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Jacobo González de Arteaga

Biografía

González de Arteaga, Jacobo. Bilbao (Vizcaya), ú. t. s. xv – ?, 4.I.1551. Consejero de los Consejos de Navarra, de Órdenes y de Castilla.

Hijo de los nobles vizcaínos Flórez González de Arteaga y María Sánchez de las Ribas, fue colegial del Real Colegio de España o de San Clemente en Bolonia (Italia), siendo rector del mismo Bernardino de Anaya. Fue admitido en el curso 1511-1512 gracias a las cartas de presentación del obispo de Palencia, Juan Rodríguez de Fonseca y su Cabildo. Dos años después de su entrada era consiliario canonista, y fue nombrado rector el 1 de mayo de 1515. Durante sus estudios de Derecho Canónico, Jacobo se relacionó estrechamente con Fortún García de Ercilla, familiar suyo, a quien acompañó a Roma durante la primavera y el verano de 1513 —posiblemente para que Ercilla obtuviera el doctorado— y más tarde, en la primavera de 1515. Durante sus ausencias del colegio, ambos se sustituyeron en sus respectivos cargos, de modo que Fortún García de Ercilla ocupó la procuración de Jacobo durante su larga ausencia desde 1516, y éste actuó en nombre de García de Ercilla durante su viaje a Flandes en febrero de 1517 para obtener el apoyo de los consejeros borgoñones del nuevo Rey. Durante este tiempo, Jacobo no abandonó sus estudios y responsabilidades en el colegio. En 1519 viajó a Florencia, aprovechando que se encontraba allí Diego de Bobadilla, obispo de Salamanca, para pedir al cardenal Julio de Médicis letras en favor del vicelegado Rubeo para que ocupase la presidencia de la institución. En el colegio no consta su título de doctor en Derecho Canónico, por lo que es probable que utilizara estos viajes para conseguirlo. Después de una larga ausencia, regresó al colegio, donde desempeñó el cargo de consiliario canonista, aunque poco tiempo después, el 1 de septiembre abandonó el colegio y su cargo fue ocupado por Diego de Neila. No era frecuente que los colegiales de Bolonia obtuviesen una plaza en la Península, por lo que, a modo de precaución, nombró procuradores para pedir licencia de ausencia por si debía regresar al colegio antes de la conclusión de su octonario. Sin embargo, obtuvo una plaza, por lo que el 27 de octubre informó sobre ello al colegio para que dispusiese libremente de su puesto, vacante, pues no tenía ninguna intención de regresar.

A finales de 1519 promocionó rápidamente al Consejo de Navarra, gracias al proceso de incorporación del reino de Navarra, la llegada del grupo de poder que rodeaba al rey Carlos I y la presencia de Bernardino de Anaya. Ambos, junto al regente, participaron en el proceso de asimilación del nuevo reino a Castilla llevada a cabo por el Rey. Aunque el Monarca había prometido en 1523 cumplir el fuero, atendiendo las quejas de las Cortes navarras por la presencia en el Consejo de jueces extranjeros, tanto Bernardino de Anaya como González de Arteaga figuraban en la plantilla del organismo incluida en las ordenanzas de Fernando de Valdés, primer visitador castellano, junto al regente obispo de Tuy, el doctor Martín de Goñi, los licenciados Balanza y los bachilleres Pedro de Sarriá y Juan de Redín. Por decisión del Emperador, en la primavera de 1528, fue nombrado oidor de la Chancillería de Valladolid, aunque no fue recibido en ella hasta el 16 de agosto, por lo que fue sucedido por Henao en el organismo navarro.

Durante su estancia en Valladolid, fue propuesto para ocupar varias plazas vacantes, tal y como aparece en numerosos documentos. En 1540, la visita del deán de Córdoba, Juan de Córdoba, a la Chancillería, le permitió conocer y obtener la atención de importantes cortesanos, especialmente de Francisco de los Cobos, a quien es probable que debiera su inmediato paso al Consejo de Órdenes, donde había quedado una plaza vacante tras el fallecimiento del licenciado Perero. Respondiendo a la consulta regia para cubrir la vacante, el clavero Hernando de Córdoba y el conde de Osorno propusieron al doctor González de Arteaga, de quien destacaba en la práctica legal adquirida en la Chancillería, que ambos ministros consideraban ausente en los gestores de Consejo de Órdenes.

Las primeras noticias de Arteaga en el Consejo datan del 7 de febrero de 1540, fecha a partir de la cual intervino habitualmente en la distribución de la plaza implícita en el despacho de hábitos y encomiendas de Órdenes. Gracia al apoyo de Cobos, cuyo poder era cada vez más destacado en la Corte, Arteaga se ganó el aprecio del Monarca, quien le concedió algunas prebendas, como la inclusión en 1545 de su hijo, Baltasar Gómez de Arteaga, en la nómina de las quitaciones de los oficiales “de la Casa de sus Magestades que se libran por la corte”, y la solicitud en 1548 de un hábito para él. Al mismo tiempo, fray García de Loaysa, presidente titular de Indias, le propuso como candidato para el Consejo, aunque su promoción tuvo lugar, finalmente, durante la regencia de Maximiliano y María, favorecida por el procedimiento de designación de cargos establecido por el Emperador, quien se reservaba el nombramiento de las plazas más importantes entre los aspirante que apareciesen tanto en las relaciones de candidatos propuestas por el inquisidor general Valdés, como en las del presidente Niño mediante Juan Vázquez de Molina. Cuando quedó vacante la plaza del licenciado Cortes en el Consejo Real, el patriarca incluyó a Arteaga entre los candidatos para sustituirle, aunque después de otros.

Esto, unido a una posible discrepancia de Valdés, impidió su acceso inmediato al Consejo. En marzo de 1550, fallecía el licenciado Francisco de Montalvo, de modo que, de nuevo, fue propuesto para ocupar la plaza vacante En esta ocasión, tanto Niño como Valdés coincidieron en incluirle como candidato. El 27 de junio de 1550 ocupó su plaza en el Consejo Real, pero falleció poco tiempo después, siendo cubierta su vacante por el alcalde Menchaca.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, lib. 48c, fols. 25v.-26r. y 196r.-v.; lib. 329c; Archivo General de Simancas, Estado, leg. 13, n.º 195; Patronato Real, leg. 26, n.º 104.

L. de Salazar y Castro, Los comendadores de la Orden de Santiago, vol. I, Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949, págs. 127, 199, 234 y 331; J. J. Salcedo Izu, El consejo Real de Navarra en el siglo xvi, Pamplona, Universidad de Navarra, 1964, págs. 93, 102 y 279; V. Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, vol. II, Salamanca, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1970-1973, págs. 516-517; A. Pérez Martín, Proles Aegidiana, vol. II, Bolonia, Publicaciones del Real Colegio de España, 1979, págs. 539, 560 y 571; P. Gan Giménez, El Consejo Real de Carlos V, Granada, Universidad, Servicio de Publicaciones, 1988, pág. 223; C. Domínguez Rodríguez, Los oidores de las salas de lo civil en la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1997, pág. 42; I. J. Ezquerra Revilla, “González de Arteaga, Jacobo”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 181-183; El Consejo Real de Castilla bajo Felipe II, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, pág. 47.

 

Alejandro López Álvarez

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