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Francisco de Asís Moreno y Zuleta de Reales

Biografía

Moreno y Zuleta de Reales, Francisco de Asís. Conde de los Andes (VI), marqués de Mortara (X). Jerez de la Frontera (Cádiz), 4.VIII.1880 – 3.VII.1963. Político conservador, jefe de la Casa del Rey en el exilio.

Hijo primogénito del segundo matrimonio de Pedro Moreno de la Serna, V conde de los Andes (Villalba del Alcor, Huelva, 28.III.1830 – Jerez de la Frontera, 5.IV.1905), que había sido senador durante la Restauración coincidiendo con las legislaturas de turno del Partido Conservador entre 1884 y 1898; y de la sevillana María de la Consolación Zuleta de Reales y Zuleta de Reales (Sevilla, 27.III.1855 – Biarritz, Francia, 4.X.1933).

Cursó los estudios primarios en el colegio Calasancio de Sanlúcar de Barrameda y en Deusto se licenció en Economía y en Derecho, disciplina en la que además se doctoró. Ingresó en el Colegio de Abogados de Jerez de la Frontera el 16 de julio de 1918 con el número 37 de antigüedad, pero se había iniciado profesionalmente al Derecho en Madrid en el despacho de Antonio Maura, presidente del Consejo de Ministros. El 5 de abril de 1905 falleció su padre, y le sucedió en su merced nobiliaria. El nuevo conde de los Andes contrajo nupcias con Carmen de Herrera y Herrera (La Habana, Cuba, 27.V.1887 – Madrid, 20.VI.1963), hija segundogénita de Manuela de Herrera y Sousa y Ramón de Herrera Gutiérrez, III conde de la Mortera, político y empresario de gran fortuna, que a su fallecimiento había dejado a sus hijas bajo la tutoría de Antonio Maura. La hermana primogénita casó con Gabriel Maura y Gamazo, I duque de Maura, primogénito del presidente del Consejo de Ministros, que culminó su actividad política a la muerte de su padre logrando la cartera de Trabajo en el gobierno presidido por el almirante Juan Bautista Aznar.

En este contexto, la vida de Andes se orientó sobre todo, desde muy temprana edad, hacia la actividad política durante la época regeneracionista del reinado de Alfonso XIII que siguió a la pérdida de los territorios de Ultramar. En 1907, que dio inicio al llamado gobierno largo de Maura, Andes obtuvo su primera acta de diputado por la circunscripción electoral de Jerez de la Frontera, escaño que volvió a ocupar tras las elecciones de 1910, 1914, 1918, 1919 y 1920, siempre desde las filas del Partido Conservador primero, y desde 1914, al amparo del que fue su mentor político, Antonio Maura. Desde su escaño defendió tanto los intereses vinícolas y mercantiles de su tierra, como la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos con el asunto del Monte Algaida de Sanlúcar de Barrameda o la resolución de una situación desventurada del Monte Pío de Jerez, apoyadas con la entrega de una importante cantidad de su propio peculio. No renovó el acta de diputado en las elecciones de 1916 y 1922 por haber sido ganadas éstas por el Partido Liberal. Siendo uno de los grandes propietarios agrarios y contribuyentes de Andalucía occidental y, en concreto, en la provincia de Cádiz, tejió toda una red de clientelismo afín a los postulados del maurismo, apoyado por el diario El Guadalete, que dirigía Joaquín Pérez Lila, su administrador.

Desde sus páginas hostigó al Partido Liberal pero también a la facción de los idóneos del Partido Conservador —su propio partido— seguidores de Dato y Sánchez Guerra, tras la renuncia de Maura a encabezar el gobierno. Con este doble juego, el triunvirato Andes, Pérez Lila y Carranza, en Cádiz, dominaron la escena política de toda la provincia, bastión del maurismo, incluso después durante la dictadura primorriverista, que El Guadalete se encargó de alabar y criticar al mismo tiempo.

En el Gobierno Nacional de 1918, nueva modalidad política que pretendía superar la fragmentación de los partidos dinásticos frente a la crecida de las fuerzas adversas al régimen, y que el Rey consiguió que presidiera Maura, Andes asumió la Subsecretaría de la Presidencia del Gobierno. En febrero de 1920, rehabilitó el título nobiliario de marqués de Mortara, con Grandeza de España, lo que le permitió ser designado senador por derecho propio en la legislatura de 1921-1922, primero con Maura en el poder conservador y después con Sánchez-Guerra.

Su amistad personal con el rey Alfonso XIII y su parentesco con el general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja le situó en una excelente posición política tras el golpe de septiembre de 1923 y el conde de los Andes supo desarrollar una amplia red de influencia en dos dimensiones políticas: mantuvo su poder local en Jerez de la Frontera al tiempo que participaba en la dinámica de la primera línea política del Estado. Habitualmente Moreno Zuleta se encargaba de la mediación en los conflictos entre Primo de Rivera y el monarca del cual fue albacea y hombre de confianza, que le concedió la Grandeza de España sobre el título de conde de los Andes, en 1924.

En su ciudad natal, fue presidente del Sindicato de Riegos del Pantano de Guadalcacín entre 1923 y 1930, presidente del Casino Nacional también entre 1923 y 1930 y vicepresidente primero del Real Jockey Club Jerezano desde 1928 a 1930.

La Dictadura de Primo de Rivera ofreció al conde de los Andes el máximo grado de poder que pudo ejercer en su trayectoria política. Con el régimen y contra el régimen desde las páginas de El Guadalete, Primo de Rivera necesitaba el apoyo del conde de los Andes para asentar el régimen en Andalucía occidental. Por deseo de Primo de Rivera, ingresó en la Unión Patriótica en 1926 y hasta 1928 ejerció los cargos de vicepresidente de la Junta de Acción Social Agraria y vicepresidente primero de la Asamblea Nacional Consultiva. Tras la militarización de los primeros años de la dictadura, accedió durante el Directorio Civil a la cartera ministerial de Economía Nacional que ejerció conjuntamente con la de Hacienda tras la dimisión de Calvo Sotelo en 1929. A comienzos de 1930, sugirió con Guadalhorce y Calvo Sotelo la necesidad de retornar a una situación política conforme a la Constitución de 1876 y fue el encargado de comunicar al dictador que había perdido el apoyo de Alfonso XIII. Finiquitada la dictadura, tras el “error Berenguer”, Aznar convocó elecciones. El conde de los Andes regresó a Jerez y se puso a trabajar en la composición de una candidatura gremial-conservadora para las elecciones municipales de abril de 1931 que ganó de forma abrumadora en la provincia de Cádiz, pero cuyos resultados en el resto del país dieron lugar a la proclamación de la República, tras la marcha del Rey hasta Cartagena en el coche de Andes, camino del exilio a Roma.

Andes había sido un destacado monárquico maurista, fiel colaborador de Primo de Rivera y amigo personal de Alfonso XIII y estas circunstancias le convirtieron en uno de los principales sospechosos de conspiración y golpismo para las autoridades republicanas, vinculándole con el golpe de Estado que acaudilló el general Sanjurjo en 1932. La represión republicana sobre el sector nobiliario que siguió al frustrado golpe desataron las ansias conspiratorias. A partir de 1933, el conde de los Andes era el jefe de la Casa del rey Alfonso XIII. Desde su exilio entre Roma —donde en 1935 firmó como testigo de la boda de don Juan, entonces Príncipe de Asturias— Cannes y Biarritz, Andes se encargó de distribuir los fondos recaudados a tal fin, entre la creación de un servicio de información, que encargó a Jorge Vigón, —germen del Servicio de Información de la Frontera Noroeste de España (SIFNE), servicio de información privado que con la sublevación militar en 1936 también se organizó iniciativa del conde de los Andes, y que dirigió José Bertrán y Musitu, exministro de Alfonso XIII adscrito a la Lliga Catalana de Cambó— y la financiación de partidos que pudieran colapsar la República.

Durante la Guerra Civil, el conde de los Andes fue además el representante oficioso del Bando Nacional en el Sur de Francia. Actuó como verdadero ministro de asuntos exteriores de Mola y fue el encargado de requerir ayuda financiera a la Italia de Mussolini para proseguir la contienda. Pero el conde de los Andes, fiel a la Monarquía, fue el representante del Rey en el exilio, cuando se vislumbró que el incipiente régimen franquista no guardaba intención de restaurarla.

Sugirió la abdicación de Alfonso XIII en su hijo don Juan, el 15 de enero de 1941, por su precario estado de salud, pero también porque de esa manera se eliminaban los obstáculos para la unión de todos los monárquicos: carlistas, alfonsinos y juanistas.

Fue el conde de los Andes el que notificó la abdicación a Franco. A pesar de que el nuevo rey en el exilio había nombrado un Comité Secreto de consejeros más acorde con su edad, entre los que se contaba su hijo Francisco Moreno y de Herrera, marqués de la Eliseda, siguió contando con el conde de los Andes como uno de sus principales consejeros. Andes actuó con gran denuedo y logró el acercamiento y adhesión de Indalecio Prieto como representante del Partido Socialista Obrero Español y de Claudi Atmella como representante de los partidos republicanos catalanes a la figura de don Juan, después del fallecimiento de Alfonso XIII. Entendían que el futuro de España no podía ser otro que la monarquía y se ponían a su disposición como aliados de su causa, sin perder por ello su cualidad de republicanos. Pero el estrangulamiento financiero internacional y la continua adhesión en el interior a la Monarquía por parte de políticos, militares e intelectuales que parecía iba a colapsar el régimen al término de la Segunda Guerra Mundial, se tornó en la década de 1950 al recibir el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Avanzado el año 1952, don Juan nombró al conde de los Andes su representante en España. Partidario de una monarquía democrática, su labor no fue dirigida a incitar actividades políticas sino a promover, según sus propias palabras, en carta que envió a Franco, “el mejor conocimiento y comunicación recíproca y la noble colaboración entre S.A.R. el conde de Barcelona y su Patria”.

Las actividades de los monárquicos a pesar del táctico acercamiento no cesaron. El propio conde de los Andes continuaba sus contactos con la izquierda, mientras monárquicos liberales en torno a la figura de Joaquín Satrústegui mantenían reuniones para formar un partido político al margen de la Ley de Sucesión, que tuvo su corolario en la presentación a su candidatura a las elecciones municipales de 21 de noviembre de 1954 y que a punto estuvo de frustrar las entrevistas de don Juan con Franco, que el conde de los Andes logró que prosperaran y que propiciaron la llegada del exilio de don Juan Carlos a primeros de 1955 para iniciar su educación en España, desechando don Juan la idea de que el Príncipe continuara sus estudios superiores en Lovaina. Hasta el final de sus días mantuvo sus servicios a la Monarquía y se dedicó a una de sus grandes aficiones: la gastronomía. Falleció en Madrid el 3 de julio de 1963, días después que su mujer, cuya pérdida no pudo superar.

 

Obras de ~: Colectivismo agrario, Jerez de la Frontera, Ateneo Jerezano, 1908; Observaciones sobre la reforma monetaria, Madrid, Fortanet, 1918; Antecedentes para la próxima renovación del privilegio del Banco de España: Conferencia dada en esta Sociedad el día 20 de Octubre, Madrid, Sucesores de Ribadeneyra, 1921; “pról.”, en J. Bertrán y Musitu, Experiencias en los Servicios de Información del Nordeste de España, Madrid, Espasa Calpe, 1940.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Conde de los Andes (Jerez de la Frontera y Universidad de Navarra); Archivo del Senado (Madrid), Expedientes personales, sig. HIS-0305-06; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral 121 n.º 11, 123 n.º 12, 125 n.º 11, 127 n.º 11, 129 n.º 11, 131 n.º 11 y 133 n.º 11.

J. A. Caballero, Siluetas sanluqueñas, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Tipografía Doménech, 1910, págs. 24-28; M. Fernández Almagro “Andes” y J. de Yanguas Messia, “Espejo de fidelidad”, en ABC (Madrid), 6 de julio de 1963, pág. 3; F. Moreno y de Herrera, Conde de los Andes, “Andes y el deber político” y “Andes el político”, en Teoría y acción, Madrid, Afrodisio Aguado, 1965, págs. 185-191; J. Tusell, Oligarquía y caciquismo en Andalucía (1890-1923), Barcelona, Planeta, 1976; G. Gortázar Echevarría, Alfonso XIII, hombre de negocios, Madrid, Alianza Editorial, 1986; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de ministros de Hacienda, Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1991; J. M.ª Toquero, Don Juan de Borbón, el Rey padre, Barcelona, Plaza & Janés, 1992, passim; G. Álvarez Chillida, “Vieja y nueva derecha. El cacicato de Jerez y Cádiz en las postrimerías de la Restauración”, en Revista de Historia de Jerez, 2 (1994), págs. 55-70; J. M. Cuenca y S. Miranda, El poder y sus hombres, Madrid, Actas, 1998, págs. 674 y 675; F. de Meer Lecha-Marzo, Juan de Borbón, un hombre solo, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2001, passim; J. L. Sampedro y F. Alós Merry del Val, Ministros de Hacienda y de Economía, Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 2005, págs. 356 y 357; A. Mariscal Trujillo, Jerezanos para la historia, Jerez de la Frontera, Libros El Laberinto, 2005, págs. 194 y 195; M. Vázquez de Prada, “La oposición monárquica y su aproximación al franquismo a partir de 1954”, en Memoria y Civilización (Universidad de Navarra), 13 (2010), págs. 35-53.

 

Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, Conde de los Andes

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