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Mir Geribert

Biografía

Geribert, Mir. Señor de Olérdola. ?, c. 1020 – 1060. Noble.

Magnate del condado de Barcelona, era hijo de Ermengarda (muerta en 1030), hermana del conde Ramón Borrell I (fallecido en 1018), y de su marido Geribert I, hermano del noble Adalbert (héroe de la expedición de 1010 contra los musulmanes cordobeses), y del vizconde de Barcelona Udalard I. Tanto por la herencia de sus padres, como por sus dos esposas, por sus compras y por sus acciones militares, Mir Geribert llegó a reunir las tierras de la mayor parte del Penedès con los castillos de Olérdola, Ribes, Subirats, Sant Martí, Cezina y Lavit, el castillo de Aramprunyà, el castillo del Port de Barcelona (Montjuic) y extensos bienes alodiales en la comarca del Vallès.

Primo hermano de Berenguer Ramón I, del vizconde Udalard II y del obispo Guislabert de Barcelona, Mir Geribert casó dos veces, la primera con Dispósia, hija de Guillem de Sant Martí, gran repoblador del Penedés y señor del castillo de Sant Martí Sarroca, y en segundas nupcias con Guisla su prima hermana, de la que tuvo tres hijos varones: el levita Bernat, Gombau Mir y Arnau Mir de Sant Martí.

Con menosprecio de la autoridad superior del conde de Barcelona y de su abuela la condesa Ermesenda, en los años 1041-1042 Mir Geribert fue un gran magnate que gobernaba el territorio de la derecha del Llobregat, con los nobles de su Corte Bernat Sendret y Ramón de Mediona, se titulaba Príncipe de Olérdola y, con su esposa Guisla, realizaban actos de soberanía. Los partidarios de Mir llegaron a apedrear el Palacio Condal de Barcelona (1041) desde los edificios próximos, el campanario de la catedral y el Castell Nou. Hasta 1049 en que el señorío de Olérdola volvió a Ramón Berenguer I, y Mir Geribert y Guisla iniciaban la revolución (1049-1052) contra la potestad condal, tratando de anular las franquicias concedidas por los condes a los habitantes de Olérdola y del Vallès, y fomentando el impago de las parias debidas por los musulmanes de Zaragoza, Lérida y Tortosa a la Casa Condal de Barcelona (1052) y a quienes se las había comprado Mir Geribert deseoso de controlar el poder de la nobleza feudal frente a la autoridad superior del conde. Los hechos de este decenio hicieron que los nobles favorables a la casa condal y los obispos de Barcelona, Guislabert; de Gerona, Berenguer, y de Vic, Guillem, presididos por el arzobispo de Narbona, Guifred, en quien seguía recayendo la máxima autoridad provincial de la Iglesia catalana por hallarse todavía Tarragona en poder de los musulmanes, se reunieran con los representantes de la nobleza laica en un tribunal que sentenció (1058): a favor de la prevalencia de la “potestas” condal y dictó la obligación, por parte de Mir y sus vasallos directos, de devolver las parias y los derechos percibidos injustamente, así como a pagar una multa de 200 onzas de oro por los desmanes efectuados por Bernat, hijo de Mir Geribert, en una cabalgata contra Aramprunyà.

Aunque Mir pareció someterse y prestó homenaje al conde, pronto volvió a sus actos de hostilidad contra Ramón Berenguer I, incordiando al conde y a sus vasallos directos durante otros seis años. Período en el cual actuaron como miembros de la curia condal, entre otros, Pons Bonfill Mrac y Ervigi, sacerdote y juez, que intervinieron en los litigios repetidas veces.

Facilitó la actitud rebelde de Mir el hecho de haber excomulgado tres veces el papa Víctor II al conde Ramón Berenguer y a Almodis, a instancias de la abuela Ermesenda y de sus parientes obispos y del propio arzobispo de Narbona Guifred I (1056). Todavía Mir Geribert y sus hijos se apoderaron de los castillos de Curull y Besora, pertenecientes a Gombau de Besora, de varias parroquias del Vallès y del feudo de Caldes de Montbui y de otros bienes alodiales de otros nobles y jueces. En torno de 1058 tendió a cambiar la situación de los condes y sus valedores, gracias a sus dotes diplomáticas, hasta 1063, mientras Mir Geribert veía que empezaba a declinar su estrella política. Cuando con gran solemnidad el 18 de noviembre de 1058 se consagraba la catedral románica de Barcelona, Mir se había retirado a Tortosa, en connivencia con el rey Muqtadir, y Ramón Berenguer I se aprovechó para negociar con él unas “conveniencias” o pactos refrendados en Barcelona (1059), recuperando el conde sus bienes y castillos. Con objeto de hacerse perdonar del conde, Mir se ofreció a prestarle homenaje, reconocer su potestad y, junto con su hijo Bernat, se comprometió a realizar una expedición en 1060 para conquistar el castillo de Mora d’Ebre, con tan mala fortuna que en ella murieron Mir Geribert y su hijo Bernat, a manos de los sarracenos de Tortosa que pocos meses antes habían colaborado con Mir. La casa condal rehacía sus dominios hasta el río Gaià y a Guisla le eran encomendados los castillos de Aramprunyà y Olérdola con poder para transmitirlos a sus hijos.

 

Bibl.: S. Sobrequés, Els grans comtes de Barcelona, Barcelona, Editorial Vicens Vives, 1961, págs. 3-73; R. Planes, Mir Geribert, Príncep d’Olèrdola, Barcelona, Rafael Dalmau Editor, 1970, 55 págs.

 

Manuel Riu i Riu

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