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Juan Bautista Corachán

Biografía

Corachán, Juan Bautista. Valencia, 1661 – 1741. Matemático, físico, astrónomo.

Juan Bautista Corachán nació en Valencia el año 1661. Estudió en la universidad de la ciudad, donde se graduó en Artes y se doctoró en Teología. Su interés por las matemáticas fue, al parecer, bastante temprano y a los dieciocho años redactó una obra de carácter didáctico titulada Ameno y deleytable jardin de Mathemáticas. Su principal mentor en estas materias debió ser Félix Falcó de Belaochaga, al que Corachán llama en sus escritos “Magister meus”. Con su ayuda y con los instrumentos que poseía Falcó, Corachán se introdujo en las técnicas de observación astronómica y realizó numerosas observaciones de cometas, eclipses y planetas.

En la década 1680-1690 comenzó a frecuentar las tertulias y academias que se celebraban en Valencia en la que se discutían cuestiones filosóficas y científicas, amén de las literarias y artísticas, donde encontró el ambiente adecuado para desarrollar sus inquietudes científicas. Una de estas tertulias funcionaba en 1687 con el carácter de academia de matemáticas y con la intención, hecha explícita por sus miembros, de sentar las bases de una sociedad científica valenciana, a imagen de las europeas. En ella se celebraban “congresos” donde se discutían cuestiones de aritmética, geometría, álgebra, indivisibles, las leyes del movimiento de Galileo y Descartes, estática, hidrostática e hidráulica; se impartían cursos de estas materias y se realizaban experiencias de física y observaciones con microscopios y telescopios. Sus principales protagonistas eran tres clérigos valencianos: Baltasar de Íñigo, Juan Bautista Corachán, que actuaba de secretario, y Tomás Vicente Tosca. Con una conciencia clara del retraso científico de su país, estos autores se dedicaron a la tarea de asimilar y difundir en el ambiente valenciano y español los nuevos conocimientos y métodos surgidos de la Revolución Científica.

En 1696 Corachán consiguió la cátedra de Matemáticas del Estudio General, aunque anteriormente había ya impartido estas materias “por su propio motivo, con sola la licencia del Rector, sin útil alguno”.

Del grupo de “novatores” valencianos en el ámbito de las ciencias físico-matemáticas, Corachán fue de hecho el único que ejerció como catedrático en la Universidad de Valencia. Desde su posición de catedrático, y desde su prestigio en la ciudad, a la que sirvió en diversas cuestiones técnicas, Corachán intentó mejorar la situación de su cátedra e introducir reformas en la enseñanza de las ciencias. Elaboró versiones más modernas de los Elementos de Euclides, basadas en diferentes ediciones y comentarios aparecidos a lo largo de los siglos XVI y XVII. Al propio tiempo, intentó superar el estrecho marco de las constituciones, desarrollando, a través de lecciones fuera del programa habitual, diversos temas de astronomía, geografía, mecánica, óptica, etc., con especial atención a los progresos en los conocimientos en estas materias. En este sentido son particularmente interesantes los textos de una serie de conferencias “físico-matemáticas” que Corachán, con el permiso del rector, debió impartir.

Estos textos se conservan en forma manuscrita agrupados en dos volúmenes con los títulos: Dissertationes Physico-Mathematicae y Dissertationes ex Physico-Mathematica y fechados, el primero en 1704 y el segundo en 1720. El contenido de estas disertaciones se refiere a temas como “el lugar del fuego”, “la visión y su órgano”, “el sistema del mundo”, “sobre el aumento de la fuerza motriz por medio de las máquinas”, “del Sol y sus propiedades”, “el movimiento local y el reposo”, “la atracción”, “la figura de la Tierra”, etcétera.

De los esfuerzos de Corachán por mejorar la situación de su cátedra y reformar la enseñanza de las ciencias, dan también testimonio una serie de memoriales e informes que se conservan entre los manuscritos de este autor. Dos de estos manuscritos tratan explícitamente de la reforma de las constituciones y se ha fechado su redacción entre 1704 y 1707. Uno de ellos lleva el expresivo título: Breve insinuación de la grande importancia, y necesidad de las Mathemáticas para lo literario y político. En este texto se advierte, desde el principio, un tono de escepticismo y una conciencia clara del atraso en que se hallaba el cultivo de las ciencias en el país: “No con poco dolor tomo la pluma para escribir deste asunto, lo uno porque hemos llegado a un tan infeliz estado, que es menester probar lo que es tan manifiesto, de lo qual dieron buen testimonio los antiguos, y ahora lo dan los modernos; lo otro porque me han mandado que sea breve y este argumento pedía muchos pliegos [...]”.

El otro manuscrito es un amplio y detallado plan de reforma titulado: Apuntamientos para las Constituciones que se han de hacer en la insigne Universidad de Valencia en lo tocante a las Matemáticas. Comienza señalando de nuevo su escepticismo acerca de que sus indicaciones sean atendidas. Propone mantener las dos cátedras de Matemáticas: de “Euclides” y de “Ptolomeo”: “Según el estilo de los antecesores, la cátedra que tengo es la de Euclides, y la del Dr. Lloret, la de Ptolomeo”.

De este informe cabe destacar, en primer lugar, la incorporación a la cátedra de matemáticas de la física moderna: mecánica (estudio de las máquinas simples), estática: “propiedades y leyes del movimiento local; el de los graves [...], perpendículos, proyectos, y otros”, hidrostática e hidráulica, óptica, “catóptrica y dióptrica tratando de la luz y colores, del diáfano y opaco; de la refracción en diversas figuras de vidrios y lentes; con la explicación, y fábrica de los anteojos ordinarios, de larga vista, y microscopios”. En segundo lugar, en la cátedra de Astronomía, la incorporación de los nuevos conocimientos astronómicos, con las reservas habituales en relación a la teoría heliocéntrica: “El catedrático de Ptolomeo [...] explicará todos los sistemas del mundo eligiendo el que le pareciere más conveniente, menos el Ptolemaico por anticuado, y el copernicano, y semicopernicanos por prohibidos” y de la trigonometría y el cálculo logarítmico, “que aunque propiamente pertenecen a la Cátedra de Euclides, pero en ésta tienen su principal uso [...]”. Cabe destacar también la inclusión de cuestiones y temas más próximos a la técnica y a las aplicaciones prácticas de las ciencias (lo que era muy común en los “Cursos” matemáticos del siglo XVII) como la arquitectura militar y la artillería. Además, Corachán insiste en que todas las materias referidas habrán de impartirse “demostradas, o probadas con razones naturales, y experiencias respectivamente”. Por otra parte y recurriendo a un famoso texto de Pedro Simón Abril, Corachán sugiere que las matemáticas se enseñen en “lengua vulgar”.

Al final, insiste en la necesidad de que exista una cátedra nueva de filosofía natural y en que el catedrático debía ser matemático, “porque la física necesita muchísimo destas ciencias”.

Los esfuerzos de Corachán no tuvieron ningún éxito. La universidad, el año 1707, tras el triunfo de las armas de Felipe V en el antiguo reino de Valencia, sufrió idéntico colapso que las restantes instituciones del mismo. Durante años la enseñanza languideció en Valencia en un régimen de interinidades y penurias.

En 1720 Corachán, cansado y enfermo, se jubiló “con la cortedad de salario de 35 Ls. y nada más”. A partir de entonces, su actividad científica disminuyó sensiblemente, como se deduce del estudio de sus manuscritos.

No obstante, en 1740 aún participó en el proyecto de Antonio Bordázar de establecer una “Academia Mathemática Valenciana” con la aprobación del Monarca. Años después, el plan de reforma de Corachán fue copiado e incorporado por Mayáns en su Idea del nuevo método que se puede practicar en la enseñanza de las universidades de España (1767).

Corachán sólo publicó dos trabajos de carácter científico, ambos antes de 1700. El primero es un folleto de siete páginas dedicado al cometa aparecido en 1682, el célebre “cometa Halley”, titulado Discurso sobre el cometa que apareció este año 1682 (Valencia, 1682). Algunos años después dio a la imprenta la Arithmética Demonstrada Theórico-Práctica para lo Mathematico y lo Mercantil (1699), reeditada varias veces. De esta obra, de carácter fundamentalmente didáctico, se ha destacado el énfasis puesto en las demostraciones de las reglas logísticas, con objeto de superar los métodos memorísticos en la enseñanza del cálculo elemental. También destaca el uso sistemático de la notación decimal moderna, difundida en España por Corachán sin retraso notable con respecto a otros países. Otros aspectos interesantes de la obra son la inclusión del cálculo combinatorio y el estudio, muy amplio y detallado, de las progresiones y los logaritmos.

Junto a estas obras, Corachán dejó una importante cantidad de manuscritos, que en su mayoría se conservan, agrupados en más de cincuenta volúmenes de contenido muy variado, pero todos en su mayor parte relativos a cuestiones científicas. Constituyen un inapreciable testimonio del enorme esfuerzo desarrollado por Juan Bautista Corachán para incorporar, asimilar y difundir en el ambiente valenciano las nuevas corrientes filosóficas y científicas. Su contenido es muy variado: extractos de obras de autores del siglo XVII, principalmente científicos jesuitas; una copia de un texto de álgebra compuesto a partir del Traité d’algèbre (1690), de Michel Rolle y los Eléments des Mathématiques, de Jean Prestet; obras de astronomía que incluyen descripción de los sistemas astronómicos —entre los cuales Corachán dice aceptar el de Copérnico como hipótesis y el de Tycho Brahe como expresión de la verdad física del Universo— y referencias a las elipses keplerianas, aunque según la versión de Bouilleau-Ward; manuscritos de geografía, cronología, tablas astronómicas, hidrografía y meteoros; varios textos de hidrometría basados en Domenico Guglielmini y otros autores; textos de mecánica (máquinas simples), movimiento local, dinámica de graves, hidrostática, óptica (siguiendo fundamentalmente a Descartes y Francisco María Grimaldi), instrumentos ópticos como microscopios, telescopios, etc. Junto a esto, cabe reseñar importantes ausencias: la geometría de Descartes y Pierre de Fermat y el cálculo infinitesimal; en física, los conocimientos de Corachán son anteriores a la “gran síntesis newtoniana”.

A través de un manuscrito de Notationes miscellaneas pueden seguirse muchas de las observaciones astronómicas realizadas por Corachán entre 1682 y 1796: del cometa de 1682; de los satélites de Júpiter; de Saturno y del anillo, con una figura en la que el anillo aparece representado como dos satélites alargados; de eclipses de Luna; de un eclipse de Sol que tuvo lugar el 12 de mayo de 1706. En varias ocasiones menciona los instrumentos utilizados para observar los eclipses: un sextante, un telescopio y un péndulo. Es interesante señalar que muchas de estas observaciones las realizó con su maestro Falcó de Belaochaga.

Asimismo, junto a sus observaciones, frecuentemente incluye las realizadas por Tosca de los mismos fenómenos, este último auxiliado a veces por José Fernández de Marmanillo, secretario de la Inquisición y compañero de Tosca en la Congregación de San Felipe Neri. Asimismo, en un volumen conservado con el título de Miscellanea. Tomo I, figuran dos trabajos de Corachán relativos al eclipse de Luna del 10 de diciembre de 1685, de gran interés para reconstruir el ambiente científico de la Valencia de la época. Así, en uno de los trabajos citados, Corachán nos explica que el eclipse fue explorado por medio de dos observaciones: una realizada en casa de Falcó con un “gran triángulo”, que debía ser un instrumento similar al descrito por Zaragoza en su Fábrica de varios instrumentos geométricos, y un telescopio construido también por Zaragoza. La otra observación se realizó desde la Congregación de San Felipe Neri, con un triángulo filar, instrumento descrito también por Zaragoza, un péndulo y un telescopio de nueve pies de largo (alrededor de dos metros y medio). Junto a las observaciones astronómicas, las cuestiones generales de la astronomía y sus fundamentos teóricos son estudiados por Corachán en varios escritos, como el titulado Tratado de Cosmografía. En este texto, describe con detalle los diversos sistemas del mundo, como era habitual en este tipo de tratados, y en especial el de Copérnico, al que considera admisible “por suposición”.

Finalmente dice preferir el sistema de Tycho Brahe, ya que tiene, según Corachán, el mismo valor explicativo que el de Copérnico y no contradice las Sagradas Escrituras. Igualmente se expresa en las Dissertationes de 1704 anteriomente citadas y en otro tratado de Cosmographia, fechado en 1715. Corachán se refiere también ocasionalmente al movimiento planetario según elipses, en términos análogos a los de Zaragoza y, como éste, habla también de un movimiento en espiral.

En conjunto, las ideas y conocimientos de astronomía y cosmología de Corachán, aunque no escapan al eclecticismo jesuítico, que es su principal modelo, ni a la ignorancia de muchos de los grandes avances de la ciencia clásica, sobre todo los realizados en las últimas décadas del siglo XVII (y particularmente, la “gran síntesis newtoniana”), es más moderna que la de Zaragoza.

Así, por ejemplo, cuestiones que el jesuita rehuyó tratar en su Esphera, como el movimiento de rotación alrededor del Sol, alrededor de su eje, son ampliamente explicadas por Corachán, sobre todo en las Dissertationes de 1704, donde cita, entre otros autores, a Cassini y sus observaciones de 1676.

Uno de los manuscritos más interesantes de Corachán es el titulado Avisos del Parnaso. Redactada en 1690, esta obra fue publicada en 1747 por Mayáns en la Academia Valenciana. Está escrita en castellano y su principal objetivo es conseguir atraer hacia la ciencia a aquellos hombres no impregnados del prejuicio de las escuelas. En sus Avisos, Corachán narra una serie de reuniones que tuvieron lugar en el Parnaso, en diferentes días, en las que se realizaron diferentes experiencias y se discutieron varias cuestiones científico-filosóficas, tales como si la luz es o no una cualidad, si el Príncipe ha de tener conocimientos científicos, si hay o no esfera de fuego, la naturaleza ígnea del Sol y las manchas solares, y la identidad básica de naturaleza entre los planetas y la tierra, etc.

Este Parnaso científico-filosófico de que habla Corachán recuerda en cierto modo la Casa de Salomón de Francis Bacon y, bajo la forma de fábula o utopía, es una recreación literaria de la sociedad científico-filosófica a imagen de las europeas con la que soñaban los “novatores” valencianos. Sociedad donde “antiguos” y “modernos” podrían encontrarse y discutir todas las cuestiones de la filosofía natural, siendo la razón y la experiencia (en todo aquello que no contradijese su fe) los últimos árbitros de las discusiones.

En este sentido, la admiración de Corachán por las nuevas sociedades científicas se refleja en la sesión titulada: “Enseña Roberto Boyle un Recipiente a su amada junta Anglicana, y observa muchos arcanos con admiración de todos”. El recipiente es la bomba pneumática diseñada por Boyle, cuya noticia la debió obtener Corachán a través de las obras de Gaspar Schott, uno de los primeros autores que difundió en la Europa continental los trabajos del científico inglés con su instrumento. Como ya señaló Ramón Ceñal, esta obra contiene un fragmento del Discurso del Método de Descartes, en versión castellana del propio Corachán, con el expresivo título: “Propone Renato Descartes un método para usar bien de la razón y buscar la verdad en las Ciencias”.

Otro de los temas tratados por Corachán en sus obras es el de la hidrometría, materia sobre la que se conservan cuatro manuscritos, en latín y en castellano, uno con fecha de 1703, dos de 1712 y otro sin fecha. Todos ellos se basan en la obra del médico y matemático de Bolonia, Domenico Guglielmini, Aquarum fluentium mensura nova methodo inquisita (Bolonia, 1690). Guglielmini, discípulo de Malpighi, realizó trabajos de astronomía y, en 1685, fue nombrado intendente general de las aguas de la provincia de Bolonia. En 1694 ocupó la cátedra de Hidrometría de la Universidad de Bolonia, expresamente creada para él, y, al parecer, la primera en Europa de esta materia. Corachán conoció, al parecer, la obra de Guglielmini a través de Baltasar de Íñigo. Este interés de los novatores valencianos por la hidrometría o “medida de las aguas corrientes”, muestra una vez más su concepción moderna de la ciencia y del científico como “ministro (administrador) e intérprete de la naturaleza”, de acuerdo con la definición baconiana, y su pretensión, de carácter preilustrado, de transmitir los conocimientos científicos básicos y necesarios para resolver los problemas técnicos.

 

Obras de ~: Discurso sobre el cometa que apareció este año 1682, Valencia, 1682; Arithmetica demostrada theórico-practica, Valencia, 1699 (reimpr. Barcelona, 1719, 1735 y 1757); Avisos del Parnaso, Valencia, 1747; Mathesis Sacra, Valencia, 1757; Un inventario de los manuscritos de tema científico de Corachán puede verse en V. Navarro Brotóns, “Inventario de los manuscritos científicos que figuran en la Biblioteca Mayansiana”, Primer Congreso de Historia del País Valenciano, vol. I, Valencia, 1973, págs. 591-606. Los Apuntamientos para las Constituciones [...] han sido editados recientemente por V. Navarro Brotóns, “Juan Bautista Corachán y la enseñanza universitaria”, en Estudios de Historia de Valencia, Valencia, Universidad, 1978, págs. 279-282.

 

Bibl.: V. Ximeno, Escritores del Reyno de Valencia, vol. II, Valencia J. E. Dolz, 1749, págs. 267-268; R. Ceñal, “La filosofía española del siglo XVII”, en Revista de la Universidad de Madrid, 11 (1962), págs. 52-56 y 373-410; V. Peset Llorca, “La Universidad de Valencia y la renovación científica española (1687-1727)”, en Asclepio, 16 (1964), págs. 214-231; J. López Piñero, La introducción de la ciencia moderna en España, Barcelona, Ariel, 1969; S. García Martínez, Els fonaments del País Valencià, modern, Valencia, Garbí, 1968; V. Navarro Brotóns, “La renovación de las ciencias físico-matemáticas en la Valencia preilustrada”, en Asclepio, 24 (1972), págs. 367- 369; V. Navarro Brotóns, La revolución científica en España. Tradición y renovación en las ciencias físico-matemáticas, tesis doctoral, Valencia, 1978; V. Navarro Brotóns, Tradició i canvi científic al País Valencià modern (1660-1720): Les ciències Físico-Matemàtiques, Valencia, 1985; V. Navarro Brotóns, “Descartes y la introducción de la ciencia moderna en España”, en La Filosofía de Descartes y la fundación del pensamiento moderno, Salamanca, Sociedad Castellano-Leonesa de Filosofía, 1997, págs. 225-253; J. M. López Piñero y V. Navarro, “La actividad científica valenciana de la ilustración. Estudio Histórico”, en J. M. López Piñero et al., La actividad científica valenciana de la ilustración, Valencia, Diputación, vol. I, págs. 11-108, 1998; V. Navarro Brotóns, “El moviment “novator” de les ciències físico-matemàtiques”, en J. Vernet y R. Parés (dirs.), La ciència en la història dels Països Catalans, vol. II, Barcelona-València, Institut d’Estudis Catalans-Universitat de València (en prensa).

 

Víctor Navarro Brotons