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Baudilio Xiberta y Roqueta

Biografía

Xiberta Roqueta, Baudilio. Santa Coloma de Farners (Gerona), 4.IV.1897 – Tarrasa (Barcelona), 26.VII.1967. Carmelita (OCarm.), teólogo, catedrático, conciliarista.

El hombre más importante y más conocido en el campo de las ciencias eclesiásticas del siglo XX, perteneciente a la Orden del Carmen, es sin duda el padre Xiberta. Su producción científica afortunadamente es conocida gracias a algunos trabajos específicos. También se conoce la bibliografía sobre el padre Xiberta. Es significativo que se le hayan dedicado hasta tres misceláneas que ayudan en gran manera a acercarse a su persona y a su obra. Puede decirse, en este sentido, que la figura del padre Xiberta ha tenido fortuna. Algunas biografías del mismo permiten también adentrarse en su personalidad.

Baudilio fue el penúltimo de diez hermanos. Cuando contaba diez años de edad pasó del hogar modesto del pueblo al Seminario Menor de los padres Carmelitas de Olot (Gerona), donde ingresó el 29 de septiembre de 1907. Durante tres años permaneció en Olot; de allí fue trasladado al Carmen de Onda (Castellón), donde cursó el cuarto año de Latín, hizo el noviciado y la profesión simple. En el mismo convento, cursó dos años de Filosofía y en el de Caudete (Albacete) estudió cuatro años de Teología. Allí hizo la profesión solemne el 2 de febrero de 1917 y recibió la ordenación de diácono.

En este año terminó una primera e importante etapa en la vida del joven carmelita Xiberta y que merece un comentario. Recibió en Olot el fuerte impulso de la devoción a la Virgen que le imprimió el padre José Casanova, conocido por su trabajo apostólico en Brasil. Los años en Onda fueron decisivos. Toda su vida guardará un recuerdo reverencial del padre Simón García. Acaso, este recuerdo pesó demasiado a la hora de adoptar alguna postura más tradicional que crítica, respecto a las leyendas carmelitanas. Fue providencial el magisterio del padre José María Llovera en los años de Filosofía. Curiosamente se encontraron en la soledad del Carmen ondense dos grandes lumbreras de la Cataluña contemporánea: Llovera y Xiberta. Durante sus estudios de Teología en Caudete, debió de saltarle la chispa del tema de su futura tesis.

Era norma entre los carmelitas españoles que los hombres mejor dotados realizaran estudios superiores en Roma; el joven Bartolomé Xiberta, cuando todavía no era sacerdote fue destinado a ampliar estudios en la ciudad eterna. El 22 de noviembre de 1919 llegó a Roma, donde el mes siguiente, 20 de diciembre, fue ordenado sacerdote y cantó su primera misa solemne en la iglesia de Transpontina.

En abril de 1920 y en el colegio de teólogos del Vaticano consiguió el doctorado en Teología con la máxima calificación. La meta aspirada era el magisterio en Teología; logró conseguirlo el 24 de junio de 1921 al defender en la Universidad Gregoriana la que sería su famosa tesis: Clavis Ecclesiae, bajo la dirección del padre de la Taille.

El mismo año 1921 se incorporó al claustro de enseñantes del Colegio internacional de Carmelitas de San Alberto de Roma, como profesor de Historia de la Filosofía, cátedra que desempeñó hasta 1926 en que comenzó a enseñar Teología Dogmática y cuya enseñanza se prolongó, en una primera época, hasta 1937. En Roma, Barcelona, Mallorca, se iban reconociendo sus méritos y recibió distintos nombramientos de organismos culturales.

Desterrado de Italia por el gobierno de Mussolini en 1937, pasó dos años en el Convento de Oss (Holanda), donde también enseñó Teología Dogmática.

En 1939 regresó a España, donde colaboró activamente en la restauración de la provincia carmelitana de Cataluña, destrozada por la Guerra Civil; sería también superior mayor de la misma. En 1947 volvió a Roma, al ser elegido asistente general de la Orden del Carmen. Allí continuó su enseñanza de Teología en el Colegio de San Alberto y en el centro Regina Mundi. Entre tanto, en España y en Roma, participó en congresos y semanas de Teología a partir del año 1944. En 1952 fue nombrado miembro de la comisión de estudios teológicos del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona. En 1960 fue miembro de la Comisión Teológica preparatoria del Concilio Vaticano II. En 1962 se le nombró consultor del episcopado español para el Concilio. Sufrió un ataque de trombosis en abril de 1964 que le dejó inútil y murió en Tarrasa (Barcelona) el 26 de julio de 1967.

Tenía el padre Xiberta una vocación marcada por la Teología y dentro de la Teología el problema referente a la penitencia, como reconciliación con la Iglesia, al que dedicó la Clavis Ecclesiae, cuya importancia y repercusión está fuera de duda. Aborda el problema de la vinculación entre la absolución sacramental y la reconciliación con la Iglesia. El creyente pecador encuentra, al reconciliarse con la Iglesia y por tanto con la comunidad cristiana, el perdón de Dios. Esta doctrina que, por otra parte, sintoniza con la primitiva práctica penitencial, representó una novedad y hasta cierto rechazo en algunos círculos teológicos. El tiempo daría la razón al padre Xiberta y el Concilio Vaticano II prácticamente la ha sancionado y, hoy, es admitida por la mayoría de los teólogos. En palabras del propio Concilio en la constitución sobre la Iglesia: “Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen el perdón de la ofensa hecha a Dios y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que, pecando, ofendieron, la cual con caridad, con ejemplos y con oraciones, les ayuda en su conversión”.

Utilizando las palabras textuales del padre Xiberta, la reconciliación con la Iglesia es la “res et sacramentum sacramenti poenitentiae”. Explicada debidamente la postura del padre Xiberta, su vertiente pastoral resulta fecunda y provechosa para el pueblo fiel. La trascendencia de la Clavis Ecclesiae modernamente ha sido puesta de relieve por el joven carmelita, profesor de la Universidad de Comillas, Fernando Millán Romeral, a la que ha dedicado precisamente su tesis doctoral defendida en la Universidad Gregoriana (Millán Romeral, 1997).

Otro de los temas teológicos, objeto preferente de su reflexión, fue la Cristología sobre el que mostró inquietud en sus años juveniles y que le llevaría a escribir el Tractatus de Verbo Incarnato, y el Enchiridion de Verbo Incarnauto. En esta misma línea y con motivo de la controversia sobre la autoconciencia de Jesús se encuentra otro texto suyo El “Yo” de Jesucristo. Podría afirmarse, sin embargo, que en el campo de la Teología todo le era familiar: “el sobrenatural, el conocimiento de Dios, la teología como ciencia: su alcance, sus métodos y sus límites. Fue el padre Xiberta un gran teólogo por vocación y por dedicación. No en vano se le incluye entre los diez mejores teólogos españoles del siglo XX”.

El célebre padre Miguel Batllori ha dedicado unas breves páginas al padre Xiberta; breves en su extensión, pero densas y penetrantes en su contenido. Manifiesta en ellas, el ilustre académico su poder de síntesis y no puede trazarse, en menos líneas, una semblanza más acabada de la personalidad científica de Xiberta, con el que el padre Batllori mantuvo estrecha amistad. Presenta a Xiberta, como teólogo y como historiador. Se pregunta cuál de estas facetas sería más importante y contesta sin vacilar: la de teólogo. El hecho de que se formule la pregunta manifiesta la importancia del padre Xiberta como cultivador de la historia. En este aspecto, la obra de Xiberta es, por un lado, gigantesca; por otro, algo desconcertante. Abordó temas biográficos, otros relacionados con el origen de la Orden del Carmen, con la visión de san Simón Stock, etc. Sus libros y colaboraciones en revistas y diccionarios son tan abundantes, como variadas. Descuella entre las obras históricas la que se refiere a los escritores carmelitas del siglo XIV. En el año 1920-1921 el profesor Ehrle, más tarde cardenal, impartió un curso en la Universidad Gregoriana en el que señaló las pautas que debían seguirse para el mejor conocimiento de la escolástica medieval. Uno de los discípulos del eminente profesor fue el entonces joven carmelita, Bartolomé Xiberta y entre profesor y alumno se entabló estrecha amistad, que se mantuvo mientras era cardenal. Siguiendo sus directrices, emprendió un trabajo titánico: acudir a las principales bibliotecas de Europa y profundizar en los textos manuscritos de los autores carmelitas. Muy pronto, el tesón y la privilegiada inteligencia del padre Xiberta comenzaron a dar sus frutos. Se fueron publicando monografías de escritores carmelitas del siglo XIV en Analecta Ordinis Carmelitarum de Roma y en el Criterion de Barcelona. Estas monografías llamaron poderosamente la atención de los medievalistas e historiadores de la Teología y de la Filosofía y se publicaron, enriquecidas, en volumen aparte (Xiberta Roqueta, 1931). Precede una amplia y luminosa introducción sobre los estudios en la Orden del Carmen; desfilan estudios monográficos de trece autores desde Gerardo de Bolonia, pasando Baconthorp o Francisco Martí, hasta Albizzi Azzolini de Nerlis. Ofrece datos biográficos de los autores, enumera sus obras y los sitúa en el contexto doctrinal de su tiempo. La crítica de los especialistas se rindió ante este trabajo extraordinario que fue puesto como modelo para otros investigadores. Una obra sencillamente monumental.

Sus afirmaciones sobre el origen de la Orden del Carmen han merecido críticas contrarias, a pesar del prestigio de que gozó en los ambientes carmelitanos. Acerca del libro De visione Sancti Simonis Stock hay serias reservas desde la historia y más todavía las relacionadas con la Bula Sabatina. Resultan, en cambio, muy interesantes las notas históricas referidas a la fiesta del Carmen —era devotísimo de la Virgen— en un libro publicado en 1942 sobre este tema.

En algunos casos se podría añadir que la historia ilumina algunas de sus grandes conquistas teológicas. Cabe pensar, por ejemplo, en la Clavis Ecclesiae. El conocimiento de la práctica de la confesión en la iglesia primitiva se encuentra indudablemente en la base de sus conclusiones. El dominio de los Santos Padres, de las fuentes litúrgicas, de los autores medievales y modernos y de otros documentos referentes al misterio de la Encarnación del Verbo, es sencillamente admirable. La vocación histórica del padre Xiberta pudo escribir esta obra, que permite acercarse, a través de los textos, al pensamiento cristiano del misterio en las distintas etapas de la historia.

Con toda certeza el Enchiridion de Deo uno et trino, tendría igualmente valor indiscutible. El original de este manuscrito, entregado para su publicación en el Instituto Francisco Suárez del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, aún no ha visto la luz.

Posiblemente en el futuro este apartado será uno de los que más se desarrollen, cuando se pueda acceder a los testimonios en el proceso de canonización. Fueron numerosas las personas que le pedían consejo o acudían a confesarse con él: religiosos, monjas de clausura de conventos de Italia, España y Portugal, hermanas carmelitas de Orihuela y Málaga, de Santa Joaquina Vedruna, etc., todos indistintamente afirman que fue un experto maestro en los caminos del espíritu. Algo se conoce sobre este tema, pero es posible que constituya únicamente un indicador y por supuesto insuficiente. El amor que tenía a la Orden del Carmen, el aprecio ilimitado a los carmelos de clausura le llevó a escribir un cúmulo inmenso de cartas en las que desgranaba consejos acertados para el debido comportamiento espiritual. Numerosos testimonios atestiguan que dirigía la meditación de las monjas de clausura, a primeras horas de la mañana, aun cuando después tuviera que intervenir en algún congreso, pronunciar alguna conferencia o asistir a una reunión. En el infierno de los veranos el periplo obligado era caminar de convento en convento, de clausura en clausura, para dirigir ejercicios espirituales. Era una imagen admirable, edificantísima, la de este hombre, vertiendo a chorros sus conocimientos teológicos, la doctrina de los místicos carmelitas en cualquier convento provinciano de monjas carmelitas. Buena hipótesis de trabajo la de maestro de la vida espiritual.

El 9 de marzo de 1998 se inició en salón noble del palacio episcopal de Barcelona el proceso diocesano de canonización. La noticia fue recibida con satisfacción por los carmelitas, especialmente por las monjas de clausura. Se clausuró en el mismo palacio el día 26 de octubre de 2003.

 

Obras de ~: De scriptoribus scholasticis saeculi XIV, ex Ordine Carmelitarum, Louven, 1931; Introductio in Sacram Theologiam, Matriti, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Francisco Suárez, 1949; De visione Sancti Simonis Stock, Roma, Institutum Carmelitanum, 1950; Tractatus de Verbo Incarnato, Matriti, CSIC, Instituto Francisco Suárez, 1954; Enchiridion de Verbo Incarnauto, Matriti, CSIC, Instituto Francisco Suárez, 1957; Enchiridion de Deo uno et trino, Matriti, CSIC, Instituto Francisco Suárez (en preparación).

 

Bibl.: J. M. Ribera, Bibliographia Scriptorum A. R. P. Bartholomaei M. Xiberta, O. Carm, Roma, Institutum Carmelitanum, 1962; “[Miscelanea]”, en Analecta Sacra Tarraconensia, 45-2 (1972); J. Perarnau (ed.), Miscel.lània Bartomeu M. Xiberta, Barcelona, Facultat de Teologia, Editorial Balmes, 1973; P. M. Garrido, “liberta y Roqueta, Bartolomé”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1975, págs. 2786-2787; E. Boaga, “Bibliografía de los escritos publicados del P. Xiberta”, en R. Valabek (ed.), In mansuetudine sapientiae. Miscel.lània Bartomeu M. Xiberta, Roma, 1990, págs. 14-66; F. Millán Romeral y A. Ribera i Florit, Añadidos a la bibliografía del P. Xiberta, en Carmelus, 43 (1996), págs. 146-152; F. Millán Romeral, Reconciliación con la Iglesia. Influencia de la tesis de B. F. M. Xiberta (1897-1967) en la Teología penitencial del siglo XX, Roma, Edizioni Carmelitane, 1997; F. Millán Romeral (ed.), Cerni essentia Veritatis. Miscelánea, Homenaje al P. Xiberta de la región ibérica carmelita, Barcelona, Ed. Claret, 1999.

 

Balbino Velasco Bayón, OCarm.

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