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Eusebio Francisco Kino (o Kühl)

Biografía

Kino (o Kühl), Eusebio Francisco. Segno (Italia), 10.VIII.1645 – Santa María Magdalena (México), 15.III.1711. Misionero jesuita (SI), explorador, cartógrafo.

Pasó su infancia y adolescencia en su población natal, cerca de Trento. Fue en las montañas del Tirol italiano donde forjó su temperamento de explorador.

El joven Eusebio Francisco debió de haber mostrado dotes de inteligencia excepcional, pues sus padres lo enviaron al colegio jesuita, en Trento, donde fue iniciado en el conocimiento de las letras y las ciencias.

Pronto marchó al colegio jesuita de Hall, cerca de Innsbruck (Austria), para continuar desarrollando su interés por las ciencias y las matemáticas.

En 1665, a los veinte años, ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en Landberg (Baviera). Estudió en Frieburg, Ingolstand y Múnich. Al concluir sus estudios teológicos, el duque de Baviera le invitó a desempeñar las cátedras de Ciencias y Matemáticas en la Universidad de Ingolstadt; sin embargo, Kino había solicitado algunos años antes ser enviado a China cuando concluyera sus estudios. Tocó en suerte que sólo había dos misiones disponibles, una para Filipinas y la otra para la Nueva España, y, para decidir quién iría a los mencionados lugares, se efectuó un sorteo; al padre Kino le tocó la papeleta con el nombre de Nueva España, que era la misión que menos deseaba.

En marzo de 1678, estando en Öttingen, obtuvo la aprobación del general para ir a misiones y se puso en camino con Anton Kerschpamer el 30 de ese mes.

Después de cruzar los Alpes y detenerse en Segno, zarpó de Génova el 12 junio con otros dieciocho jesuitas que debían embarcar en una de las naves españolas que salían cada dos años de Cádiz para la Nueva España. Llegaron tarde, debido a que una densa niebla y la rápida corriente del estrecho de Gibraltar condujeron a la embarcación cerca de Ceuta. Ese error les hizo perder tiempo, llegando a la bahía de Cádiz, el 14 de julio, cuando la flota imperial ya había zarpado.

Kino y sus compañeros se quedaron en el colegio de San Hermenegildo de Sevilla y tuvieron que esperar dos años para poder obtener un nuevo pasaje.

El tiempo que pasó en Sevilla lo dedicó a estudiar castellano, fabricar instrumentos de astronomía y entabló amistad con Tirso González que, como futuro general, le defendería y mantendría en las misiones.

Por fin, el 11 de julio de 1680, partió su barco, pero surgió otro contratiempo, la nave encalló en el banco de arena del “gran diamante”, a la salida de la bahía de Cádiz, perdiendo todos sus enseres, libros e instrumentos.

Kino esperó seis meses en Cádiz y durante esta segunda demora se puso en contacto con la duquesa de Aveiro, esperando conseguir un pronto pasaje y cambiar su destino por el Lejano Oriente, al servirse de la influencia que ella tenía en Madrid y Roma. Su interés científico, que ya había discutido con la duquesa, se enardeció con la aparición del cometa Halley, que se avistó por primera vez en noviembre 1680. Entabló amistad con el sabio mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora, que le prestó muchos mapas de la Baja California, y que también se había interesado en el famoso cometa.

Por fin, los misioneros jesuitas pudieron embarcarse en el Nazareno, el 27 de enero de 1681. El buque llevaba también al virrey de México y llegaron a Veracruz el 1 de mayo. Los jesuitas se unieron a la expedición del almirante español Isidro Atondo y Antillón; Pedro Matías Goñi viajó como capellán y el padre Kino en calidad de cosmógrafo y para la evangelización de los indios. La expedición zarpó en dos fragatas y una balandra, pero no alcanzó el puerto californiano de La Paz hasta el 2 de abril de 1683. Tomaron posesión de la península el 5 de abril del mismo año.

En el otoño de 1683 regresó la expedición a la península, esta vez se dirigieron a San Bruno en donde fundaron la primera misión, cerca de la actual Loreto.

Desde esta nueva estación misionera la expedición se abrió paso poco a poco a través de la rocosa sierra de la Giganta; a los cuatro meses de iniciada la exploración el padre Kino alcanzó finalmente las costas del Mar del Sur (océano Pacífico); esta vez se logró la amistad de los nativos y sus lenguajes fueron objeto de estudio, se administró el bautismo a los pequeños y a los moribundos. Tras el esfuerzo de un año parecía haberse logrado el establecimiento de una misión permanente en la Baja California.

En 1684 atravesó por primera vez la península por el cauce del río La Purísima. Y a mediados de 1685, en San Bruno hubo una fuerte sequía, por lo que el almirante Atondo sometió a votación el abandono de aquella empresa californiana financiada por la Corona española. Los misioneros jesuitas tuvieron que abandonar California. La expedición fracasó, además por la hostilidad de los nativos. La península de Baja California constituyó el primer territorio misionero del padre Kino. Ninguna expedición española a la inasequible península había tenido éxito hasta entonces.

La península resultó hostil a los colonizadores y tuvieron que retornar a Sinaloa, de donde habían partido hacia la península.

El padre Kino se encontraba profundamente disgustado por la decepcionante conducta de los soldados hacia los nativos y por la decisión de los colonos de abandonar La Paz, decisión motivada por el miedo a los nativos y a la escasez de provisiones. Muchos fueron los intentos, pero poco lo conseguido con los esfuerzos de dos años y medio. Los padres Kino y Goñi compusieron los primeros vocabularios de las lenguas nativas. Los misioneros jesuitas sembraron viñedos, árboles frutales, vegetales y trigo; llevaron provisiones de alimentos, ganado y caballos, que transportaban a través de las misiones del continente.

En 1686 se suspendió la expedición y pasó en México seis meses. El padre Kino mostró tal interés por la evangelización de la California que el virrey conde de Paredes ordenó la integración de una junta que se ocupara de estudiar y proponer la forma más apropiada de conseguir el dominio permanente de aquella tierra que sólo de nombre pertenecía a España. Esta junta estaba integrada por el almirante Atondo, por el propio padre Kino y por el fiscal de la Real Audiencia. Se acordó solicitar a la Compañía de Jesús que se hiciera cargo del proyecto ofreciéndole la suma de 30.000 pesos anuales, sin embargo, la Compañía de Jesús rechazó la invitación de manejar bienes temporales, aun cuando se mostró dispuesta a cooperar en lo espiritual, enviando los sacerdotes que fueran necesarios.

En 1687, el padre Kino emprendió el viaje rumbo a la Pimería Alta (Sonora y Arizona). Ese mismo año, como resultado de su visita a un poblado localizado entre Imuris y Magdalena, se construyó una pequeña capilla, en donde hoy se encuentra la misión de San Ignacio de Caborica. Entró en contacto con los naturales y fue precisamente cerca del poblado de Cucurpe, habitado por indios pimas, donde fundó la primera misión dedicada a Nuestra Señora de Dolores, la cual se constituyó en el punto de partida de la evangelización de un territorio que, aún después de esto, permanecería por muchos años como un lugar lejano y olvidado, próximo a los límites de lo desconocido. Además visitó San Ignacio, San José Imuris y los Remedios. El padre Manuel González, visitador de las misiones del noroeste, había oído hablar del misionero italiano, reconocía en él un talento privilegiado y pensó que había un lugar que convenía al espíritu del padre Kino, la parte norte de Sonora y sus inexplorados desiertos ubicados al noroeste de la Nueva España.

A partir de ese momento adquirió fuerza el proceso evangelizador, a través de una amplia red de misiones, que aspiró a crear un ordenamiento propio para los indígenas, con el objetivo de proteger a los naturales acosados por los colonos, quienes extendían rápidamente su influencia al posesionarse de las tierras.

En 1691 viajó con el padre visitador Juan María Salvatierra por los nuevos pueblos y misiones de la Pimería; en 1692 emprendió la misión de San Javier del Bac, en la tribu de los sobaipuros; en 1694, junto con el capitán Juan Mateo Manje y el padre Antonio Kappus, emprendió una expedición hasta la desembocadura del río Magdalena.

En 1695 interrumpió sus expediciones por la rebelión de los pimas en Caborca y por el asesinato de su compañero de misión Francisco Xavier Saeta, muerto el día 2 de abril debido a la herida de dos flechas. Las autoridades civiles y religiosas amenazaron con retirar a todos los misioneros de las Californias. Los pimas dijeron que no se debía a ellos el atentado sino a los de Tubutama y Oquitoa. Kino se quedó en Sonora para ayudar a la pacificación de las tribus y después viajó a Ciudad de México para pedir continuidad del apostolado en peligro, mostrando que sólo unos motivos de descontento eran los responsables. Salió en su defensa el padre Tirso González, quien dijo que a un misionero como el padre Francisco Javier se le debería dar rienda suelta.

En 1696 organizó la expedición al río Gila. Y en 1698 viajó a las costas frente a California, justo en la desembocadura del río Colorado, conjunción con el Gila, y quedó convencido de que California es una península.

La expedición marchó para desembarcar en la costa californiana del mar de Cortés, allí fundaron la misión de Nuestra Señora de Loreto en la población conocida hoy como Loreto (Baja California Sur), la misión fundada por el padre Juan María de Salvatierra sería llamada “Cabeza y Madre de todas las Misiones de la Alta y Baja California”, y desde allí se iniciaría en firme la colonización de la Baja y Alta California. En 1700 consolidó la fundación de las misiones de Santa María Magdalena de Buquivaba y San Javier del Bac. Un año después, junto con el padre Salvatierra, recorrió la costa de Sonora. En suma, guió cuarenta expediciones para familiarizarse con las tribus desconocidas.

En 1708 en la misión de San Francisco Javier de Sonora fue nombrado rector de la Pimería Alta. Ya consolidadas las misiones fundadas, las visitaba regularmente: Nuestra Señora de los Dolores (1687); Nuestra Señora de los Remedios (1699); Nuestra Señora del Pilar y Santiago de Cocóspera; San Ignacio de Cabórica; San Pedro y San Pablo de Tubutama; La Purísima Concepción de Nuestra Señora de Caborca; San Diego del Pitiquí, Natividad del Señor de Pitiquin y Las Visitas del Río Altar, y las dos fundadas en Arizona, San Cayetano de Tumacácori y San Xavier del Bac. Además de las pequeñas misiones repartidas entre Sonora y Arizona conocidas como las misiones del Alto Santa Cruz y muchas pequeñas misiones llamadas visitas fundadas a ambos lados de la frontera México-Estados Unidos.

El padre Kino cabalgó, desde 1687 hasta su muerte en 1711, fundando y visitando misiones, de ahí que se le conociera como “el padre a caballo”.

En la misión de Santa María Magdalena de Buquivaba pasó sus últimos días hasta su fallecimiento, el 15 de marzo de 1711, ese mismo día ofició misa en la capilla de la misión, y ahí mismo fue sepultado. Durante casi doscientos cincuenta años el lugar exacto de su sepulcro fue desconocido, durante muchos años del siglo XIX sus restos fueron infructuosamente buscados por antropólogos e historiadores mexicanos y estadounidenses. El 19 de mayo de 1966 sus restos fueron encontrados bajo la plaza de armas de la ciudad actual de Magdalena de Kino y sus restos descansan en el mismo lugar en que fue sepultado, bajo un mausoleo que se edificó en su memoria.

El estado de Sonora ha honrado su memoria de muchas maneras, nombró a la bahía en la cual un lejano día desembarcó el padre Kino, como Bahía Kino y a la población en donde falleció como Magdalena de Kino, en tanto el estado de Arizona, en 1961, decidió honrar su memoria pidiendo al Congreso de los Estados Unidos que aceptara la estatua de Kino como la segunda escultura representativa del estado de Arizona en el National Statuary Hall del Capitolio de Estados Unidos, lugar en el que cada estado de la Unión Americana puede colocar las estatuas de sus dos principales fundadores.

 

Obras de ~: Exposición astronómica del cometa Halley de 1680, México, 1681; Cartas y relaciones del padre Kino sobre California, México, Vargas Rea, 1953; Vida del padre Francisco Javier Saeta, S. J.: sangre misionera en Sonora, México, Editorial Jus, 1961; Correspondencia del padre Kino con los Generales de la Compañía de Jesús. 1682-1707, México, Editorial Jus, 1961; Kino escribe a la duquesa: correspondencia del P. Eusebio Francisco Kino con la duquesa de Aveiro y otros documentos por Ernest J. Burrus, Madrid, J. Porrúa Turranzas, 1964; La obra cartográfica de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, 1567-1967, ed. de J. Burrus, Madrid, Ediciones José Porrúa Turanzas, 1967 [contiene la cartografía de Kino]; Crónica de la Pimería Alta: Favores celestiales, Hermosillo, Sonora, Gobierno del Estado de Sonora, 1985; Aventuras y desventuras del padre Kino en la Pimería (selecc.

de texto por F. Garrido), México, Asociación Nacional de Libreros, 1986; Cartas a la Procura de Misiones (1707), intr. y notas por M. I. Pérez Alonso, México, Universidad Iberoamericana, 1987; Las misiones de Sonora y Arizona: comprendiendo la crónica titulada “Favores Celestiales” y la “Relación diaria de la entrada al noroeste, México, Editorial Porrúa, 1989.

 

Bibl.: F. Fernández del Castillo, Las misiones de Sonora y Arizona: comprendiendo la crónica titulada: Favores celestiales y la Relación diaria de la entrada al noroeste por el padre Eusebio Francisco Kino, México Editorial Cultura, 1913; H. E. Bolton, Kinos’s Historical Memoir of Pimeria Alta, Cleveland, 1919; Bosquejo de la vida del padre Eusebio Francisco Kino, S. J., apóstol de los pimas, México, Buena Prensa, 1940; G. Decorme, La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial, 1572- 1767 (Compendio histórico), México, Antigua Librería Robredo de J. Porrúa e Hijos, 1941; Maravillosa reducción y conquista de la provincia de S. Joseph del Gran Nayar: Juan Antonio Baltasar S. J. de los principios, progresos y decaimiento de la espiritual conquista de la provincia de la pimería alta por la muerte del P. Eusebio Francisco Kino, México, Editorial Layac, 1944; F. Ibarra de Anda, El padre Kino, misionero y gobernante, México, Editorial Xóchitl, 1945; F. J. Alegre, Historia de la provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España, ed. de E. J. Burrus y F. Zubillaga, Roma, Editorial Institutum Historicum, 1956; A. Trueba, El padre Kino, misionero, itinerante y ecuestre, México, Editorial Jus, 1960; H. E. Bolton, The Padre on Horseback, Chicago, Illinois, Loyola University, 1963; L. León de la Barra, Vida y obra del padre Kino, México, Secretaría de Educación Pública, 1965; J. Gutiérrez Casillas (SJ), Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México, t. XV, México, Editorial Tradición, 1977; Ch. E. O’Neill (SI) y J. M.ª Domínguez (SI) (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, Roma-Madrid, Institutum Historicum, S.I.-Universidad Pontificia Comillas, 2001.

 

Raquel Ofelia Barceló Quintal

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