de Santillana, Liéba-Pernía, Aguilar de Campoo y Castilla Vieja.
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Jesús Ángel Solórzano Telechea
