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Juan Francisco de León

Biografía

León, Juan Francisco de. El Hierro (Santa Cruz de Tenerife), 1692 – Cádiz, 2.VIII.1752. Capitán poblador y juez del valle de Panaquire en Venezuela.

Oriundo de Canarias, llegó a Venezuela y se estableció en Caracas, donde vivió con su mujer, Lucía García, con la que tuvo catorce hijos. En febrero de 1733, junto a Juan Rodríguez de Camejo, se dirigió al juez pesquisador y comandante general de la provincia de Venezuela, Martín de Lardizábal (1732-1737), para que procediera a darle cumplimiento al permiso otorgado el 30 de octubre de 1733, por Real Cédula, para la fundación de Panaquire. El acto formal de fundación se realizó el 4 de marzo de 1734, por el grupo constituido por León junto a Juan Rodríguez Camejo, Cristóbal Izquierdo y Diego Núñez de Aguiar. Entre 1732 y 1741 León aprendió a escribir, según consta en la documentación existente en la época. Se le considera el iniciador y promotor del cultivo del cacao en Panaquire, en 1742 tenía unos catorce mil árboles plantados en sus tierras (como se expresa en el censo que se realizó ese año, por orden del gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela, Gabriel José de Zuloaga). En 1744 el gobernador le nombró comisario de la jurisdicción real del valle de Panaquire con facultad de “hacer sumarios, prender personas y conocer las causas civiles y criminales” contra cualquier persona. Este nombramiento le obligó a residir en dicho valle, donde descubrió nuevas tierras hacia El Guapo. Por esto, se puede decir que a mediados del siglo xviii era capitán poblador y juez del valle de Panaquire en Venezuela, y también colonizó los valles de Curiepe y El Guapo, con posesiones de tierras en todos ellos. Pero el 7 de marzo de 1749, el nuevo gobernador de la provincia, Luis Francisco Castellanos (1747-1749), nombró a Martín de Echevarría cabo de guerra y teniente de justicia de Panaquire, destituyendo de esta forma a León de su cargo, con intención de acabar con el contrabando del cacao.

La Compañía Guipuzcoana de Caracas se fundó en 1728 con la pretensión de fomentar la economía venezolana y combatir el contrabando, pero al ejercer el monopolio del comercio venezolano, perjudicaba los intereses comerciales y contrabandísticos de parte de la aristocracia terrateniente criolla, así como la acción ejercida por los funcionarios de la compañía en el Gobierno venezolano. Desde 1745, el conde de San Javier y Alejandro Blanco iniciaron la conspiración contra la Compañía para poner fin a su predominio comercial y para excluir a los españoles venidos de España en el Gobierno, y apoyándose en los criollos y los isleños (canarios), dedicados estos últimos a la agricultura y al contrabando, hicieron público en España que si no se atendía a sus pretensiones se alzarían contra la metrópolis. Asimismo, en 1749, el gobernador Luis Francisco de Castellanos envió a Martín de Echevarría, empleado de la Compañía Guipuzcoana, como cabo de guerra y juez de comisos, a luchar contra el contrabando de los holandeses de Curazão en los valles de Penaquire y Caucagua. El 3 de abril, Juan Francisco León, teniente en guerra, se negó a dejar su cargo e inició una rebelión contra la Compañía Guipuzcoana de Caracas de varios miles de personas, la mayoría de “pardos” y canarios contra Caracas, y unos días más tarde, el 19 de abril, le escribió al gobernador desde El Chacao, en nombre de los habitantes del valle, en el que rechazaba el nuevo nombramiento y exigía la anulación de la Compañía y la expulsión de sus empleados de Venezuela, al mismo tiempo que rechazaba un intento de negociación iniciado por el municipio de Caracas, entrando en Caracas el 20 de abril, pero para que no pareciera una posición de fuerza, optó por la vía legalista e hizo incoar un proceso sobre la conducta de la Compañía, a través de un Cabildo Extraordinario (constituido por personas de sesenta años, que posteriormente serían claves para el proceso de independencia), en el que declararon haber sido perjudicados por la Compañía Guipuzcoana, por lo que al final el gobernador cedió a la presión de la aristocracia venezolana decretando la expulsión de los miembros de la Compañía. A partir de ese momento León parecía el dueño de la situación política en Venezuela, pero el gobernador, para no cumplir lo prometido, se refugió en La Guaira y pidió refuerzos, y aunque no tuvo éxito el primer ataque de León, con la segunda insurrección intimidó a Castellanos, que finalmente decidió suspender la actividad de la Compañía, el 6 de agosto de 1749, a la vez que León retiró las masas de la rebelión aristocrática criolla. Seguidamente llegó Francisco Galindo, un oidor de Santo Domingo, que tomó constancia de que el proceso incoado recogía numerosas quejas de los miembros rebeldes contra la Compañía, el factor de la misma, Juan Manuel de Goizueta, y el gobernador, mientras que la Compañía replicó con un manifiesto que ponderaba su labor comercial. Al mismo tiempo que desde España se envió un nuevo gobernador, el marino Julián de Arriaga, futuro ministro español, que desembarcó con refuerzos militares (mil quinientos infantes y un escuadrón de Caballería) el 18 de noviembre de 1749, y logró que se restableciera las funciones de la Compañía por seis meses, pero de nuevo León exigió la libertad comercial e inició otro movimiento rebelde, con el que entró en Caracas, pero Arriaga lo sometió como también hizo con otro grupo de protesta procedente de Aragua. Pero como Arriaga apreció que el movimiento tenía un trasfondo mayor o creyó no poder acabar con él o estar deseoso de volver a la política española, pidió su relevo, siendo sustituido por Felipe Ricardos, que llegó a Venezuela el 21 de mayo de 1751 (cuyo gobierno se prolongó hasta 1757), con seiscientos soldados de Infantería e instrucciones de castigar el movimiento rebelde criollo y restablecer los servicios de la Compañía. Al mismo tiempo, el conde de San Javier y dos comisionados venezolanos fueron detenidos en Madrid. Ricardos actuó severamente prendiendo al teniente de gobernador Domingo de Aguirre y a otras personas, enviando algunos de ellos presos a España. Mientras que León, condenado a muerte, huyó con sus partidarios, con la ayuda de varios barcos holandeses e ingleses de Panaquire, y vagó por Los Llanos hasta que, cansado de huir, el 9 de diciembre de 1751 escribió al gobernador Ricardos para expresarle su rendición, a finales de enero de 1752, y se entregó a las autoridades con su hijo Nicolás. Entre el 9 y el 12 de febrero y el 28 de marzo de 1572 fue enviado, con otros cómplices, preso a España, donde contrajo viruela, y murió en el hospital de Cádiz, el 2 de agosto de 1752. Posteriormente, el 25 de septiembre de 1752, se ejecutó la orden de Ricardos de que “fuese derribada y destruida la casa de habitación que Juan Francisco de León tenía en la plaza de Candelaria [en Caracas] [...] y su solar fuese regado y sembrado de sal”, y además fueron condenados sus hijos a servir en el ejército español en las plazas africanas, aunque a uno de ellos se le permitió regresar a Venezuela en 1773.

El carácter de esta rebelión muestra un precedente del movimiento independentista venezolano, y, según algunos autores, León fue su precursor, aunque a él sólo le movían intereses económicos y prerrogativas políticas para su propio beneficio, pues hacía público que sus pretensiones no iban contra el rey de España, salvo cuando Castellanos huyó de Caracas, y asimismo se esforzó siempre en mantenerse dentro de la legalidad, aunque se cuestionaba la autoridad y luchó contra la Compañía Guipuzcoana, que el Monarca autorizó su monopolio e incluso tenía interés económico en ella.

 

Bibl.: Documentos relativos a la insurrección de Juan Francisco de León, Caracas, Instituto Venezolano de Cultura Canarias, 1949; E. B. Núñez, Juan Francisco de León, o el levantamiento contra la Compañía Guipuzcoana, Caracas, Ávila Gráfica, 1949; F. Morales Padrón, Rebelión contra la Compañía de Caracas, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1955; J. F. León, Diario de una insurgencia, Caracas, Consejo Municipal del Distrito Federal, 1971; D. W. Fernández, Juan Francisco de León y su descendencia, Caracas, Instituto Venezolano de Cultura Canaria, 1979; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza, 1981; L. G. Castillo Lara, La aventura fundacional de los isleños. Panaquire y Juan Francisco de León, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1983; M. Pérez Vila, La revolución campesina de Juan Francisco de León, Caracas, Mario González, 1984; R. Caldera, Juan Francisco de León y su descendencia, Islas Canarias, Instituto Venezolano de Cultura Canaria, 1986 (2.ª ed.); VV. AA., Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, Fundación Polar, 1988.

 

Miguel Héctor Fernández-Carrión

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