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Antonio José de Irisarri

Biografía

Irisarri, Antonio José de. Guatemala, 7.II.1786 – Nueva York (Estados Unidos), 10.VI.1868. Independentista, escritor polemista, periodista, diplomático y político.

Era el hijo mayor de Juan Bautista de Irisarri y de María de la Paz Alonso y Barragán. Su padre, uno de los más prominentes comerciantes del Reino de Guatemala, se casó en segundas nupcias con María Josefa Arrivillaga, enlace que sirvió para acercar a Irisarri al poderoso clan Aycinena. Al morir su padre en 1805, Antonio José de Irisarri heredó un extenso imperio comercial y sus múltiples problemas, y enseguida tuvo que emprender viajes a México, Lima y Valparaíso para recaudar cuantiosas sumas que se le debían.

Llegó a Chile a comienzos de 1809, y en mayo de ese año contrajo matrimonio con Mercedes Trucíos y Larraín, una prima lejana y, por ser Larraín miembro de una de las familias más importantes de Chile. Gracias a sus enlaces ya consolidados con la alta sociedad chilena, y posiblemente gracias también a una muy probable afiliación masónica, Irisarri era admitido en los más elevados círculos sociales, y fue emergiendo como uno de los más entusiastas corifeos de la Independencia de América. En 1812 publicó artículos en la Aurora de Chile sobre la necesidad de una total separación de España, y en 1813 adelantó aún más la causa nacional sacando a luz El Semanario Republicano, el primero de unos doce periódicos que habría de redactar en diversos países a través de los siguientes treinta y siete años. Más adelante sirvió como director supremo interino durante unos días muy críticos para el movimiento separatista. A finales de 1818, lograda ya la independencia de Chile, fue enviado a Londres como embajador por el nuevo jefe de Estado, Bernardo O’Higgins. En la capital británica prestó a Chile importantes servicios, entre ellos (y cumpliendo con órdenes recibidas), el levantamiento en 1822 de un empréstito de 1.000.000 de libras esterlinas. Casi enseguida, sin embargo, el gobierno en Santiago se dio cuenta de que en Chile no había gente capacitada para la administración e inversión de tamaña suma de dinero y reaccionó con pánico. El empréstito, sin duda, contribuyó a la creciente inestabilidad que empezaba a sacudir a la nueva república, y a los pocos meses cayó O’Higgins e Irisarri fue destituido como embajador. El episodio atrajo sobre Irisarri amarga censura y en Chile se le ha condenado por inescrupuloso y estafador.

Desde Inglaterra regresó a Centroamérica, pasando por Nueva York, donde esperaba despertar el interés de posibles inversionistas cuyos fondos le permitieran fundar un banco nacional en Guatemala. Tan pronto como llegó a su tierra natal en los últimos días de 1826, sin embargo, descubrió que la situación política no permitía pensar en tales cosas. La República Federal de Centroamérica, bajo la presidencia del salvadoreño Manuel Arce, se hundía en la anarquía. El 1 de marzo de 1827 un pariente de Irisarri, Mariano Aycinena, de tendencia rigurosamente conservadora, asumió la jefatura del Estado de Guatemala. Casi simultáneamente una fuerza liberal procedente de El Salvador invadió el territorio guatemalteco, y el día 16 de ese mes de marzo Irisarri fue nombrado comandante en jefe de las operaciones del Estado, obligado por ende a luchar por la defensa de su patria, pero sin mayor entusiasmo por los ideales federales que los diferentes contrincantes parecían promover. En octubre de 1827 fundó un periódico, El Guatemalteco, donde combatió el sistema federal tal como se había intentado imponer en Centroamérica, arguyendo que el pueblo no estaba preparado para un sistema administrativo que requería cierto nivel cultural de parte de los gobernados y cierto equilibrio entre los estados federados. El 20 de octubre de 1828 Irisarri fue nombrado ministro de Guerra y Policía de una Guatemala cada vez más acosada por sus enemigos. El hondureño Francisco Morazán emergía como un temible líder militar, y en febrero del año siguiente invadió Guatemala. Irisarri salió para encargarse de la defensa de Los Altos, pero el gobierno estatal contaba con tan poco apoyo en esa región que los intentos de Irisarri por organizar un batallón provocaron una sublevación de parte de ciertos grupos indígenas, e Irisarri y las tropas que lo acompañaban fueron apresados.

Se ha acusado a Irisarri de haber recurrido a medidas excesivamente agresivas en su actuación en este episodio.

A los pocos días llegó un destacamento enviado por Morazán para capturarlo, e Irisarri fue atado con una soga y obligado a caminar hasta San Salvador, donde fue encarcelado. Desde su calabozo escribió vigorosamente a la Asamblea Salvadoreña explicando que durante la guerra había obrado en estricta conformidad con la ley y alegando que para los liberales triunfantes su crimen era su vinculación con los Aycinena y el Partido Conservador. Sólo al cabo de nueve meses hubo de recuperar su libertad, y ya no le quedaba más remedio que regresar a Chile.

Pero en Sudamérica no encontró la tranquila vida familiar que buscaba. Al poco tiempo se vio involucrado nuevamente en la política, y muy contra su voluntad tuvo que acompañar a la expedición militar que en 1837 salió de Chile con el objetivo de acabar con la Confederación Perú-Boliviana y con su presidente, Andrés Santa Cruz, viejo amigo de Irisarri. El papel que había de desempeñar Irisarri, en caso de ser victoriosa la expedición, era establecer relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno que se organizara en Lima, o, en caso de malograrse la expedición, concluir una paz honrosa con el gobierno existente. La invasión fue un desastre, pero Irisarri logró negociar un tratado de paz que permitió que la fuerza chilena se retirara del territorio de la Confederación sin sacrificio de vidas. En Santiago, sin embargo, se vio semejante desenlace como una humillación insoportable y se buscó un chivo expiatorio. La víctima había de ser Irisarri. Se le acusó de traición y fue condenado a muerte en ausencia. Ya no había posibilidad de regresar a Chile. Empezaron largos y difíciles años de peregrinación por Sudamérica, período que aprovechó Irisarri para redactar artículos en periódicos y escribir comentarios sobre la vida política de las nuevas repúblicas.

Finalmente, en 1849, sus pasos lo condujeron a Nueva York, donde por unos años llevó una existencia sumamente precaria por falta de fondos, hasta que en 1855 fue nombrado embajador de Guatemala y de El Salvador ante los Estados Unidos. Su nombramiento coincidió con el auge de las actividades de los filibusteros en Nicaragua y con diferentes manifestaciones de la doctrina de Monroe. Son sumamente notables las elocuentes y vigorosas denuncias que hizo Irisarri de estos abusos en su correspondencia diplomática dirigida a diferentes secretarios de Estado en Washington.

En 1857, cuando Irisarri era también embajador de Nicaragua en Estados Unidos y la amenaza filibustera continuaba, concluyó un proyecto de tratado con el secretario de Estado, Lewis Cass. Este tratado, que nunca llegó a ratificarse, ha sido criticado por su aparente tendencia a favor de los angloamericanos. Pero opinaba Irisarri que hacía falta algún tipo de acuerdo con Washington que protegiera a las repúblicas del istmo contra las incursiones de los filibusteros. Por lo tanto, el Tratado Cass-Irisarri, si bien por un lado concedía a los estadounidenses derechos sobre una ruta interoceánica, por otro lado obligaba a los yanquis a defender dicha ruta, lo cual significaba, en principio, que Nicaragua ya no estaría expuesta a invasiones por bandidos de la estirpe de William Walker.

Irisarri falleció a los ochenta y dos años en sus habitaciones arrendadas en Brooklyn (Nueva York). Sus restos fueron trasladados a Guatemala en 1968.

 

Obras de ~: Carta de un americano a un diputado de las Cortes Extraordinarias de España, Londres, 1821; Empréstito de Chile, Valparaíso, 1833; Historia crítica del asesinato cometido en la persona del Gran Mariscal de Ayacucho, Bogotá, 1846; El Cristiano errante, novela que tiene mucho de historia, Bogotá, 1847; Cuestiones filológicas, Nueva York 1861; Historia del perínclito Epaminondas del Cauca, Nueva York, 1863.

 

Bibl.: R. Donoso, Antonio José de Irisarri, escritor y diplomático, 1786-1868, Santiago, Universidad de Chile, 1966; J. Browning, Vida e ideología de Antonio José de Irisarri, Guatemala, Universidad de San Carlos, 1986; Antonio José de Irisarri, Antología, Guatemala, Academia de Geografía e Historia, 1999.

 

John Browning