Corte, Rodrigo de la. ?, s. m. s. xv – 1530. Oidor de la Chancillería de Granada y de la de Valladolid, consejero de Indias.
Nacido en lugar y fecha desconocidos, fue nombrado oidor de la Chancillería de Granada en 1515.
Durante las Comunidades hubo de afrontar junto a sus compañeros el control que el capitán general Luis Hurtado de Mendoza trató de establecer sobre la institución ante la sospecha de que algunos de sus miembros estuviesen implicados en la revuelta. Después pasó a ocupar el cargo de oidor en la Chancillería de Valladolid, siendo nombrado en 1528 consejero de Indias en una plaza acrecentada.
En el Consejo fue de eficaz ayuda a Juan Pardo de Tavera, presidente del Consejo de Castilla, en su intento por ejercer un mayor control sobre la política indiana. Éste aprovechaba en esos momentos la marcha de García de Loaysa a Roma para extender su influencia en el Consejo de Indias, gobernado por Fernández Manrique, conde de Osorno, lo que lograba en parte con la introducción en él de varios de sus clientes. Rodrigo de la Corte se opuso a las opiniones de Fernández Manrique, y en 1530, a pesar de la oposición del conde de Osorno, se produjo la comparecencia ante el Consejo del obispo de México, fray Juan de Zumárraga, por el enfrentamiento que mantenía con la Audiencia mexicana, asunto en el que Rodrigo de la Corte se manifestó muy crítico con el prelado.
En junio de 1530 el Consejo de Indias solicitaba a Carlos V que nombrara para el oficio de ensayador a Rodrigo de la Corte. No era casual esta petición, ya que éste había entablado buena relación con el doctor Diego Beltrán, consejero de Indias conocido por sus cohechos, que pretendía cobrar los frutos de la Escribanía de Rentas de todo el oro procedente de las Indias.
Esta relación podía servirle además para acceder al favor de Francisco de los Cobos, como informaba el secretario Samano al mismo De los Cobos. No era menos decisivo, por otra parte, que Rodrigo de la Corte se encontrase al servicio de Tavera, de quien esperaba que le procurase una plaza de consejero de Castilla, para lo que cuestionaba frecuentemente la autoridad del conde de Osorno. Mientras se dilataba intencionadamente la provisión del oficio, Rodrigo de la Corte fallecía, dejando tras de sí varias acusaciones de corrupción que fueron convenientemente expuestas a Carlos V, aunque no se lograron encontrar evidencias que probasen los cargos presentados, por lo demás, de delitos no muy graves.
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Alejandro López Álvarez
