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José Antonio Saco

Biografía

Saco, José Antonio. Bayamo (Cuba), 7.V.1797 – Barcelona, 26.IX.1879. Escritor, historiador, sociólogo, economista, profesor y político.

Considerado el principal inspirador del reformismo y autonomismo cubano en el siglo XIX, destacó por su postura opuesta a la esclavitud y a la anexión de Cuba a los Estados Unidos.

Su infancia transcurrió en Bayamo, dentro de una familia criolla de buena posición económica y social; pero su madre, María Antonia López Cisneros, falleció en 1806, cuando él tenía nueve años, y en 1811 murió su padre, el abogado y terrateniente ganadero José Rafael Saco Anaya. Con sólo catorce años, José Antonio quedó al cargo de dos hermanos más pequeños y a merced de lo que él mismo definió como “una turba de bandidos” que se lanzó sobre el patrimonio familiar, que tras varios años de pleitos quedó muy mermado. En 1814 estudió Filosofía y Derecho en el Colegio San Basilio de Santiago de Cuba, y en 1816 se trasladó a La Habana para estudiar Filosofía con el padre Félix Varela en el Colegio-Seminario de San Carlos. El 8 de octubre de ese mismo año contrajo matrimonio por poder con su prima Juana de Mata Cisneros, con quien, sin embargo, no llegó a convivir [Saco nunca mencionó este matrimonio, que parecía considerar inválido e incluso llegó a olvidar por completo, pues cuarenta años más tarde, en 1856 (viva aún Juana, que murió en 1863), se casó en Londres con María Dolores Frías (viuda de Narciso López —destacado anexionista, ejecutado por el Gobierno español en 1851—, y hermana del gran terrateniente cubano, conde de Pozos Dulces), con quien tuvo dos hijos, María y Aurelio].

En 1819 obtuvo el título de bachiller en Derecho Civil y en 1821 se graduó en Filosofía en la Universidad de La Habana. Poco antes de graduarse, sucedió a Varela (que en 1821 había sido elegido diputado a Cortes) como profesor de Filosofía en el Seminario de San Carlos, donde poco después también asumió la Cátedra de Ciencias Físicas. Ya en sus años de estudiante empezó a publicar discursos y ensayos sobre cuestiones legales, filosóficas, políticas e incluso físicas, como su Explicación de algunos tratados de Física, editada en 1823 gracias al apoyo del obispo de La Habana, Juan José Díaz de Espada.

En 1824 se trasladó a Estados Unidos, donde permaneció dos años estudiando Ciencias Naturales, Jurídicas, Políticas y Sociales. En Filadelfia publicó su traducción del latín al castellano de la obra de Juan Heineccio (Johann Gottieb Heinecke), Elementos de Derecho Romano. De 1826 a 1828 residió en Cuba y este último año volvió de nuevo a Estados Unidos, donde fundó —junto a su maestro Varela— la revista El Mensajero Semanal (1828-1831), dedicada a temas políticos y económicos sobre Cuba e Iberoamérica.

Fueron los años de la maduración del pensamiento político y filosófico de Saco, que se vio influenciado y/o enriquecido por su estrecha relación con Félix Varela y con otro pensador cubano también entonces radicado en Estados Unidos, José de la Luz y Caballero, con quien estableció una sólida amistad. En estos años escribió algunos de sus más célebres ensayos, como los titulados Memoria sobre caminos (que describe la situación de abandono de los caminos en la isla de Cuba, proponiendo fórmulas para mejorarlos e incluso para financiar las obras) y Memoria sobre la vagancia (verdadero estudio sociológico y dura crítica del vicio del juego), ambos de gran repercusión en Cuba, y premiados por la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana.

Regresó a Cuba en 1832 y fue nombrado director del Colegio Buenavista (cargo al que renunció a los pocos meses) y director de la Revista Bimestre Cubana, que se convirtió en una especie de órgano de la intelectualidad de la isla, donde ese mismo año publicó su importante estudio Análisis de una obra sobre el Brasil, que criticaba abiertamente la trata negrera y la esclavitud y causó una profunda conmoción en la sociedad cubana. En 1833 contribuyó a fundar la Academia Cubana de Literatura, cuya defensa asumió frente a los sectores más conservadores de la Sociedad Económica de Amigos del País, y tras la polémica suscitada —o a consecuencia de ella— Saco fue deportado en septiembre de 1834 por orden del capitán general Tacón. Pasó varios meses viajando por Inglaterra y Francia y a comienzos de 1835 se instaló en Madrid, donde escribió su artículo Carta de un patriota o sea clamor de los cubanos dirigido a sus procuradores a Cortes, cuya publicación se prohibió. Ingresó en el Club de los Habaneros y tuvo una intensa actividad publicista en torno al problema cubano como eje central de sus escritos. En 1836 fue elegido en tres ocasiones (mayo, julio y octubre) diputado a Cortes por el departamento oriental de Cuba, pero no llegó a tomar posesión de ese cargo por diferentes motivos: las dos primeras veces por producirse sendas disoluciones de las Cortes, y la tercera por haber decidido el gobierno español la permanente exclusión de los diputados de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, decisión contra la que en 1837 escribió y publicó en Madrid varios textos de protesta [por cuarta vez, en 1879, fue nuevamente electo diputado a Cortes por la provincia oriental, cargo que tampoco pudo desempeñar, en esta ocasión debido a su fallecimiento].

También en Madrid y en 1837 publicó Saco otros dos importantes trabajos sobre temáticas a las que volvería más adelante con gran intensidad; uno es: Mi primera pregunta: ¿La abolición del comercio de esclavos africanos arruinará o atrasará la agricultura?, y el otro: Paralelo entre la isla de Cuba y algunas colonias inglesas, que muestra ya sus ideas básicas sobre la nacionalidad cubana.

A fines de 1837 viajó por Portugal, Francia, Italia, Alemania y Austria, con estancias intermitentes también en España, donde se instaló en 1846. En estos años recogió datos, que incluyó en su Viaje por Europa, pero sobre todo se dedicó a preparar la que será su gran obra: la monumental Historia de la esclavitud, para la cual se documentó exhaustivamente, llegando incluso a pasar varios meses en Sevilla, en 1846, investigando en el Archivo General de Indias. Y junto con su preocupación por el tráfico negrero, en esta etapa se manifestó también plenamente el otro gran componente del pensamiento y la obra de Saco: su oposición a la anexión de Cuba a los Estados Unidos, publicando varios trabajos, tanto en París como en Madrid, en contra de las ideas y conspiraciones anexionistas. Su polémica contra la anexión significa también su retorno a la política activa, defendiendo tesis del reformismo liberal en textos como La situación política de Cuba y su remedio (1851) y Cuestión de Cuba (1852), que sintetiza en el lema: “O España concede a Cuba derechos políticos, o Cuba se pierde para España”.

Aunque desde 1854 podía regresar a Cuba por decretarse una amnistía general, no lo hizo hasta fines de 1860, y sólo permaneció en la isla siete meses, en los cuales fue nombrado corresponsal del Liceo de Matanzas y académico de mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Pero en 1861 regresó a Francia, donde vivió durante cinco años, hasta que en 1866 se instaló en Madrid, tras ser elegido comisionado por Santiago de Cuba para participar en la Junta de Información, órgano creado por el Gobierno español para establecer las bases que sustentarían la legislación sobre Cuba que luego habría que debatir en las Cortes. Sin embargo, no asistió a ninguna de las treinta y seis sesiones de la Junta (celebradas entre octubre de 1866 y abril de 1867), en parte por razones de salud, pero también por desconfianza hacia el Gobierno español y por desacuerdo con algunas de las propuestas políticas de los comisionados cubanos. En este sentido, formuló un “voto particular” oponiéndose al nombramiento en Cuba de diputados a las Cortes españolas, por considerar que las cuestiones de la isla debían ser competencia de un Consejo Colonial integrado por los propios cubanos. En definitiva, la labor de la Junta de Información resultó un fracaso, pronto reforzado por el comienzo en Cuba, en octubre de 1868, de la Guerra de los Diez Años.

En adelante, Saco se dedicó fundamentalmente al trabajo científico. En 1875 publicó en París los dos primeros tomos de su impresionante Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, cuyo tercer tomo publicaría en 1877 en Barcelona, ciudad donde dos años después vio también la luz el primer tomo de su Historia de la esclavitud de la raza africana en el Nuevo Mundo. Estas obras permiten definir a Saco como un verdadero historiador moderno, que hace amplio uso de la historia comparada, a la vez que concibe la historia como un proceso y no una mera sucesión de hechos cronológicos.

Hombre de gran formación humanista, sus escritos muestran una asombrosa variedad de temas, pues, además de sobre historia y política, escribió sobre antropología, arqueología, botánica, derecho, desempleo, ecología, educación, enfermedades, filosofía, física, industria azucarera, reforma agraria, transportes, etc. A lo largo de su vida, sus trabajos aparecieron en publicaciones periódicas cubanas como el Diario de La Habana, Revista de Cuba y Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba; neoyorkinas, como Nuevo Mundo y La Verdad; y españolas, como El Abolicionista, La América, La Política, El Mundo, La Discusión y Revista Hispano-Americana. Muchas de sus obras fueron traducidas a otros idiomas, sobre todo al francés, y a menudo escribía usando seudónimos como “Un socio quejoso”, “Un patriota”, “Un cubano”, “Un académico”, “El amante de la ilustración” o “El amigo del orden”. Recibió algunos reconocimientos académicos, plasmados en su designación como miembro de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana (1929 y 1931), socio honorario del Ateneo Democrático Cubano de Nueva York (1854), socio corresponsal del Liceo de Matanzas (1861) y miembro de mérito de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1861).

Sus dos últimos años de vida los pasó en Barcelona, donde el 26 de septiembre de 1879 murió y donde se le sepultó tras ser embalsamado. Al año siguiente, en cumplimiento del deseo expresado en su testamento, sus restos mortales fueron trasladados a Cuba y enterrados el 20 de agosto de 1880 en el cementerio Colón de La Habana, donde más adelante se pondría el epitafio que él mismo había redactado: “Aquí yace José Antonio Saco, que no fue anexionista, porque fue más cubano que todos los anexionistas”.

En efecto, es precisamente el patriotismo cubano y el hispanismo lo que está en la base del planteamiento autonomista de Saco, quien descartaba la anexión a los Estados Unidos —que veía como un peligro para la identidad cubana— tanto como la independencia, por considerarla una opción irrealizable en aquel momento histórico, aunque sin duda esa era la opción que se vislumbraba como su horizonte último.

Y junto con el autonomismo y el antianexionismo, la oposición a la esclavitud era el otro aspecto esencial de su ideario político, cuyo punto central fue precisamente el nacionalismo, esto es, su concepto de la nacionalidad cubana.

Entre las numerosas ediciones y antologías de las obras de Saco cabe destacar: Colección póstuma, publicada por Vidal Morales (La Habana, 1881; recoge escritos posteriores a puede considerarse como el cuarto volumen de la Colección de papeles editada por el propio Saco), Contra la anexión, con prólogo y ultílogo de Fernando Ortiz (2 vols., La Habana, 1928; reed. 1974), y Obras, compiladas por E. Torres Cuevas (5 vols., La Habana, Imagen Contemporánea, 2001). Asimismo, muchas de sus obras se incluyen en el CD-ROM: Orígenes del pensamiento cubano. Vol. I: hasta 1868, Madrid, La Habana, Biblioteca Digital de Clásicos Cubanos, Fundación Mapfre Tavera y Casa Fernando Ortiz, 2002.

 

Obras de ~: Memoria sobre caminos en la isla de Cuba, Nueva York, 1830; Memoria sobre la vagancia en la isla de Cuba, La Habana, 1832; Protesta de los diputados electos por la isla de Cuba a las Cortes Generales de la nación, Madrid, 1837; Paralelo entre la isla de Cuba y algunas colonias inglesas, Madrid, 1837; La supresión del tráfico de esclavos africanos en la isla de Cuba, París, 1845; Ideas sobre la incorporación de Cuba a los Estados Unidos, París, 1848; Réplica a los anexionistas, Madrid, 1850; La situación política de Cuba y su remedio, París, 1851; Cuestión de Cuba, París, 1852; Colección de papeles científicos, históricos, políticos y de otros ramos sobre la isla de Cuba, ya publicados, ya inéditos, París, 1858-1859, 3 vols. (reed. La Habana, 1960); Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, París, 1875 (ts. I y II), y Barcelona, 1877 (t. III); Historia de la esclavitud de los indios en el Nuevo Mundo, La Habana, 1883; Historia de la esclavitud de la raza africana en el Nuevo Mundo y en especial en los países américohispanos, Barcelona, 1879 (t. I), y La Habana, 1893 (t. II); “Vida de don José Antonio Saco escrita por él mismo en los primeros meses del año 1878”, en Revista Cubana, 20 (1894), págs. 7-29; “Viaje por Europa”, en Revista Bimestre Cubana, vol. 24, n.os 5 y 6 (1929), y vol. 25, n.os 1 y 3 (1930).

 

Bibl.: D. Figarola-Caneda, José Antonio Saco. Documentos para su vida, La Habana, El Siglo XX, 1921; J. A. Fernández de Castro, Medio siglo de historia colonial de Cuba. Cartas a José Antonio Saco ordenadas y comentadas, de 1823 a 1879, La Habana, R. Veloso Ed., 1923; F. Ortiz, José Antonio Saco y sus ideas cubanas, La Habana, El Universo, 1929; F. Córdova, José Antonio Saco fue un carácter, La Habana, Molina, 1931; F. J. Ponte Domínguez, La personalidad política de José Antonio Saco, La Habana, Imprenta Molina, 1931; P. Camacho, José Antonio Saco, Estudio biográfico, La Habana, Imprenta Molina, 1936; G. Betancourt Cisneros, Cartas a Saco, La Habana, Editorial Guáimaro, 1940; R. Soto Paz, La falsa cubanidad de Saco, Luz y Del Monte, La Habana, Alfa, 1941; R. Lorenzo, Sentido nacionalista del pensamiento de Saco, La Habana, Trópico, 1942; L. A. Gómez Domínguez, “José Antonio Saco. Visión y perfil del estadista y el hombre”, en Revista Cubana, n.º 24 (1949), págs. 144-195; E. G. Merino Brito, José Antonio Saco: su influencia en la cultura y en las ideas políticas de Cuba, La Habana, Molina, 1950; M. Moreno Fraginals, José Antonio Saco. Estudio y bibliografía, Las Villas, Universidad Central, 1960; P. Codina Carreira, “Ensayo para una biografía de José Antonio Saco. La realidad de su pensamiento”, en Revista de Indias, vol. XXVII, n.os 107-108 (1967), págs. 89-135; R. González Gómez, “Saldo de José Antonio Saco”, en Unión, vol. 6, n.º 2 (1967), págs. 45-71; A. L. Valverde y Maruri, José Antonio Saco, aspectos de su vida, La Habana, El Universo, 1970; J. Le Riverend, “Valoración de Saco. Con motivo del centenario de su muerte”, en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, vol. 70, n.º 1 (1979); S. Bueno, Figuras cubanas del siglo XIX, La Habana, Unión, 1980, págs. 25-39; E. Torres Cuevas y A. Soreghi, José Antonio Saco. Acerca de la esclavitud y su historia, La Habana, Ed. Ciencias Sociales, 1982; La polémica de la esclavitud. José Antonio Saco, La Habana, Ed. Ciencias Sociales, 1984; L. Navarro García, “Patriotismo y autonomismo en José Antonio Saco”, en Anuario de Estudios Americanos, LI-2 (1994), págs. 135-154; O. Gárciga Gárciga, José Antonio Saco. Historia de la esclavitud en las colonias francesas, La Habana, Ed. Nuevo Milenio, 2002; O. Portuondo Zúñiga, José Antonio Saco, eternamente polémico, Santiago de Cuba, Ed. Oriente, 2005.

 

María Luisa Laviana Cuetos