Vitelio. Aulus Vitellius Germanicus imperator. Nuceria (Italia), 7-24.IX.12-15 – Roma (Italia), 20-21. XII.69. Emperador de Roma.
Fue hijo de Sextilia (Suetonio, Vitelio, 3) y de Lucius Vitellius, que alcanzó el tercer consulado el año 47. Su nacimiento pudo tener lugar tanto en el año 12 (Suetonio, Vitelio, 18; Tácito, Historias 3, 86, 1; Eutropio, Breviario 7, 18) como en el 15 (Suetonio, Vitelio, 3, 2; Dión Cassio 65, 22; Zonaras 11, 16).
Las mismas dudas subsisten respecto al día exacto (Suetonio, Vitelio, 3) y a su lugar de origen, pues Tácito (Historias 3, 86, 1) indican que fue Luceria, lo que la crítica moderna entiende que es un error por Nuceria confirmando así la información de Suetonio (Vitelio, 3). Fue hermano de Lucius Vitellius, cónsul sufecto del año 48.
Contrajo matrimonio tras desempeñar la cuestura, hacia los años 35/37, con Petronia (Suetonio, Vitelio, 6), hija del cónsul sufecto del año 19 Publius Petronius, que luego casaría con Cornelius Dolabella, al que Vitelio ordenó asesinar el año 69 (Tácito, Historias, 2, 64, 1); de este matrimonio nació Vitellius Petronianus. Más tarde casó en segundas nupcias con Galeria Fundana, de la que tuvo un hijo (Vitellius) y una hija (Vitellia), que contraería matrimonio con Decimus Valerius Asiaticus, gobernador de Bélgica a comienzos del año 69 (Tácito, Historias 1, 59, 2) y aliado de Vitelio en su toma del poder antes de emparentar con el futuro emperador.
Para sus primeros años sólo se cuenta con el envenenado relato de Suetonio, que indica que pasó la adolescencia en Capri a la sombra del emperador Tiberio (14-37) y de su Corte (Vitelio, 3); por el mismo autor se sabe de sus habilidades como auriga, que le acercaron al emperador Calígula (37-41) y de su afición al juego (Vitelio, 4) en el entorno del emperador Claudio (41-54).
Ingresó luego en el Senado como cuestor (quaestor), seguramente a los veinticinco años reglamentarios y durante el gobierno de Calígula (37-41); la fecha de esa cuestura debe situarse entre los años 37 y 40; hacia los treinta años obtuvo las insignias de la pretura y alcanzó el consulado ordinario el año 48 en tiempos del emperador Claudio (41-54), con unos treinta y tres a treinta y seis años como correspondía a un senador de rango patricio. A comienzos del gobierno de Nerón (54-68) ingresó en dos de los más importantes colegios sacerdotales de Roma como XVvir sacris faciundis y frater Arvalis, estando documentado en las actas de este último desde el año 57.
Su incorporación al mundo de la administración provincial fue tardía y no llegó hasta la segunda parte del gobierno de Nerón, cuando tenía ya unos cuarenta y cinco a cuarenta y ocho años. Fue nombrado gobernador del África proconsular para el año administrativo 60-61 (Suetonio, Vitelio, 5; Tácito, Historias 1, 70 y 2, 97) y se mantuvo en este territorio aún en el 61-62, esta vez a las órdenes de su hermano Lucius Vitellius, que había sido nombrado para sucederle en el mando de esta provincia; de hecho, las carreras de ambas habían corrido en paralelo desde que ocuparan el consulado el año 48, aunque en el caso de Lucius Vitellius fue sufecto. En algún momento del año 62 Vitelio estaba ya en Roma, como prueba su intervención en las discusiones del Senado que siguieron a la denuncia contra el pretor Antistius, que había compuesto unas coplillas ofensivas sobre Nerón (Tácito, Annales 14, 49).
Ya plenamente reinstalado en Roma tras su etapa africana, en el año 63-64 recibió la responsabilidad de las obras públicas de la capital con la denominación de curator operum locorumque publicorum (Suetonio, Vitelio, 5) pero se desconoce sus destinos posteriores hasta finales del año 68; en los últimos cuatro años del gobierno de Nerón debió de ir acercándose a los círculos senatoriales contrarios al último de los príncipes Julio-Claudios pero no se sabe qué papel jugó en los días del asesinato de Nerón; es probable que el prestigio de su padre, tres veces cónsul, le mantuviera al margen de las oscilaciones del poder y que su reducida implicación en la vida administrativa —hasta donde se sabe— le hubiera colocado en una posición razonablemente cómoda para reanudad su carrera con los nuevos y efímeros emperadores. No sirven para juzgar esta etapa los escasos comentarios de Tácito, cuyo desprecio por Vitelio se pone de manifiesto en los sucesos del año 62 y estalla definitivamente al narrar la muerte de Galba y exponer que tanto Otón como Vitelio constituían dos caminos igual de fatales para Roma (Tácito, Historias 1, 50, 3).
A primeros de diciembre del año 68, Vitelio fue nombrado por Galba para ponerse al frente del ejército de la estratégica provincia de Germania inferior y ejercer el gobierno de este territorio (Tácito, Historias 1, 9 y 1, 52, 1; Suetonio, Vitelio, 7, 1; Plutarco, Galba, 22). Era una salida airosa para alejar de Roma a un personaje incómodo por sus vinculaciones con el régimen anterior pero arriesgada en cuanto significaba entregarle el mando de una tropa que había dado repetidas muestras de insubordinación hacia Hordeonius Flaccus y que, según Tácito, hacía tiempo que no recibía órdenes de un excónsul (Tácito, Historias 1, 9); el contingente era suficiente para empujar a un general al trono de Roma, como luego se demostró. Suetonio atribuye el nombramiento al influyente Titus Vinius Rufinus, consejero y apoyo de Galba desde que fuera comandante de la legión VI Victrix el año 68 en Hispania y apoyara su pronunciamiento (Suetonio, Vitelio, 7, 1).
El relato de Tácito sobre la llegada de Vitelio a Germania inferior y sus primeras medidas con la tropa incluye comentarios hostiles (Tácito, Historias 1, 52, 1-4) que adulteran esa precisión informativa para la que no se tienen otras fuentes fuera de la generalización informativa de Suetonio (Vitelio, 7). De la narración parece desprenderse que Vitelio instauró la serenidad en el ejército y que regularizó el sistema de castigos y penalizaciones que se había empleado de forma arbitraria; a renglón seguido, Tácito enfoca su pluma hacia la debilidad de su carácter y a la influencia que sobre él ejerció el comandante legionario Fabius Valens, que le habría prometido el respaldo de las tropas de Germania si aceptaba encabezar la revuelta contra Galba (Tácito, Historias 1, 52, 3).
Aunque el 1 de enero del año 69 las tropas de Germania juraron fidelidad a Galba (Tácito, Historias 1, 55), al día siguiente aclamaron como imperator a Vitelio en Colonia Agrippina (Colonia, Köln. Tácito, Historias 1, 57; Suetonio, Vitelio, 8); aún gobernaba Galba en esa Roma cuyo trono se tambaleaba, mientras por las calles de la capital reunía adeptos Otón, que le habría de suceder y, en Germania, Vitelio era reconocido por la tropa. Roma estrenaba el año 69 con una guerra civil no declarada que iría conociendo la progresiva muerte de estos tres personajes.
El confuso relato de Tácito acusa a Fabius Valens de proclamar emperador a Vitelio con sus propias tropas (Tácito, Historias 1, 57) mientras mezcla en su historia la deslealtad de algunos fieles de Galba como el senador hispano Aulus Caecina Alienus, antiguo cuestor de la Baetica, que comandaba la legión IIII Macedonica en Germania superior (Tácito, Historias 1, 53, 1) y que el mismo día 1 de enero había permitido que sus tropas destrozaran las efigies de Galba (Tácito, Historias 1, 55, 3). Con estos dos generales al frente del ejército inició Vitelio la marcha hacia Roma pocos días antes del asesinato de Galba en la capital el 15 de enero (Suetonio, Vitelio, 9, 1), una marcha jalonada de un reguero de destrucción que sacudió el centro de Europa y que hizo aflorar todas las rivalidades étnicas que la fuerza romana había mantenido a raya; muchas de esas rivalidades hicieron que el ejército de Vitelio se nutriera de fuerzas auxiliares indispensables para alcanzar con éxito el trono (Tácito, Historias 1, 62). De esta marcha se está bien informados por Tácito (Historias, 1, 58-70) cuyo minuciosa crónica debió de inspirarse en los relatos de algunos de sus protagonistas.
El primer capítulo de la guerra civil terminaría el 14 de abril del año 69 en Bedriacum (a pocos kilómetros de Cremona, Italia), en la via Postumia (Tácito, Historias 2, 40-45; Plutarco, Otón 11-14; Dión Casio 64, 10), donde las tropas de Otón sucumbieron al empuje del ejército de Vitelio; el 16 de abril, tras el suicidio de Otón, Roma volvía a tener un único emperador en la figura de Vitelio, aclamado por la población de Roma y reconocido por el Senado el 18 o el 19 abril de ese año. Sin embargo, su entrada en Roma se retrasaría aún tres meses en los que lo más señalado es su paso y estancia previos en Lugdunum (Lyon, Francia), de donde salió hacia Italia entre el 4 y el 6 de mayo.
Por lo que respecta a Hispania, la prueba de la falta de unidad respecto al apoyo a dar a Vitelio se observa en el hecho de que el lisboeta Lucceius Albinus (vid. biografía), que se encontraba en Mauritania como procurador, moviera sus tropas con la intención de cruzar el Estrecho desde África para enfrentarse a los vitelianos; el senador e historiador Cluvius Rufus (vid. biografía), a quien Galba había dejado como gobernador de la Hispania citerior en otoño del año 68, ordenó el traslado al sur de la Península Ibérica de la legión X para impedir ese paso (Tácito, Historias 2, 58) y, probablemente, esta fue su última gran decisión como administrador de la Citerior antes de abandonar la Península Ibérica para unirse a Vitelio en Lugdunum y acompañarle hacia Roma (Tácito, Historias 2, 65, 1-2). No obstante, continuó gobernando la Península in absentia (Tácito, Historias 2, 65, 2).
Vitelio entró en Roma el 17 de julio del año 69. De ese período se tienen escasos datos sobre la actividad administrativa, pues nuestras fuentes se distraen en los pormenores de la guerra civil, en la progresiva emergencia de Vespasiano desde su proclamación en Alejandría el 1 de julio y en una prolija descripción de una guerra civil que Roma nunca olvidaría.
De esa breve etapa viteliana en el trono sólo se tiene información precisa para el 18 de julio, un dies nefastus en el calendario administrativo romano desde los tiempos de los temprana República (Suetonio, Vitelio, 11, 2) y fecha elegida por el nuevo emperador para tomar posesión efectiva de los títulos que le correspondían. Ese día Vitelio fue proclamado Augustus y asumió las funciones de pontífice perpetuo (Tácito, Historias 2, 91; Suetonio, Vitelio, 11, 2); según Suetonio, se le entregó también el consulado perpetuo.
En otoño del año 69, tras la derrota viteliana en Cremona el día 31 de octubre, Roma estaba a punto de escribir la última página de este sangriento año de los cuatro emperadores. La noticia llegó a Hispania pocos días después (Tácito, Historias 3, 35) y el ejército que quedaba en la Península reconoció como emperador a Vespasiano (Tácito, Historias 3, 44). Vendría luego la entrada de las tropas flavias en Roma y el asesinato de Vitelio el 20 o el 21 de diciembre de ese año (Tácito, Historias 3, 67 y 85), cuyo gobierno sería condenado por el Senado mediante la damnatio memoriae de su protagonista, es decir, la condena de su gestión y la orden de borrar su nombre de todos los monumentos e inscripciones, incluyendo las actas del colegio sacerdotal de los Fratres Arvales. Tras casi un año de su aclamación como emperador, Vitelio sólo había disfrutado de seis meses de poder efectivo en la capital.
Con los sucesos del 20-21 de diciembre del año 69 el Imperio Romano pasaba la página de su pasado reciente y Tácito concluiría el libro III de sus Historias y el relato de la guerra civil. Roma había entrado en un tiempo político diferente en manos de la dinastía flavia.
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Juan Manuel Abascal Palazón