Barrientos, Hernando de. ?, s. m. s. XV – 1549. Consejero de Órdenes.
No se conocen los datos sobre su nacimiento y no hay noticia de él hasta su ingreso como colegial en el Real Colegio de España en Bolonia (Italia) en mayo de 1490. Había facilitado su admisión la recomendación realizada por el cabildo de la iglesia de Salamanca y de Antonio de Rojas, oficial mayor de Hernando de Talavera, administrador de ella. Si bien acudía a estudiar cánones, su intervención junto a otros colegiales en la irregular elección de Menendo de Valdés como rector tenía como consecuencia su expulsión a perpetuidad de la institución en 1492.
Se desconoce dónde completó su formación, pero, en febrero de 1503, comenzaba a ejercer el oficio de oidor en la Chancillería de Valladolid. Posteriormente, era proveído consejero de Órdenes y, en 1513, ostentaba la encomienda de Fuente del Maestre. En este sentido, Fernando el Católico concedía su licencia para que Barrientos pudiese proceder a su arrendamiento en septiembre del año siguiente. Fue ratificado por Carlos V como consejero en 1520. En dicho documento se hacía constar que se trataba del segundo consejero más antiguo que prestaba sus servicios en dicho organismo, puesto que el licenciado Alarcón contaba con una trayectoria más amplia en el Consejo.
Permanecía en la ciudad de Valladolid durante el transcurso de la revuelta comunera en compañía del consejero de Inquisición Manso y de Pedro Mártir de Anglería. Fue éste quien se ocupaba de resaltar las cualidades de Barrientos como jurista y orador ante Hernando de Vega. En este sentido, su opinión y voto fueron requeridos en septiembre de 1521 a causa del pleito que enfrentaba al comendador de la Perelada Juan de Zapata con fray Diego de Losada en relación con la procuración general de la Orden de Alcántara.
En 1523 solicitaba la concesión de un regimiento de la ciudad de Salamanca, de aquellos que se encontraban vacantes a causa de la represión sufrida por sus ocupantes como consecuencia de su implicación en las Comunidades.
Sin embargo, su actividad política quedaba muy limitada, puesto que las noticias recabadas sólo hacen mención a su condición de comendador y a los avatares de su encomienda. Así, en septiembre de 1539, recibía licencia para poder residir fuera de ella, permiso que era renovado por una cédula real firmada por Carlos V en julio de 1542. Del mismo modo, en enero de 1541, el emperador le autorizaba a arrendar su encomienda durante un trienio. Exonerado de su asistencia al Consejo de Órdenes, recibía la merced de continuar percibiendo su salario como consejero, emolumento que cobró hasta su fallecimiento en 1549.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, libro 324, fols. 162r.-v.; lib. 48, fols. 28, 213-214 y 259; lib. 49, fols. 19-20; Archivo General de Simancas, Estado, leg. 13, n.º 50-52.
M. Dánvila, Historia crítica y documentada de las Comunidades de Castilla, Madrid, Real Academia de la Historia, 1897-1900 (Memorial Histórico Español, V), pág. 295; M. Foronda y Aguilera, Estancia y viajes del emperador Carlos V, Madrid, Sucesores de Ribadeneyra, 1914, págs. 472 y 520; L. Salazar y Castro, Los comendadores de la Orden de Santiago, Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949, pág. 545; P. Mártir de Anglería, Epistolario, vol. IV, Madrid, Imprenta Góngora, 1957, págs. 92 y 159; A. Pérez Martín, Proles Aegidiana, vol. I, Bolonia, Publicaciones del Real Colegio de España, 1979, pág. 450; M. A. Varona García, La Chancillería de Valladolid en el reinado de los Reyes Católicos, Valladolid, Universidad, 1981, págs. 128, 292 y 302; E. Postigo Castellanos, “El Consejo de Órdenes Militares: Fundación y reformas de Carlos V”, en Hispania Sacra, 39 (1987), pág. 558.
Henar Pizarro Llorente
