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Tomás Francisco de Saboya

Biografía

Saboya, Tomás Francisco de. Príncipe de Carignano, en el ducado de Saboya. Turín (Italia), 21-22.XII.1596 – 22.I.1656. Militar.

Fundador de la rama de los príncipes de Carignano de la Casa de Saboya, fue el quinto hijo varón habido del matrimonio entre el duque de Saboya Carlos Manuel I y la infanta Catalina Micaela, hija de Felipe II. El 14 de abril de 1625 se casó en París con María de Borbón, condesa de Soissons (1606-1692), con la que tuvo seis vástagos. En ocasión tan señalada su padre le concedió el título de príncipe de Carignano.

Su trayectoria personal como militar osciló entre su hispanofilia inicial y su compromiso final con los intereses políticos franceses. Emprendió su carrera militar con apenas veinte años al tomar parte en un combate contra el ejército español del marqués de La Hinojosa, Juan de Mendoza, gobernador de Milán, en 1615. Tras la firma del Tratado de Cherasco (1631), que establecía una política de amistad y buena vecindad entre Saboya y Francia, comenzó a inquietarse por los afanes anexionistas que mostraba abiertamente el cardenal Richelieu respecto de Saboya y Piamonte. Decidido a poner remedio a esta soterrada ambición, abandonó París, en donde residía como embajador de Saboya, para refugiarse en Flandes, enviando a su mujer y a sus hijos a Milán.

Desde allí, y con el apoyo de su hermano el cardenal Mauricio de Saboya, acordó una alianza con España y el Emperador, invitando a su otro hermano el duque Vittorio Amadeo I a unirse a ella. La respuesta de éste fue secuestrar sus bienes y la dote de su esposa.

En este tiempo comandó uno de los tres ejércitos imperiales que cercaron París.

A la muerte de Vittorio Amadeo I, en octubre de 1637, la duquesa viuda, Cristina María de Borbón, hija de Enrique IV de Francia y de María de Médicis, propugnó una alianza duradera con su poderoso vecino. Las llamadas a la prudencia de su cuñado, Tomás de Saboya, no cundieron en el ánimo de “Madama Reale”, como se denominaba a la duquesa gobernadora. Durante este tiempo la sucesión en el ducado peligró seriamente tras la repentina desaparición del pequeño duque Francisco Jacinto, de apenas seis años de edad, en octubre de 1638. Volvió el tiempo de la minoridad al recaer el Trono en su hermano Carlos Manuel II, de cuatro años. El lógico temor a una invasión francesa en época de inestabilidad sucesoria, llevaron a Tomás y a su hermano el cardenal Mauricio a reafirmar su alianza con España, en contra de la opinión de su cuñada. Con el apoyo del entonces gobernador general de Milán, el marqués de Leganés, el príncipe de Carignano tomó Chivazo e Ivrea, acampando en Canavesse y en Biellese, y firmó un acuerdo con el valle de Aosta. Tras esto, suscribió una proclama, junto con su hermano Mauricio, incitando al pueblo a la rebelión contra Madama Reale.

El 14 de abril de 1639 intentó apresar Trino pero, abandonado por Leganés, tuvo que retirarse hacia Asti. Poco después tomaría Turín y Shantia, aunque no pudo evitar que Chivazo cayera en manos francesas por la equivocada actuación del gobernador español.

El 26 de julio ocupó Turín. La intención del marqués de Leganés de ocupar la ciudad con sus tropas, contraria a la opinión de Tomás de Saboya, llevó al príncipe a pactar con su cuñada. Así, el 24 de septiembre abandonaba la ciudad con todos los honores y regresaba a Rívoli.

Decepcionado con la defección española, y para poder proceder a la firma de una tregua que garantizase la conservación de Ivrea y otras ciudades, optó por la reconciliación con Francia. Temeroso, no obstante, de que el cardenal Richelieu ordenara su arresto, si pisaba suelo francés, aceptó de nuevo un acuerdo con España en 1641. Ante esta nueva treta, la oferta del cardenal no se hizo esperar y éste ofreció a Tomás la posesión de los bienes del condado de Soissons y el gobierno de una provincia francesa.

Finalmente el 14 de junio de 1642 se concluyó una paz a dos bandas, entre los hermanos Tomás y Mauricio y su cuñada, Cristina María de Borbón, y de ellos con Francia. El príncipe de Carignano obtuvo así la lugartenencia de Ivrea, Biella y sus territorios respectivos, durante la minoridad de su sobrino Carlos Manuel II. El 26 de junio hacía su entrada triunfal en Turín.

Ya al servicio de Francia obtuvo varios éxitos militares sobre las tropas españolas. Las victorias ampliaron su crédito y su consideración en el país vecino. Así, en 1646 emprendió la empresa de Orbetello, intentando apresar Talamone y Santo Stefano y asediando la propia Orbetello. Combatió también contra la flota del marqués de Torrecusa, pero sin éxito. Aprovechando la sublevación del Reino de Nápoles en 1648 se dirigió hacia allí con una flota, pero tuvo que retirarse de nuevo derrotado.

En febrero de 1651 María de Médicis, reina regente de Francia, obligada por los Estados Generales, relevó al cardenal Mazarino en el gobierno, quien tuvo que exiliarse en Colonia, aunque siguiera controlando los asuntos de Estado desde su retiro. La Reina, sin embargo, encontró un sustituto provisional en el príncipe de Carignano, a quien nombró gran maestre. La declaración que el Parlamento galo hizo de la mayoría de edad de Luis XIV en el mes de septiembre dejó, sin embargo, sin valor el nombramiento de Tomás de Saboya.

El Rey renovó su confianza en el cardenal Mazarino, al menos hasta agosto del año siguiente, ante el agravamiento de la Fronda. Carignano, pese a todo, continuó gozando de su estatus militar. Cuatro años más tarde, al mando de un ejército de veinticuatro mil soldados, invadió la Lombardía y asedió la ciudad de Pisa aunque sus desavenencias con el duque de Módena y la escasez de provisiones le obligaron a levantar el cerco a la ciudad. Tras este último fracaso se retiró a Turín, donde murió el 22 de enero de 1656.

 

Bibl.: VV. AA., Enciclopedia italiana di Scienze, Lettere ed Arti, vol XXX, Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana, 1949, págs. 965-966; J. H. Elliott, El Conde-Duque de Olivares. El político en una época de decadencia, Barcelona, Crítica, 1991.

 

Santiago Martínez Hernández