Ayuda

José de Córdova y Ramos de Garay

Biografía

Córdova y Ramos de Garay, José de. Utrera (Sevilla), 26.IX.1732 – Cádiz, 3.IV.1815. Teniente general de la Armada, jefe de la escuadra española en el combate de cabo San Vicente.

Nacido en Utrera en una familia noble de fuerte tradición marinera, era hijo de Ramón de Córdova y Córdova Lasso de la Vega y Puente Verástegui, natural de Sevilla, y de María Ana Ramos y Garay, de esta villa. A los trece años solicita y obtiene el ingreso como aventurero y embarca en la escuadra del marqués de la Victoria hasta que cumple los catorce años y sienta plaza en la Real Academia de Guardias Marinas en Cádiz (31 de octubre de 1746). Al terminar sus estudios elementales, embarca de guardia marina en el navío Invencible de la escuadra de Andrés Reggio y pasa a aguas de América; allí, en las cercanías de La Habana, en 1748, toma parte en el combate entre la escuadra del almirante inglés Knowles y la de Reggio.

Fue el bautismo de fuego de Córdova, quien se distinguió por su valor. Volvió a España en la flota de Indias bajo el mismo mando y recaló en Ferrol, desembarcando el tesoro que conducía: doce millones de pesos fuertes y algunos frutos preciosos. Pasó a Cádiz, con la dotación de su barco, y allí fue promovido a alférez de fragata (23 de octubre de 1751), dedicándose a navegar por el Océano y por el Mediterráneo transportando tropas a nuestras posesiones de África. Al año siguiente, tras la muerte de su hermano Juan, asciende a alférez de navío y realiza un viaje redondo a Montevideo y otro a las Islas Canarias. Ya de vuelta, pasa a Cartagena y, embarcado en la división de jabeques del capitán de fragata Roger de la Flor, combate al corso con éxito. Así, el 16 de marzo de 1755, estando sobre Alicante, sostuvo un combate con tres jabeques argelinos de 24, 22 y 14 cañones, de la escuadrilla de Aggi-Musa, que duró catorce horas.

Los jabeques fueron echados a pique, tomándose 494 hombres entre berberiscos y cautivos, mientras que en la división española hubo siete muertos, entre ellos el comandante del jabeque Gavilán y un guardia marina, y cincuenta y tres heridos. Ascendido a teniente de fragata (3 de marzo de 1757) y embarcado en el navío Vencedor de la división de Isidoro García del Postigo, asiste, a la altura de Málaga, durante diez horas, al combate contra el navío Castillo Nuevo, de sesenta cañones, y la fragata Caravela, de cuarenta, de la Regencia de Argel. La fragata logra huir, pero el navío es batido y rendido, con 140 muertos, 306 turcos presos y 56 cautivos cristianos liberados. Ya de teniente de navío (13 de julio de 1760), hace un viaje a la América septentrional en la flota de Indias que manda el general Carlos Reggio, y regresa a Cádiz con caudales y mercancías (1761), donde es desembarcado.

En 1762, integrado en las fuerzas navales que mandaba el marqués del Real Transporte se encuentra en la defensa de La Habana atacada por los ingleses mandados por el conde de Albermale y el almirante Pocock, quienes desembarcaron en la costa de Ojimar a barlovento del castillo del Morro y se extendieron hasta las inmediaciones de los almacenes de pólvora. Córdova fue designado para evacuar los almacenes y retirar la pólvora, repartiéndola entre los navíos, la plaza y las balandras. Hizo otra comisión a La Cabaña con el mayor de la escuadra Juan Valcárcel, para retirar la guarnición a la plaza y recoger los pertrechos y la munición. Pasó luego al castillo del Morro, donde se mantuvo durante cuatro días a pesar del fuego de los enemigos. Cayó La Habana, pero fue recuperada al año siguiente a cambio de La Florida y los territorios orientales del Misisipí. En 1763 hace un viaje redondo a Filipinas y a su regreso a Cádiz embarca en el navío Septentrión y presta auxilio al presidio de Melilla, sitiado por los moros (1764).

Al año siguiente hace un nuevo viaje a Manila en el Buen Consejo. Allí, en el puerto de Cavite fue comisionado para poner a punto la nao de China San Carlos, que estaba declarada fuera de servicio, lo que llevó a feliz término. En 1766 regresa a Cádiz con cargamento de especias, y pasa a Cartagena para incorporarse a la división de jabeques de Antonio Barceló, encargada de hacer el corso contra moros; con ella apresa, cerca de Málaga, dos jabeques argelinos. Asciende Córdova a capitán de fragata (6 de agosto de 1767) y se le da el mando de uno de los jabeques. En una operación, muy cerca de la ensenada de Melilla, contribuye a apresar cuatro buques de los moros el 20 de octubre de 1769.

Con anterioridad se había comunicado a Córdova su pase a Cádiz para tomar el mando de la fragata Astrea y hacer un viaje a Filipinas. La expedición zarpa en enero de 1770. A su regreso, en agosto de 1771, embarca en el navío Astuto de segundo comandante, en el que hace un viaje redondo al Mar del Sur, tocando Valparaíso y el Callao de Lima. Asciende a capitán de navío (21 de abril de 1774) y meses después se le da el mando del navío San Miguel, al que convierte en el buque más velero de la escuadra, y con el que hace importantes comisiones, entre otras, cruzar a la boca del estrecho de Gibraltar. Luego se le destina como subinspector de la escuadra del marqués de Casa-Tilly y participa en la expedición contra las colonias portuguesas —la isla de Santa Catalina y la colonia de Sacramento— que lleva al ejército del general Ceballos (1776), regresando a España al firmarse la paz con los portugueses por el Tratado de San Ildefonso (1777).

Es el siglo de las expediciones científicas, José de Córdova llevará a cabo una a los territorios americanos, especialmente para el estudio de la botánica en los reinos de Perú y Chile. Deja el mando del San Miguel y haciéndose cargo del navío El Peruano, de sesenta cañones, sale de Cádiz con destino al puerto del Callao (19 de octubre de 1777) con carga de azogue, espadas, tabaco y papel sellado, llevando a bordo como directores científicos a los botánicos Hipólito Ruiz y José Pavón, a quienes acompañaban los dibujantes José Brunete e Isidro Gálvez y el botánico (médico) francés José Dombey. Después de cinco meses de navegación llega el navío a su destino y dejando en tierra los científicos se dedica a realizar distintas comisiones en las costas peruana y chilena.

En 1779 se le confiere el mando del navío Arrogante de la escuadra de Ferrol, y habiendo pasado a Cádiz queda agregado a la de Luis de Córdova, su tío, de treinta y seis navíos, y contribuye al apresamiento de cincuenta y dos buques de un gran convoy inglés a setenta leguas al oeste de cabo San Vicente (9 de agosto de 1780), figurando entre ellos seis fragatas armadas de la Compañía de la India de las que cinco sirvieron luego en la Armada española con los nombres de Colón, Santa Bibiana, Santa Balbina, Santa Paula y Real Jorge.

Obtiene el ascenso a brigadier (13 de abril de 1781) y continúa mandando el navío Arrogante; participa en la segunda campaña del Canal de La Mancha con su tío Luis, en el sitio de Gibraltar y en el combate de cabo Espartel contra la escuadra inglesa del almirante Howe (20 de octubre de 1782). El resultado del sitio había sido desastroso al incendiarse cuatro baterías en la noche del 13 de septiembre y los españoles esperaban que la escuadra de Luis de Córdova impidiera a la inglesa de lord Howe el abastecimiento del Peñón en hombres y víveres. Pero a causa del mal tiempo, la escuadra combinada no pudo impedirlo y lord Howe pudo surtir la plaza; y hacía velas por el Atlántico cuando le alcanzó la escuadra aliada. Unas horas de combate sin resultado decisivo y los ingleses, fuera de alcance, hicieron que el jefe de las fuerzas hispano-francesas decidiera dirigirse a Cádiz.

El 21 de diciembre de 1782, asciende a jefe de escuadra, “por cuanto conviene proveer los Empleos de Jefe de Escuadra de mi Real Armada, en personas de valor méritos y servicios, y atendiendo que concurren estas circunstancias en Vos, el brigadier D. José de Córdova [...]”.

Terminada la guerra con Inglaterra por el Tratado de Versalles (3 de noviembre de 1783), por el que España recuperó Menorca, Florida, Honduras, Nicaragua y Campeche —Inglaterra conservó Belice—, Córdova emprende el regreso a la Península junto con el San Pedro de Alcántara, el cual se separó de El Peruano con averías para volver al puerto de salida.

Más tarde se perdería, con una carga de oro y plata de siete millones y medio de pesos, cincuenta y cinco cajones de plantas, plantas vivas y ochocientos dibujos cerca de Peniche en la costa de Portugal. El Peruano, después de soportar grandes mareas y fuertes vientos que le rompieron el timón, le originaron grandes quebrantos en su estructura y las consiguientes vías de agua, tuvo que entrar en Río de Janeiro para reparar.

Luego de dos meses de obras, sale en unión de la fragata de cuarenta cañones Santa Paula, que, procedente también de Lima y cargada con un millón de pesos en oro y plata, había entrado en dicho puerto también para hacer reparaciones. Córdova llega a Cádiz en febrero de 1785 con una carga de otros siete millones y medio de oro y plata y frutos del país.

Se le da el mando de una escuadra que cruzó por las islas Terceras para proteger la recalada de los barcos procedentes de América. Después se hace cargo de otra de evoluciones para instrucción de los oficiales, compuesta por siete navíos, dos fragatas, tres bergantines y una balandra (13 de abril de 1788). Más tarde fue encargado de probar los navíos San Ildefonso, San Fulgencio y San Leandro construidos por el sistema del ingeniero general José Romero Fernández de Landa en Cartagena. Colabora por entonces con el jefe de escuadra Vicente Tofiño San Miguel, autor del Atlas Marítimo de España. José de Córdova fue uno de los cuatro altos jefes de la Armada que dieron su visto bueno al Derrotero de las costas de España en el océano Atlántico y de las islas Azores o Terceras. Con la subida al trono del rey Carlos IV, se le promueve a teniente general (21 de septiembre de 1789) y, dependiendo de Cádiz, continúa navegando por el Mediterráneo, Canarias y las Terceras, y concurre a las últimas operaciones contra la Francia republicana, que terminan con la Paz de Basilea (1795). En este año se le nombra director y capitán general interino del departamento de Cádiz. Al año siguiente pasa de segundo jefe a la escuadra de Juan de Lángara, con destino en el Príncipe de Asturias, cuando Francia y España firman el Tratado de San Ildefonso que supone la guerra con Gran Bretaña. La escuadra está reunida en Cartagena, y al ser nombrado ministro el general Lángara deja a Córdova, el más antiguo, al mando como comandante general. A esta escuadra se le une en este puerto la del Mediterráneo, mandada por el teniente general conde de Morales de los Ríos, y Córdova pasa a mandar una gran escuadra de veintisiete navíos, varias fragatas y buques menores, pero con un personal escaso y mal adiestrado y la falta de unos cuatro mil hombres de la dotación.

En estas condiciones la escuadra da la vela en Cartagena (1 de febrero de 1797) con algo de retraso, ya que tuvo que esperar el regreso de los seis navíos y dos fragatas que había enviado a Barcelona para hacerse cargo de pertrechos de guerra y tropas para Algeciras y Cádiz. Iza su insignia en el navío Santísima Trinidad que mandaba el brigadier Rafael Orozco, un coloso de ciento treinta cañones y único de cuatro puentes que existía entonces en el mundo, dirigiéndose hacia el Océano para tomar el puerto de Cádiz. A la altura de Málaga recoge un convoy de cuarenta y ocho buques menores destinados a Cádiz escoltado por la fragata de guerra Gertrudis; en Algeciras deja al jefe de escuadra Domingo de Nava con tres navíos —Bahama, Terrible y Neptuno— y veintiocho lanchas cañoneras para proteger el apostadero de fuerzas sutiles. El convoy entró en Cádiz, al día siguiente con viento fuerte del Este y Córdova puso a sotaventear a la escuadra a la altura del cabo San Vicente, produciéndose gran dispersión de los buques. El 14 de febrero, la flota de Córdova avista a la escuadra inglesa del almirante Jervis, que según las noticias que tiene no lleva más que diez buques —luego se le unirían cinco y una fragata procedentes del Canal—, con la que traba un combate que se resuelve en una tremenda derrota para la escuadra española, con el apresamiento por parte de los ingleses de los navíos San José, Salvador, San Nicolás y San Isidro. El general Córdova se mostró en extremo valeroso durante la acción, pero no logró impedirla; el Santísima Trinidad quedó desmantelado y con trescientas dos bajas entre muertos y heridos; y hubiese sucumbido de no haberlo auxiliado los navíos Pelayo y San Pablo, mandados por Valdés e Hidalgo de Cisneros. Córdova tuvo que pasar su insignia primero a la fragata Diana y luego al Conde de Regla, con el que entró en Cádiz, y allí quedó bloqueada la escuadra por los ingleses durante más de dos años. Esta batalla, frente al cabo San Vicente, marca el principio del ocaso de la Marina española del siglo xviii.

Córdova fue depuesto del mando y juzgada su conducta en un Consejo de Guerra de generales presidido por el bailío Valdés (1799), que le privó del empleo.

Como la sentencia no causó ejecutoria se elevó a la resolución del Rey. La Real Orden aprobatoria decía lo siguiente: “Que el teniente general de la Real Armada D. José de Córdova, comandante general de la escuadra, como convencido que está de no haber sabido desempeñar su Real confianza en el mando de aquellas fuerzas navales, por su insuficiencia y desacierto en las maniobras y disposiciones de ataque de que resultó principalmente su desgraciado éxito, quede, desde luego, privado de su empleo, sin que pueda obtener otro mando militar, privándole asimismo que resida ni se presente en la Corte ni en las capitales de los Departamentos de Marina”. Después de muchas gestiones, en las que interviene también su hijo José de Córdova y Rojas, logra que se le devuelva su categoría (6 de enero de 1806) y queda en situación de jubilado con el correspondiente sueldo de cuartel. El Consejo de Regencia de los reinos de España e Indias le autoriza a pasar a establecerse en la isla de Menorca con su familia. Igual permiso se le concede para establecerse en la provincia de Buenos Aires, “siempre que por razón de las circunstancias le convenga trasladarse a aquellos dominios” (4 de agosto de 1810).

Muere octogenario de muerte natural pocos días después de obtener esta gracia, con más de cincuenta y tres años de servicio.

El teniente general José de Córdova y Ramos era hombre de acrisoladas virtudes militares. En palabras de Fernández Duro “no contaba en su carrera con méritos que le hicieran sobresaliente para aquel mando tan difícil”. En la acción de cabo San Vicente se portó con el mayor espíritu militar y es notorio que dio en ella grandes pruebas de valor. Sigue diciendo Fernández Duro, “La opinión pública estuvo conforme en que la derrota se debió realmente, por causa inmediata, a la insuficiencia y desacierto del jefe, por el que se manifestó, no obstante, simpatía, porque, si no como general, lo mismo que en otros tiempos Gaztañeta y Lángara, nada dejó que censurar como soldado”.

Estaba casado con la aristócrata María Julia de Rojas Blanqueto, natural de Cádiz, en La Isla (20 de febrero de 1772), con la que tuvo un hijo y tres hijas.

Era padre del capitán de fragata José de Córdova y Rojas, quien estuvo con él en el combate de San Vicente y fue fusilado por los rebeldes de Buenos Aires en la plaza de Potosí el 14 de diciembre de 1810.

Córdova era pensionista de la Real Orden de Carlos III. El almirante Pavía, en su Biografía de los generales de Marina [...] dice de él: “Aunque persona de pocas luces, era de condición valerosa y tenía al honor de su uniforme aquel culto religioso de nuestros antiguos marinos [...] En el combate de San Vicente [...], pudo cometer faltas, pero demostró un heroico valor, digno de haber tenido imitadores”.

 

Obras de ~: Archivo del Museo Naval (Madrid), Secc. Derrotas varias, África, t. I, ms. 130, fols. 169-173, Derrota por Fernando Poo y Annobón (13.IV.1770); Secc. Col. Guillén, ms. 1245, doc. 2, fol. 3, Navío El Peruano; “Exposición del teniente general José de Córdova y Ramos al Sr. generalísimo Príncipe de la Paz” y “Parte del general Córdova sobre el combate de cabo San Vicente”, en C. Fernández Duro, Armada Española, t. VIII, Madrid, Museo Naval, 1973, Apéndice 3, pág. 92; Archivo del Museo Naval, ms. 2323, fol. 65, Pruebas de comparación de los navíos [...], 7-27.VIII.1788; Diario de la comisión de cruzar sobre las islas Terceras (Cádiz, 16.IX.1794); ms. 2322, doc. 2, fols. 1-11; Sobre su navegación desde el puerto de Cartagena y combate que tuvo con la inglesa del vicealmirante Jervis el 14 de febrero de 1797, Cádiz, s. f. (Madrid, Biblioteca del Museo Naval, sig. 16.777, Ap. P-1).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Secc. Cuerpo General, leg. 620/286, Expediente personal del teniente general José de Córdova y Ramos; Archivo General de Simancas, leg. 412-1, Expedición a Filipinas de la fragata Astrea al mando de José de Córdova; leg. 418, El viaje del Peruano; Noticias curiosas sobre el combate naval del día 14 de febrero de 1797 entre las escuadras española e inglesa sobre el cabo de San Vicente. Coordinadas y extraídas de muchos diarios, relaciones y cartas particulares de oficiales que se hallaron en la acción, por un marino retirado. Barcelona, 1797; Archivo del Museo Naval (Madrid), caja 771, ms. 2442, “Declaraciones de las tripulaciones de los navíos San José, Príncipe de Asturias, Concepción y San Jerónimo, 1797”.

J. Ruiz de Apodaca, Defensa militar y marinera a favor del teniente general D. José de Córdova y Ramos, Cádiz, impreso por D. Manuel Ximénez y Carreño, calle Ancha, c. 1798; F. de P. Pavía, Galería biográfica de los generales de Marina [...], Madrid, 1873; “Introducción al Consejo de generales”, en Revista General de Marina (RGM), t. XIII (1883), pág. 437; C. Fernández Duro, Armada Española, t. VIII, Madrid, Museo Naval, 1973, cap. IV, pág. 76; P. Sánchez Núñez, Venturas y desventuras de un marino utrerano: José de Córdova y Ramos, Sevilla, Diputación Provincial, 2002; J. Alsina Torrente, La marina romántica, 1778-1783. España, Francia e Inglaterra en la mar, Madrid, Ministerio de Defensa-Instituto de Historia y Cultura Naval, 2006.

 

José Antonio Ocampo Aneiros

Personajes similares