Tercera hija de Jaime II de Aragón y de Blanca de Anjou o Nápoles. Es la sexta de los diez hijos nacidos de dicho matrimonio. De salud débil y enfermiza, pasó la mayor parte de su niñez, sobre todo después de la muerte de su madre en 1310, en el Palacio Real de Valencia. Fue educada junto a su hermana Constanza bajo la vigilancia de la emperatriz de los griegos, Constanza, hermana del infortunado rey Manfredo de Sicilia y viuda del destronado emperador de Bizancio Juan Dukas Vatatzés. En 1311, se iniciaron las negociaciones para casarla, a una edad muy joven, con Federico el Bello, hijo del emperador de Alemania, Alberto I, e Isabel de Carintia. De él dice Zurita que era “uno de los más lindos moços del mundo”.

Los solemnes y brillantes esponsales por poderes tuvieron lugar el 8 de octubre de 1313 en la catedral de Barcelona, siendo presididos por Jaime II, que acudió acompañado del resto de sus diez hijos, excepto María y Constanza, ya casadas en Castilla. Rudolf von Lichtenstein representó al esposo. En el viaje para trasladarse a Alemania fue acompañada por Guillermo Vilamarí, obispo de Gerona, y el caballero Felipe de Saluces, a los que el Rey encomendó que vigilasen la salud de su hija. La comitiva pasó por Perpiñán, visitó al pontífice Clemente V en Aviñón y llegó a territorio del esposo en donde el 28 de abril de 1315 tuvo lugar la ceremonia de la boda definitiva en Ravensburg. [...]