López de Campos, Diego. ¿Trasmiera (Cantabria)?, c. 1250 – Alfaro (La Rioja), 8.VI.1288. Militar y político.
Por el apellido patronímico era primo o pariente de los López de Haro, y por el toponímico parece descender de una vieja estirpe y familia de condes y ricohombres de Tierra de Campos, en Castilla.
Su primo, Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya y de otros muchos lugares y fortalezas de España, era el personaje más influyente de su tiempo, y su poder eclipsaba al propio rey, Sancho IV el Bravo de Castilla y de León (1284-1295), que elevó a Lope, para atraerlo a su causa, a la dignidad de conde, de mayordomo y alférez mayor del reino.
Preocupado el Monarca por el poderío excesivo de su mayordomo y de su lealtad debida, decidió prescindir de su privanza y valimiento. El chispazo fue una cuestión de estrategia política: la conveniencia de que Castilla se inclinase por una paz con Francia o más bien con Aragón. Se formaron dos bandos o partidos, el aragonés y el francés. A la cabeza del primero estaban Lope, con su primo Diego, y el infante Juan, hermano del Rey. Al frente del segundo bando estaban la esposa del Rey, María de Molina, y el arzobispo de Toledo.
Y llegó lo que la historia conoce como los sucesos o la tragedia de Alfaro, el martes 8 de junio de 1288. El Rey convocó una entrevista en esta localidad riojana y quiso conocer la opinión de sus consejeros. Inopinadamente, Sancho IV ordenó la detención inmediata de su hermano el infante Juan y del conde Lope Díaz de Haro. En ese momento Lope, ayudado por su primo Diego, avanzó contra el Monarca, cuchillo en mano. La guardia del Rey hirió al conde, que fue rematado de un mazazo en la propia sala. No se detuvieron aquí los hechos. También fue agredido y ejecutado en el acto Diego López de Campos, al que se le acusaba de las violencias cometidas por él, meses atrás, en tierras de la frontera de Portugal, de Ciudad Rodrigo y de Salamanca.
Mientras, el infante Juan hirió a dos hombres del Rey y se dirigió amenazador contra su hermano. Atraída por el ruido de la pelea, llegó la reina María de Molina, que estaba en una sala contigua, y se interpuso resuelta entre los dos hermanos, impidiendo, sin duda, el fratricidio.
Esta patética escena ponía fin a la privanza de Lope Díaz de Haro y de su primo Diego López de Campos, lo cual significó un giro en la política de Castilla.
Bibl.: M. Gaibrois de Ballesteros, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1922-1928, 3 vols., passim; “Crónica del rey Don Sancho el Bravo”, en C. Rosell (ed.), Crónicas de los reyes de Castilla, t. I, Madrid, Atlas, 1953 (Biblioteca de Autores Españoles, t. LXVI), caps. III, IV y V; A. García Carraffa, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, t. XXII, Madrid, Imprenta Antonio Marzo, 1955, págs. 61 y ss.; J. Martínez Díez, Historia de Alfaro, Logroño, Gráficas Ochoa, 1983, págs. 228-233; V. A. Álvarez Palenzuela, “Esfuerzos reconquistadores y expansión mediterránea de Aragón”, en L. Suárez Fernández et al. (dirs.), Historia general de España y América, t. IV, Madrid, Rialp, 1984, págs. 656-657.
Felipe Abad León
