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Gabriel de la Concepción Valdés

Biografía

Valdés, Gabriel de la Concepción. Plácido. La Habana (Cuba), 18.III.1809 – Matanzas (Cuba), 27.VI.1844. Poeta y orfebre peinetero.

En 1834 en Arroyo Apolo, un lugar cerca de La Habana, se celebró una fiesta literaria campestre en honor del poeta y político Francisco Martínez de la Rosa, a cuyo influjo, que le valió la jefatura del gobierno español, se debió la promulgación del Estatuto Real que restableció las Cortes. Esta celebración dio origen a la publicación de un volumen con el título de Aureola Poética al Sr. Francisco Martínez de la Rosa, por las Musas del Almendares, que recogía las poesías escritas a tal oportunidad. Entre todos aquellos versos destacaban unas octavas reales que llevaban por título La Peregrina y que para algunos eran lo mejor de la colección. Su autor, casi desconocido entonces, comenzó a gozar rápidamente de popularidad, era Gabriel de la Concepción Valdés, que usaba el seudónimo de Plácido, que le había sugerido la novela de Madame de Genlis, Plácido y Blanca. Gabriel era hijo de una bailarina burgalesa, Concepción Vázquez, y de un peluquero cuarterón, Diego Ferrer y Matoso. Al nacer, el niño fue confiado a la inclusa y fue bautizado con el apellido Valdés, que el obispo Jerónimo Valdés había adjudicado a los niños de la Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana para que no llevasen la humillante denominación de expósitos. Su padre lo reclamó de la Casa Cuna y cuidó de su educación, pero emigró a México y allí murió. Adolescente aún, Gabriel de la Concepción Valdés quiso aprender el oficio de tipógrafo en la imprenta habanera de Boloña, donde se aficionó a la lectura y comenzó a demostrar que tenía una gran aptitud para hacer versos. También se adiestró en la creación de filigranas en peinetas de carey, muy a la moda entonces y que tenían gran demanda, llegando a ser orfebre de ese arte. Junto con su maestro Nicolás Bota, vivió un tiempo en Matanzas, pues Bota había trasladado su taller a dicha ciudad, pero en 1832 regresó a La Habana, donde eran más solicitadas las orfebrerías en carey. Fue entonces cuando lo descubrió el poeta Ramón Vélez Herrera, quien lo puso en contacto con el poeta Ignacio Valdés Machuca, que lo llevó a la tertulia de otro poeta, Domingo del Monte y Aponte, pero Plácido volvió a residir en Matanzas en 1836 y sólo esporádicamente pudo asistir a estas reuniones de intelectuales en La Habana.

Plácido desaprovechó su talento en composiciones poéticas de ocasión en honor de gente pudiente que lo recompensaban, y de adulación como A la Reina Gobernadora Doña Maria Cristina de Borbón, y en dos ocasiones, A los días de S. M. la Reina Doña Isabel II. A pesar de ello hay otras poesías suyas que reflejan ansias de libertad y que lo hicieron sospechosos a las autoridades. Particularmente esto se hizo patente en el soneto El Juramento, que termina con dos tercetos donde explica lo que ha jurado: “Ser enemigo eterno del tirano;/ manchar, si me es posible mis vestidos/ con su execrable sangre, por mi mano;/ derramarla con golpes repetidos,/ y morir a las manos de un verdugo,/ si es necesario por romper el yugo”.

Denunciada una supuesta conspiración de negros y mulatos con propósitos racistas, Plácido fue reducido a prisión a fines de 1842 en la villa de Trinidad, donde había ido con la excusa de buscar trabajo. Fue puesto en libertad a los dos meses, pero fue nuevamente aprehendido para ser recluido en la cárcel de Matanzas, como uno de los reos del proceso instruido por motivo de una conspiración llamada La Escalera. Condenado a muerte, sin que se presentaran pruebas positivas de su culpabilidad y dentro de un proceso irregular, para muchos amañado, fue fusilado junto con otros diez acusados el 27 de junio de 1844. Había casado dos veces, pero no tuvo descendencia.

Antes de morir había escrito tres poemas en la cárcel: Adiós a mi Lira, Despedida a mi Madre, y Plegaria a Dios. Es en esta última donde el poeta se eleva a su mayor altura, pues encuentra inspiración y elocuentes acentos para revelar sus sentimientos y proclamar su inocencia en sus versos: “Ser de inmensa bondad, ¡Dios poderoso!/ a vos acudo en mi dolor vehemente.../ ¡Extended vuestro brazo omnipotente,/ rasgad de la calumnia el velo odioso,/ y arrancad este sello ignominioso/ con que el hombre manchar quiere mi frente!/ [...] / Yo no os puedo engañar, Dios de clemencia,/ y pues vuestra eternal sabiduría/ ve al través de mi cuerpo el alma mía/ cual del aire a la clara transparencia,/ estorbad que humillando la inocencia/ bata sus palmas la calumnia impía./ [...]/ Más si cuadra a tu Suma Omnipotencia/ que yo perezca cual malvado impío/ y que los hombres mi cadáver frío/ ultrajen con maligna complacencia...,/ suene tu voz, acabe mi existencia.../ ¡Cúmplase en mí tu voluntad, Dios mío...!”.

 

Obras de ~: Poesías de Plácido, Matanzas, Imprenta de Gobierno y Marina, 1838; El veguero, Matanzas, Imprenta del Comercio, 1841 (2.ª ed., 1842; 3.ª ed., 1854); Poesías escojidas [sic] de Plácido, Matanzas, Imprenta del Gobierno, 1842; El hijo de la maldición, Matanzas, Imprenta del Gobierno de S. M, 1843; Poesías de Plácido, Veracruz (¿Matanzas?), Imprenta del Censor, 1845; Poesías de Gabriel de la Concepción Valdés, Nueva Orleans (¿Matazas?), Imprenta de la Patria, 1847; Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), Palma, Imprenta de Pedro J. Umbert, 1847; Poesías de Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), New York, Roe Lockwood and Son, 1854 (2.ª ed., 1855); Poesías de Plácido, México, Mellado y Contreras, 1856; Poesías de Plácido (Gabriel de la Concepción Valdés), New York, J. Durand, 1856-1857, 2 vols.; Poesías completas de Plácido, Paris, C. D. Schmitz, 1857; Colección de las nuevas poesías de Plácido, La Habana, Imprenta de Sebastián Falet, 1858; Poesías completas de Plácido (Gabriel de la Concepción Valdés) 3.ª ed., París, Librería Española de Mme. C. Denne Schmitz, 1862; Plácido (Gabriel de la Concepción Valdés), La Habana, La Primera de Papel, 1886; Poesías completas con doscientas diez composiciones inéditas (Gabriel de la Concepción Valdés), Buenos Aires, Editoril Maucci, 1903; Poesías de Plácido (Gabriel de la Concepción Valdés), Paris, Librería de la Viuda de Ch. Bouret, 1904; Poesías completas, La Habana, Cultural, ¿1902?, ¿1928?; Plácido Colección escogida de Poesías, Barcelona, Seix, 1910; Poesías selectas de Plácido, La Habana, Cultural, 1930; Poesías escogidas Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1977; Poesías, Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1980.

 

Bibl.: Aureola poética del Sr. D. Francisco Martínez de la Rosa por las Musas del Almendares, La Habana, Imprenta del Gobierno de S. M., 1834; “El nuevo Quevedo”, en Noticioso y Lucero de La Habana (La Habana), 7 de abril de 1842, pág. 3; R. Zambrana, Diferentes épocas de la poesía en Cuba, vol. 1, La Habana, Est. Tipográfico La Cubana, 1858; J. Márquez, Plácido y los conspiradores de 1844, La Habana, Imprenta La Constancia, 1894; O. Bazil, Parnaso Antillano, Barcelona, Maucci, 1918; D. Figarola-Caneda, Plácido (poeta cubano), La Habana, Imprenta El Siglo xx, 1922; A. Piedra-Bueno, Literatura cubana, síntesis histórica, La Habana, Editorial América, 1939; J. Remos, Historia de la literatura cubana, La Habana, Cárdenas y Cía., 1930; L. Horrego Estuch, Plácido el poeta infortunado, La Habana, Dirección General de Cultura- Ministerio de Educación, 1960; I. Bar-Lewaw, Plácido, vida y obra, México, Editorial Botas, 1960; M. Henríquez Ureña, Panorama histórico de la literatura cubana, vol. 1, Puerto Rico, Ediciones Mirador, 1965, págs. 166-169; R. Lazo, La literatura cubana. Esquema histórico desde sus orígenes hasta 1964, México, Universidad Autónoma, 1965; V. Báez, La enciclopedia de Cuba, vols. VII y VIII, San Juan y Madrid, 1973-1974; S. Chaple, Estudios de literatura cubana, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1980; M. García Garófalo, Plácido, poeta y martir, México, Botas, 1983; Diccionario de la literatura cubana, vol. II, La Habana, Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba-Editorial Letras Cubanas, 1984, págs. 1059-1062; E. García, Cuba: Plácido, poeta mulato de la emancipación (1809-1844), Nueva York, Senda Nueva de Ediciones, 1986.

 

Rubén C. Arango Santaballa