Ibn Wāfid: Abū l-Muṭarrif ‘Abd al-Raḥmān b. Muḥammad b. ‘Abd al-Kabīr b. Yaḥyà b. Wāfid b. Muḥammad (var. muhannad) al-Lajmī. Abenguefit (y var.), Abenhuefidy, ¿Aben Nufit? ¿Abencenif? Toledo, 389/999 – 467/1075. Médico, farmacólogo, agrónomo.
Abū l-Muṭarrif ‘Abd al-Raḥmān b. Wāfid era, al decir de su contemporáneo el cadí Ibn Ṣāid de Toledo (1029-1070), una de las personalidades más notables la ciencia de su época, que descolló en el conocimiento de la materia médica y en la práctica de la medicina.
Aunque ninguna de las fuentes biográficas sobre Ibn Wāfid lo señale de manera expresa, parece razonable suponer y es comúnmente admitido que habría nacido —en el seno de una familia de antigua prosapia— en la ciudad de Toledo, en un año sobre el que esas mismas fuentes, por el contrario, presentan alguna discordancia (entre el 387/997 y el 398/1008). No obstante, parece probable que hubiera sido en el año 389/999, que señala Ibn al-Abbār (s. XIII), y, sobre todo, porque así figura en algunos mss. de las Ṭabaqāt al-umam del citado Ibn Ṣā‘id, a quien el propio Ibn Wāfid había comunicado la fecha de su nacimiento.
Según Ibn al-Abbār, viajó a Córdoba donde habría estudiado medicina con Abū l-Qāsim al-Zahrāwī (muerto c. 1013). Este testimonio resulta algo problemático pues, al margen de la precocidad del discípulo, no deja de extrañar el silencio de Ibn Wāfid en sus obras respecto a su maestro cordobés, autor del Kitāb al-tašrīf, famosa enciclopedia médica que evidentemente no debía desconocer. Lo que parece fuera de toda duda es que el toledano adquirió una sólida formación en la tradición de la medicina griega cimentada en el conocimiento del tratado de Dioscórides y, especialmente, en el estudio de las obras de Galeno, junto al que Ibn Ṣā‘id menciona también a Aristóteles y a otros filósofos.
Establecido en Toledo, desarrolló Ibn Wāfid una notoria actividad profesional en la que aunaba el acrisolado conocimiento de la materia médica con “una práctica sutil y un método superior”, según enfatiza Ibn Ṣā‘id. Consistía dicho método, de acuerdo a la doctrina hipocrática para el tratamiento de la enfermedad, en recurrir de manera prioritaria a los alimentos, en su defecto a los medicamentos simples y, en último extremo, a los compuestos, y, aun en este caso, procurando prescribir aquellos de menos componentes. De su competencia como médico y de su pericia terapéutica es elocuente el testimonio cercano, una vez más, de su contemporáneo Ibn Ṣāid que atribuye a Ibn Wāfid “anécdotas conocidas y celebradas, cosas extraordinarias relativas a la curación de enfermedades graves y males temidos”.
Aunque no nos consta que fuera médico cortesano, el título de visir (wazīr) con que se le distingue con frecuencia parece indicar la vinculación de Ibn Wāfid con la corte de la taifa toledana que, bajo la dinastía de los Banū Ḏī-l-Nūn, se convirtió en un centro científico notabilísimo, especialmente en el cultivo de las llamadas “ciencias de los antiguos”, a saber, aquellas no islámicas (exactas, naturales, médicas) heredadas de otras culturas, notoriamente la griega. Por su parte, Ibn al-Abbār nos informa de que, además de médico competente y experto alfaquí, Ibn Wāfid era un destacado conocedor de la agricultura, disciplina sobre la que escribió “un útil compendio”, añadiendo además que el soberano al-Ma’mūn (reinó entre 1043-4 y 1075) le encargó la plantación de su célebre “Huerto” o jardín botánico, situado a orillas del Tajo junto a otras fincas de recreo que rodeaban la capital toledana. A este jardín parece que estuvieron vinculados algunos otros científicos de la taifa toledana: presumiblemente el agrónomo Ibn Baṣṣāl y, sin duda, Ibn al-Lūnquh (m. 1095), botánico y médico perspicaz y profundo, de quien sabemos que fue discípulo de Ibn Wāfid.
Ibn Wāfid vivía en Toledo en el momento en que el cadí Ibn Ṣāid estaba redactando su obra (460/1068), fecha que algunos han tomado inadvertidamente como la de su fallecimiento. Sabemos por Ibn al-Abbār, no obstante, que la muerte le sobrevino a mediodía de un viernes del mes de ramadán del año 467/1075.
El historiador de la medicina Ibn Abī Uṣaybi‘a (m. 1270) atribuye a Ibn Wāfid cinco obras, de las que dos, bien conocidas, han sido editadas recientemente. Mencionaremos en primer lugar el Kitāb al-adwiya al-mufrada (“Libro de los medicamentos simples”). Según declara el autor en el prólogo, la composición de esta obra fue auspiciada por el príncipe Abū l-Ḥasan ‘Alī b. Muŷāhid, señor de la taifa de Denia entre 1044 y 1076. Ibn Ṣāid nos ha conservado interesantes noticias sobre la misma; tras destacar el extraordinario conocimiento de los simples por parte del autor, refiere: “Compuso un libro magnífico sobre esa ciencia que no tiene igual; en él condensó lo que contenía el libro de Dioscórides y el libro de Galeno (...) y lo dispuso en el mejor orden, comprendiendo cerca de quinientas páginas”, y añade que “le llevó cerca de veinte años su acopio” y otros detalles sobre su composición. La obra consta de dos partes, en la primera se ocupa de generalidades sobre los medicamentos, sus cualidades y fuerzas (según la doctrina galénica), en tanto que la segunda consiste en un extenso repertorio de la materia médica según su origen (vegetal, mineral o animal), que totaliza un listado de más de 460 simples de los se describe la morfología, cualidades, usos terapéuticos y todo tipo de observaciones médico-botánicas, a partir de las obras de Dioscórides y Galeno a las que añade citas y extractos de otros tratadistas, además de las observaciones del propio autor que, en ocasiones, ofrece sinónimos de los simples en diversas lenguas, entre ellas el romance andalusí.
Es harto repetido que la obra de Ibn Wāfid fue tempranamente vertida al latín por Gerardo de Cremona (s. XII), pero se trata sólo de la parte introductoria. Ahora bien, según tuve ocasión de poner de manifiesto, la obra fue traducida en su totalidad en la segunda mitad del siglo XIII por Abraham de Tortosa y Simón de Génova y, bajo el título de Liber aggregatus in medicinis simplicibus, se pseudoatribuyó a Serapion, conocido también como Serapion junior. Del éxito y la influencia de esta traducción en la Europa cristiana hablan bien a las claras los más de medio centenar de manuscritos latinos conservados, así como las diez ediciones de la misma desde la princeps de Milán (1473) hasta la de Venecia de 1550. Y aún en 1552 aparecería nuevamente en esta ciudad otra edición, preparada por el médico milanés Niccolò Mutoni que, lejos de la “bárbara” versión medieval, ofrecía un texto reformado en latín humanista con la sinonimia de los medicamentos en varias lenguas. La versión de Abraham de Tortosa y Simón de Génova contiene el texto completo de la obra de Ibn Wāfid del que, en su lengua original, sólo se conserva la mitad aproximadamente en un ms. judeo-árabe. A partir de la traducción latina se hicieron en Italia dos romanceamientos (en paduano y en toscano); además, disponemos también de no pocos pasajes del tratado de Ibn Wāfid en francés, alemán y holandés, en las respectivas traducciones a esas lenguas del Ortus sanitatis, que se sirvió con abundancia del texto de pseudo-Serapion. Con independencia de esta derivación textual latino-romance existe una versión catalana medieval —abreviada— del libro (Libre de les medicines particulars) atribuida correctamente a su autor (Abenhuefidy).
El tratado de medicamentos simples de Ibn Wāfid fue traducido igualmente al hebreo y se conocen dos manuscritos conservados respectivamente en Moscú (Sefer ha-samim ha-mifradim, incompleto, le faltan la parte introductoria, los seis primeros simples, los minerales y una decena de los de origen animal) y en la BN de París (contiene sólo unos 300 simples). Y en lengua hebrea existe también una breve composición en verso con los nombres de los medicamentos del libro de Ibn Wāfid.
La segunda obra que debemos mencionar es el Kitāb al-wisād fī l-ṭibb (“Libro de la almohada sobre medicina”); se trata de un recetario con todo tipo de preparados medicamentosos (eluctuarios, ungüentos, pastillas, sahumerios, colirios...) para las enfermedades del cuerpo humano, presentadas por el método a capite ad calcem, es decir, de la cabeza a los pies. Más que un tratado sistemático (carece de parte introductoria y la división en secciones se hace por el mero enunciado de los órganos o partes del cuerpo), parece más bien un registro de recetas que lo aproximarían al género de las muŷarrabāt, es decir, fórmulas probadas (así lo declara a veces el autor, en ocasiones aplicadas a sí mismo), por lo que se ha sugerido que el Kitāb al-wisād podría tratarse de la obra titulada Muŷarrabāt fī l-ṭibb, que le atribuye Ibn Abī Uṣaybi’a. Del Kitāb al-wisād se conserva también una traducción y adaptación en hebreo por Yehudah b. Slomoh Natán, judío de Provenza (s. XIV), con el título Mera’ašot ha-roš (“Libro de la cabecera”).
Por otra parte, el Kitāb al-wisād podría considerarse como un tratado de medicamentos compuestos y como tal (Kitāb fī l-adwiya al-murakkaba) lo cita el propio Ibn Wāfid en su obra sobre los medicamentos simples. No obstante, tampoco sería descartar la posible existencia de un Kitāb al-adwiya al-murakkaba de nuestro autor no mencionado por las fuentes antiguas, pues existió en El Escorial un ms. a nombre de Ibn Wāfid registrado como Fī l-adwiya al-murakkaba li-ŷamī‘ al-‘ilal, que el antiguo catalogador tradujo como “Aben Vafid de los medicamentos compuestos para todas las dolencias”, copiado en Toledo en el año 1303, que debió desparecer en el incendio de 1671.
De la obra oftalmológica de Ibn Wāfid citada por Ibn Abī Uṣaybi‘a, el Kitāb tadqīq al-naẓar fī ‘ilal ḥāssat al-baṣar (“Libro de la observación penetrante sobre las enfermedades del sentido de la vista”), parece conservarse sólo un brevísimo fragmento en la National Library of Medicine (Maryland, EE UU). Nada sabemos de otra obra de tema médico mencionada también por Ibn Abī Uṣaybi‘a, el Kitāb al-mugiṯ (“Libro de la asistencia”, también interpretado como “Libro del gran socorro”), de cuya autenticidad desconfiaba ya L. Leclerc y que se ha relacionado con la denominación de un eluctuario para los dolores de vientre que había introducido en al-Andalus el médico oriental al-Ḥarrānī (s. VIII). En cuanto al de De balneis sermo atribuido a Abenguefit, e impreso en Venecia (1553) junto a otros tratados de balneología latinos y griegos, desconocemos texto árabe alguno. Y espuria parece la atribución a nuestro autor de un breve fragmento sobre las plantas y minerales “llamados indios” tomados del compendio (ŷam‘) de Ibn Wāfid, presente también en otros autores.
Por contra, aunque ninguna fuente antigua la cite ni modernamente nadie (salvo Dozy) se haya ocupado de la misma, debemos hacer mención de otra obra, titulada Taḏkira (“Memorándum”), atribuida al visir y médico Ibn Wāfid en el unicum de la Biblioteca de la Universidad de Groninga (Países Bajos). Se trata de un tratado abreviado (‘alà ṭarīq al-īŷāz wa-l-ijtiṣār) para el ejercicio de la medicina que de manera concisa atiende tanto a aspectos teóricos (‘ilm) como prácticos (‘amal). En dos secciones (ŷuz’), se ocupa primero del tratamiento de las enfermedades, presentadas según los órganos del cuerpo “de la coronilla a los pies” (min al-qarn ilà l-qadam), y luego de los medicamentos compuestos, a modo de recetario para distintas enfermedades.
Al margen de las obras propiamente médicas, ya hemos señalado que Ibn al-Abbār atribuyó a Ibn Wāfid un “útil compendio” sobre agricultura, citado como Maŷmū‘ fī l-filāḥa por los investigadores modernos. En 1943 Millás dio a conocer (y atribuyó a Ibn Wāfid) una traducción castellana medieval de un tratado geopónico cuyo original árabe identificó poco después García Gómez. La obra en cuestión es un compendio andalusí de agronomía, en estrecha relación con los Geopónima bizantinos, de índole recopilatoria y carácter más bien erudito, que atiende a los diversos aspectos de la vida del campo, con un calendario agrícola y un apartado sobre plagas y zootecnia (restringido a la apicultura y a las aves de corral).
La debatida autoría de esta obra (que algunos códices atribuyen a diversos autores: Abī l-Jayr, Ibn al-Haŷŷāŷ, Abū l-Qāsim b. ‘Abbās al-Nahrāwī) dista de haber sido definitivamente resuelta y cabe aún traer a colación nuevos datos a propósito: entre los manuscritos desaparecidos en el ya mencionado incendio de El Escorial se encontraba otra obra de Abū l-Muṭarrif b. Wāfid, en un códice copiado en Toledo en el año 1269, con la siguiente descripción: wa-huwa maŷmū‘ fī ŷamī‘ aqāwīl al-falāsifa wa-l-ḥukamā’ wa-ašrāri-him, que el antiguo catalogador traduce: “Abulmatreph hijo de Vafid de las opiniones de los philosophos y sus secretos”. Aunque no se indica de qué materia trataba el manuscrito, ese breve asiento bibliográfico nos informa de su carácter recopilatorio (maŷmū‘), concorde con el título de la obra geopónica de Ibn Wāfid, a la vez que la mención de la totalidad de los falāsifa y ḥukamā’ condice con el texto árabe en cuestión, y aún existen otros indicios reveladores en cuyos pormenores ahora sería prolijo detenerse.
Sobre este mismo manuscrito (o copia próxima) pudo haberse realizado la traducción castellana medieval de la Catedral de Toledo (hoy en la BN de Madrid), que Millás atribuyó a Ibn Wāfid identificándolo con el Aben Nufit que figura en un antiguo catálogo de los fondos de la librería toledana. A partir del romanceamiento castellano se hizo una traducción al catalán y, en fin, diversos pasajes del texto castellano aparecen citados en la Obra de Agricultura (1513) de Gabriel Alonso de Herrera, atribuidos aquí a un tal Abencenif.
Obras de ~: Ediciones y traducciones: [1] Ibn Wāfid, Kitāb al-adwiya al-mufrada (Libro de los medicamentos simples), edición, traducción, notas y glosarios de Luisa Fernanda Aguirre de Cárcer, 2 vols., Madrid, (CSIC-AECI), 1995; Albenguefit, De virtutibus medicinarum et ciborum (y var.), Estrasburgo, 153 (París, 1541; Venecia, 1549; Venecia, 1562; Venecia, 1602); [Pseudo-Serapion], Liber aggregatus in medicinis simplicibus (y var.), Milán, 1473 (Venecia, 1479; Venecia, 1497; Basilea, 1499; Venecia, 1503; Lyon, 1510; Lyon, 1525; Estrasburgo, 1531; Venecia, 1550; Venecia, 1552 [versión de Niccolò Mutoni]); El libro agregà de Serapiom, edito per la prima volta a cura di Gustav Ineichen, Venecia-Roma, 2 vols., 1962-1966; Ibn Wāfid, El ‘Libre de les medicines particulars’, versión catalana trescentista..., Transcripción, estudio proemial y glosarios de Luis Faraudo de Saint-Germain, Barcelona, 1943; [2] Ibn Wāfid, Kitāb al-wisād fī l-ṭibb. Libro de la almohada, sobre medicina. Versión árabe, traducción y estudio de Camilo Álvarez de Morales y Ruiz Matas, Toledo (Diputación Provincial), 2006 (ed. revisada de la de 1980, que no incluía la edición del texto árabe). [3] Kitāb al-filāḥa li-Abī l-Jayr al-Andalusī (ed. Sīdī al-Tuhāmī al-Nāṣirī al-Ŷa‘farī), Fez, 1357 h., págs. 2-83; Al-Muqni’ fī l-filāḥa, li-Aḥmad b. Muḥammad b. Haŷŷāŷ al-Išbīlī (ed. Ṣalāḥ Ŷirār y Nāṣir Abū Ṣafiyya), Ammán, 1402/1982, págs. 6-84 (trad. en la tesis doctoral de J. M.ª Carabaza, Aḥmad b. Muḥammad b. Haŷŷāŷ al-Išbīlī: al-Muqni’ fī l-filāḥa. Introducción, estudio y traducción, con glosario, Granada (Universidad), 1984 [ed. en microficha], págs. 180-281); Ibn Wāfid, Tratado de agricultura, traducción castellana (Ms. s. XIV), edición, notas y vocabulario de Cipriano Cuadrado Romero, Málaga (Universidad, Analecta Malacitana, anejo XIV), 1997.
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Juan Carlos Villaverde Amieva