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Jerónimo Corral de Villalpando

Biografía

Corral de Villalpando, Jerónimo. ? c. 1500 – c. 1570. Escultor.

La escasez de fuentes documentales que posibiliten trazar una biografía al uso de Jerónimo Corral, en el conjunto de un activo taller familiar, del que formaron parte inicialmente sus hermanos Juan y Ruy, ha obligado siempre a reparar en la secuencia de sus obras, como única referencia para aproximarse a sus autores. Dentro de una tendencia cada vez más inclinada a valorar sus singulares creaciones, la escultura en yeso integrada en la arquitectura, en un amplio concepto de arte total, significa una aportación de gran interés desde el punto de vista técnico y formal.

Pero quizás ha sido esa dependencia de lo arquitectónico, unida a las dificultades de conservación y al carácter un tanto efímero de la materia, lo que ha provocado que muchos ejemplos se hayan perdido y otros hayan llegado a nosotros en deteriorado estado, dificultando aún más el seguimiento de los mismos.

La singularidad de los resultados conservados, documentados algunos y atribuidos otros muchos, despertó tempranamente el interés historiográfico sobre esta familia de escultores y sus obras, topando siempre con el muro de las carencias existentes en las fuentes documentales. Este hecho ha dificultado el conocimiento de la formación primera de los hermanos Corral, aunque no ha impedido valorar en su justa medida la importancia de sus creaciones. Desde los trabajos históricos de Agapito y Revilla, García Chico o Pérez Villanueva, se ha llegado a exposiciones que, actualizando los datos, combinan el análisis directo de la técnica con sus resultados formales o el estudio monográfico de los conjuntos más sobresalientes, para arrojar nuevas luces sobre un panorama de notorias dificultades investigadoras.

El topónimo de su apellido, que los ha acompañado habitualmente, los hace oriundos de la villa zamorana de Villalpando, aunque la escasez de referencias certeras impiden ir más allá. Sin duda la cita más antigua y elogiosa sobre la manera de trabajar de los Corral es la que les hacía Cristóbal de Villalón en su Ingeniosa comparación entre lo antiguo y lo presente, publicada en 1539, proporcionando interesantes datos técnicos y pistas atinadas sobre un proceso que siempre ha estado relegado a un segundo plano. Decía Villalón: “Pues ¿qué podrá decir de las labores y artificios de yeso, que han venido a vaciarle como la plata y otros metales en la fundición donde han labrado admirablemente estatuas en la imaginería, que no se pueden mas pulir con ningún cincel y también la labran al torno para pilares, basas y chapiteles con mucha perfección? Están tres hermanos en Palencia que se llaman los Villalpando, los cuales, en este arte de labrar el yeso admiran tanto a los hombres, que comparando su obra con lo viejo, parece digna de burla la Antigüedad”.

Esos tres hermanos, de acuerdo con las escasas pautas documentales, han ocupado tareas diferentes, aunque sin duda partiendo de un tronco común que los haría trabajar inicialmente en compañía. Ruy de Corral se terminará inclinando hacia ocupaciones relacionadas con la rejería, incluso desplazándose hacia el ámbito geográfico de Toledo, donde desarrollará su actividad profesional en la catedral primada. Juan y Jerónimo, seguirán trabajando juntos, dedicados a especialidades complementarias. El primero aparece citado como arquitecto, acometiendo encargos que su hermano, a continuación, decora con labores de yeso, sin que tampoco se sepa con claridad dónde se encontraba la frontera entre una y otra fase, muy difícil de deslindar.

La cita de Cristóbal de Villalón y la fecha de la publicación de su obra, proporciona una información con la suficiente proximidad cronológica como para saber que tuvieran su taller formado y ya experimentado en Palencia, donde estaban trabajando en la década de 1530, mostrando una habilidad lo suficientemente acreditada como para suscitar tan loables comentarios. De hecho las noticias más tempranas sobre su trabajo se remontan al año de 1526, cuando Jerónimo de Corral “maestro de yesería”, que era vecino de Palencia, contrataba el ornato de albañilería de la capilla mayor de la catedral de Palencia, donde seguía viviendo en compañía de su hermano Juan en 1529, ocupado en tareas similares en la sede catedralicia.

Los vínculos diocesanos y geográficos entre Palencia y Medina de Rioseco harían que fuera esta ciudad el segundo lugar en el que se constata la actividad de los Corral. Aquí no sólo el mecenazgo poderoso de los Almirantes de Castilla, sino el de las influyentes familias que en ella residían, harían posible que estos artistas llevaran a cabo algunas de sus obras más celebradas.

En 1536 Jerónimo de Corral contrataba la obra del coro de la iglesia de Santa María de Mediavilla, que ha llegado muy menguada hasta nuestros días a causa de remodelaciones internas, aunque en la misma iglesia se conserva su obra más brillante iniciada algunos años después. Entonces intervendrían en la decoración del pujante convento franciscano, panteón de los Enríquez, donde se muestran elegantes labores en yeso en las tribunas y en las bóvedas, habiendo desaparecido otras muchas que sin duda salieron de sus manos.

Es posible que los trabajos para los franciscanos de Rioseco les permitieran entrar en contacto con la casa de la Orden en Valladolid, donde tradicionalmente se les atribuye la perdida decoración de la capilla funeraria de fray Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo, cuyo Entierro de Cristo, hoy conservado en el Museo Nacional de Escultura, tallaba Juan de Juni.

Las vinculaciones ente Juni y los Corral, que se constatarán en futuras tareas tanto en Medina del Campo como en Medina de Rioseco, posibilitan una hipótesis desgraciadamente no comprobable por haber desaparecido tan curiosa obra.

Lo que sí es cierto es que en 1543 se encontraban trabajando en Valladolid, en este caso en las arquitecturas efímeras que se levantaban en la ciudad para festejar la entrada del futuro Felipe II con su primera esposa, María Manuela de Portugal. Contratados para llevar a cabo tres arcos de triunfo, surgieron disensiones con el ayuntamiento que llevaron a Juan de Corral a pleitear con la institución municipal por el pago de sus salarios.

Pero es al año siguiente, en 1544 cuando inician los trabajos de su obra más famosa que iban a concluir en 1546, de nuevo en la iglesia de Santa María de Mediavilla de Rioseco. La capilla funeraria de Álvaro de Benavente, dispuesta en el lado del Evangelio, era trazada arquitectónicamente por Juan y decorada en yeso por Jerónimo, integrándose con el retablo de madera que la preside, realizado por Juan de Juni.

Los trabajos de esta capilla, la profusión cuidada del ornamento, la variedad en los recursos formales y la habilidad técnica llevada a sus últimas consecuencias, justifican la elevada consideración que alcanzan estos artistas.

En esta misma línea, pero sin el alarde que supone el encargo de los Benavente, aparecen en la catedral de Palencia en 1548 decorando la capilla de los Reyes Magos. Si bien es Juan quien aparece contratando el trabajo, la presencia documentada de Jerónimo, residiendo en la ciudad, justifica su actividad en unos resultados que delatan su peculiar estilo.

Después de estas fechas, los Corral continúan residiendo en el mismo entorno geográfico y abordando algunas tareas de las que han quedado escasos testimonios.

En 1550 contrataban la decoración del Hospital de Mater Dei en Tordesillas y por esas mismas fechas debían de ocuparse en una obra perdida en su lugar de origen, concretamente en la iglesia de Santa María de la Antigua de Villalpando, derrumbada en 1933 pero cuyos testimonios fotográficos revelan la particular impronta de sus soluciones estéticas.

Fue en el transcurso de esta década de los años cincuenta cuando, al menos Jerónimo de Corral, se desplaza hacia Medina del Campo y su tierra, donde se registran las últimas empresas de su trayectoria vital.

En la villa serían los encargos de la adinerada familia de los Dueñas la que les proporcionaría la ocasión de moldear y tallar el yeso en dos aspectos distintos, afortunadamente conservados. Por un lado, la iglesia conventual de Santa María Magdalena, a cuyo patronato pertenecía la familia de los ricos banqueros medinenses, aparece ornamentada con una cuidada decoración interior en la plementería de las bóvedas y en el trabajo de las claves, fechándose las grisallas en 1558.

Por otra parte, los Dueñas le encargarían la decoración de su vecina villa de recreo, conocida como Casa Blanca, una verdadera construcción renacentista de planta central, de las pocas que se han conservado en nuestro país, para cuya capilla también trabajó Juan de Juni. En el interior y respondiendo a un elaborado programa de raigambre latina, figuras de héroes de la antigua Roma se disponen en un enmarque de decoración exuberante con un resultado verdaderamente singular, que Jerónimo de Corral terminaría en torno a la fecha de 1563, pintada sencillamente en una cartela.

Esta fase final aparece sumida en una verdadera oscuridad documental y sólo las atribuciones a obras conservadas en el entorno de Medina, de acuerdo con paralelismos formales, sirven para ampliar la nómina de sus trabajos. Además de los que se pueden contemplar en las iglesias de Meneses de Campos o Villaverde de Medina, la bóveda de la parroquial de San Juan de Rodilana es uno de los conjuntos más llamativos de su catálogo.

Jerónimo de Corral, junto a su hermano Juan, aportan al bagaje de la escultura del siglo xvi una suma de formas y recursos realmente novedosos. Se ha especulado con una posible formación de origen italiano y, aunque ningún dato permite hacer afirmaciones en tal sentido, el manejo del lenguaje renacentista se dispone a una considerable altura en el panorama de su tiempo. Los repertorios decorativos en las arquitecturas fingidas, en el ornamento a candelieri, o en los relieves de grutescos están tomados de fuentes que conocen con precisión las innovaciones que se estaban experimentando en el mundo italiano.

Pero además no es gratuito el hecho de que a algunas de sus obras más notables aparezca asociada la figura de Juan de Juni. Su concepto escultórico, el dominio del plegado y del volumen de las figuras poderosas y dinámicas, en espacios como el de la capilla riosecana de Álvaro de Benavente, explican la armonía lograda en el quehacer compartido. Sin ninguna duda nuevos estudios sistematizados, tanto desde la óptica documental, como desde el trabajo de campo, podrán aportar más luz a la trayectoria de estos escultores en Castilla, a la formación de sus talleres, a la difusión de los modelos que se rastrea a lo largo de los años y al trabajo del yeso imbricado con la arquitectura hasta formar una misma y compleja unidad.

 

Obras de ~: Decoración de la capilla mayor, catedral de Palencia, 1526-1529; Decoración del coro de Santa María de Mediavilla, Medina de Rioseco (Valladolid), 1536; Capilla funeraria de Álvaro de Benavente, Medina de Rioseco (Valladolid), 1543-1546; Capilla de los Reyes, catedral de Palencia, 1548; Decoración de la iglesia conventual de Santa María Magdalena, Medina del Campo (Valladolid), 1558; Decoración de la Casa Blanca, Medina del Campo (Valladolid), 1563; Decoración de la bóveda de San Juan, Rodilana (Valladolid), c. 1565.

 

Bibl.: J. Agapito y Revilla, “Del escultor Jerónimo de Corral”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, n.º 5 (1932), págs. 257-268; E. García Chico, “La capilla de los Benavente en Santa María de Rioseco”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología (BSAA), t. 2, fasc. 6 (1933), págs. 319-356; J. Pérez Villanueva, “La escultura en yeso en Castilla. La obra de los hermanos Corral”, en BSAA, t. 2, fasc. 6 (1933), págs. 359-384; E. García Chico, Documentos para el estudio del arte en Castilla, T. segundo. Escultores, Valladolid, Seminario de Arte y Arqueología, 1941; VV. AA., La obra en yeso policromado de los Corral de Villalpando, Madrid, Ministerio de Cultura, 1994; VV. AA., Capilla de Álvaro de Benavente. Iglesia de Santa María de Mediavilla. Medina de Rioseco, Madrid, Fundación BBVA, 2002.

 

Manuel Arias Martínez

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