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Jerónimo de Briceño

Biografía

Briceño, Jerónimo de. ?, ú. t. s. xv – IV.1542. Consejero de Castilla.

De origen familiar desconocido, Briceño llegó al Consejo Real gracias a Juan Pardo de Tavera. Aunque consta la existencia de una familia Briceño en Arévalo que ocupaba su regimiento desde la conquista de la villa, familia a la que el monarca Alfonso I había concedido la guarda del castillo, la cercanía temporal de aquel hecho a la concesión de otros favores por parte del presidente del Consejo de Castilla a ciertos Briceños oriundos de Corral de Almaguer, induce a pensar que el licenciado estaba emparentado con estos últimos.

Sea como fuere, se sabe que ya en la temprana fecha de 1507, muerto el rey Felipe y antes de la llegada de Fernando el Católico, el licenciado actuaba como alcalde de la Chancillería de Granada ante el duque de Medina Sidonia, Juan de Guzmán, para disuadirle de que cejara en su intento de tomar Gibraltar, villa de realengo. Aunque en la visita realizada a la Audiencia por el obispo de Canarias, Fernando Vázquez de Arce, fue afectado por cargos generales como tardanza en los procesos criminales y fiscales, la sentencia de 1514 no halló contra él ninguno particular.

Tanto su decisión en el asunto de Gibraltar, como el que saliera sin mancha de la visita, como su forma de actuar en negocios diversos, así la visita a Sevilla en 1517 con la intención de investigar destacados crímenes, debieron concitar el respeto de la Audiencia e influir no poco en que su presidente y oidores recomendaran a Briceño en sus cartas al rey Carlos. No obstante ello, el alcalde continuó en su plaza hasta que, trasladada la corte a Granada después de la boda del Emperador, el buen hacer de la facción fernandina y el que hubiera superado una nueva inspección a la Chancillería, hicieron que fuera promovido a oidor en 1526. En la visita solventada en 1524, el visitador Francisco de Herrera sólo pudo advertir su culpa en cuestiones generales y extensivas a los demás alcaldes, por ejemplo, no recibir por sí mismo los testigos en causas criminales, poner sustitutos en las causas civiles en las que intervenían, el retraso de las causas y el conocimiento en otras que superaban las cinco leguas de distancia. En su nuevo cometido, Briceño hubo de ocuparse de tareas de mayor enjundia. Así, en 1632 fue mandado para suceder como asistente y juez de residencia al licenciado Gutierre Velázquez en Sevilla. La continuada vinculación con la Chancillería granadina, pues pese a sus nuevos cometidos, no había perdido su condición de oidor, fue trascendental en su carrera política. De este modo, se halló entre los ministros que, inquiridos por Pedro Pacheco, obispo de Mondoñedo, se encargaron en 1534 de la inspección de los tribunales de Valladolid y Granada con el fin de hallar letrados que pudieran contribuir a fortalecer el poder cortesano de Tavera, cuestionado, por un lado, por la desafección de los grandes hacia su política, y por otro, amenazado por el creciente protagonismo del comendador mayor Cobos. Premio a su dedicación fue la plaza de alcalde de Corte a la que fue promovido en 1536 vacante por el fallecido Gómez de Herrera y que, alegando su edad, rechazó el licenciado. Ello no impidió que, deseoso Tavera de promoverle, ocupara finalmente una plaza más adecuada a su estado de salud, precisamente en el Consejo Real. Obtenido el título el 17 de diciembre de 1537, no tomó posesión en la vacante del licenciado Velázquez de Acuña sino hasta el 9 de mayo del año siguiente. La tardanza había tenido como causa la conclusión de diversos asuntos en Sevilla. Su estrechez con Tavera no debió sufrir menoscabo, antes al contrario, a tenor de las mercedes que continuó recibiendo en la Corte. De ese modo, el 10 de noviembre de 1539 su hijo Cristóbal Briceño fue nombrado capellán de la reina Juana. Sin embargo, la edad y el trabajo continuados imposibilitaron su permanencia por mucho más tiempo en la Corte, aunque, antes de fallecer, aun compartió la presidencia del Honrado Concejo de la Mesta con el licenciado Alderete durante 1540 y 1541. Tras su muerte, volvió a manifestarse el aprecio que le tenía el Emperador, recibiendo sus herederos el salario correspondiente a 1542 y siendo nombrado como paje del príncipe Felipe el 13 de marzo de 1543 su hijo Jerónimo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, leg. 2710; Estado, leg. 4, n.º 69; Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, leg. 310, n.º 197-199; Contaduría Mayor de Cuentas, 1.ª época, leg. 573, s. n.

F. Ruiz de Vergara y Álava, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, vol. I, Madrid, 1766, pág. 315; J. de Arévalo, De la historia de Arévalo y sus sexmos, vol. I, Valladolid, Imprenta de J. Hermenegildo Prieto, 1928, págs. 16, 19 y 286-287; P. Girón, Crónica del Emperador Carlos V, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1964, pág. 5; P. Gan Giménez, “El Consejo Real de Castilla: tablas cronológicas (1499-1558)”, en Chrónica Nova, 4-5 (1969), págs. 116- 119, 121 y 123; V. Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, vol. II, Salamanca, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1970-1973, págs. 513 y 517; P. Gan Giménez, El consejo Real de Carlos V, Granada, Universidad, Servicio de Publicaciones, 1988, pág. 225; La Real Chancillería de Granada (1505-1834), Granada, Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1988, págs. 145 y 202; I. J. Ezquerra Revilla, “Briceño, Jerónimo de”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 68-69; I. J. Ezquerra Revilla, El Consejo Real de Castilla bajo Felipe II, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, pág. 27.

 

Alejandro López Álvarez

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