Ayuda

Juan Cedillo Díaz

Biografía

Cedillo Díaz, Juan. ¿Camarena? (Toledo), c. 1565 – 24.VII.1625. Clérigo secular, matemático, cosmógrafo, astrónomo e ingeniero.

Nació, quizás, en la villa toledana de Camarena, lugar en donde murió en casas de su propiedad. Aunque no se tienen datos de su infancia y juventud, sí está probado que estudió Artes y Teología, posiblemente en la Universidad de Alcalá, obteniendo el grado de doctor en torno a 1608. Las primeras noticias sobre sus actividades se remontan a 1592, cuando servía al poderoso marqués de Moya, para el que compró unos libros al librero Boyer en Medina del Campo. Pero a pesar de que no se conozca nada sobre sus ocupaciones científicas y técnicas por esos años, parece que en 1596 ocupaba ya una cátedra del Colegio de Santa Catalina en Toledo y gozaba del suficiente prestigio como matemático para que en esas fechas fuese llamado por el conde de Puñonrostro para que leyera la “teoría de los senos” en la Academia Real Mathematica madrileña, tarea que realizó durante casi dos cursos, aunque sin ningún nombramiento oficial.

En 1598 fue elegido por el Consejo de Indias para formar parte de la comisión de diez cosmógrafos que debía revisar la Reforma de los Instrumentos y del Padrón Real de la Casa de la Contratación realizada por el cosmógrafo mayor de Indias Andrés García de Céspedes. En febrero de ese mismo año recibió el nombramiento de “entretenido de las obras de Cádiz”, junto a Andrés de Castillejo. Sus obligaciones consistieron en servir como ayudante al ingeniero Cristóbal de Rojas en la reconstrucción de las fortificaciones de Cádiz y al mismo tiempo “enseñar los días de fiestas las matemáticas a los soldados y personas que quisieren asistir a sus lecturas”. Dejó las clases en julio de 1599 al recibir la orden de embarcarse en la armada de Pedro de Ciaburu para inspeccionar, ayudando siempre a Cristóbal de Rojas, las defensas de Lisboa, La Coruña, islas Terceras y otras plazas atacadas o amenazadas por los ingleses. El resultado de la misión, que duró cuatro meses, fue un conjunto de informes y trazas elaborados por De Rojas y por el propio Cedillo sobre las fortificaciones que se precisaban.

En noviembre regresó a Cádiz y continuó con sus tareas de entretenido en las obras defensivas. En noviembre de 1603 recibió la orden de ir con el capitán Pedro Suárez y el ingeniero Baptista Antonelli a la península de Araya, en la actual Venezuela, para estudiar la posibilidad de anegar y cegar sus salinas con el fin de impedir que los ingleses se apoderasen de ellas. Por motivos que se desconocen, quizás porque sus servicios junto a Cristóbal de Rojas eran más necesarios, no llegó a realizar el viaje. Posiblemente, Cedillo continuó en Cádiz hasta 1605 en que regresó a Madrid junto a De Rojas. La siguiente noticia que se tiene sobre su actividad corresponde a la llamada que recibió del Consejo de Indias (1610) para integrar la junta que debía examinar el método de la Aguja Fija, ideado por el portugués Fonseca para hallar con precisión la coordenada longitud de un lugar. En febrero de 1611, siendo deán de la colegiata de Pastrana y ya doctor, fue elegido por el mismo Real Consejo para suceder a García de Céspedes como cosmógrafo mayor y catedrático de Matemáticas y Cosmografía de la Academia Real; ambos oficios los mantuvo hasta su muerte, acaecida en la localidad toledana de Camarena el 24 de julio de 1625. Desde 1623 desempeñó también el título de preceptor del cardenal Fernando, hijo de Felipe III. Durante el tiempo que ocupó la cátedra impartió, en dos horas diarias, un programa que se desarrollaba en tres años y cuyos contenidos, esencialmente cosmográficos, eran similares a los que se explicaban en la cátedra de Matemáticas y Astrología de la Universidad de Salamanca en esos mismos años. Relacionadas con su labor docente realizó en Madrid repetidas observaciones astronómicas acompañado de sus alumnos, la mayoría nobles y cortesanos —como el marqués de Mirabel, el contador Garnica, el doctor Silveira o el capitán Manchón—, de algunas de las cuales dejó informaciones escritas, como las relativas al cometa de 1618, a la medida del tamaño aparente de la Luna o a la determinación del diámetro de Marte. Su actividad técnica cosmográfica más relevante fue la de confeccionar en 1620, por encargo del Consejo de Indias, una Carta grande de marear y de supervisar las cartas y los instrumentos para la expedición de Diego Ramírez al estrecho de Magallanes.

En febrero de 1625, unos meses antes de su fallecimiento, elaboró y firmó la aprobación del libro Modo facil y nuevo para examinar a los Maestros en la destreza de las armas de Luis Pacheco de Narváez.

Aunque estas pocas líneas son el único escrito suyo que llegó a imprimirse, sí produjo una gran cantidad de textos. Por un lado, realizó una intensa labor de traducción de diversas obras científicas, tarea a la que estaba obligado por su nombramiento de catedrático de la Academia Real, pero también confeccionó tratados originales sobre ingeniería, cartografía, matemáticas y astronomía, relacionados asimismo la mayor parte con sus obligaciones docentes. Veinticuatro de estos escritos, de extensión muy variada, se encuentran recogidos en diversos códices de la Biblioteca Nacional.

Entre sus aportaciones científicas destaca especialmente su posicionamiento cosmológico, muy separado del modelo aristotélico y totalmente alineado con las más novedosas hipótesis astronómicas. En la Biblioteca Nacional de Madrid se encuentran dos extensos manuscritos con sendas traducciones propias al castellano, e incompletas, del De Revolutionibus Orbium Caelestium de Nicolás Copérnico. Una de ellas, preparada para su edición, llega hasta el capítulo sexto del Libro Tercero de los cinco que conforman el texto copernicano, mientras que la segunda copia, que parece el borrador, alcanza hasta el capítulo treinta y cinco de ese mismo Libro Tercero e incluye, además, un prólogo. En las portadas figura como título Ydea Astronómica de la Fábrica del mundo y movimiento de los cuerpos celestiales y como subtítulo, De la Ydea y Cosmología.

Del análisis de estos dos manuscritos se extrae fácilmente la postura claramente heliocéntrica de Cedillo y su aceptación de las nuevas teorías de sus contemporáneos, posteriores a la obra de Copérnico. Así, el catedrático toledano recoge las ideas de Tycho Brahe y Giordano Bruno sobre la inmaterialidad de las esferas celestes y sigue a Kepler, Scaligero y Gilbert al colocar a los planetas girando sobre círculos por la acción de “inteligencias” que actúan a distancia. Al examinar el contenido de los códices de la Biblioteca Nacional puede aventurarse que, posiblemente, Cedillo Díaz pretendió realizar una obra de recopilación de los saberes cosmológicos pero, por causas no suficientemente conocidas, sólo llegó a preparar, y de forma incompleta, una versión comentada en castellano del De Revolutionibus, que, bajo un título tan diferente como el de Ydea Astronómica de la Fábrica del mundo y movimiento de los cuerpos celestiales, permaneció oculta durante casi cuatro siglos. Un dato que pone de relieve la gran importancia de este manuscrito es que constituye la primera traducción a una lengua romance del texto copernicano, pues la única anterior, la contenida en A Perfect Description of the Caelestial Orbes (1576), sólo contiene unas muy pocas páginas traducidas por Thomas Digges al inglés, y hay que esperar hasta el siglo XIX para encontrar la primera edición del De Revolutionibus en una lengua nacional, precisamente la polaca, preparada por Menzzer, Cantor y Thorn.

Una prueba más del convencimiento de Cedillo sobre la realidad del heliocentrismo la constituye la traducción que realizó del Discurso sobre el flujo y reflujo del mar, escrito por Galileo Galilei en 1616, y en donde se explican las mareas como resultado y efecto de la combinación de los movimientos terrestres de rotación y de traslación. En consecuencia, las mareas constituían para Galileo —y también para Cedillo Díaz— la prueba física, definitiva e irrefutable de que la Tierra no permanecía fija y, por consiguiente, demostraban que el sistema copernicano no era sólo un modelo geométrico, sino que representaba el mundo real. El movimiento de la Tierra se comprobaba mirando al mar y no estudiando el cielo.

No puede asegurarse que el doctor Juan Cedillo difundiese sus ideas cosmológicas por medio de sus lecturas en la Academia Real Matemática y, por lo tanto, divulgase de esta manera el heliocentrismo. El temor a las críticas de otros matemáticos y “hombres doctos” de la corte, según él mismo expresó en uno de sus escritos, y los problemas por los que en esos mismos años estaba atravesando Galileo, posiblemente le inclinaron a mantener sus ideas en la privacidad de sus manuscritos y evitar su difusión pública.

Aspectos más prácticos relativos a la astronomía aparecen recogidos en varios manuscritos suyos de la Biblioteca Nacional, como Teóricas nuevas de los Planetas por Georgio Purbachio. Del Sol y De la Luna, Para hallar el lugar del sol por las tablas del Rey D. Alonso, Para hallar el movimiento verdadero de la luna por las tablas del Rey don Alonso, Tabla de la quantidad de los días artificiales, Dianoia de los aspectos de los planetas, pensamiento nuevo, Observaciones sobre el cometa de 1618 y Observaciones sobre el cometa de 1618 y sobre Marte en 1623. Sobre cosmografía y navegación se conservan el Tratado de la carta de marear geométricamente demostrada por el Dr. Juan Cedillo Díaz, año 1616, en donde se explica el uso de la Carta de Marear, indicando de qué manera con ella se puede fijar el rumbo de una nave, un Tratado de la Sphera, De la calamita, brújula y del nordestear y noroestear de las agujas, en donde se intenta ofrecer algunas causas de este fenómeno, tan importante para la navegación, y Los dos Libros del Arte de Navegar de Pedro Núñez de Saa, traducido de latín en castellano por el Doctor Juan Cedillo Díaz, versión incompleta en castellano, de una de las obras más relevantes de la náutica europea del siglo XVI. Como la gran mayoría de los matemáticos de su tiempo, también cultivó la astrología dejando un escueto Tratado de Astrología. Más interesantes son sus escritos matemáticos, como Sciencias matemáticas por qué tomaron este nombre? División de las Ciencias matematicas. La utilidad de las Matem y De los principios matemáticos, que contienen sus reflexiones sobre el concepto y la utilidad de la matemática y que, a pesar de su brevedad —tan sólo cinco folios—, resultan ser de lectura utilísima para entender muchos aspectos de la ciencia del Siglo de Oro.

Por último, también redactó un cortísimo tratado Sobre Esferoides, dirigido especialmente a la astronomía, y una detenida traducción de la geometría griega, Los seis libros primeros de la geometría de Euclides traduzidos del latín al castellano.

Son, en cambio, originales varios tratados suyos sobre el manejo y el fundamento geométrico de algunos instrumentos útiles en ingeniería y arquitectura: Del corobates o libela: tratado breve, provechoso y necesario para encaminar el agua por las cauzas y canchiles a molinos, fuentes y riberas y Del trinormo: tratado breve, útil y acomodado para los ingenieros y agrimensores, marineros, arquitectos y artilleros. En ellos demuestra su experiencia en obras relativas a la nivelación de terrenos y a la traída y conducción de aguas. Finalmente, también tradujo una de las obras más significativas de la ciencia militar europea del siglo XVI, el Tratado de Artillería del italiano Tartaglia.

 

Obras de ~: Tratado de la carta de marear geométricamente demostrada por el Dr. Juan Cedillo Díaz, año 1616, Biblioteca Nacional (BNE), Madrid, ms. 6150, fols. 13 a 19v., Teóricas nuevas de los Planetas por Georgio Purbachio. Del Sol y De la Luna, BNE, ms. 8896; Para hallar el movimiento verdadero de la luna por las tablas del Rey don Alonso, Para hallar el lugar del sol por las tablas del Rey D. Alonso, BNE, ms. 8934; Los seis libros primeros de la geometría de Euclides traduzidos del latín al castellano, Los dos libros del arte de navegar de Pedro Nuñez de Saa Traducción de “De arte ratione navigandi" de Pero Núñez, Sciencias matemáticas por qué tomaron este nombre?, Ydea Astronómica de la Fábrica del mundo y movimiento de los cuerpos celestiales, BNE, ms. 9091; Tratado de la quantidad de los días artificiales, De la calamita, brújula y del nordestear y noroestear de las agujas, Dianoia de los aspectos de los planetas, Traducción del Tratado de Artillería de Tartaglia, Del corobates ó libela: tratado breve, provechoso y necesario para encaminar el agua por las cauzas y canchiles a molinos, fuentes y riberas, Del trinormo: tratado breve, útil y acomodado para los ingenieros y agrimensores, marineros, arquitectos y artilleros, Observaciones sobre el cometa de 1618 y sobre Marte en 1623, Del fluxo y refluxo del mar de Galileo Galilei, BNE, ms. 9092; Carta náutica y geográfica descrita en plano para el uso de la navegación, cosmografía y astronomía, Como se ha de usar el quadrante de Sol, Conclusiones cosmográficas, Las matemáticas, cuyo objeto es la quantidad, Tratado de la Sphera, Sobre Spheroides, Tratado de Astrología, BNE, ms. 9093; Informe sobre un cometa visto por el Dr. Cedillo, BNE, ms. 12026.

 

Bibl.: F. Picatoste Rodríguez, Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI, Madrid, Tello, 1891; J. Sánchez Pérez, “La Matemática”, Estudios sobre la ciencia española del siglo XVII, pról. de N. Alcalá-Zamora, Madrid, Asociación Nacional de Historiadores de la Ciencia, 1935; J. M.ª López Piñero, Ciencia y Técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, Labor, Barcelona, 1979; “Cedillo Díaz, Juan”, en J. M.ª López Piñero, Th. F. Glick, V. Navarro Brotons y E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, vol. I, Barcelona, Península, 1983, pág. 203; M. Esteban Piñeiro e I. Vicente Maroto, “El corobates en un manuscrito de Cedillo Díaz”, y E. de las Heras Latorre, M. I. Vicente Maroto y M. Esteban Piñeiro, “El trinormo. Un instrumento de ingeniería ‘ideado’ por Juan Cedillo Díaz”, en VV. AA., Estudios sobre Historia de la Ciencia y de la Técnica, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1988, págs. 229-239 y págs. 241-254, respect.; “Primeras versiones castellanas (1570- 1640) de las obras de Euclides. Su finalidad y sus autores”, en Asclepio, XLI (1989), págs. 203-231; I. Vicente Maroto y M. Esteban Piñeiro, Aspectos de la Ciencia Aplicada en la España del Siglo de Oro, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1991; M. Esteban Piñeiro y F. Gómez Crespo, “La primera versión castellana (1620-1625) de De Revolutionibus Orbium Caelestium: Juan Cedillo Díaz”, en Asclepio, XLIII (1991), págs. 131-155; M. Esteban Piñeiro, “La Academia de Matemáticas de Felipe II y la Enmienda de los instrumentos de marear”, en A. Lafuente, A. Elena y M. L. Ortega (eds.), La Mundialización de la ciencia y cultura nacional (Actas del Congreso Internacional “Ciencias, Descubrimiento y Mundo colonial”), Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1993, págs. 85-96; M. Esteban Piñeiro y M. Jalón Calvo, “Juan de Herrera and the Royal Academy of Mathematics”, en Scientific Instruments in the Sixteenth Century. The Spanish court and the Louvain School (Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 26 de noviembre de 1997-1 de febrero de 1998), Madrid, Fundación Carlos de Amberes, 1998, págs. 33-42; M. Esteban Piñeiro, “Los Cosmógrafos del Rey”, en VV. AA., Madrid. Ciencia y Corte, Madrid, Comunidad de Madrid, 1999, págs. 121-134; M. Esteban Piñeiro, La “Academia de Matemáticas de Madrid”, en E. Martínez Ruiz (dir.), Felipe II, la ciencia y la técnica, Madrid, Actas, 1999, págs. 113-132; M. Esteban Piñeiro, “Los Cosmógrafos y otros ‘oficios matemáticos’”, en L. García Ballester (dir.), Historia de la Ciencia y de la Técnica en la Corona de Castilla, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2002, págs. 129-146; M. Esteban Piñeiro, “Las Academias técnicas en la España del siglo XVI”, en Quaderns d’Historia de l’Enginyeria, vol. V, 2002-2003 (2003), págs. 13-25.

 

Mariano Esteban Piñeiro

Personajes similares