Leonor de Anjou. Nápoles (Italia), 1289 – Monasterio de San Nicolò d’Arena, cerca de Catania (Italia), 10.VIII.1341. Reina de Sicilia, esposa del rey Federico III (II) de Sicilia.
Era la octava de los hijos de Carlos II de Anjou, rey de Sicilia (Nápoles) y de María de Hungría. En 1302 se había hablado de su posible matrimonio con el infante Sancho, secundogénito del rey Jaime II de Mallorca, pero la Paz de Caltabellotta de aquel mismo año entre su padre, Carlos II y Federico III (II) de Sicilia, estableció su matrimonio con este Rey, como garantía de la paz entre las dos partes del antiguo reino de Sicilia, entonces separadas. Se casó solemnemente en Messina en 1303 y el Rey le concedió sucesivamente como cámara el castillo de Avola, la ciudad de Siracusa, Lentini, Mineo, Vizzini, Paternò, Castiglione, Francavilla y el casal de Val di Stefano di Briga, cuyo gobierno y administración le correspondieron desde entonces.
Sus hijos fueron Constanza, nacida en 1304, que fue reina de Chipre y de Armenia, Pedro, el heredero, nacido en 1305, Manfredo, que murió muy niño, Juan (1317), que fue duque de Atenas y Neopatria, Roger (1318), que murió niño, como Margarita, Isabel, que se casó con Esteban, hijo del emperador Luis el Bávaro y Catalina, que fue monja clarisa.
Intentó actuar como mediadora entre su marido y su hermano cuando ambos reabrieron la guerra en 1312, tanto a iniciativa propia como a ruegos de Jaime II de Aragón y del Papa, pero no tuvo éxito; fracasó igualmente en 1325, cuando intentó mediar cerca de su sobrino Carlos de Calabria, que había atacado Sicilia, y en 1329, cuando a ruegos del papa Juan XXII, intentó establecer la paz entre Sicilia por una parte y Nápoles y la Iglesia por la otra, o el nuevo intento de 1333. Después de la muerte de su esposo, el Rey, en 1337, intentó tener una mayor intervención en los asuntos de gobierno, pero chocó con la misma ambición de su nuera, Elisabet de Carintia; ambas se apoyaron en clanes nobiliarios enfrentados, Leonor en los Chiaramonte y Elisabet en los Palizzi, lo que no mejoró la estabilidad interna. Después de un nuevo intento de mediación entre su hijo y el papa Benedicto XII, que también fracasó, se retiró a un convento, donde murió. Coincidió con su esposo en una espiritualidad franciscana y en su deseo de reforma de la Iglesia; fue una gran protectora de iglesias y monasterios.
Bibl.: Marqués de Caldas de Montbuy, El tratado de Caltabellotta, Barcelona, Imprenta La Hormiga de Oro, 1943, págs. 49, 166, 170, 176 y 185; A. de Stefano, Federico III d’Aragona, re di Sicilia, Bolonia, Nicola Zanichelli Editore, 1956; R. Olivar Bertrand, El nostre Frederic de Sicília, Barcelona, R. Dalmau ed., 1960 (col. Episodis de la Història, 10); “Petrus secundus, Dei Gratia Rex Siciliae”, en Archivio Storico Siciliano, s. 4, II (1976), C. Mirto, “Petrus secundus, Dei gratia rex Siciliae (1337-1342)”, en Archivio Storico Siciliano, s. 4, II (1976), págs. 56, 78, 94, 115, y “La guerra del Vespro e la pace di Caltabellotta”, en Archivio Storico Siciliano, XXVIII (2002), págs. 70-72; C. R. Backman, The Decline and Fall of Medieval Sicily. Politics, Religion and Economy in the Reign of Frederick III (1296-1337), Cambridge UP, 1995, págs. 41-42, 76, 85, 111, 116-117, 165, 180-181, 205-206 y 286-289.
María Teresa Ferrer Mallol