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Francesc Carbonell Bravo

Biografía

Carbonell Bravo, Francesc. Barcelona, 5.XI.1768 – 15.XI.1837. Químico, farmacéutico, médico.

Francesc Carbonell nació en 1768 en Barcelona, hijo del boticario Jaume Carbonell y de María Te­resa Bravo. Entre 1776 y 1785 cursó sus primeros estudios en el Seminario Tridentino de aquella ciu­dad, una formación que había de continuar con la obtención del título de bachiller, licenciado y doc­tor en Filosofía por la Universidad Literaria de Palma de Mallorca. En 1785 aprendió sus primeras nocio­nes matemáticas bajo la tutela de Francesc Bell Llo­part, profesor de aquella materia en el jesuita Colegio de Cordellas de Barcelona, mientras combinaba esas clases con las prácticas de boticario en el negocio fa­miliar. En 1789, una vez aceptado en el Colegio de Boticarios, se trasladó a Madrid, donde entró en con­tacto con importantes personalidades científicas de las nuevas instituciones ilustradas borbónicas. Asis­tió a las lecciones de botánica de Casimiro Gómez Ortega; fue discípulo de François Chavaneau en la Escuela de Mineralogía durante el curso 1790-1791; se matriculó en el curso público de química que ofre­cía Pedro Gutiérrez Bueno en el Real Laboratorio Químico de Madrid; asistió además al curso de física experimental de Joaquín González de la Vega, en los Estudios de San Isidro.

Entre 1791 y 1795, Carbonell cursó además estu­dios de medicina en la Universitat de Huesca, donde se doctoró, para regresar posteriormente a Barcelona, vinculado a las nuevas instituciones médicas que se habían creado en la ciudad. Así, entre 1796 y 1798 asistió a clases de Patología y Anatomía en el Real Colegio de Cirugía, e inició igualmente su actividad docente con un curso de Química Neumática en la Academia Médico Práctica. Fruto de su preocupación por la aplicación de la Química a la farmacia fue su obra Pharmaciae Elementa Chemiae recentoris funda­mentis innixa (1796), que había de tener una impor­tante proyección internacional, con varias ediciones en castellano y en francés.

Carbonell completó más adelante su formación médica y química en el Universidad de Montpellier, donde revalidó su anterior doctorado de Huesca con la disertación De chemiae ad Medicinam applicationis usu et abusu disceptatio (1801), en la que discutía la conveniencia de la aplicación de los conceptos de la nueva Química de finales del siglo xviii a la me­dicina. En Montpellier estuvo en contacto con Jean-Antoine Chaptal, el introductor de la nueva Química en el currículum médico de esa universidad, y uno de los importantes promotores de la industria química francesa. Chaptal pretendía aplicar la nueva ciencia a las necesidades regionales del Languedoc, centradas en la viticultura y la industria textil, un proyecto que tuvo una gran influencia sobre Carbonell, con su pos­terior intento de aplicación del mismo en Cataluña.

De vuelta a España, Carbonell frecuentó, entre 1801 y 1803, el laboratorio del químico francés Joseph-Louis Proust en Madrid, quien le asesoró sobre los criterios necesarios para formar un laboratorio y una escuela de química. Tomó también lecciones de Mineralogía con Christian Herrgen. Después de un largo proceso de discusión, Carbonell fue finalmente nombrado en 1803 director de la futura Escuela de Química de la Junta de Comercio de Barcelona, una institución al servicio de la enseñanza de la Química para la promoción de la agricultura y las artes, que nacía en el marco de la política de enseñanza técnica que había iniciado la Junta de Comercio catalana a fi­nales del siglo xviii. Con una clara vocación aplicada a las necesidades económicas de Cataluña, la nueva Escuela de Química abrió sus puertas solemnemente el 16 de mayo de 1805, con un célebre discurso del propio Carbonell ante las máximas autoridades de la ciudad.

Había llegado finalmente el momento de la concre­ción de un viejo proyecto ilustrado, ya discutido en las últimas décadas del siglo xviii, que reclamaba para Barcelona una nueva institución docente, capaz de transmitir de manera regular y continuada los avances de una nueva ciencia de gran impacto internacio­nal en la época, sobre todo después de la publicación del Traité élémentaire de chimie de Antoine-Laurent Lavoisier, el 1789, el libro fundamental de la llamada revolución química de los nuevos aires, la teoría de la acidez y de la combustión y la nueva nomenclatura.

En el mes de julio de 1805, y durante un intento de síntesis del agua al estilo de Lavoisier en el labora­torio, se produjo una fuerte explosión en la que Car­bonell perdió un ojo. Este hecho no detuvo, sin em­bargo, la actividad experimental de la escuela. Dos años más tarde, en 1807, presentaba a les elites ciuda­danas sus primeros resultados. Las lecciones imparti­das por Carbonell se explicaron minuciosamente en los Ejercicios Públicos de Química, celebrados del 22 de octubre al 10 de noviembre de 1807. Después de un discurso del director pronunciado el primer día a las diez de la mañana en la casa Lonja, algunos alum­nos mostraban al público ciertos experimentos de laboratorio, mientras comentaban el fundamento teó­rico que asistía sus prácticas. Disertaban así sobre la doctrina de las afinidades y la naturaleza del calórico y el oxígeno; el análisis de aguas minerales y sales de base térrea y alcalina; las características y aplicaciones de algunos importantes ácidos minerales, como el ní­trico, muriático (clorhídrico) o muriático oxigenado (gas cloro); algunas cualidades químicas del antimo­nio y el mercurio; los principios inmediatos de los vegetales y su aplicación a las artes; las aplicaciones de las materias colorantes en la industria de indianas o tejidos estampados de algodón; las demostraciones experimentales con algunos principios de sustancias animales; algunas propiedades de la carne muscular, la orina y los huesos. Las exposiciones teóricas eran especialmente ricas en referencias a las aportaciones a la química del círculo parisino de Lavoisier: Claude-Louis Berthollet, Antoine-Francois Fourcroy, Louis Guyton de Morveau, entre otras figuras internacio­nales conocidas y leídas desde Barcelona.

Después de esa primera etapa docente, 1805-1808, en la que ya se dibujaban los temas prioritarios de la Escuela, la invasión napoleónica representó una inevitable interrupción. Carbonell se exilió a Palma de Mallorca, donde publicó un importante texto pro­gramático sobre la enseñanza de las ciencias. Era el Ensayo de un plan general de enseñanza de las cien­cias naturales en España (1813). En 1815, y a pesar de la coyuntura de restauración absolutista, se ini­ció el período de máxima producción de la Escuela. Un buen reflejo de ello fue la aparición de la revista Memorias de Agricultura y Artes, coordinada por tres escuelas de la Junta: la de Agricultura y Botánica (di­rigida por Francesc Bahí), la de Mecánica (gestio­nada por Francesc Santponç) y la de Química (bajo la tutela del propio Carbonell). Se trataba de una publicación mensual que apareció regularmente en­tre 1815 y 1821 como eje vertebrador de la recupera­ción científico-técnica catalana de la posguerra. Las Memorias representaban un proyecto de la Junta de Comercio que ya se había formulado en 1805, pero que las desgracias bélicas retardaron hasta 1815. Los trabajos de Carbonell en las Memorias estaban dedicados a la química del vino, la producción de aguar­dientes, la utilización de colores de origen natural para la tintura y el estampado, y el análisis de tierras de cultivo.

En 1818 se presentaron unos nuevos ejercicios pú­blicos de química, continuación de los que se ha­bían realizado con éxito en 1807. El hijo de Carbo­nell, Francisco Carbonell Font, se había incorporado como ayudante de cátedra a la Escuela y auxilió en la parte experimental a los alumnos de aquellos exá­menes públicos que recogían las mejores aportacio­nes teóricas y experimentales de la química europea, presentadas a la ciudad desde un laboratorio de quí­mica. Se disertaba sobre los cincuenta y cinco ele­mentos químicos conocidos en la época y sobre la doctrina de las afinidades; la clasificación de óxi­dos metálicos y no metálicos; las propiedades de los veinticinco ácidos más comunes; las características de algunos principios inmediatos de los vegetales; un conjunto de nuevos aparatos de destilación; nue­vamente, el arte de estampación de las telas con dife­rentes colores; los fundamentos teóricos y prácticos del arte de la tintura; las propiedades de las sustan­cias animales y su distinción de las vegetales; la na­turaleza química de algunos tejidos musculares. Un resumen exhaustivo de los ejercicios fue escrito por Carbonell, y unos quinientos ejemplares fueron pu­blicados por la misma Junta de Comercio, y regala­dos a todos los asistentes al acto, a todas las autori­dades de la ciudad y a personas interesadas por las ciencias en general.

Aparte de la intensa actividad académica, en aque­llos años, la Escuela de Química, y Carbonell como máximo responsable, desarrolló una importante la­bor de control y asesoría a diversas industrias de pro­ductos químicos o relacionados, en un esfuerzo de diálogo con el mundo de la industria y de las artes. Esta actividad se completaba con la docencia acadé­mica dirigida a un alumnado heterogéneo, pero vin­culado a las artes, el comercio, la industria y la sani­dad. En 1820, ante la posibilidad de la recuperación de la Universidad de Barcelona, después de más de cien años de supresión a causa del castigo político que significó la Nueva Planta, la Junta decidió cerrar tem­poralmente la Escuela de Química en espera de los planes docentes del nuevo poder liberal. Hecho este que Carbonell aprovechó para viajar de nuevo a Ma­drid, donde intentó incidir de diversas maneras en proyectos científicos de la Corte.

Desde Barcelona, sin embargo, las dudas de la Junta, las confusiones políticas, y la gravedad de la epide­mia de fiebre amarilla mantuvieron cerrada la Escuela de Química entre 1820 y 1821, con una integración temporal de la cátedra en la restauración efímera de la Universidad de Barcelona. En la práctica éste fue un paréntesis irreversible para el liderazgo de Carbo­nell en la química catalana. La ineficacia liberal con relación a la Universidad —aunque Carbonell fue nombrado formalmente catedrático de Química de segunda y tercera enseñanza en la Universidad Res­taurada—; un intento fallido de reapertura de la Es­cuela de Química, el 15 de octubre de 1821, abortado ante la gravedad de la epidemia, y un grave ataque de apoplejía se encuentran entre las causas que expli­can el final de la docencia de Carbonell en la Escuela de Química de la Junta en un curso dirigido sólo a catorce alumnos en el mes de enero de 1822. Aquel año Carbonell fue sustituido interinamente por José Roura Estrada, que se consolidó en el cargo en 1824 y consiguió la cátedra oficial de la Escuela en 1826. Carbonell murió en 1837 ante la admiración de sus discípulos y alumnos, tal como lo constataban las palabras de Agustí Yáñez: “A la buena memoria del Dr. Francisco Carbonell y Bravo médico, químico, far­macéutico. El primer catedrático que demostró en esta ciudad la verdadera química aplicada a las artes y la mineralogía bajo la protección de la Junta de Co­mercio, víctima de su amor a las ciencias y estimado por los sabios extranjeros que adoptaron sus doctri­nas, falleció el día 15 de noviembre de 1837 a la edad de 69 años”.

Con la introducción de una nueva ciencia acadé­mica al servicio de las necesidades económicas de su entorno más próximo, Carbonell contribuyó de ma­nera muy importante a la institucionalización de la química en Cataluña. Se inciaba así una tradición de química aplicada a la agricultura y la industria que había de perdurar a lo largo de todo el siglo xix. Ade­más de su propio sucesor, José Roura, algunos de los discípulos de Carbonell desarrollaron brillantes carre­ras científicas. Destacan, por ejemplo, Mateu Orfila, padre de la toxicología moderna y decano de la facul­tad de Medicina de París, o el naturalista y farmacéu­tico Agustí Yáñez, que había de desempeñar un papel institucional muy relevante en la ciencia barcelonesa de mitad del siglo xix.

 

Obras de ~: Disertación sobre el álkali volátil, leida en las oposiciones públicas para plazas vacantes de la Real Botica por Don Francisco Carbonell y Bravo. Boticario Colegiado de la Ciudad de Barcelona, Barcelona, Fco. Suriá y Brugada, 1790; Pharmaciae elementa chemiae recentoris innixa, Barcelona, J. F. Piferrer, 1796; Pharmaciae elementa Chemiae recentoris fundamentis innixa; auctore Francisco Carbonell, Pharmacopaeo Botanico Civitatis Barcinonensis Collega, Philosophiae ac Me­dicinae Doctore, Barcinone et Parísiis, Méquignon, 1800; De Chemiae ad Medicinam applicationis usu et abusu disceptati in Monspeliensis schola publicae disputationi subjecta, Montpeller, G. Izar et A. Ricard, 1801; Pintura al suero o noticia de un nuevo género de pintura, Barcelona, Fco. Isern y Oriol, 1802; Elements de pharmacie fondés sur les principes de la chimie mo­derne (trad. de l’original latin nouvelle edition par P. Poncet), Paris, Mequignon, 1803; Discurso que en la abertura de la escuela gratuita de química establecida en la ciudad de Barce­lona por la Real Junta de Comercio del Principado de Cataluña dijo el Dr. D. Francisco Carboenll y Bravo, Barcelona, Cía. de Jordi Roca y Gaspar, 1805; Elementos de farmacia fundados en los principios de la quimica moderna, Barcelona, Fco. Isern y Oriol, 1805 (3.ª ed. corr. y aum.); Memoria sobre el uso y abuso de la aplicación de la química a la medicina, trad. de A. Vila­seca, Barcelona, Fco. Isern y Oriol, 1805; Ejercicios públicos de Química que sostendrán los alumnos de la Escuela gratuita de esta Ciencia establecida en la ciudad de Barcelona por la Real Junta de Comercio del Principado de Cataluña [...], Barcelona, Herederos de Suria y Brugada, 1807; Elémens de Pharmacie fondées sur les principes de la chimie moderne [...] traduit de l’original latin. Nouvelle édition augmentée par l’auteur, revue et corrigée par P. Poncet, Paris, Méquignon ainé père, 1812; Ensayo de un plan general de enseñanza de las ciencias naturales en España por el Dr. D. Francisco Carbonell y Bravo, Palma de Mallorca, Miguel Domingo, 1813; Ejercicios públicos de Quí­mica que sostendran en la casa Lonja los alumnos de la Escuela gratuita de esta Ciencia establecida en la ciudad de Barcelona por la Real Junta de Comercio del Principado de Cataluña [...], Barcelona, A. Brusi, 1818; Arte de hacer y conservar el vino con una noticia acerca de la fabricación de vinagre, Barcelona, A. Brusi, 1820; Elements de pharmacie fondes sur les principes de la chimie moderne (trad. de l’espagnol sur la 3eme ed. et aug­mentée de notes par J. H. Cloquet.), Paris, Crochard, 1821; Elementos de Farmacia fundados en los principios de la quimica moderna, París, Imprenta de J. Smith, 1825; Memoria químico médica acerca de la preparación farmacéutica y usos medicinales del prototartrato de mercurio y potasa [...] por el Dr. Francisco Carbonell y Bravo, Barcelona, Viuda de Antonio Brusi, 1832; Memoria químico médica de las aguas minerales de Caldas de Bohí en el Principado de Cataluña con apéndice de descubri­mientos nuevos sobre esta clase de baños o aguas sulfúricas terma­les hechos por don Carlos Gimbernat y Grasot, Barcelona, Vda. e Hijos de Brusi, 1832.

 

Bibl.: A. Yáñez, Elogio histórico del Dr. D. Fco. Carbonell y Bravo [...] leído a la sobredicha Academia de Ciencias Na­turales y Artes de Barcelona en sesión extraordinaria de 3 de marzo de 1838, Barcelona, Vda. e Hijos de Antonio Brusi, 1838; A. Ruiz Pablo, Història de la Real Junta Particular de Comercio de Barcelona (1760-1847), Barcelona, Cámara de Comercio, 1919; E. Moles, Del momento científico español 1775-1825, Madrid, Bermejo, 1934; J. M.ª López Piñero et al., Diccionario histórico de la Ciencia moderna en España, vol. I, Barcelona, Península, 1983, págs. 173-175; A. Nieto-Galan, “Un projet régional de chimie appliquée à la fin du xviiième siècle. Montpellier et son influence à l’école de Barcelone: Jean-Antoine Chaptal et Francesc Carbonell”, en Archives Internationales d’Historie des Sciences, 44 (1994), págs. 23-64; “Los nuevos ‘médicos-químicos’ en la Barcelona del 1800: el caso de Francesc Carbonell”, en Estudios de His­toria Social de las Ciencias Químicas y Biológicas, 3 (1995), págs. 83-96; “The French chemical nomenclature in Spain: Critical points, rhetorical arguments and practical uses”, en B. Bensaude-Vincent y F. Abbri (eds.), Negotiating a New Language for Chemistry: Lavoisier in European Context, Can­ton (Massachusetts), Science History Publications, 1995, págs. 173-191; M. Izquierdo et al. (eds.), Antoine-Laurent Lavoisier i els origens de la química moderna 200 anys després, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1996; A. Nieto-Galan, “Seeking an Identity for Chemistry in Spain: Me­dicine, Industry, University, the Liberal State and the new ‘Professionals’”, en D. Knight y H. Kragh (eds.), The Ma­king of the Chemist. The Social History of Chemistry in Europe, 1789-1914, Cambridge, Cambridge University Press, 1998, págs. 177-190; A. Nieto-Galan, Ciència a Catalunya a l’inici del segle xix. Teoria i aplicacions tècniques a l’Escola de Química de Barcelona sota la direcció de Francesc Carbonell i Bravo (1805-1822), Barcelona, Publicacions Universitat de Barcelona, 1999 (Col·lecció de tesis doctorals microfitxades, n.º 3618).

 

Agustí Nieto-Galan

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