López Puigcerver, Joaquín María. Valencia, 18.XI.1841 – Madrid, 28.VI.1906. Jurisconsulto y ministro.
Nació en Valencia y tras cursar bachillerato en su ciudad natal inició los estudios de Derecho. Se licenció en esta disciplina por las Universidades de Valencia y Madrid. Al terminar sus estudios abrió bufete con notable éxito en la capital madrileña. Simultaneó los últimos años de carrera con las oposiciones a los servicios del Consejo del Estado. Todo ello le permitió relacionarse con el círculo librecambista de la Sociedad Libre de Economía en la que figuraban, entre otros, Figueroa, Pastor y Colmeiro.
De adscripción liberal, se inició en la política en los últimos años del reinado de Isabel II y participó activamente en la Revolución de 1868. Como es sabido, la Gloriosa fue el último levantamiento militar y civil de los liberales al viejo estilo. Los años que transcurren entre 1868 y 1874 constituyen uno de los períodos más agitados de la historia de España. La “Septembrina” fue obra de fuerzas ideológicas, políticas o sociales muy diversas, conforme a un objetivo —echar del poder a los moderados y destronar a Isabel II—, pero desacorde en todo lo demás. Por otra parte, una ruptura tan radical como aquella entrañaba la inevitable necesidad de ensayar en España regímenes totalmente nuevos. En noviembre de 1870, las Cortes Constituyentes nombraron rey de España a Amadeo de Saboya. Al celebrarse los comicios de 1872, Joaquín López fue elegido diputado por el distrito granadino de Santa Fe. Ese mismo año desempeñó el cargo de subsecretario de Hacienda. Éste será el comienzo de una brillante carrera en dicho Ministerio. En febrero de 1873 se proclamó la Primera República y, al poco tiempo, Joaquín López fue nombrado director general de Contribuciones. La inestabilidad política produjo la caída del nuevo régimen y, a falta de otra alternativa que asegurase el orden, se produjo la vuelta de la Monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII.
Según Jesús Pabón, “el “continuar la historia” de Cánovas, responde, exactamente, a una convicción general; los años precedentes viviéronse en anormalidad, en interinidad, en un paréntesis que era necesario cerrar. La Restauración había de ser norma, equilibrio y estabilidad, final de un Estado de excepción, no sólo en el curso de la vida española, sino estado de excepción en el concierto de los pueblos europeos” (J. Pabón, [1952], I: 45). Esa estabilidad se lograría con la integración en el sistema de buena parte de las fuerzas políticas y sociales. No obstante, López Puigcerver, durante los primeros años de la Monarquía de Sagunto, estuvo alejado de la vida pública. Hay que esperar a la década de 1880 para verlo nuevamente en la política. Tras los comicios generales de 1881 ocupó el escaño de Getafe (Madrid). En 1883 desempeñó el cargo de subsecretario de Hacienda en el ejecutivo del duque de la Torre. Al año siguiente ocupó el escaño de la circunscripción de la capital almeriense y el de Murcia, en 1886. Ese mismo año ingresó en las filas del Partido Fusionista y Sagasta le encargó el Ministerio de Hacienda. Se ocupó de esta cartera del 2 de agosto al 7 de octubre de 1886 y del 9 de octubre de ese año al 12 de junio de 1888. Durante su ausencia le sustituía Carlos Navarro. Nuevamente presidió este Ministerio entre junio y noviembre de 1888. Como ha indicado Seco Serrano, 1890 marcó un punto de inflexión en la política de la época al conseguir Sagasta que se aprobara la Ley de Sufragio Universal. La temprana introducción de este derecho en España no fue nunca —como advierte Varela Ortega— objeto de especial conflicto, quizá porque en los últimos decenios del siglo xix los representantes del país pensaban que en la Península se daba un régimen liberal parlamentario, pero sin electorado. Con la nueva normativa fue elegido López Puigcerver por el distrito madrileño de Getafe de forma ininterrumpida desde los comicios generales de 1891 hasta 1905. En los nuevos ejecutivos de Sagasta también estuvo presente López Puigcerver. Ocupó la cartera de Gracia y Justicia del 21 de enero al 5 de agosto de 1890 y presidió el Ministerio de la Gobernación en marzo de 1894. Fue ministro de Fomento del 4 de noviembre de 1894 al 23 de marzo de 1895. De nuevo se hallaba en el Ministerio de Hacienda del 4 de octubre de 1897 al 4 de marzo de 1899, y en el de Gracia y Justicia del 15 de noviembre al 6 de diciembre de 1902. Tras la muerte de Sagasta se manifestó partidario de Montero Ríos para la presidencia del Partido Liberal. Al formar Gobierno, Montero Ríos le encargó la cartera de Gracia y Justicia, cargo que desempeñó entre octubre y diciembre de 1905.
Esta gran capacidad para asumir responsabilidades se vio truncada con su muerte, acaecida en Madrid, en 1906.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 71 n.º 19, 91 n.º 1, 91 n.º 4, 102 n.º 6, 105 n.º 31, 107 n.º 31, 107 n.º 34, 109 n.º 31, 111 n.º 31, 113 n.º 29, 115 n.º 29, 117 n.º 29, 119 n.º 29.
S. Bermúdez de Castro y O’lawlor, Marqués de Lema, De la Revolución a la Restauración, Madrid, Voluntad, 1927; J. Pabón, Cambó, vol. I, Barcelona, Alpha, [1952-1969], pág. 45; M. Fernández Almagro, Historia Política de la España Contemporánea, Madrid, Pegaso, 1956; C. E. Lida e I. M. Zavala, La revolución de 1868. Historia, pensamiento y literatura, Nueva York, Las Américas, 1970; F. Pi y Margall, El reinado de Amadeo y la República de 1873, Madrid, Seminarios y Ediciones, 1970; M. Fernández Almagro, Cánovas. Su vida, Su política, Madrid, Tebas, 1972; J. A. Lacomba, La I República. El trasfondo de una revolución fallida, Madrid, Guadiana de Publicaciones, 1973; L. Díez del Corral, El liberalismo doctrinario, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1973; M. E spadas Burgos, Alfonso XII y los orígenes de la Restauración, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1975; J. Varela Ortega, Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración, 1875-1900, Madrid, Alianza, 1977; J. F. Lasso Gaite, El Ministerio de Justicia, su imagen histórica (1714-1981), Madrid, Imprenta Sáez, 1984; M. Tuñón de Lara (dir.), La España de la Restauración. Política, economía, legislación y cultura. I Coloquio de Segovia sobre Historia Contemporánea de España, Madrid, Siglo XXI de España, 1985; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, t. I, Madrid, Espasa Calpe, 1988; M. Martínez Cuadrado, Restauración y crisis de la Monarquía, 1875-1931, Madrid, Alianza, 1991; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de ministros de Hacienda (s. xix-xx), Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1991; J. M. Cuenca Toribio, Parlamentarismo y antiparlamentarismo en España, Madrid, Publicaciones del Congreso de los Diputados, 1995; C. Seco Serrano, “Ante el centenario de Cánovas del Castillo”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (BRAH), 193 (1996), págs. 381-391; Cánovas del Castillo y su tiempo, ciclo de conferencias pronunciadas en la Fundación Ramón Areces. Madrid, marzo de 1997, Madrid, Real Academia de la Historia-Fundación Ramón Areces, 1997; Cánovas y la Restauración, Madrid, Argentaria, Comisión Nacional Conmemorativa del Centenario de la Muerte de Cánovas, 1997; C. Dardé, La Restauración, 1875-1902. Alfonso XIII y la regencia de María Cristina, Madrid, Temas de Hoy, 1997; C. Seco Serrano, “El centenario de Cánovas: aproximación cordial al Monstruo”, en BRAH, 194 (1997), págs. 411-424; M. Suárez Cortina (ed.), La Restauración entre el liberalismo y la democracia, Madrid, Alianza, 1997; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998; C. Seco Serrano, Historia del conservadurismo español, Madrid, Temas de Hoy, 2000; F. N avarro (dir.), La Enciclopedia, vol. II, Madrid, Salvat, 2003.
María José Ramos Rovi